Tengo un libro en mi biblioteca escrito por el padre espiritual de una secta cuasi-cristiana. Cuestiona que la doctrina estructurada y la teología sistemática son contrarias al espíritu del ministerio de Jesús.
La idea de que Cristo va en contra de la doctrina es una creencia fundamental de ese culto. Sin embargo, es una idea alejada de la verdad. La palabra doctrina simplemente significa "enseñanza". Y es absurdo decir que Cristo está en contra de la enseñanza. El imperativo central de Su Gran Comisión es el mandamiento a enseñar (Mateo 28:18-20).
Desafortunadamente, los miembros de esta secta no están solos en su prejuicio contra la doctrina. Algunos evangélicos tienen casi la misma perspectiva. Debido a que ellos ven a la doctrina como algo que no tiene sentido y teórico, la descartan como poco importante, divisiva, amenazante o simplemente poco práctica.
La gente suele preguntar por qué hago tanto hincapié en la doctrina. De vez en cuando, alguien me dice con franqueza que mi predicación necesita ser menos doctrinal y más práctica.
Por supuesto, la aplicación práctica es vital. No quiero minimizar su importancia. Pero si hay una deficiencia en la predicación de hoy, es que hay demasiado contenido conexo con la vida de relación, pseudo psicológica; y no hay suficiente énfasis en la sana doctrina.
La distinción entre la verdad doctrinal y práctica es artificial; ¡la doctrina es práctica! De hecho, no hay nada más práctico que la sana doctrina.
El pastor que da la espalda a predicar la sana doctrina, renuncia a la responsabilidad primordial de un anciano: "retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen" (Tito 1:9). Enseñamos la verdad, enseñamos el error o no enseñamos nada.
Construyendo sobre la base de la Verdad
Los conocimientos prácticos, trucos e ilustraciones, poco significan si no están unidos al principio divino. No hay base para la conducta piadosa fuera de la verdad de la Palabra de Dios. Antes de que el predicador le pida a alguien que realice una determinada responsabilidad, debe primero tratar con la doctrina. Él tiene que desarrollar su mensaje en torno a temas teológicos y extraer los principios de los textos. Luego, la verdad puede ser aplicada.
Romanos proporciona el ejemplo más claro. Pablo no da ninguna exhortación hasta que ha dado once capítulos de teología.
Él escala alturas increíbles de la verdad, culminando en los versículo 11:33-36, donde dice: "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios, e inescrutables Sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue Su consejero? ¿O quién le dio a Él primero, para que le fuese recompensado? Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén."
Luego, en el capítulo 12, cambia de inmediato a las consecuencias prácticas de la doctrina de los primeros 11 capítulos. Ningún pasaje de la Escritura capta la responsabilidad del cristiano de cara de la verdad más claramente que Romanos 12:1-2.
Descansando en once capítulos de profunda doctrina, Pablo llama a cada creyente a un supremo acto de adoración espiritual - entregarse a sí mismo como un sacrificio vivo. La doctrina da lugar a la dedicación a Cristo, el mayor acto práctico. Y el resto del libro de Romanos continúa explicando las muchas superaciones prácticas de la propia dedicación a Cristo.
Sigue el mismo patrón en Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses y 1 Tesalonicenses. El mensaje doctrinal es lo primero. Sobre esa base, construye la aplicación práctica haciendo la conexión lógica con la palabra pues o por tanto (Romanos 1:1, Gálatas 5:1, Efesios 4:1; Filipenses 2:1, Colosenses 3:1, 1 Tesalonicenses 4:1).
Viviendo de acuerdo a la verdad
Hemos impuesto un sentido artificial de la palabra doctrina. La hemos convertido en algo abstracto y amenazante, sin relación con la vida diaria. Eso ha dado lugar a la idea adversa de que la predicación y la enseñanza no están relacionadas con la vida.
El concepto bíblico de doctrina incluye todo el mensaje del Evangelio - su enseñanza acerca de Dios, la salvación, el pecado y la justicia. Esos conceptos están tan estrechamente vinculados a la vida diaria, que la mente del primer siglo no los vio como algo separado de la verdad práctica.
La iglesia del Nuevo Testamento se fundó en una sólida base de doctrina. Primera de Timoteo 3:16 contiene lo que muchos expositores creen que es un himno de la iglesia primitiva: "Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria". Allí, de manera sintetizada, está la base de toda la enseñanza cristiana. Sin eso, ninguna aplicación práctica importa.
Alejándose de la Verdad
Los siguientes versículos de 1 Timoteo describen lo que sucede cuando los hombres se apartan de la base de la verdad bíblica: "Algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad."(4:1-3).
La mentira, la hipocresía, la conciencia cauterizada y las prácticas religiosas falsas tienen sus raíces en la doctrina equivocada.
No hay actividad de ministerio más importante que la comprensión correcta y la proclamación con claridad de la sana doctrina. En 1 y 2 Timoteo y Tito, Pablo confiere a dos jóvenes para el ministerio. Su tema central es la importancia de abrazar la sana doctrina.
Pablo le encargó a Timoteo: "Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido." Pablo añade: "persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren" (v.16).
Tito 2:10 dice que "en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador" por la forma en que vivamos. Cuando se trata de afirmar la sana doctrina, lo que hagamos tiene mucho más significado de lo que digamos. Es por eso que es tremendo cuando un pastor, un profesor del seminario o cualquier tipo de líder cristiano fracasa moralmente. El mensaje que proclama es que su doctrina se convierte en un mero ejercicio intelectual.
Oyendo la Verdad
La verdadera doctrina transforma el comportamiento a medida que se desarrolla en la vida cotidiana. Pero debe ser comprendida si se ha de tener su impacto. El verdadero desafío del ministerio es decir la verdad de manera clara y precisa. La aplicación práctica llega fácilmente por comparación.
Ningún creyente puede aplicar la verdad que no conoce. Aquellos que no conocen los principios de la Biblia para el matrimonio, el divorcio, la familia, la crianza de los hijos, la disciplina, el dinero, las deudas, el trabajo, el servicio a Cristo, las responsabilidades para con los pobres, el cuidado de las viudas, la respuesta a los gobiernos, las recompensas eternas y otras enseñanzas, no serán capaces de aplicarlos.
Los que no saben lo que la Biblia enseña acerca de la salvación, no pueden ser salvos. Los que no lo saben lo que la Biblia enseña acerca de la santidad, son incapaces de tratar con el pecado. Por lo tanto, no son capaces de vivir en plenitud para la gloria de Dios y de su propia santidad.
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