Sin duda, hoy en día las personas están abrumadas, agotadas, abatidas y cansadas. Como si la conmoción política y la incertidumbre económica no fueran suficientes para hacer que la vida sea muy difícil, la decadencia moral y cultural que estamos viendo ha dejado a muchos preguntándose si estamos cerca de un colapso. Los titulares están dominados por la violencia de muchedumbres, la destrucción absurda y de corrupción política. A dondequiera que mire, ve malas noticias.

La situación también parece sombría desde un punto de vista espiritual. El relativismo moral y secular impregna nuestra cultura. Toda la sociedad celebra el pecado y la perversión sin freno. El sentimiento anticristiano continúa ganando terreno y los evangélicos son objeto de burla en los medios de comunicación en las noticias y entretenimiento. Mientras tanto, nuevos escándalos y divisiones están surgiendo dentro de la iglesia.

Cualquiera de esas tendencias es motivo suficiente para preocuparse. Pero en conjunto, da la sensación de que la sociedad se está hundiendo en un desastre espiritual total. Es fácil ver por qué tantos creyentes luchan con el miedo y una actitud derrotista. Después de todo, ¿qué esperanza hay en un mundo que corre hacia la destrucción y el infierno?

Si usted se identifica con todo eso, quiero ofrecerle una perspectiva para animarle, así como también un nuevo recurso para fortalecerlo y equiparlo.

Para comenzar, debemos recordar que, si bien el pecado y la anarquía se celebran ampliamente de manera que parece no tener precedentes, este tipo de caos moral no es nada nuevo. El corazón humano es el mismo que ha sido siempre. De hecho, muchas sociedades anteriores a la nuestra fueron igual de malvadas y hostiles a la Palabra de Dios y a Su pueblo, si no es que más.

Considere el mundo en el que nació la iglesia primitiva. La cultura romana estaba absorta por complacer cada impulso y apetito pecaminoso. La idolatría flagrante y las perversiones sexuales dominaban la sociedad, afectando prácticamente todos los aspectos de la vida diaria. Las obras de arte y los artefactos encontrados en ruinas antiguas, ofrecen una mirada sorprendente al mundo pecaminoso en el que Pablo y otros escritores del Nuevo Testamento vivieron y predicaron. El clima moral era impactante, incluso para los estándares actuales.

Además, esa sociedad se opuso y oprimió violentamente a la iglesia primitiva. Los cristianos fueron acusados falsamente, perseguidos, torturados y asesinados —todo a causa de su fe. La amenaza de muerte era constante.

Viviendo en medio de una inmoralidad tan extendida y enfrentando la hostilidad de la cultura circundante, ¿qué mantuvo a los creyentes de la iglesia primitiva gozosos, con esperanza, dando fruto y animados? Cuando usted y yo enfrentamos pruebas y dificultades, ¿cómo esperamos en Dios? Lo esperamos, porque Él nos equipa.

Con esas preguntas en mente,  tenemos estos recursos disponibles: el blog “La perspectiva del cielo sobre la persecución”, el libro “Cómo sobrevivir en un mundo de incrédulos” y la serie “Permaneciendo en Cristo”.

Dirigir las mentes y los corazones a la verdad poderosa, eterna, inmutable y firme de Dios, es la misión que nos impulsa en Gracia a Vosotros. A través de la radio, los libros, los CD y los abundantes recursos que publicamos en Internet, estamos dando a hombres y mujeres la única fuente de esperanza verdadera: la Verdad transformadora de la Palabra de Dios.

Usted tiene un rol activo en este ministerio esencial mediante sus oraciones y su apoyo financiero. Cuando ofrenda, hace una inversión espiritual duradera en las vidas que ayuda a alcanzar. Incluso cuando las amenazas contra la Palabra de Dios se multiplican, el pueblo de Dios ha sido extraordinariamente fiel en apoyar nuestro ministerio de enseñanza. Vemos eso no solo como un voto de confianza a Gracia a Vosotros, sino también —y más importante— a la verdad y al poder de la Biblia. Gracias por su generosidad, sus oraciones y sus alentadoras tarjetas, cartas y mensajes de correo electrónico. Usted es una bendición del Señor para nosotros.

En estos días inquietantes, oro para que usted y su familia descansen en el consuelo y la seguridad que solo se encuentran en Cristo, y que Gracia a Vosotros siga siendo una fuente de ánimo y alimento para alcanzar ese fin.