John MacArthur
Ayer, comenzamos examinando las tres primeras sugerencias prácticas -de un total de diez- para mantener un ministerio pastoral duradero. Hoy vamos a considerar las tres siguientes.
4. Estudie para conocer a Dios, no sólo para hacer sermones. La clave para evitar el cansancio debilitante en el ministerio es la renovación espiritual personal. Si su corazón primero y luego su predicación son devotamente diligentes a las cosas espirituales, entonces usted puede esperar que su congregación también sea devotamente diligente a las cosas espirituales. Tal pasión, por supuesto, debe ser lo primero y principal en su estudio concentrado de la Palabra de Dios. Y aquí está la clave: no estudie para preparar sermones; estudie para conocer la Verdad, para regocijarse en la gloria y la gracia de Dios; y para ser conformado a Su voluntad. Los sermones nunca deben ser el objetivo principal de su estudio de la Biblia, sino que sólo deben ser lo que surge del mismo. Cuando estudie, busque un entendimiento preciso de quién es Dios y lo que Él espera -en primer lugar, esto es para su propia devoción y santidad. Y luego, de la abundancia, instruya a su gente, instándolos a seguirle, mientras que usted sigue la Verdad, escrita y Encarnada.
5. Sea agradecido y humilde. Como siervo del Príncipe de los pastores, debe estar agradecido por el rebaño que Cristo le ha confiado a usted. Expréseles a ellos y al Señor su profunda gratitud con regularidad. La alegría comienza con la confianza en la providencia de Dios. Su iglesia puede no ser tan grande o tan económicamente próspera como otra iglesia que está cerca, pero puede sentir gozo si confía en que Dios le ha ubicado soberanamente donde Él exactamente quiere que esté. También siempre ayuda recordar que, sin importar sus circunstancias, es indigno de lo que ha recibido.
No crea que se merece un ministerio más grande del que usted tiene. Es la gracia que le ha colocado en una vocación tan noble. Aprenda a definir el éxito en términos de fidelidad y no en términos de popularidad. La medida de su ministerio no está determinada por el crecimiento numérico, sino por adhesión a la Verdad en la vida y el mensaje. Mientras que muchos predicadores parecen trabajar para la gloria terrenal, los predicadores piadosos laboran humildemente para la gloria que se les ha de otorgar en presencia de su Señor.
6. No pierda de vista la prioridad. Como pastor, usted debe guiar a su rebaño - esto significa alimentarlos con la Palabra de Dios, llevándolos hacia la semejanza de Cristo con afecto piadoso, mientras que los protege del error. Usted es un pastor. Usted no es esencialmente un coordinador de eventos, un analista financiero, ni siquiera un líder. Su responsabilidad principal no es innovar o administrar, sino difundir la Verdad divina. Sólo de esa manera va a estar entrenando a la gente de su congregación para vivir y servir con eficacia y obedientemente por el honor de Dios y el impacto del Evangelio. Un ambiente de iglesia dominado por la Palabra y el Espíritu producirá una congregación que servirá junto a usted para que usted sea capaz de concentrarse en hacer lo que ha sido llamado a hacer: enseñar la Palabra mientras que se somete a Dios en oración dependiente.
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