En octubre de 1978, 334 líderes evangélicos se reunieron en la ciudad de Chicago para formular lo que ahora es conocido como la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica. Uno de los asistentes más jóvenes en esa reunión era John MacArthur, quien apenas llevaba una década en su pastorado en Grace Community Church.
Los que enunciaron y firmaron la Declaración de Chicago, lo hicieron en respuesta a los ataques de gran escala a la autoridad bíblica por parte de los teólogos liberales. Muchos de los firmantes ya han partido al cielo, pero la declaración vive como su legado. Al día de hoy, continúa estableciendo el punto de referencia de lo que significa creer en la inerrancia bíblica —las Sagradas Escrituras son el testimonio infalible escrito por Dios acerca de Sí Mismo.
Sincretismo Furtivo
El gran peligro que los signatarios de la Declaración de Chicago vieron en 1978, venía de un enemigo fácilmente identificable —el liberalismo teológico. Las líneas de batalla fueron trazadas con dos posiciones claras de las cuales elegir: evangélicos que se sometían a la autoridad de las Escrituras o liberales que la rechazaban. Pero en tiempos recientes, la batalla se ha alejado cada vez más de la guerra convencional, a ataques furtivos de soldados que llevan el mismo uniforme.
A los evangélicos conservadores todavía les gusta comenzar su declaración doctrinal profesando su lealtad a la inerrancia bíblica. Pero hacer que la Escritura esté subordinada a las demandas de teorías científicas, el feminismo, la psicología y otras presiones culturales, hace que la verdad de la Palabra de Dios sea subjetiva, y roba a la inerrancia de significado valioso.
Asimismo, la inclinación de muchos evangélicos hacia el compromiso ecuménico y su reticencia a predicar la depravación del hombre, manifiesta un fracaso absoluto en su parte de tomar la Biblia seriamente. ¿Qué significa exactamente su profesa lealtad a la Escritura cuando están tan dispuestos a alterarla o ignorarla?
En Defensa de la Inerrancia
Quienes redactaron la Declaración de Chicago acerca de la Inerrancia Bíblica sabían lo suficiente acerca de la historia de la iglesia como para imaginar futuros ataques. Ellos reconocieron la necesidad de proteger la doctrina al dejar explícitamente en claro cómo la definieron. Dos artículos en particular revelan su previsión:
Artículo XII
Afirmamos que la Escritura es inerrante en su totalidad, libre de toda mentira, fraude o engaño.
Negamos que la infalibilidad y la inerrancia se limiten a la esfera de los temas espirituales, religiosos o redentores excluyendo las afirmaciones en las áreas de la historia y la ciencia. Negamos, además, que las hipótesis científicas sobre la historia de la tierra puedan ser adecuadamente usadas para negar la enseñanza de las Escrituras sobre la creación y el diluvio.
Articulo XVIII
Afirmamos que hay que interpretar el texto de la Escritura por medio de la exégesis gramático-histórica, tomando en cuenta sus formas y recursos literarios, y que la Escritura ha de interpretarse a sí misma.
Negamos la legitimidad de cualquier intento de estudiar el texto o sus fuentes que nos lleve a relativizarlos, a negar su historicidad, a descartar su enseñanza o a rechazar su declaración de autoría.
Esas afirmaciones y negaciones levantan un perímetro de protección alrededor de la doctrina de la inerrancia. Los ejemplos del sincretismo evangélico que hemos subrayado en estas dos semanas pasadas son obvias violaciones de esas pautas, comprometiendo la verdad de la Escritura y capitulando a la sabiduría mundana.
Las Declaraciones no Inventan la Doctrina, la Declaran
La Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica no es inerrante. Su intención fue dirigir a la gente hacia la Palabra Inerrante de Dios, ayudando a definir y formar la manera en que la entendemos.
Ni tampoco fue la inerrancia, la invención de esos 334 hombres, quienes se reunieron en 1978. Ellos codificaron la creencia estándar, mantenida a través de la historia de la iglesia, en respuesta a los heréticos que la negaban. Atanasio venció a Arrio, Agustín venció a Pelagio, Lutero venció a la iglesia católica y Cristo venció las tentaciones de Satanás en el desierto —todas esas victorias fueron ganadas esgrimiendo la espada del Espíritu, porque hombres piadosos confiaron en la enseñanza clara y perfecta de la Inerrante Palabra de Dios.
Era Tiempo de Restablecer los Límites
Grace Community Church y The Master’s Seminary presentaron una cumbre de cuatro días acerca de la inerrancia. Pastores y líderes de la iglesia de todo el mundo se reunieron para honrar y explicar la autoridad, suficiencia y seguridad de las Escrituras; y defenderla de nuevas amenazas, incluyendo algunas que estaremos comentando aquí en el futuro.
Cumbre de la Inerrancia, 2015.