La iglesia no puede sobrevivir sin la experiencia del perdón. Es una actitud importante porque todos somos humanos y todos pecamos. Si usted no pude perdonar a alguien que peca, especialmente que peca contra usted, tiene un cáncer en su ser que está infectando el cuerpo de Cristo.
Veamos cómo nos instruye Jesús a que oremos en mateo 6:12: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. En otras palabras: “Dios, perdónanos en la misma forma que nosotros perdonamos a otros”. En los versículos 14-15 nos dice: “Porque si perdonaís a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. Si usted no perdona a otras personas, Dios tampoco le perdonará a usted.
Ahora bien, no estamos hablando aquí del perdón redentor y eterno que recibimos cuando aceptamos a Cristo Jesús como nuestro Salvador. Estamos hablando acerca del perdón paternal y temporal. Es el perdón que tiene que ver con los pecados actuales. Necesitamos tener una actitud perdonadora si queremos disfrutar de una comunión pura y bendita con Dios y con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Si usted quiere ser perdonado por el Señor de forma diaria y gozar de un compañerismo dulce y puro con Él, usted necesita tener un corazón perdonador hacia los demás. ¿Cómo es posible que usted no quiera perdonar a otros? Mateo 18:23-34 nos cuenta la parábola acerca de un hombre que le debía a su señor diez mil talentos (una cantidad enorme). El rey le perdonó al hombre y canceló por completo la deuda. Más tarde este hombre se encontró con un amigo que le debía cien denarios (algo muy pequeño en comparación con la otra deuda). Como no podía pagarle, le metió en la cárcel. Jesús señalo muy claramente cuánto enoja a Dios ese comportamiento.
Efesios 4:32 dice: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Debiéramos perdonarnos unos a otros porque Dios nos ha perdonado. ¿Cómo no estamos dispuestos a perdonar a otros, tan poco cuando nos han perdonado a nosotros tanto? La iglesia necesita estar llena de creyentes perdonadores porque en esta vida siempre vamos a tener personas que irritan a otros o causan problemas. Si usted está dispuesto a perdonar al que le ofende, se verá libre de la esclavitud de la amargura. También quedará libre para recibir el perdón de Dios y disfrutar de sus bendiciones.
Extraído del libro, “El plan del Señor para la iglesia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.