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El cesacionismo viene de la palabra “cesar.” Es la posición que afirma que los dones milagrosos del Espíritu Santo (como lenguas, profecía y sanidades) dejaron de ser practicados en algún momento después del primer siglo. Los cesacionistas creen que el fin de la era apostólica y la terminación del Nuevo Testamento provocó el cese de los milagros asociados a esa edad.

Es importante señalar que el cesacionismo no niega la posibilidad de que Dios pueda sanar a personas o hacer milagros hoy en día (en un sentido general) como un acto especial de Su providencia divina. Sino más bien enseña que el Espíritu Santo ya no utiliza a individuos para realizar señales milagrosas como lo hizo en los tiempos de Jesús y los Apóstoles.

Aunque se puede probar bíblicamente la veracidad de esta posición, el propósito de este artículo es mostrar que el cesacionismo ha sido afirmado por muchos cristianos a través de toda la historia de la Iglesia.

Si bien la Biblia debe ser siempre la única autoridad del cristiano en cuanto a la fe y la práctica es importante conocer como el Espíritu Santo iluminó el entendimiento de lo que la Biblia dice sobre este tema a aquellos que vivieron antes que nosotros.

Apéndice – Voces de la iglesia histórica

Juan Crisóstomo (C. 344–407)

“Todo este lugar [hablando de 1 Corintios 12] es muy oscuro: pero la oscuridad es producida por nuestra ignorancia de los hechos mencionados y por su cesación, siendo tal como entonces solía ocurrir, pero que ahora ya no se llevan a cabo.”1

Agustín de Hipona (354–430)

“En los tiempos más antiguos, el Espíritu Santo descendió sobre los que creyeron y hablaron en lenguas, que no habían aprendido, según el Espíritu les daba que hablasen. Estas fueron señales adaptadas para ese tiempo. Porque había esta proclamación del Espíritu Santo en todas las lenguas [idiomas] para mostrar que el evangelio de Dios iba a ser comunicado a través de todas las lenguas sobre toda la tierra. Esto se hizo por señal y terminó. ”2

"Porque, ¿quién espera en estos días que las personas sobre quienes se imponen las manos para que reciban el Espíritu Santo deben inmediatamente empezar a hablar en lenguas? Pero se entiende que invisiblemente e imperceptiblemente, a causa del vínculo de la paz, el amor divino es inspirado en sus corazones, para que puedan ser capaces de decir: ‘Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.’”3

Teodoreto de Ciro (C. 393– C. 466)

“En otros tiempos los que aceptaron la predicación divina y que fueron bautizados por su salvación se les dio señales visibles de la gracia del Espíritu Santo que actuó en ellos. Algunos hablaron en lenguas que no conocían, y que nadie les había enseñado, mientras que otros realizaron milagros o profetizaron. Los corintios también hicieron estas cosas, pero no utilizaron los dones como debieron haber hecho. Estaban más interesados en presumir que en usarlos para la edificación de la iglesia. …Incluso en nuestro tiempo de gracia se otorga a los que son considerados dignos del santo bautismo, pero no podría tomar la misma forma que tomó en aquellos días.”4

Martín Lutero (1483–1546)

“En la Iglesia primitiva, el Espíritu Santo fue enviado en forma visible. Él descendió sobre Cristo en la forma de una paloma (Mateo 3:16), y en semejanza de fuego sobre los apóstoles y otros creyentes. (Hechos 2:3). Este derramamiento visible del Espíritu Santo era necesario para el establecimiento de la iglesia primitiva, como lo fueron también los milagros que acompañaron el don del Espíritu Santo. Pablo explicó el propósito de estos dones milagrosos del Espíritu en 1 de Corintios 14:22, “Las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos.” Una vez que la iglesia se había establecido y anunciado debidamente por estos milagros, el aspecto visible del Espíritu Santo cesó.”5

“Cada vez que escuches a alguien presumir de que tiene algo por inspiración del Espíritu Santo, y que no tiene ningún fundamento en la Palabra de Dios, no importa lo que sea, dile que es obra del diablo.”6

"Lo que no tiene su origen en las Escrituras es sin duda del mismo diablo."7

Juan Calvino (1509–1564)

“Aunque Cristo no dice expresamente si tiene la intención de que este don [de los milagros] sea temporal, o que permanezca perpetuamente en la iglesia, sin embargo, es más probable que los milagros fueron prometidos sólo por un tiempo, a fin de dar realce al evangelio mientras que era nuevo o estaba en un estado de oscuridad…”8

“El don de sanidad, al igual que el resto de los milagros, que el Señor quiso producir por un tiempo, se ha desvanecido con el fin de hacer maravillosa la predicación del Evangelio para siempre.”9

John Owen (1616–1683)

“Los dones que en su propia naturaleza exceden la plenitud del poder de todas nuestras facultades, esa dispensación del Espíritu hace ya mucho tiempo cesó y dondequiera que alguien hoy tenga pretensión a lo mismo, tal pretensión justamente puede ser sospechada como un engaño farsante.”10

Thomas Watson (1620–1686)

“Claro, hay tanta necesidad de la ordenación hoy como en la época de Cristo y en el tiempo de los apóstoles, habiendo allí entonces dones extraordinarios en la iglesia que ahora cesaron.” 11

Matthew Henry (1662–1714)

“Lo que estos dones fueron en general es contado en el cuerpo del capítulo [1 Corintios 12], a saber, los oficios y los poderes extraordinarios, otorgados a los ministros y cristianos en las primeras épocas para la convicción de los incrédulos, y la propagación del evangelio.” 12

“El don de lenguas fue un nuevo producto del espíritu de profecía y era otorgado por una razón particular, para que, la empalizada judía habiendo sido removida, todas las naciones pudieran ser incluidas en la iglesia. Estos y otros dones de profecía, siendo una señal, hace mucho cesaron y han sido puestos a un lado, y no tenemos motivo alguno para esperar que resurjan; sino al contrario se nos manda llamar a las Escrituras la palabra profética más segura, más segura que voces del cielo; y a ellas es que se nos exhorta a estar atentos, escudriñarlas y retenerlas, 2 Pedro 1:19.”13

John Gill (1697–1771)

"En los primeros tiempos, cuando el don de hacer milagros fue otorgado, no fue dado a todos, sólo a algunos, y ahora no hay nadie que tenga posesión de él."14

Jonathan Edwards (1703–1758)

“En el día de su [de Jesús] encarnación, sus discípulos tenían una medida de los dones milagrosos del Espíritu, y por lo tanto habilitados para enseñar y hacer milagros. Pero después de la resurrección y ascensión, fue el derramamiento más completo y extraordinario del Espíritu en sus dones milagrosos como nunca se llevó a cabo, a partir del día de Pentecostés, después de que Cristo había resucitado y ascendido al cielo. Y en consecuencia de esto, no sólo aquí y allá, una persona extraordinaria fue dotada con los dones extraordinarios, pero que eran comunes en la iglesia, y así continuaron durante toda la vida de los apóstoles, o hasta la muerte del último de ellos, aun el apóstol Juan, que tomó lugar unos cien años desde el nacimiento de Cristo, para que los primeros cien años de la era cristiana, o el primer siglo, fuese la época de los milagros.

“Pero poco después de que el canon de las Escrituras se completó cuando el apóstol Juan escribió el libro del Apocalipsis, que él no escribió mucho antes de su muerte, estos dones milagrosos ya no continuaron en la iglesia. Porque ahora estaba completa una revelación establecida por escrito de la mente y la voluntad de Dios, donde Dios había grabado totalmente una norma permanente y suficiente para Su iglesia en todas las edades. Y la iglesia y la nación judía siendo derrocada, y la iglesia cristiana y la última dispensación de la iglesia de Dios siendo establecida, los dones milagrosos del Espíritu ya no eran necesarios, y por lo tanto cesaron, porque a pesar de que habían continuado en la iglesia durante tantos siglos, sin embargo terminaron y Dios hizo que terminaran, porque no había más motivo para ellos. Y así se cumplió lo que dice el texto, “pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” Y ahora parece que hay un fin a tales frutos del Espíritu como estos, y no tenemos ninguna razón en esperarlos nunca más.”15

“Los dones extraordinarios del Espíritu, como el don de lenguas, de milagros, de profecía, etc., son llamados extraordinarios, debido a que tales no se dan en el curso ordinario de la providencia de Dios. No se otorgan en las forma de la providencia ordinaria de Dios con sus hijos, pero sólo en ocasiones extraordinarias, ya que fueron otorgados a los profetas y apóstoles para capacitarlos para revelar la mente y la voluntad de Dios antes de que el canon de las Escrituras fuera completado, y así en la Iglesia primitiva, con el fin de la creación y el establecimiento de la misma en el mundo. Pero ya que el canon de la Escritura ha sido completado, y la Iglesia Cristiana plenamente fundada y establecida, estos dones extraordinarios cesaron.”16

James Buchanan (1804-1870)

“Los dones milagrosos del Espíritu hace mucho que fueron retirados. Fueron usados para cumplir con un propósito temporal. Fueron usados como un andamiaje que Dios empleó para la construcción de un templo espiritual. Cuando el andamio no se necesitó más, fue removido pero el templo permanece en pie aún, y es habitado por el Espíritu; porque “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Cor. 3:16).”17


Robert L. Dabney (1820-1898)

“Luego de que la iglesia primitiva fue establecida, ya no existía la misma necesidad de “señales” sobrenaturales, y Dios, que no acostumbra derrochar sus expedientes, las descontinuó. Desde entonces, la Iglesia tendrá que conquistar la fe del mundo mediante su ejemplo y enseñanzas solamente, vigorizada por la iluminación del Espíritu Santo. Finalmente, los milagros, si se volvieran de común ocurrencia, dejarían de ser milagros, y serían considerados por los hombres como ley corriente.”18

Charles Spurgeon (1834-1892)

“Querido hermano, honra al Espíritu de Dios como honrarías a Jesucristo si Él estuviera presente. Si Jesucristo morara en tu casa tú no le ignorarías, no seguirías con tus asuntos como si no estuviera allí. No ignores la presencia del Espíritu Santo en tu alma. Te ruego, no vivas como si no hubieras oído si hay un Espíritu Santo. A Él dale tus adoraciones constantes. Da reverencia al prestigioso Huésped que ha tenido a bien hacer de tu cuerpo su morada sagrada. Amalo, obedécele, adórale!

“Ten cuidado de no imputar las vanas imaginaciones de tus fantasías a Él. He visto al Espíritu de Dios vergonzosamente deshonrado por personas – espero que estaban locos – que han dicho que han tenido esto y aquello revelado a ellos. No ha pasado sobre mi cabeza, desde hace algunos años, una sola semana en la que no me han molestado con las revelaciones de hipócritas o maniacos. Semi-lunáticos son muy aficionados a venir con los mensajes del Señor para mí y puede salvarles de algunos problemas si les digo de una vez por todas que no voy a poner atención a ninguno de sus mensajes estúpidos… Nunca sueñes que eventos se revelan a ti desde el Cielo, o puedes llegar a ser como esos idiotas que se atreven a imputar sus locuras flagrantes al Espíritu Santo. Si sientes que tu lengua te pica para decir tonterías, sígueles su rastro al diablo, no al Espíritu de Dios. Lo que ha de ser revelado por el Espíritu para que cualquiera de nosotros ya está en la Palabra de Dios – Él no añade nada a la Biblia, y nunca lo hará. Que las personas que tienen revelaciones de esto, aquello y lo otro, vayan a la cama y vuelvan en sí. Sólo me gustaría que sigan el consejo y ya no insulten al Espíritu Santo colocando sus tonterías ante Su puerta.”19

“Habían alcanzado la cumbre de la piedad. Habían recibido “los poderes del siglo venidero.” No dones milagrosos, que nos son negados en estos días, pero todos esos poderes con los que el Espíritu Santo dota a un cristiano.”20

“Aquellas obras del Espíritu Santo que son concedidas en nuestra época a la Iglesia de Dios, son en todo sentido tan valiosas como los dones milagrosos iniciales que ya no están con nosotros. La obra del Espíritu Santo, por medio de la cual los hombres son resucitados de su muerte en el pecado, no es inferior al poder que llevó a los hombres a hablar en lenguas.”21

“Como resultado de la ascensión de Cristo al cielo, la iglesia recibió apóstoles, los hombres que fueron seleccionados como testigos porque habían visto personalmente al Salvador, un oficio que necesariamente se extinguió, y con razón, porque el poder milagroso también es retirado. Fueron necesarios de manera temporal, y fueron dados por el Señor ascendido como opción legada. Profetas, también, estaban en la iglesia primitiva.”22

“Debemos tener a los paganos convertidos, Dios tiene millares de Sus elegidos entre ellos, debemos ir y buscar por ellos de alguna manera u otra. Muchas dificultades están eliminadas ahora, todos los países están abiertos para nosotros, y la distancia es casi aniquilada. Es cierto que no tenemos las lenguas pentecostales, pero las lenguas son ahora fácilmente adquiridas, mientras que el arte de la imprenta es un equivalente completo por el don perdido.”23

George Smeaton (1814-1889)

“Los dones sobrenaturales o extraordinarios fueron temporales, y destinados a desaparecer cuando la iglesia debió ser fundada y el canon inspirado de la Escritura cerrado, porque eran una prueba externa de una inspiración.”24

Abraham Kuyper (1837-1920)

“Por tanto, los carismas deben ser considerados en un sentido económico. La Iglesia es una gran familia con muchas necesidades, una institución que se ha hecho eficiente por medio de muchas cosas. Ellos son a la Iglesia lo que la luz y el combustible son al hogar, no existen para sí mismos, sino para la familia, y para ser puestos a un lado cuando los días son largos y cálidos. Esto se aplica directamente a los carismas, muchos de los cuales, dados a la Iglesia apostólica, no están al servicio de la Iglesia de nuestros días.”25

William G. T. Shedd (1820-1894)

“Los dones sobrenaturales de inspiración y milagros que poseyeron los apóstoles no fueron continuados para sus sucesores ministeriales, puesto que ya no eran más necesarios. Todas las doctrinas del Cristianismo habían sido reveladas a los apóstoles, y habían sido entregadas a la iglesia en forma escrita. No había más necesidad de una posterior inspiración infalible. Y las credenciales y autoridad dadas a los primeros predicadores del Cristianismo en actos milagrosos, no requerían repetición continua de una edad a otra. Una edad de milagros debidamente autenticados es suficiente para establecer el origen divino del evangelio. En un tribunal humano, no es necesaria una serie indefinida de testigos. “Por boca de dos o tres testigos,” los hechos se establecen. El caso que ha sido cerrado no volverá a abrirse.”26

Benjamin B. Warfield (1887- 1921)

“Estos dones… eran parte de las credenciales de los Apóstoles como los agentes autorizados de Dios en la fundación de la iglesia. Su función por lo tanto se limita distintivamente a la iglesia apostólica y ellos necesariamente terminaron con ella.”27

Arthur W. Pink (1886-1952)

“Así como hubo oficios extraordinarios (apóstoles y profetas) en el comienzo de nuestra dispensación, también hubo dones extraordinarios; y como no hubo sucesores designados para estos oficios extraordinarios, tampoco hubo intención de continuar esos dones extraordinarios. Los dones dependían de los oficios. No tenemos más a los apóstoles con nosotros, y por consiguiente los dones sobrenaturales, la comunicación de los cuales constituyó parte esencial de las señales de un apóstol (2 Cor. 12:12), están ausentes.”28

D. Martyn Lloyd- Jones (1899-1981)

“Pero una vez que estos documentos del Nuevo Testamento fueron escritos el oficio de profeta ya no era necesario. De ahí que en las epístolas pastorales que se aplican a una etapa posterior en la historia de la Iglesia, cuando las cosas se habían vuelto más establecidas y fijas, no hay ninguna mención de profetas. Está claro que incluso para entonces el oficio de profeta ya no era necesario, y el llamado era para los maestros y pastores y otros, para exponer las Escrituras y transmitir el conocimiento de la verdad.

“Una vez más, debemos señalar que a menudo en la historia de la Iglesia el problema había surgido porque la gente pensaba que eran profetas en el sentido del Nuevo Testamento, y que habían recibido revelaciones especiales de la verdad. La respuesta a eso es que en vista de las Escrituras del Nuevo Testamento no hay necesidad de verdad adicional. Esa es una proposición absoluta. Tenemos toda la verdad en el Nuevo Testamento, y no hay necesidad de revelaciones adicionales. Todo ha sido dado, todo lo que es necesario para nosotros está disponible. Por lo tanto, si un hombre asegura haber recibido una revelación de una verdad nueva debemos sospechar de él de inmediato…

“La respuesta a todo esto es que la necesidad de profetas termina una vez que tenemos el canon del Nuevo Testamento. Ya no necesitamos revelaciones directas de la verdad, la verdad está en la Biblia. Nunca debemos separar el Espíritu y la Palabra. El Espíritu nos habla a través de la Palabra, de modo que siempre hay que poner en dudar y cuestionar cualquier supuesta revelación que no es totalmente coherente con la Palabra de Dios. De hecho, la esencia de la sabiduría es rechazar por completo el término “revelación” en la medida que a nosotros respecta, y hablar sólo de “iluminación.” La revelación ha sido dada una vez por todas, y lo que necesitamos y lo que por la gracia de Dios podemos tener, y tenemos, es la iluminación por el Espíritu para entender la Palabra.”29


1Juan Crisóstomo, Homilías sobre 1 Corintios, 36,7. Crisóstomo comenta en 1 Corintios 12:1-2 e introduce todo el capítulo. Citado de Gerald Bray, ed., 1-2 Corintios, en la Antigua Serie de Comentarios Cristiana, (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1999), 146.

2Agustín, Homilías de la Primera Epístola de Juan, 6.10. Citado de Philip Schaff, Niceno y los Padres Posteriores a Niceno, 1Serie, (Peabody, MA: Hendrickson, 2012) 7:497–98.

3Agustín, Sobre el Bautismo, Contra los Donatistas, 3,16.21. Citado de Philip Schaff, Niceno y los Padres Posteriores a Niceno, 1Serie, 4:443. Véase también Las Cartas de Petilianoel Donatista, 2.32.74.

4Teodoreto de Ciro, Comentario de la Primera Epístola a los Corintios, 240-43; en referencia a 1 Cor. 12:1, 7. Citado de Bray, 1–2 Corintios, ACCS, 117.

5Martín Lutero, Comentario sobre Gálatas 4, traducido por Theodore Graebner (Grand Rapids: Zondervan, 1949), 150-172. Extraído de los comentarios de Lutero sobre Gálatas 4:6.

6Martín Lutero, Obras de Lutero, vol. 23, ed. Jaroslav Pelikan (St. Loius: Concordia: 1959), 173-74.

7Martín Lutero, Obras de Lutero, vol. 36, ed. Jaroslav Pelikan (St. Loius: Concordia: 1959), 144.

8Juan Calvino, Una Armonía de los Evangelios sobre Mateo, Marcos y Lucas, Comentarios de Calvino, traducido por A. W. Morrison (Grand Rapids: Zondervan, 1972), III:254. (Este comentario es sobre Marcos 16:17.)

9Juan Calvino, Institutos de la Religión Cristiana, 1536 ed. traducido Ford Lewis Battles (Grand Rapids: Zondervan, 1986), 159.

10John Owen, Obras de John Owen, ed. William H. Goold (repr.; Edinburgh: Banner of Truth, 1981), 4:518.

11Thomas Watson, Las Bienaventuranzas (Edinburgh: Banner of Truth, 1994), 14.

12Matthew Henry, Comentario Bíblico de Matthew Henry (Old Tappan, NJ: Fleming H. Revell, n. d.), 6:567. Este comentario se basa en las observaciones introductorias de Henry referencia a 1 Corintios 12:1-11.

13Ibid., 4:ix. Este comentario está el prefacio de Henry en su comentario de los profetas del Antiguo Testamento.

14John Gill, El Comentario de Gill (Grand Rapids: Baker Books, 1980), VI: 237. Gill comenta sobre 1 Corintios 12:29.

15Jonathan Edwards, La Caridad y sus Frutos (New York: Robert Carver & Brothers, 1854), 447-49.

16Ibid. 42-43.

17James Buchanan, El Oficio y la Obra del Espíritu Santo (New York: Robert Carver, 1847), 67.

18Robert L. Dabney, “La Prelacía, un Error,” en Discusiones: Evangélicas y Teológicas, (Richmond, VA: Presbyterian Committee of Publication, 1891), 2:236-37.

19Charles Spurgeon, sermón titulado, “El Paracleto,” 6 de octubre, 1872, El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano (Pasadena, TX: Pilgrim Publications, 1984), 18:563. Itálicas en original.

20Charles Spurgeon, sermón titulado, “La Perseverancia Final,” 20 de abril, 1872, El Púlpito de New Park (Pasadena, TX: Pilgrim Publications, 1981) 2:171.

21Charles Spurgeon, sermón titulado, “Recibiendo el Espíritu Santo,” 13 de julio, 1884, El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano (Pasadena, TX: Pilgrim Publications, 1985), 30:386.

22Charles Spurgeon, sermón titulado, “La Ascensión de Cristo,” 26 de marzo, 1871, El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano (Pasadena, TX: Pilgrim Publications, 1984), 17:178.

23Charles Spurgeon, “¡Adelante!” en Un Ministerio en Todo (Carlisle, PA: Banner of Truth, 2000), 55-57.

24George Smeaton, La Doctrina del Espíritu Santo (Edingburgh: T & T Clark, 1882), 51.

25Abraham Kuyper, La Obra del Espíritu Santo, traducido por Henri De Vries (New York: Funk & Wagnalls, 1900), 182.

26W. G. T. Shedd, Teología Dogmática (New York: Charles Scribner’s Sons, 1888), 2:369.

27Benjamin B. Warfield, Milagros Falsos (New York: Charles Scribner’s Sons, 1918), 6.

28Arthur W. Pink, Estudios en las Escrituras (Lafayette, IN: Sovereign Grace, 2005), 9:319.

29D. Martyn Lloyd-Jones, La Unidad Cristiana (Grand Rapids: Baker, 1987), 189-91.

  

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