¿Cómo deben responder los cristianos?
Dan Brown es un autor con intenciones ocultas. Él quiere revivir el paganismo antiguo y restaurar el culto a la diosa en las religiones patriarcales del mundo. Su best seller, El Código Da Vinci, es un flagrante intento de anular el registro histórico de la redención amorosa de Dios con una novela de sexo, intriga y conspiración. Para él, el cristianismo no es más que un encubrimiento patriarcal de lo sagrado femenino. Brown ofrece una divinidad femenina que recuerda al Jardín del Edén - la misma vieja tentación para una nueva era. Aunque Brown ha atacado a la Biblia y al Señor Jesucristo, los cristianos no deben ver el renacimiento del paganismo como una amenaza, sino como una oportunidad para el Evangelio.
La exitosa novela de Dan Brown, El Código Da Vinci, aparece en la pantalla grande en una ráfaga de fanfarria y controversia. Eso significa un gran éxito, en millones, para Sony Pictures, el director Ron Howard y el actor Tom Hanks. Dan Brown ya ha cobrado con el libro más de $75 millones de dólares. Con una novela que bate records y millones en el banco, Brown ya está luchando contra los cazadores de plagios, uno de los precios de la riqueza y la fama.
Los cristianos también tienen parte en esta pelea. Está en juego algo más valioso que el dinero - la verdad acerca de la Biblia, el honor de Cristo y el destino eterno de las almas humanas. Dan Brown ha trazado una línea en la arena con sus ideas, en las páginas de El Código Da Vinci. Ahí es donde los cristianos deben aparecer con la armadura completa, en el campo de batalla de las ideas. "Estamos derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios" a tomar "cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10:4-5).
Dan Brown tiene motivaciones paganas, feministas
Dan Brown quiere que las religiones del mundo regresen a la idolatría pre-cristiana de dioses y diosas. Se trata de un renacimiento del paganismo.
En el año 2004, Dan Brown habló ante el proyecto de escritores de Nueva Hampshire sobre su investigación para escribir El Código Da Vinci. Ese discurso aclara su propósito por escrito - es algo más que una novela para él. Brown quiere que el mundo y sus religiones vuelvan a la tolerancia pre-cristiana de la adoración de las deidades. Esto es lo que dijo sobre el objetivo de la novela, un objetivo que él lamenta que muchas personas están perdiendo:
Antes de estos dos mil años, vivíamos en un mundo de dioses y diosas. Hoy en día, vivimos en un mundo solo de los dioses. Las mujeres en la mayoría de las culturas han sido despojadas de su poder espiritual; y nuestras filosofías absolutistas dominadas por los hombres tienen una larga historia de violencia y derramamiento de sangre que continúa hasta nuestros días. Simplemente escribí una historia que explora cómo y por qué este cambio puede haber ocurrido, lo que dice acerca de nuestro pasado, y, lo más importante, lo que dice acerca de nuestro futuro. Como he dicho antes, la historia la escriben los ganadores. Los detalles se perdieron hace mucho, y en muchos casos, es imposible saber. Podemos cuestionar y desenmascarar detalles infinitamente, pero el hecho es que en las grandes religiones del mundo, las mujeres siguen siendo ciudadanos de segunda clase. ¿Por qué no puede haber mujeres sacerdotes? ¿Por qué es esto siquiera un problema? [1]
Dan Brown es un cristiano auto-proclamado, pero no de la variedad de los que creen en la Biblia. Es un cristiano cultural, un cristiano nominal, que ha rechazado los absolutos bíblicos y aceptó el cuestionamiento escéptico del posmodernismo.
[I] Si le pregunta a tres personas qué significa ser cristiano, obtendrá tres respuestas diferentes. Algunos sienten que basta simplemente con ser bautizado en una iglesia cristiana. Otros creen que hay aceptar la Biblia como un hecho histórico inmutable. Otros requieren la creencia de que todos aquellos que no aceptan a Cristo como salvador personal están condenados al infierno. La fe es un proceso continuo. Todos caemos en esa línea donde quiera que caigamos; y al tratar de clasificar, y clasificar de forma rígida, conceptos etéreos como la fe, terminamos discutiendo la semántica al punto que se pierde lo que es obvio. Es decir, que todos estamos tratando de descifrar los grandes misterios de la vida - ¿De dónde venimos? ¿Qué sucede cuando morimos?, ¿A dónde vamos? ¿Qué quiere decir todo esto? Y cada uno de nosotros debemos seguir nuestro propio camino hacia la iluminación. [2]
Brown está dispuesto a debatir los temas, pero no espere que acepte absolutos. Él dijo:
El mundo es un lugar muy grande, y ahora más que nunca hay un enorme peligro de creer que somos infalibles, que nuestra versión de la verdad es absoluta, que todo aquel que no piensa como nosotros está equivocado, y por lo tanto es un enemigo. [...] Toda persona tiene derecho a creer lo que cree. Si usted encuentra las ideas de alguien absurdas y ofensivas, sólo escuche a alguien más. [3]
Dan Brown no quiere quedar atrapado en el "debate de la semántica", prefiere hablar de conceptos generales. Eso es evidente en su novela. A pesar de que pretende haber basado el libro en una extensa investigación, la parte más importante del libro - en la que comunica su tesis fundamental - está llena de errores vergonzosos de hechos.
El Código Da Vinci es manifiestamente anti-cristiano
Dan Brown quiere anular el registro histórico de la redención amorosa de Dios con una historia de sexo, intriga y conspiración. Él quiere que usted vea al cristianismo como un encubrimiento patriarcal de lo femenino sagrado.
Brown sabe que su trabajo está descartado para sus lectores "cristianos" que han crecido escuchando las afirmaciones de la verdad de la Biblia. Se enfrenta a la tarea mayor de poner al cristianismo patas para arriba y restaurar la divinidad femenina en el mundo. En la escena crucial para su propósito están los protagonistas, Robert Langdon y Sophie Neveu, aprendiendo las "verdades" secretas del historiador Sir Leigh Teabing. Allí, en la biblioteca de Teabing, Brown desarrolla su tesis central a través del personaje de Teabing.
¿Está listo?
Teabing le dice a la inexperta Sophie que Jesús y María Magdalena eran amantes. En la crucifixión, María estaba embarazada con el hijo de su unión. Con la ayuda de José de Arimatea, el tío de Jesús, huyó a Francia para dar a luz a una niña llamada Sarah. Esto es importante debido a que Jesús y María Magdalena eran de linaje real (dice que María era de la tribu de Benjamín). La línea de sangre real continuó avanzando silenciosamente por unos pocos cientos de años, hasta que se casaron con sangre real francesa, creando la línea de sangre merovingia.
Según Teabing, el emperador Constantino y los "fundadores" del cristianismo sabían acerca de Jesús, María y la descendencia real. Para mantener las posiciones de poder que ofrece una iglesia patriarcal y estatal, Constantino suprimió la "verdad" sobre la pareja real, manchado la reputación de María llamándola prostituta; y endilgó el mito de la divinidad de Jesús en el mundo.
La tesis de Brown/Teabing afirma que Constantino canonizó el mito de la divinidad de Jesús en la Biblia. En el Concilio de Nicea, Constantino y un grupo de obispos votaron qué libros se incluirían en el canon. Después, Constantino trató de suprimir y destruir el resto, garantizando por lo tanto el precioso patriarcado por el bien del Imperio Romano.
La excéntrica historia continúa con una acusación a la cristiandad organizada. Líderes de la Iglesia, sociedades secretas y masas ignorantes que supuestamente han sido coconspiradores a través de los siglos, perpetuando el mito divino de Jesús. De este modo, defienden el patriarcado y suprimen el papel que le corresponde a la diosa y la veneración de la divinidad femenina. Los fundadores del cristianismo y sus líderes siempre han sabido la "verdad"; y han sido implacables en silenciar a cualquiera que trate de descubrirla.
Teabing alaba a almas iluminadas como Leonardo Da Vinci, quien tuvo el valor de cuestionar y desafiar al sistema. Da Vinci y otros codificaron sus obras de arte con pistas para descubrir los antiguos secretos de Jesús, María Magdalena y la línea de sangre real. En el espíritu de Da Vinci, almas iluminadas y valientes de hoy pueden utilizar sus pistas, apoyadas por el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto y los textos gnósticos en Nag Hammadi, para desenmascarar la conspiración insidiosa, educar a las masas ignorantes y restaurar el culto de la diosa suprimido por tanto tiempo.
El Código Da Vinci vuelve a contar la historia de un antiguo mentiroso
Dan Brown ofrece una divinidad femenina que recuerda al Jardín del Edén - la misma antigua tentación para una nueva era.
Eso es una novela, pero no es nueva en absoluto. Como dice Dan Brown: "Yo no soy la primer persona que cuenta la historia de María Magdalena y el Santo Grial. Esta idea tiene siglos de antigüedad. Soy uno de una larga lista de gente que ha ofrecido esta historia alternativa." Tiene razón. De hecho, la línea de personas que ofrece una "historia alternativa" comenzó con Satanás.
En el Jardín del Edén, Satanás sedujo a Eva con una "historia alternativa" que pone en duda el carácter y la Palabra de Dios. En un mundo perfecto de verdad y absolutos, Satanás hizo la primera pregunta: "¿Conque Dios os ha dicho...?" Luego, él le expresó una nueva historia; curiosamente, también es una historia acerca de la divinidad femenina. Satanás le dijo a Eva: "…sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios" (Génesis 3:5). Eva comió la fruta, al igual que Adán, y todos los seres humanos desde entonces han tenido sus ojos abiertos a la culpa, la vergüenza, el dolor y la muerte que resulta del pecado.
La premisa fundamental de la novela de Dan Brown tiene sus raíces en el escepticismo pecaminoso. Anima al lector a cuestionar la verdad, a cuestionar las afirmaciones de Cristo, a cuestionar la Biblia. Brown nos cuenta una historia en la que Jesús no es quien dijo ser y la Palabra de Dios no es de fiar. A continuación, llena el vacío de autoridad con su ridícula fábula acerca de Jesús, María Magdalena, el Santo Grial y la divinidad femenina.
Brown no sólo está escribiendo una buena obra de ficción - está en una búsqueda espiritual. Él tampoco es un buscador honesto, se ha comprometido a no creer en la Biblia y en las afirmaciones de la divinidad de Jesús. En palabras de su ficticio Teabing: "La Biblia es un producto del hombre, querida. No es de Dios. La Biblia no cayó mágicamente de las nubes. El hombre la creó como un registro histórico de tiempos tumultuosos; y ha evolucionado a través de innumerables traducciones, adiciones y revisiones. La historia nunca ha tenido una versión definitiva del libro”. [4]
La incredulidad de Dan Brown sobre la Biblia es producto de su compromiso con el escepticismo histórico. En su discurso en el proyecto de los escritores en New Hampshire dijo:
En primer lugar, cuando leemos e interpretamos la historia, no estamos interpretando los acontecimientos históricos en sí. Estamos interpretando los relatos escritos de esos eventos. En esencia, estamos interpretando las interpretaciones de la gente. Y en segundo lugar, desde el comienzo de los tiempos registrados, la historia siempre ha sido escrita por los vencedores - las sociedades y sistemas de creencias que conquistaron y sobrevivieron. A pesar del evidente sesgo en este método de recuento, todavía medimos la exactitud histórica de un concepto dado examinando qué tan bien concuerda con nuestro registro histórico existente. Debo añadir que ahora muchos historiadores creen que antes de dedicarse a la exactitud histórica de los conceptos, primero deben hacerse una pregunta mucho más profunda: ¿Cuan exacta es la historia históricamente? En la mayoría de los casos, nunca sabremos la respuesta; pero eso no nos debería impedir de hacer las preguntas. [5]
Pero la Biblia no es simplemente un producto del hombre. "Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:20-21). Aunque fue escrita por hombres, la Biblia es la Palabra de Dios. "Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Timoteo 3:16). Dan Brown ha ido más allá de la ficción inofensiva a desafiar la Palabra de Dios y redefinir a Jesús según su propia imagen idólatra, blasfema. Ha cuestionado a Dios, puesto en duda Su palabra y desestimado las afirmaciones de soberanía de Cristo.
Cuentos inverosímiles con reclamos fantasiosos, conspirativos, han circulado durante años. El público los ha desestimado como tal porque nunca dieron mucho crédito a algo tan poco científico como la religión. Hoy, sin embargo, el clima es diferente. Frío, el secularismo racional ha dado a luz a una espiritualidad vaga, indefinida. Dan Brown, un portavoz de esa nueva espiritualidad, dice: "Finalmente he llegado a aceptar que la ciencia y la religión son socios. Son simplemente dos idiomas diferentes tratando de contar la misma historia. Ambos son manifestaciones de la lucha del hombre por comprender lo divino. Mientras que la ciencia insiste en las respuestas, la religión se deleita en las preguntas”. [6]
Los cristianos deben usar El Código Da Vinci como una oportunidad para el Evangelio
A pesar de que Dan Brown ha atacado a la Biblia y al Señor Jesucristo, los cristianos no deben ver el renacimiento del paganismo como una amenaza, sino como una oportunidad para el Evangelio.
El Código Da Vinci - novela, película, una conmoción en los medios - entra en un clima post-cristiano. Ya sea se trate de Dan Brown, Ron Howard, Tom Hanks, los defensores de la divinidad femenina, secularistas y neo-paganos, los incrédulos son co-conspiradores en una rebelión cósmica contra Dios. Sin embargo, ellos son nuestro campo de misión. Si no fuera por la gracia maravillosa de Dios, usted estaría entre ellos.
A medida que se encuentre con personas influidas por El Código Da Vinci, recuerde lo que la Biblia dice acerca de los no creyentes y tenga misericordia. "El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2 Corintios 4:4). Se "envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido" (Romanos 1:21). Ellos están "muertos en [sus] delitos y pecados"; caminan "siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia"; y son "por naturaleza hijos de ira" (Efesios 2:1-3).
¿Cómo debe responder? Con celo por la verdad de Cristo y de la autoridad de la Palabra de Dios, debe defender la integridad, la veracidad y la autoridad de la Biblia. No se preocupe, no es difícil. La "investigación exhaustiva" de Brown no pudo producir la precisión en los detalles más simples de la Biblia y la historia de la iglesia. Tome un poco de su tiempo para leer el comentario de Albert Mohler y el análisis de James White. Prepárese para dar una respuesta a los que han estado expuestos al libro, la película o la cobertura de los medios.
Su compromiso por ver a Dios honorado en la cultura debe ser manifiesto en primer lugar por su testimonio acerca de Cristo, "el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en Su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente" (1 Pedro 2:22-23). Con un espíritu de mansedumbre, corrija a los que niegan las afirmaciones de Jesús en su vida (2 Timoteo 2:24-26) y llámelos al arrepentimiento y a la obediencia en la fe.
La popularidad actual de El Código Da Vinci es su oportunidad de hablar con amigos y familiares, vecinos, compañeros de trabajo e incluso extraños acerca de los temas que Dan Brown ha planteado en su novela. Acepte el desafío de El Código Da Vinci con compasión por los pecadores destinados al Infierno y aproveche este tiempo como una oportunidad de evangelización para el Reino de Dios.
[1] Dan Brown, New Hampshire Writer's Address, Concord, N.H., http://www.danbrown.com/novels/davinci_code/faqs.html (2004).
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Dan Brown, The Da Vinci Code (New York: Anchor Books, 2006 reprint), 250-51.
[5] Brown, New Hampshire Writer's Address, 2004.
[6] Ibíd.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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