Le voy a dar una afirmación simple pero profunda sobre la iglesia: La iglesia es la única sociedad en el mundo en la cual la membrecía se basa en una única cualificación - el candidato debe ser indigno de ser miembro. Por lo tanto, cada iglesia local es una asamblea de pecadores que han sido salvados por la gracia redentora de Dios; y usted y yo estamos entre ellos.
No debería sorprender que haya gente problemática en todas las iglesias. De hecho, si usted se autoevalúa bíblicamente, tendrá que aceptar que cada cristiano es un problema potencial - es una diferencia de madurez y obediencia. Pero hay algunos en la iglesia que son continuamente difíciles. Y otros pasan por períodos de crecimiento o de prueba, durante el cual pueden llegar a ser difíciles de tratar. En cualquier caso, usted y yo somos llamados a servirles a medida que llevamos a cabo nuestro compromiso de amarnos unos a otros. Así que no es una cuestión de si servir o no, sino una cuestión de cómo hacerlo.
El apóstol Pablo nos ayuda en la identificación de grupos problemáticos que todos encontraremos en la iglesia. Vea si se encuentra a sí mismo u otros que conozca en uno de estos grupos: "También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos" (1Tesalonicenses 5:14).
Ese versículo da tres categorías principales de personas con problemas; y si su iglesia va a crecer, debe aceptar el ministerio a individuos de cada grupo. Ir a la iglesia no es sólo aparecer en la mañana del domingo. El Señor quiere que usted entienda a esa gente; y Él quiere que use los dones que le dio para servirles. Cuando lo hace, usted será bendecido al ver cómo Dios lo usa a usted para ayudarles a cambiar. Y será su mayor alegría al verles a madurar lo suficiente como para ayudar a otros.
El desobediente
El grupo número uno es "el rebelde". Los llamaremos los descarriados. Nunca están en afinidad. Cuando todos avanzan, ellos van hacia atrás. Fuera de ya sea la apatía o rebelión, han desertado espiritualmente y no están interesados en aprender o en servir.
¿Cómo lidiar con el díscolo? Usted los amonesta. El término griego significa "traer sensatez a alguien a la luz de las consecuencias." Si ve creyentes que no están cumpliendo su deber -no usan sus dones y no son de apoyo al trabajo en equipo– acérquese a ellos y ponga un poco de cordura en sus cabezas. Debe ser una advertencia mansa, amorosa; pero también debe tener algo de pasión en ella. Usted debe estar motivado por una compasión que dice: "No quiero que sigas adelante en esa dirección porque Dios castigará la apatía y la rebelión."
Cuando realmente ama a alguien, usted no duda en advertirle - quiere evitar a esa persona las consecuencias negativas, que son inevitables, y quiere que disfrute la bendición de la participación espiritual. Así que la confrontación es necesaria. Al llegar a la iglesia, no se quede de brazos cruzados mientras que otros luchan espiritualmente. Tome parte en la vida de otros creyentes - en especial los problemáticos. Ellos le necesitan.
Los preocupados
El segundo grupo es el "pusilánime", un término que significa "de alma pequeña." Ellos son los que se preocupan. Los desafíos los amenazan o asustan. Odian el cambio, les encanta la tradición y evitan el riesgo como la peste. Todos los problemas de la vida parecen mucho más de lo que pueden soportar. Por lo general son tristes, están preocupados constantemente, a veces desesperados y a menudo desalentados. En consecuencia, no experimentan ninguna de las emociones que trae la aventura.
Para tratar con los preocupados, Pablo dijo simplemente: "Aliéntalos." La idea es acercarse y consolarlos. Si conoce a alguien así - temeroso, preocupado, melancólico o desesperado - el Señor quiere que usted se acerque y desarrolle una relación de amistad con esa persona. Si usted tiende a ser así, entable una relación de amistad con gente piadosa que le consolará, confortará, fortalecerá, tranquilizará, animará, renovará y sosegará con la Palabra de Dios.
¿Qué tipo de apoyo trae el mayor alivio? He aquí una breve lista:
El apoyo de la oración al Dios de todo aliento
El apoyo de una salvación segura
El apoyo de nuestro Dios soberano trabajando para resolver todo para el bien del creyente
El apoyo del amor de Cristo
El apoyo de la resurrección final y la corrección de todos los males
Todo eso y más ayudará a los preocupados a abandonar la ansiedad pecaminosa, aferrarse a la alegría cristiana y participar en la aventura de la vida cristiana.
Los débiles
Pablo llama al último grupo "los débiles". Ellos son los "hermanos más débiles" de Romanos 14-15 y 1
Corintios 8. A menudo, estas personas vienen a Cristo a partir de una forma de vida particular de pecado - pueden ser tan hipersensibles al pecado que ellos ven como pecaminosas cosas que no son realmente malas. Un cristiano más fuerte nunca debe condenar a un hermano más débil acerca de sus actitudes excesivamente escrupulosas; sino que debe limitar sus libertades para que no se conviertan en una fuente de tropiezo (Romanos 14:13) -nunca le enseñe que está bien violar su conciencia (Romanos 14:23). Si usted es el hermano más fuerte, sea paciente y amable con su hermano más débil. Enséñele para que su conciencia esté mejor informada y ayúdelo para que se convierta en un miembro fuerte, vital y productivo del Cuerpo.
Hay otros en la categoría de "débiles" que tienden a caer en los mismos pecados una y otra vez. Son espiritual y moralmente débiles, porque no han desarrollado hábitos de autodisciplina. Se avergüenzan a sí mismos, su iglesia y su Señor. Por lo que requieren mucha atención.
¿Cómo se les ayuda? La palabra de Pablo para "ayuda" significa "mantener firmemente " o "apoyar". Esto es lo que parece en la acción: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo."(Gálatas 6:1-2). Usted ayuda a los débiles levantándolos y sosteniéndolos.
Al final de 1 Tesalonicenses 5:14, Pablo establece el tono para nuestro ministerio a la gente problemática: "Tenga paciencia con todos." No los apresure; no sea duro con ellos y no los eche. Diríjalos suave y cariñosamente. Observe su propio comportamiento y deje los resultados a Dios.
Ministrar a la gente problemática requiere intimidad en comunión. La iglesia crece cuando las ovejas ayudan a cuidar de las ovejas - hay que preocuparse por amonestar a los descarriados, animar al preocupado y ayudar a los débiles. Ese tipo de ministerio requiere su participación en la vida de otras personas. Cuando usted se compromete a esa participación, evitará ser contado entre los que son problemáticos, y será, en cambio, parte de la solución.
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