Después de proporcionar tres motivos exegéticos para creer que el don de la profecía continúa más allá de la era apostólica, John Piper planteó algunas críticas a los abusos carismáticos. En el programa Pregúntele al Pastor John, habló acerca de los abusos doctrinales y emocionales en el episodio 216; y acerca de los abusos de discernimiento y financieros en el episodio 217. El criticismo constructivo de Piper planteó varios problemas que deben ser tratados.
¿Los errores/abusos carismáticos están relacionados con la doctrina carismática?
John comienza afirmando: “Todo abuso carismático tiene su reflejo en abusos no carismáticos. Nada de lo que voy a decir es exclusivo de los carismáticos.” [1] Él anima a los oyentes carismáticos a no sentirse hostigados porque, tal como dice, “sé que en alguno de estos casos la Iglesia no carismática es más culpable que la carismática.”” [2]
Ahora, al enmarcar al tema de este modo, John (al menos formalmente) descarta cualquier conexión entre (a) los abusos que tratará y (b) la teología que conduce a y permite esos abusos. Si es cierto que nada de lo que menciona es exclusivo a los carismáticos, él no está realmente haciendo lo que el anfitrión le pidió que hiciera - tratar el tema de los abusos carismáticos. Parece que no cree que esos abusos surgen de una teología en particular aceptada por los carismáticos.
Pero yo, junto con otros oradores en la conferencia de Fuego Extraño, sostenemos que nada puede estar más lejos de la verdad. Existe una clara conexión entre la teología carismática y una miríada de errores doctrinales y abusos prácticos. Cuando un movimiento está basado en la convicción de que los sentimientos o las emociones, en vez de la verdad dirigida a nuestra mente, son la guía más segura para el conocimiento de Dios, es un movimiento arriesgado y dispuesto para los abusos de la teología aberrante. El experiencialismo, el emocionalismo y el subjetivismo han demostrado ser indefensos contra la herejía y el error.
Y eso es precisamente lo que nosotros observamos. De los cerca de 500 millones de personas en el mundo que se identifican como carismáticos, 120 millones son católicos romanos, 24 millones son pentecostales unicitarios anti trinitarios y cientos de millones confundirían al Evangelio de la prosperidad, predicado en Trinity Broadcasting Network con el Evangelio verdadero. [4] ¿Qué podría unir a estos grupos que no pueden ponerse de acuerdo en las doctrinas más básicas de la convicción cristiana, tales como la doctrina de la justificación y la Trinidad? Seguramente no es la verdad objetiva de la Escritura, sino experiencias místicas compartidas de dones espirituales redefinidos.
Más aún, la idea de que Dios continúa hablando a través de profetas de hoy en día anima a las personas a buscar nuevas revelaciones. Después de todo, ¿por qué depender de la vieja revelación de Dios cuando uno puede tener algo nuevo, algo contemporáneo, algo fresco? Esa tentación a preferir una nueva, inmediata palabra de Dios e ignorar a la palabra antigua y escrita es muy fuerte. Tristemente, las iglesias carismáticas animan a sus congregaciones a ceder a la tentación como un tema de la vida cristiana normal. Eso abre por completo la puerta a todo falso maestro que quiera ofrecer teología aberrante en el nombre de Dios. Conrad Mbewe tiene una descripción muy clara de lo terrible que puede ser en otras partes del mundo (ver aquí y aquí). Él ha visto a los charlatanes chamanes que aseguran que reciben revelación continua, subjetiva de parte del Espíritu Santo; se exaltan a sí mismos; y se sienten superiores a otros como “el hombre de Dios” con el fin de obtener dinero de los pobres, los necesitados y los desesperados.
El punto es que hay un vínculo teológico orgánico entre las doctrinas del movimiento carismático de los abusos que surgen dentro del mismo. Y si bien nadie puede negar que haya errores doctrinales y abusos emocionales en iglesias no carismáticas, sería difícil localizar esos errores y abusos en la teología cesacionista, la cual está basada en la suficiencia y lo definitivo de las Escrituras.
¿Es el cesacionismo el camino al liberalismo?
Además de suavizar las críticas de los carismáticos, John cambia el foco a las iglesias sin emociones que, él cree, están en camino hacia el liberalismo. Él finalizó el episodio diciendo: “No sea que me quede sin decirlo, existen abusos emocionales en la Iglesia no carismática, a saber, la ausencia de emoción, la cual es probablemente más mortal que el exceso.” [5] Esa línea de crítica continuó en el episodio 217:
Yo diría que los no carismáticos en general -todos los cristianos que no practican los dones - son mucho más culpables de los abusos (doctrinales y emocionales) que los carismáticos. Piense en todos los errores doctrinales en la historia de la Iglesia. Esos no eran carismáticos en líneas generales. Piense en todas las iglesias importantes de hoy en día que se está muriendo, junto con todas sus aberraciones morales y doctrinales. No son carismáticas. Y piensa en la muerte emocional en miles de iglesias evangélicas e importantes. Esos son abusos emocionales mortales. Y necesitamos recordar que si apuntamos a la Iglesia carismática por lo que está sucediendo allí doctrinal y emocionalmente, recordemos el reflejo -el cual es igualmente mortal- que también está sucediendo entre las iglesias no carismáticas. [6]
Ahora, primero que nada, es necesario señalar que los errores doctrinales acerca de los cuales leemos en la historia de la Iglesia no pueden ser atribuidos a los carismáticos porque la teología carismática no es parte de la historia de la Iglesia. Movimientos pro carismáticos, liderados por profetas autoproclamados quienes abogaban revelación continua del Espíritu, surgieron en varios puntos de la historia de la Iglesia. Sin embargo, sus profecías fueron en resumen descartadas por la iglesia por ser arrogantes, presuntuosas y falsas; su teología fue condenada como aberrante o herejía.
En segundo lugar, nadie ha argumentado que los errores y abusos existen sólo dentro de las iglesias carismáticas. Ese no es el tema en absoluto. Aquí estamos hablando acerca de los errores y los abusos carismáticos, las aberraciones de la doctrina y la práctica que es enseñada, promovida, desarrollada y/o tolerada dentro de los círculos carismáticos. El programa Pregúntele al Pastor John reconoce la existencia de dichos errores y abusos, aun si la crítica en dichos programas no alcanza a tratar la teología que produce los problemas.
En tercer lugar, John se refiere a la muerte emocional de las iglesias importantes como evidencia de que los abusos emocionales existen también en el campo cesacionista, a saber, la falta de emoción. Sin embargo, los liberalistas importantes están muertos emocionalmente no porque sean cesacionistas, sino porque niegan doctrinas fundamentales de la Escritura. Al distanciarse a sí mismos del Evangelio y del Salvador, renuncian a la teología que da vida y da gozo. Cuando iglesias importantes niegan la inerrancia de la Escritura, la expiación sustitutiva penal y la deidad de Cristo, no es de extrañar que ellos no hayan renovado sus afectos espirituales - no están regenerados. Su muerte emocional no tiene nada que ver con el cesacionismo. Y a pesar de que existen abusos doctrinales, emocionales, de discernimiento y financieros en todo tipo de iglesias - carismáticas y cesacionistas, liberales y conservadoras - no se puede trazar una línea recta desde esos problemas a una teología que insiste en la autoridad única y la suficiencia absoluta de la Escritura (es decir, el cesacionismo).
¿Cómo deberíamos tratar al error y al abuso carismático?
Entonces, el debate no es un tema de “mi Iglesia lo hace mejor que la tuya;” ni tampoco es acerca de aquellos que son más o menos emocionales. [8] Este es un tema de verdad y error. Mi deber pastoral es hacer un llamado a los cristianos a que abandonen todas otras formas de revelación; y sujeten a sus conciencias a la autoridad y suficiencia únicamente de la Escritura. Eso no sólo los mantiene alejados del error y dentro de los seguros límites de la Escritura - los conecta con el poder transformador de la palabra de Dios, la cual el Espíritu Santo utiliza para conformar a los cristianos a la imagen de Cristo. Es un ministerio de amor-pasión por Dios y compasión por las personas.
John Piper prefiere tomar un enfoque más indirecto para enfrentar a los carismáticos. En sus palabras:
Yo no voy en pie de guerra contra los carismáticos. Yo voy en una cruzada por difundir la verdad. Estoy difundiendo la verdad centrada en el Evangelio, que exalta Cristo, saturada de la Biblia, calvinista, en todas partes; y se la mostraré a la cara de cada carismático que puede encontrar. Porque lo que yo creo es que si ellos aceptan el sistema bíblico de la doctrina que realmente está allí, traerá todas sus experiencias a la órbita correcta acerca del sol de esta verdad. [9]
Eso suena muy bien, y afirmo sinceramente la necesidad de la predicación efectiva de la verdad. Pablo instruye a los pastores a: “que prediques la palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2).
Usted puede predicar en una “cruzada por la verdad” a T.D. Jakes y a Benny Hinn hasta quedarse sin aire. Ellos sonreirán y le llamarán “hermano” pensando que usted es un tonto. Su teología y práctica, consistentes la una con la otra, necesitan ser confrontadas; y los cristianos necesitan ser advertidos para alejarse de ellos.
Conclusión
Los abusos que han surgido en el movimiento carismático no son simplemente incidentales a su teología. Están orgánicamente vinculados a la misma. Si los líderes carismáticos y continuistas ignoran esa relación directa, cualquier llamada a corregir los errores y abusos será ineficaz - usted no puede tratar con el fruto sino se encarga de la raíz.
El capítulo final de Fuego Extraño se llama “Una carta abierta mis amigos continuacionistas”. John es uno de esos amigos. El Señor lo ha usado poderosamente durante décadas para fortalecer y animar a la Iglesia y para alcanzar al mundo con el mensaje de salvación. Sería de gran impacto si él hablara de manera definitiva condenando los errores y los abusos que surgen en el movimiento carismático. Tal como he escrito en Fuego Extraño:
Estoy convencido de que los peligros inherentes a la posición continuacionista son tales que una clara advertencia debe ser emitida. Hay demasiado en juego para que mis amigos reformados carismáticos y evangélicos continuacionistas ignoren las implicaciones de su punto de vista. Como líderes en el mundo evangélico, ejercen una gran influencia, así que la trayectoria que establezcan determinará el curso de la próxima generación de ministros jóvenes y el futuro del evangelicalismo. Por eso, un límite tiene que ser establecido; y los que están dispuestos a ponerse de pie y defender la verdadera obra del Espíritu, deben hacerlo. [10]
Fue alentador escuchar la voluntad de John para enfrentar la teología y las prácticas aberrantes; pero mi esperanza es que él enfatice aún más. Sé que lo hará, tal como yo lo haré, a medida que seguimos a Cristo juntos hasta nuestros últimos días. Es mi mayor gozo y placer servir junto con él en todos los aspectos del ministerio del Evangelio.
[1] Pregúntele al Pastor John, episodio 216, 0:27–0:40.
[2] Pregúntele al Pastor John, episodio 216, 0:21–0:55.
[3] “El elemento en común en todas estas variedades de misticismo que todas ellas buscan (o la mayoría o como norma o al menos una parte sustancial) es el conocimiento de Dios en los sentimientos humanos, a los cuales consideran como la única (o al menos la más confiable o la más directa) fuente de conocimiento de Dios” (Benjamin B. Warfield, “Mysticism and Christianity,” in The Works of Benjamin B. Warfield [Grand Rapids: Baker Books, 2003], 9:653–54, levemente formateado).
[4] MacArthur, Fuego Extraño, 14.
[5] Pregúntele al Pastor John, episodio 216, 7:34–7:47.
[6] Pregúntele al Pastor John, episodio 217, 0:44–1:33.
[7] P. ej., los montanistas, los profetas Zwickau, los cuáqueros y los irvingistas, por nombrar algunos.
[8] Este es el tema del episodio 239. A pesar de que me uniría con John Piper en condenar los excesos del emocionalismo tanto como la anemia de la así llamada “ortodoxia muerta”, es imprudente decir que preferimos el exceso de emoción a la ausencia de emoción. La Escritura exige que nosotros no prefiramos ninguna y combatamos a ambas.
[9] Pregúntele al Pastor John, episodio 216, 4:09–4:40. [10] MacArthur, Fuego Extraño, p. 247.
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