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Para nuestra lección de esta mañana, abran por favor sus Biblias en el capítulo 15 de Juan. Y hoy continuamos con la segunda parte de Permaneciendo en la Vid. Nuestro primer mensaje se concentró en los versículos 1, 2 y 3; y fue exclusivamente una explicación a detalle de las partes de la analogía. Y los versículos 4 al 11 entran aún a más en detalle, conforme describen los diferentes aspectos y todas las derivaciones. Y entonces, en esta mañana, llegamos a la segunda parte de Permanecer en la Vid.

Recientemente, he estado leyendo un libro. Y estaba leyendo este testimonio de una mujer. Decía lo siguiente, y cito: “Se les pidió a dos mujeres que visitaran a un vecino que estaba enfermo y en problemas. Fueron a la casa de la persona y encontraron al pobre hombre gimiendo en el suelo. “Hemos venido a ayudarle,” le dijeron. Él respondió que era demasiado tarde. “Asistí a sus reuniones hace dos años atrás. El Espíritu habló a mi corazón y me dijo que fuera al altar a suplicar a Dios que tuviera misericordia, a aceptar Su salvación; y me rehúse. Ha sucedido una y otra vez; y me he rehusado. Finalmente, el Espíritu me dejó y estoy tan perdido como si estuviera ya en el infierno. Es demasiado tarde, me voy al infierno.” Fin de la cita. El pequeño artículo decía que vivió dos semanas y su casa era un lugar de oscuridad y demonios hasta que falleció.

Ese es un incidente trágico. Es un incidente que se repite de manera común alrededor del mundo. Es un incidente de una oportunidad de responder al Evangelio de Jesucristo conforme es dirigido por el Espíritu Santo. Y rehusarse a hacer eso y resistir al espíritu de Dios, quien no siempre luchará con el hombre y se va; y el hombre está condenado. Hubo otro hombre que hizo lo mismo, nada más que sus oportunidades fueron mucho mayores que las de este hombre acerca del cual les he leído. Su nombre era Judas. Él caminó durante tres años con Jesús y vio todo lo que podía verse, oyó todo lo que podía oírse y se alejó; un diablo. Un traicionero ingrato que amaba al dinero, que terminó suicidándose y chocando contra las rocas; y terminó en el infierno por toda la eternidad y fue a su propio lugar, como la Biblia lo llama.

La tragedia más grande que existe es la tragedia del discípulo Judas, el cual está cerca de la verdad de Jesucristo, se apega de manera superficial a Jesucristo y luego, en algún punto, se aleja y está condenado. Al llegar a Juan 15, Jesús está en el aposento alto. Y Él tiene en mente dos tipos de discípulos, los once que están ahí frente a Él, quienes son discípulos genuinos y el que se ha ido para traicionarlo, el discípulo Judas. Y al pensar en estos dos discípulos, Él presenta esta analogía hermosa de la vid y los pámpanos. Él es la vid y el Padre es el labrador; y los pámpanos son discípulos, algunos de ellos reales, algunos de ellos son pámpanos Judas. Y Él les dice que pueden identificar a los pámpanos verdaderos porque dan fruto y agradan al Padre y obedecen y continúan en amor y permanecen; y puedes distinguir a los pámpanos Judas porque sólo son temporales y poco tiempo después se van y nunca tienen fruto real.

En nuestro primer mensaje, vimos los versículos 1, 2 y 3; y vimos esta introducción básica de la analogía. Después, comenzamos la semana pasada al llegar el versículo 4, a ver cómo Jesús se mueve y suplica. Y la súplica está en el versículo 4: “Permaneced en Mí y Yo en vosotros.” Jesús entonces está hablándole primordialmente a ese discípulo superficial y diciéndole que sea uno real. Que no repita nuevamente la tragedia de Judas. La dirección primordial de esas palabras al principio del versículo cuatro son dirigidas hacia ese pámpano Judas, a ese cristiano profesante. Y es un ruego para que sea un cristiano real, para que realmente se salve y realmente permanezca. Y después, vimos la semana pasada como Él repite lo mismo con palabras diferentes en los versículos 8, 9 y 10. Él dice: “Da mucho fruto, continúa en Mi amor, permanece en Mi amor al guardar Mis mandamientos.” Todas esas son el mismo tipo de directrices que van al discípulo profesante que no es real. Son directrices a ese pámpano Judas para que sea legítimo, el ruego del corazón de Cristo a que vaya en contra de esa tragedia terrible de estar cerca de Jesús, identificarse superficialmente, pero no ser salvo. Y entonces, lo que aquí tenemos es a Jesús presentando dos tipos de discípulos en los pámpanos: un pámpano es un discípulo verdadero, uno es falso. Un pámpano es algo y el otro está perdido. Aunque ambos en la superficie parecen ser discípulos reales, no lo son. Y entonces, Jesús está llamando, está rogándole al discípulo falso que sea real.

Después, la semana pasada también le dije como un pensamiento secundario, que el término “Permaneced en Mí” también podría ser para un cristiano. En un sentido posicional, permanecemos en Cristo… Esa es la naturaleza de ser salvo. No hay duda acerca de eso, estamos permaneciendo en Cristo. Pero hay un sentido en el cual esto nos puede hablar porque es posible como cristiano inclusive tener ese tipo de excepciones cuando no permanecemos en manera plena como debiéramos -cuando pecamos, cuando en cierta manera seguimos con nuestro propio camino y por un día, una hora o una semana o por el tiempo que sea, vamos en contra del principio de permanecer, aunque en un sentido posicional somos salvos y permanecemos, en un sentido práctico no permanecemos de manera plena, como debiéramos. Esa es la idea de comunión. Siempre estamos en comunión con el Padre, siempre estamos en comunión con Cristo porque la comunión significa convivir, estar cerca; y nada puede romper eso de manera total si realmente somos salvos. Pero perdemos el gozo y la experiencia de esa comunión. Y así es con permanecer, en un sentido posicional siempre permanecemos, pero con frecuencia perdemos el gozo y la experiencia de permanecer y entonces, en un sentido, “permaneced en mi” puede ser a un creyente acercarse a Jesús lo más que sea posible y estar en una relación tan íntima, tan cercana a Cristo de tal manera que Cristo está fluyendo a través de él lo más que sea posible. Y vimos eso la semana pasada con detalle.

 Pero regresando a nuestra referencia primordial, aún incrédulo que está fingiendo, por así decirlo, quiero que veamos el día de hoy las consecuencias del discípulado. Un hombre tiene dos opciones. Él puede ser un pámpano que está permaneciendo verdaderamente en Cristo, puede ser un cristiano real o puede ser un pámpano que no es real, es temporal, no tiene fruto, no continúa en el amor de Cristo, no obedece Sus mandamientos de una manera continua y termina, en últimas, en desastre eterno. Ahora, Jesús le dice a todo hombre que es un discípulo falso que sea un discípulo real. Y quiero mostrarle hoy las consecuencias de ser un verdadero pámpano y las consecuencias de ser uno que es cortado porque nunca fue uno real desde el principio. Y para cuando terminemos el día de hoy, si ha tenido dificultad para determinar si usted es real o es un hipócrita, si debe darle su vida a Jesucristo o debe ser religioso, si debe ser verdaderamente salvo o simplemente jugar un juego, si cuando yo termino usted tiene ese problema, entonces realmente usted está asido de manera mortal por Satanás porque la opción es tan obvia cuando usted ve las consecuencias.

 Ahora, la semana pasada le dije cuál era el significado básico de permanecer. Y ahora quiero mostrarle, en segundo lugar, las bendiciones de los pámpanos que permanecen; en tercer lugar, como se queman los pámpanos que no permanecen. Un verdadero discípulo, un verdadero cristiano que realmente entrega su vida a Jesucristo es bendecido. Un individuo que se apega de manera superficial a Jesucristo es quemado y esa es simplemente la distinción que quiero que vea en el día de hoy.

Muy bien, entonces, en segundo lugar en su bosquejo, si lo tiene ahí en su boletín y puede seguirlo si quiere, continuamos con el mismo mensaje que comenzamos la semana pasada, tenemos la bendición de los pámpanos que permanecen. Y veremos esto en varios versículos brincando de uno a otra conforme tenemos que entender aquí la descripción, versículos 5, 7, 8 y 11, registrando las bendiciones de los pámpanos que permanecen; y son bendiciones emocionantes para el verdadero discípulo. Para el que verdaderamente es un pámpano, para el que realmente ama al Señor Jesucristo, para el que está pegado a la Vid, que tiene una relación de amor con Cristo en quien la vida de Cristo realmente vive, aquel a través de quien Él derrama Su esencia y nace el fruto, las bendiciones va más allá de bendiciones fantásticas, emocionantes, van más allá de lo que podemos creer; y quiero mostrárselas.

En primer lugar, y puede apuntar estas porque son muy importantes. La primera bendición de un pámpano que verdaderamente permanece es fruto. Fruto. Versículo 5: “Yo soy la Vid, vosotros los pámpanos.” Ahora, Él les está recordando de ese principio, “el que permanece en Mí y Yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de Mí, nada podéis… ¿qué?… hacer.” Lo cual significa que no puede haber fruto en un pámpano que no es real.

Muy bien, ahí hay un principio básico, que un pámpano que permanece va a producir mucho fruto. Ahora, hace dos semanas le dije que todo cristiano da fruto, que no existe un cristiano que no da fruto. Y le dije que Jesús dijo: “Todo buen árbol da buen fruto”. Jesús inclusive dijo que puede determinar si un hombre es salvo o no por su fruto, porque Él dijo: “Por sus frutos los conoceréis.” Y aquí en el versículo 5 dice lo mismo: “El que permanece en Mí lleva mucho fruto.” Siempre habrá fruto en un creyente. Puede ser difícil encontrarlo, pero ahí estará. Puede haber lapsos, puede haber ocasiones en las que no experimentamos la vida que se caracteriza por permanecer en Él, pero habrá fruto porque esa es la naturaleza de nuestra vida. Si Cristo está en mí, entonces Él producirá algo en mi vida. Debe haber fruto en la vida de todo creyente, no existe algo tal como un creyente que nunca da fruto.

La primera bendición entonces, es fruto. Ahora que quiero mostrarle algunas cosas acerca de esto porque muchos de ustedes me han estado preguntando esto y algunos de ustedes han estado estudiando sus Biblias para tratar de entender lo que es el fruto. Y esperé dos semanas porque quería que su apetito se abriera antes de que los alimentara con el fruto. ¿Muy bien? ¿Por qué es importante el fruto? El fruto es importante; entonces usted se preguntará por qué no molestamos. Si soy salvo, ¿por qué no tan sólo me salvo y me quedo aquí esperando y voy al cielo? El fruto es importante. Dios quiere que usted tenga una vida productiva y Él produce cosas a través de su vida por Su propio poder y Su propia esencia. El fruto es importante en primer lugar porque Dios habla de él muy a menudo. En el Antiguo Testamento, 106 veces usted encuentra la palabra principal para fruto; en el Nuevo Testamento habla de fruto 70 veces. Muy, muy importante. De los 27 libros del Nuevo Testamento, 24 se refieren a la idea de fruto. Todas las epístolas de Pablo hablan acerca de fruto en la vida de un creyente. Éste no es sólo un principio en el Nuevo Testamento, como le he dicho, 106 veces en el Antiguo Testamento. Permítanme leer alguna de ellas. Salmo 1: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia y en Su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo.” Inclusive en el Antiguo Testamento, el hombre bienaventurado, el hombre piadoso, era un hombre que daba fruto. La vida de Dios estaba en él, operando de manera productiva. Y tienen lo mismo en el Nuevo Testamento, en Gálatas, por ejemplo, capítulo 5, el apóstol Pablo se enfoca en esto de manera clara. Él dice en el versículo 22: “Mas el fruto del Espíritu es…” Y después, Él presenta esa larga lista: amor, gozo, paz, etcétera. Y veremos eso en un momento. Y entonces, el fruto es parte del hombre bienaventurado, parte del hombre piadoso, tanto del Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, Dios ha diseñado que tenga una parte.

Este es el producto de la vida de Dios en un hombre. Está en todos lados en la Biblia. No sólo eso, sino que yo creo que el fruto es importante porque Dios es la fuente del fruto. Un hombre no es la fuente del fruto. Usted no es la fuente de fruto en su vida, usted es simplemente la rama, el pámpano. Dios es el agente que produce el fruto. Es Su poder; es Su vida que produce fruto.

En Óseas 14:8, Dios dice: “De Mi será hallado tu fruto.” Y ese es un principio del Antiguo Testamento. El fruto es de Dios y sólo la persona o el pámpano que permanece en la vid de tal manera que la vida de la vid fluya a través del pámpano, sólo esa persona puede dar fruto porque el fruto es de Dios. Y fuera de él no hay fruto en absoluto. De hecho, en Filipenses 1, versículo 11, él habla acerca de fruto desde el punto de vista de salvación. Él dice esto: “Siendo llenos con los frutos de justicia.” No puede haber fruto alguno a menos de que haya justicia, no puede haber justicia alguna a menos de que un hombre haya nacido de nuevo y reciba la justicia de Cristo.

Ahora observe esto, permítame leer el versículo de otra manera. “Siendo llenado con los frutos de justicia, que son a través de Jesucristo o por Jesucristo.” Ahora, puede ser de dos maneras. La única manera en la que usted jamás tendrá fruto es siendo salvo; y eso también significa que el fruto en usted es el producto de Cristo en usted. Y entonces, no hay manera en la que un individuo jamás pueda producir fruto fuera de la justicia, no hay manera alguna en la que un hombre pueda jamás producir justicia fuera de Jesucristo; y sólo porque usted es hecho justo en Jesucristo, usted no puede producir el fruto, todavía es Él en usted produciéndolo a través de usted. Recuerde el principio, Óseas 14:8: “De Mí será hallado tu fruto.” E incidentalmente, inclusive Cristo dijo que todo el fruto de Su vida, todo lo que Él hizo, dijo que vino de Dios. Por completo. Él dijo: “El Padre está llevando a cabo Su obra en y a través de Mí.”

Todo poder espiritual viene entonces de Dios y todo fruto viene de Dios. Él habló mucho de eso, Él es la fuente de eso y esa es la razón por la que es tan importante. Viene de Dios y es impartido a nosotros.

Ahora, ¿qué es fruto? Hablamos de tener fruto en nuestras vidas y dar fruto; y ahora le voy a dar los detalles de lo que es el fruto. En primer lugar, le voy a decir lo que no es. El fruto no es éxito. En ningún lugar en la Biblia el éxito es sinónimo de fruto. Algunas personas creen que si algo es grande, si hay mucha gente o si aparentemente es exitoso por fuera, eso es fruto. Eso no es fruto. Eso puede ser un desempeño carnal, no fruto en absoluto. Entonces, muchas veces pensamos que alguien es realmente fructífero porque en cierta manera tiene éxito y vemos a algún misionero pobre y decimos: ve a ese misionero, ese pobre misionero probablemente es un fiasco; y la realidad puede ser que todos los años de ministerio que está ahí, aunque obviamente no muestra mucho éxito, verdaderamente esté dando fruto mientras que lo otro puede ser desempeño carnal con poco fruto. Usted no mide el fruto por el éxito.

En segundo lugar, no es sensacionalismo. No son números, usted no dice que alguien tiene mucho fruto porque tiene tanta gente que ganó al Señor o porque tiene tanta gente en su estudio bíblico o porque tiene tanta gente en su Iglesia por porque tiene tanto sentimentalismo o porque es tan celoso por algún tipo de programa. Eso tampoco es fruto. Y permítame añadir esto: que el fruto no puede ser simulado. Hay un peligro que es muy sutil en la vida de creyentes que dan fruto y es que tratan de hacer externamente lo que alguien más hace. No todos somos el mismo tipo de pámpanos en el sentido de que producimos el mismo tipo de fruto. Hay distinciones. Todo creyente da fruto en un sentido que es único, aunque es común a todos nosotros, por ejemplo, el fruto del Espíritu es común a todos nosotros, sin embargo hay un sentido en el que nuestro propio fruto es único. Está arreglado de manera única, ordenado de manera única, diseñado de manera única y se desarrolla de manera única. Y es muy fácil que alguien esté en alguna especie de plan de auto mejora en donde está tratando de ser como alguien más y en lugar de preocuparse por permanecer y dejar que Dios produzca el fruto, se preocupa por producir lo que alguien más produce; y termina produciendo una simulación de fruto que ni siquiera es real. Y como le dije la semana pasada, no debemos meternos en esa preocupación en la que estamos preocupados por lo que es el fruto. Ni siquiera tenemos que preocuparnos por eso. Lo único que tenemos que hacer es permanecer; y Dios produce el fruto. Y cuando un cristiano llega a un punto en el que él comienza a simular el fruto de alguien más, está mal. Ha violado el principio básico de permanecer; él ahora está ahí en el piso tirado, amarrado a fruto artificial. El fruto viene de permanecer y no viene por éxito, sensación o tratar de simular a alguien más y amarrarlo.

Permítame mostrarle lo que es fruto. En primer lugar, fruto es muchas cosas en las Escrituras. Muchas cosas. El fruto es, número uno, las virtudes de la vida cristiana. La semejanza a Cristo, es fruto. Un creyente que es como Cristo es un creyente que da fruto. Es una vida que sigue el patrón de Jesucristo. Y creo que esto es exactamente lo que Pablo tiene en mente en Gálatas 5:22 cuando dice: “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tanto les cosas no hay ley.” Ahora esa lista, todas ellas, sin excepción, fueron características de Jesucristo. Y son el fruto en la vida de un creyente. Debemos reproducir la vida de Cristo en nosotros conforme permanecemos en la vid. La semejanza a Cristo es fruto. Él fue conocido por Su amor. Él dio Su amor a Sus discípulos. Él fue conocido por Su paz. Él dio su paz a Sus discípulos. Él fue conocido por Su gozo; y veremos más adelante en esta mañana que Él dijo que quería que Su gozo permaneciera en nosotros. Todo lo que Él tiene, lo da a aquellos que son suyos; y entonces la semejanza a Cristo en todas estas virtudes es fruto. Ahora eso cubre un área amplia. Usted puede mirar a su vida como cristiano y puede decir que no sabe si tiene algún fruto. Bueno, si ahí hay amor, si ahí hay gozo, si hay alguna paz, eso es fruto. Y eso sólo viene conforme usted permanece en Él. Esto es algo tremendo, usted sabe, la gente ve Gálatas capítulo 5 y dice ¿cómo puede tener amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre? Usted sabe, ¿cómo puede alguien tener todo eso? Tengo que trabajar en todo eso. Comienzo con el amor y realmente trabajo en el amor y machaco y me esfuerzo y terminé con el amor; y ahora pasaré a la paz, paz, paz, paz… De ahí al gozo. Oh, el gozo. Como puede ver, en cierta manera usted trata de producir todo eso y dice que eso es bastante difícil. Correcto. Para cuando llega al final, ya perdió su gozo. Y después tiene que comenzar de nuevo y no está seguro de que tiene algo de paz en su corazón. No ama a nadie. Entonces, lo que sucede es que trata de amarrar el fruto del Espíritu. Lo que necesita hacer es permanecer; y eso es todo. Sólo preocúpese por su relación con Jesús, de estar cerca de Él; y eso simplemente va a a ser producido de manera rápida. Y eso va a reproducir en usted semejanza a Cristo. Eso es fruto. Y le voy a decir algo que también es fruto. No sólo semejanza a Cristo sino también confesión en alabanza. La confesión de Cristo en alabanza es fruto. Usted preguntará cómo llegué a esa conclusión, de donde saqué eso. Bueno, lo saqué de Hebreos 13:15 para ser específico. Dice esto: versículo 15 del capítulo 13 de Hebreos: “Así que ofrezcamos siempre a Dios por medio de Él sacrificio de alabanza; es decir fruto de labios que confiesan Su nombre. Cuando usted alaba y agradece a Dios, cuando usted Le confiesa en alabanza, Le está ofreciendo fruto. El fruto es confesión y alabanza y gratitud. Cuando usted alaba a Dios, cuando usted Le agradece a Dios, eso es fruto. Eso es exactamente lo que dice aquí. El pronunciar el nombre magnífico de Cristo, un espíritu que adora agradecido, es fruto. Cuando usted adora y expresa Cristo su adoración y su alabanza, eso es fruto. Cuando usted se pone de rodillas y Le agradece por todo lo que le ha dado, eso es fruto. Y el Antiguo Testamento ha hablado bastante de esto: Isaías 57, Óseas 14. Permítame darle algo más que es fruto.

Una tercera cosa que es fruto son las contribuciones a aquellos que están en necesidad. Normalmente no pensamos en eso como fruto, pero lo es. Cuando usted satisface la necesidad de alguien, eso es fruto. Y le voy a mostrar por qué digo eso. Hay varios lugares en la Biblia que presentan esto; pero permítame llevarlo por un momento a Filipenses 4:17. El apóstol Pablo había recibido de la Iglesia en Filipos una ofrenda de amor. Y cuando Pablo claro, estaba en Roma en cadenas, recibió esta ofrenda de amor de los creyentes en Filipos. Y como resultado de eso, él dice en Filipenses 4:17 pensando en esta ofrenda: “No es que busque dádivas sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.” Eso es interesante. Él está diciendo no es que quiero una ofrenda; es que me encanta ver fruto. En otras palabras, me da gusto su ofrenda de amor no porque la recibí sino (porque ese no es el punto) porque es el fruto de su relación con Cristo. Entonces, él considera a esta ofrenda como fruto. Ahora, en Romanos 15:28: “Así que cuando haya concluido esto y les haya ya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España.” Ahora, él les iba a mostrar a los judíos este principio, que los gentiles convertidos le habían enviado una ofrenda. Y él va a decir que va a mostrarles eso para mostrarles a los judíos que realmente están con nosotros. Que han dado una ofrenda, un regalo. Y él los llama ahí nuevamente fruto. Evidentemente, Pablo vio que esto es la clave, en la ofrenda, también vio el amor. Y él casi amarra los dos, la ofrenda y el amor. La ofrenda representa el amor; y entonces Pablo recibe estas dos ofrendas y las cuenta como fruto por parte de estos creyentes. Y entonces, vemos que una contribución a aquellos en necesidad cuando es hecha en amor, es fruto. Es el fruto; y el regalo de amor, la ofrenda de amor al mismo tiempo. Y Pablo dijo eso por lo menos en esos dos lugares.

Muy bien, en cuarto lugar, fruto no sólo es semejanza a Cristo, confesión de alabanza y gratitud y contribuciones de amor sino que fruto también es comunicación que bendice a otras personas. La enseñanza es fruto. Comunicar alguna verdad espiritual a alguien más es fruto; y le mostraré de donde saqué esto. Primera de Corintios 14:14. Y este es un capítulo muy importante, hablando de lenguas, pero en el versículo 14 también habla de manera muy importante acerca de otras cosas. Primera de Corintios 14:14: “Porque si yo oro en lenguas desconocidas mi espíritu ora. Pero mi entendimiento queda sin fruto.” Aquí no está hablando del énfasis en las lenguas tanto como está hablando de la idea de oración. “Porque si yo oro en lenguas desconocidas mi espíritu ora pero mi entendimiento queda sin fruto.” Mi entendimiento queda sin fruto. Si un cristiano ora en un idioma que nadie conoce, su entendimiento queda sin fruto. Es incapaz de comunicar el significado. Si yo me pongo de pie y comienzo a orar a Dios en un idioma que nadie conoce, no estoy contribuyendo en nada a ustedes. No hay fruto en eso. No hay fruto. El cristiano que realmente está sintonizado con el Espíritu va a pensar en otros primero y de va a orar con su entendimiento para que pueda impartirles verdad espiritual. Eso es fruto. Comunicación que bendice a otros, que no es egoísta; es fruto. Usted podría meter esto en diferentes áreas. En muchas otras áreas. Un creyente puede entretenerse a sí mismo, puede estudiar la Biblia por sí mismo y en cierta manera, engordar de la Biblia y nunca molestarse por compartirlo con nadie más. Eso no da fruto, es infructuoso en el sentido de no compartir y comunicar para compartir a otros. Entonces, la comunicación que tiene como su objeto la bendición de alguien más también es considerada fruto y no da fruto el hacer cosas que limitan el beneficio sólo a usted. Entonces, fruto es mantener a otros en mente.

Muy bien, y después en quinto lugar; y esto en cierta manera incluye todo. Fruto es también conducta en general. Conducta en general. En Colosenses 1:10 dice (Pablo claro aquí está hablando a los colosenses en un tipo de adoración) dice: “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra.” Las buenas obras son fruto. La conducta en general es fruto. Entonces, vemos que hay varias maneras en las que un creyente puede dar fruto. Reproduciendo las virtudes de Jesucristo al permanecer, confesando el nombre de Jesucristo en alabanza y gratitud, contribuyendo a las necesidades de otros en una ofrenda de amor. Y después, la idea de comunicar a aquellos que le rodean en lugar de ser egoísta y no dar fruto, centrando todo en su propia vida y después esta: conducta en general. Las buenas obras son fruto. Todas esas buenas obras que usted pueda hacer también caen en la categoría de fruto.

Quiero darle uno más; y éste quizás es con el que más familiarizado está la gente y son los convertidos; los convertidos también son fruto. La gente ganada a Jesucristo a través de dar testimonio es fruto de permanecer. Ahora, observe esto. La manera en la que usted puede ganar almas de manera eficaz, la manera de dar fruto en este sentido no es estar corriendo por todos lados si no es hacer ¿qué? Permanecer en la Vid. Y conforme usted permanece, el fruto vendrá y las oportunidades estarán ahí. Preocúpese por concentrarse en su relación con Cristo y Él le va a dar toda oportunidad que ha diseñado para usted. Y la va a hacer una oportunidad fructífera si usted es un pámpano que permanece. El principio es simple. No se moleste porque no ha ganado x cantidad de gente.

Me acuerdo cuando estaba en la universidad, nos dieron una tarea en el verano que teníamos que darle testimonio a varias personas por semana. No nos dijeron cuántos tenían que salvarse para que nosotros sacáramos un nueve en la clase; pero nos dijeron que teníamos que dar testimonio a siete por semana. Y le digo que si en algún punto hubo un súper legalismo, fue éste. Quiero decir, si usted quería tener una buena actitud y lo quería hacer de manera honesta, no podía porque continuamente, conforme lo hacía, usted realmente no estaba haciendo esto de manera honesta, lo estaba haciendo para obtener una calificación. La manera de ganar gente a Jesucristo no es andar corriendo tratando de ser legalista, sino es permanecer. Esa es la manera en la que debemos hacerlo.

Muy bien, la Biblia nos enseña entonces que los convertidos son fruto. Juan 4 presenta el pensamiento, ahí en el Nuevo Testamento. Y quiero mostrarles un par de principios aquí. Juan 4. Veamos el versículo 31, Jesús aquí va camino a Samaria y llega al pequeño pueblo de Sycar, se encuentra con la mujer en el pozo, ella va a la ciudad y hace que toda la ciudad salga y lo reciba porque ella no puede creer todas las cosas que le dijo acerca de ella. Versículo 31: “Entre tanto los discípulos le rogaban diciendo “Rabí, come.” Él les dijo: “Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.”” Y Él tenía razón; ellos no tenían idea de lo que estaba hablando. “Entonces, los discípulos decían unos a otros: “¿Le habrá traído alguien de comer?” Jesús les dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe Su obra. ¿No decís vosotros…?” Y entonces, por supuesto, Él levanta sus ojos y ve a la gente; y para cuando ha dicho estas palabras, ve a la gente que viene y dice: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.” Y aquí vemos que Él dice en el versículo 35: “No decís vosotros: ¿Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?” Realmente no es momento todavía de cortar los campos. Pero les dice: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos porque ya están blancos para la siega.” Él ve a la gente blanca, por así decirlo, que viene por el campo y dice que ellos son la cosecha. Versículo 36: “Y el que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.” ¿Sabe algo? Usted no siempre tiene que ser el que guía a alguien a Jesucristo para tenerlo como fruto. Está el que siembra y el que siega. Algunas veces, usted sabe, lo único que hace sembrar. Siempre pienso en William Carey. Él pasó 35 años en la India antes de ver a un convertido. Alguien dijo que esa era una vida sin fruto. Amigo mío, casi todo convertido desde ese entonces va a estar en ese pámpano porque él es el que tradujo todo el Nuevo Testamento a casi todo dialecto disponible en India en ese entonces. Eso es sembrar, alguien más cosecha. Entonces, los convertidos son ciertamente frutos. Permítame leerle otro versículo. En el capítulo 16 de Primera Corintios, versículo 15, dice lo siguiente: “Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya; y que ellos se han dedicado al servicio de los santos.” Las primicias se refieren a los primeros frutos de Acaya. Pablo llama a esta casa en particular de Estéfanas los primeros frutos de Acaya, las primicias. Fueron los primeros convertidos en Acaya. Entonces, fruto de nuevo, en el libro de Corintios es considerado aquellas personas que son ganadas a Cristo. Romanos 1:13, es posible que esto es de lo que Pablo está hablando cuando dice que quería venir a Roma para tener algún fruto entre ustedes. Entonces, la Vid envía la vida al pámpano y el pámpano da fruto. Todo lo que tiene que hacer el pámpano es permanecer. Y el fruto es semejanza a Cristo. Es la idea de confesar alabanza a Dios, es la contribución en amor a otros en necesidad, es la comunicación que bendice a otros en lugar de estar diseñada para uno mismo de manera egoísta, es conducta en general -todas nuestras buenas obras-y son los convertidos, almas ganadas a Jesucristo. Todo eso es lo que el Nuevo Testamento considera como fruto de un pámpano. Y le diré que es algo maravilloso darnos cuenta de que Cristo está produciendo eso en nosotros. Y si no estamos disfrutándolos y estamos experimentándolos y no estamos viéndolos cumplirse en nuestras vidas de manera total, entonces el motivo es muy sencillo. Simplemente no estamos permaneciendo experimentalmente como Dios diseñó que permaneciéramos.

Muy bien, permítame mostrarle lo segundo. Lo segundo que se considera como bendición para el pámpano que permanece está en el versículo 7. Y es fidelidad en que Dios responde la oración. En primer lugar, fruto; y fidelidad de Dios respondiendo a la oración. ¡Qué promesa colosal es esta! Observe el versículo 7: “Si permanecéis en Mí, Mis Palabras permanecen en vosotros. Pedid todo lo que queréis y os será hecho.” Dios dice: “Si usted verdaderamente es un pámpano que permanece, Yo voy a ser fiel en responder toda oración.” Esta es una promesa fantástica. Quiero que se dé cuenta, sin embargo, que en esta promesa hay dos condiciones que permiten que Dios responda. En primer lugar, dice esto: Si permanecéis en Mí. Si usted es un verdadero creyente, Dios (observe esto) no tiene la obligación de responderle oraciones a un incrédulo. Y ampliaré eso en un momento. Usted debe ser un verdadero pámpano. La palabra permanecer es “mainatai.” Significa permanente. Esto es punto de acción, eso lo determina. Usted debe estar permaneciendo de manera permanente, un pámpano. Un verdadero creyente. La marca de un verdadero cristiano es que permanece; y si usted es un pámpano que permanece es un verdadero cristiano. Él no está diciendo si continúa permaneciendo; Él está diciendo si tú eres un erest, un punto de acción, un pámpano que permanece que fue conectado en un punto, eso entonces encaja con la condición número uno para que su oración sea respondida. Entonces, si un hombre tiene una unión permanente con Jesucristo, si es un pámpano verdadero, esa es la condición número uno para la oración contestada. Y como recién he dicho, Dios no tiene la obligación de responder la oración de un incrédulo. Alguien me ha preguntado si Dios alguna vez responde las oraciones de un incrédulo. Bueno, sí lo hace. Y puede hacerlo en Su propio diseño, en Su propia soberanía, en Su propia voluntad para Su propio propósito; pero no tiene obligación de hacerlo, Él no hace promesas, sólo tiene Su soberanía para determinarlo, no es una promesa y especialmente no estará inclinado a responder la oración de un pámpano Judas.

Esta es la condición uno. Permítame mostrarle la condición dos, para tener oración contestada. “Si permanecéis en Mí y Mis Palabras permanecen en vosotros,” esa es la condición número dos, para tener oraciones contestadas. Y esto es tan bueno. ¿Puede imaginarse este versículo sin esa declaración? “Si permanecéis en Mí y pedís lo que quieras será hecho.” ¡Guau! Eso sería un cheque en blanco, ¿no es cierto? Un cheque en blanco firmado por Dios, usted agrega la cantidad. Eso no funcionaría. Eso traería problemas. O, pero usted dice que es un verdadero pámpano y pidió muchas cosas y no las recibió. Bueno, tiene que asegurarse de cumplir con la condición dos. Necesita estar ahí. Y es la siguiente: Mis palabras permanecen en vosotros. ¿Entonces, qué significa eso? Significa esto. Si usted es un verdadero pámpano, condición uno; condición dos y su vida continuamente está regulada por la Palabra de Dios, entonces la promesa viene. Pedid todo lo que queráis y os será hecho. Os será hecho. Y la palabra allí, la palabra para palabra, “Mis palabras” es “raimeta” significa palabras. Está hablando de los detalles mismos de las Palabras de Cristo más que sólo el conjunto de la Biblia. Las Palabras individuales de Cristo tienen que estar controlando nuestras vidas. Usted sabe, es muy fácil decirlo, yo me esfuerzo porque mi vida siga el patrón de la palabra de Dios. ¿Qué parte? Bueno, no sé cuál parte, Levíticos 29. Pero el punto es que su vida tiene que seguir el patrón de las Palabras individuales de Jesús, ¿ve lo que quiero decir? Eso va al detalle. Y lo práctico acerca de amar a las personas y estudiar las verdades de la Palabra de Dios y obedecer a Dios, esto entra en áreas muy prácticas. No es una generalización en absoluto. Son las palabras específicas de Jesús a detalle que necesitan estar gobernando nuestras vidas. Si usted es un verdadero creyente y las Palabras de Jesús están controlando su vida, entonces usted puede pedir lo que quiera y lo recibirá. Ahora, cuando un hombre es cristiano, él cumple con la condición uno. Y cuando ese hombre estudia personalmente las palabras de Jesús -y no sólo quiero decir las que están en rojo. No me gustan las Biblias con las letras en rojo en absoluto, porque asumen que lo que Jesús dijo es más importante de lo que dijo a través del apóstol Pablo y no es así. Lo que Pablo dijo y lo que Pedro dijo y lo que Juan dijo y Judas y los escritores de Hebreos y todos ellos, todavía es la palabra de Jesucristo en nosotros. Todavía son Sus palabras. Son igualmente importantes. Entonces, cuando un hombre cristiano, cumple con la condición uno; pero cuando ese hombre estudia el Nuevo Testamento, estudia el Antiguo Testamento, primordialmente el Nuevo Testamento, aprendiendo las verdades que Cristo ha revelado y continúa revelando a través de los escritores del Nuevo Testamento, cuando eso es lo que controla su vida, entonces cumple con la condición dos y puede pedir lo que desea y Dios responderá. Porque bajo la condición dos, él está siendo controlado por completo por las palabras de Cristo.

Ahora, creo que lo mismo se nos indica en el capítulo 14, versículo 13. No dice que todo lo que pidiereis, haré. No dice eso, ¿o sí? Dice “Todo lo que pidiereis al Padre en Mi Nombre, lo haré.” Dice lo mismo en el versículo 14: “Si algo pidiereis en Mi nombre, Yo lo haré.” Es la misma idea. Su nombre. Eso es, todo lo que Jesús significa, todo lo que Él implica, todo lo que Él es, cuando usted ora con Él en mente, no significa que al final de su oración ahí mete “en el nombre de Jesús” y esa es la fórmula. La idea es que usted está orando de manera coherente con las palabras y la voluntad de Jesucristo; y cuando es así, entonces su oración será respondida. Y puede estar seguro de que cuando usted reciba una respuesta positiva a su oración, en ese punto, usted ha pedido de acuerdo con Su Palabra y de acuerdo con Su Voluntad.

Y entonces, el cristiano permaneciendo en Cristo y en cuyo corazón las Palabras de Cristo están en control completo, no va a pedir nada contrario a la voluntad de Cristo. Si las palabras de Cristo están en control y él ora a partir del control de las Palabras de Cristo, no podría pedir algo que violara la voluntad de Cristo, ¿o sí? Entonces, él recibirá lo que pide. Si la influencia controladora de su vida es lo que dijo Jesús, entonces usted nunca va a pedir nada fuera de su voluntad porque usted está controlado por Su Palabra.

Su Palabra y Su Voluntad siempre están en línea. Es un principio simple. Entonces, como le dije hace unas semanas atrás, cuando estábamos estudiando el capítulo 14, cuando usted se acerca a Dios en oración, su oración debe con tener algo así: “Padre estoy pidiendo esto porque es la voluntad de Jesucristo. Estoy pidiendo esto por causa de Jesús, Padre. A Él le gustaría que esto se hiciera. Ahora, cuando usted puede decir eso, entonces usted está pidiendo en línea con Su Palabra y Su Voluntad. Y es muy fácil hacerlo de manera opuesta. Es muy fácil no pedir de acuerdo con la voluntad de Jesucristo. Es muy fácil no ser controlado por Sus Palabras, de hecho es frecuente. En Santiago 4, versículo 3, dice que pedís y no recibís. Y usted dice espere un momento, esto dice que si usted es cristiano y pide… No. Usted pide y no recibe por que pedís mal, para qué se lo pueda consumir en sus concupiscencias. ¿Ve la diferencia? Una cosa es decir Padre, Jesús quiere esto, mi vida está controlada por Tus preceptos, soy un pámpano que permanece, Su vida está fluyendo a través de mí, siento que esa es Su voluntad, veo que esa es Su voluntad. Padre, esta es mi petición. Eso es una cosa. Y otra cosa es decir y por cierto, Dios, me gustaría… Eso es egoísta. Eso es pedir mal. Hay un versículo que es sorprendente en línea con lo que estamos diciendo, que quizás nunca ha descubierto. Está en el capítulo 10 de segunda de Corintios, versículo 5. Escuche esto: “Derribando argumentos,” esos son pensamientos humanos, razonamientos e ideas, “y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,” en otras palabras, se despoja de todo lo que viola la verdad y el conocimiento de Dios, llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo. ¿Escuchó eso? El creyente debe traer todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo. Los pensamientos de un cristiano deben estar cautivos por Cristo. Entonces, amigo mío, cuando usted comienza a orar, comienza a ver que suceden algunas cosas. Entonces, ¿por qué hay tan poco poder en la oración en estos días? ¿Por qué hay tan poco poder en la oración en nuestra Iglesia, en nuestra vida? Porque realmente no permanecemos y tenemos los pensamientos de Cristo y tenemos Su mente y llevamos todos nuestros pensamientos cautivos a la obediencia de Cristo, somos egoístas y pedimos mal y por lo tanto Dios está restringido en responder a nuestra oración. Pero por otro lado, si tenemos una relación íntima, amorosa con Jesucristo, la Vid, entonces nuestros deseos serán Sus deseos, nuestra voluntad será Su voluntad y cuando pidamos recibiremos. El salmista lo expresa de este modo: “Deléitate a ti mismo en el Señor y Él te concederá los deseos de tu corazón.” Obviamente, si usted se está deleitando de manera completa en Él, sus deseos serán Sus deseos. ¡Qué promesa tan hermosa, fidelidad en oración respondida! Ésa es la segunda promesa a un pámpano que permanece. ¡Qué maravilloso es entender esto, que si usted cumple con la condición uno y la condición dos, Dios responderá todo adoración que usted le presente!

En tercer lugar, una tercera bendición maravillosa. No sólo fruto y fidelidad en la oración respondida, sino la tercera bendición, la gloria del Padre. La gloria del Padre. Literalmente experimentamos la gloria del Padre, damos gloria al Padre, versículo 8. “En esto es glorificado Mi Padre, en que llevéis mucho fruto.” Un creyente que realmente permanece, un creyente que da fruto, es gloria a Dios. Dios es glorificado por su vida y estamos aquí en esta tierra para hacer una cosa: darle gloria a Dios, ¿no es cierto? Darle la gloria que Él merece. Y cuando nuestra vida es una vida que permanece, una vida fructífera, Dios es glorificado. ¡Qué principio tan colosal es ese! Todo lo que usted hace, todo lo que es producido en su vida, es fruto que da gloria al Padre, no a usted, ¿no es cierto? ¿Porque quién lo produce? Dios. Pablo lo expresó de esta manera en Romanos 15:18: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles con la palabra y con las obras.” Todo lo que hizo que valió la pena, Cristo lo hizo por medio de él. Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, mas no vivo yo, mas Cristo vive en mí.” Él lo hace todo. Él hace cada parte de ello. Él lo hace todo a través de mí. Yo sólo estoy ahí, yo sólo soy una rama que permanece; y Él produce todo en mí. Creo que Pedro tenía lo mismo en mente en 1 Pedro 2:12, él dice: “Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles, para que en lo que murmuran de vosotros como malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación al considerar vuestras buenas obras.” ¿A quién glorifican? A Dios. Lo que es producido en su vida le da gloria a Él. ¿No le gustaría glorificar al Padre? Y conforme usted está siendo un pámpano que experimentalmente permanece en Él, Él puede producir en usted más fruto y Él recibe más gloria. Esto es algo increíble, que usted de hecho puede adornar la doctrina de Dios, como dice Pablo. Usted de hecho puede darle gloria mediante una vida que permanece.

Finalmente, en cuarto lugar: no sólo el fruto, fidelidad y la gloria del Padre, sino, cuarto lugar, gozo pleno, versículo 11. Este es el último beneficio, el gozo completo. Esto es tremendo, simplemente tremendo. En todas las palabras de todo este capítulo, hasta el versículo 10, todo eso, todo lo que tiene que ver con permanecer y dar fruto y ser discípulos reales y que se respondan nuestras oraciones y continuar en Su amor y obedecerlo, todo eso fue para llegar a una bendición de culminación. Para darnos gozo, versículo 11. “Estas cosas os he hablado.” Todo desde el 15 en adelante, quizás desde el 3 en adelante: “Estas cosas os he hablado para que Mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido.” ¡Qué promesa tan colosal! Vivir la vida cristiana para algunas personas, si lo ven, pensarían que es una privación de monasterio. Asumirían que el cristianismo es algo terrible, como una especie de píldora religiosa amarga que tuvieron que tragarse. No, no, escuche. Todo es diseñado para nuestro gozo. El cristiano, escuche esto, el cristiano que viola estas cosas no es el gozoso, ¿o sí? Si quiere gozo completo, entonces permanece en el sentido completo. Primero, Él dice: “Para que Mi gozo esté en vosotros”, Mi propio gozo, el gozo Mío, el que Yo experimento, el que comparto en comunión total con el Padre. Regresando al versículo 10, Él dice como ejemplo: “Si guardaréis Mis mandamientos permaneciereis en Mi amor, así como Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre y permanezco en Su amor.” En otras palabras, Él es el ejemplo de la vida que permanece. Yo permanezco mi Padre. ¿Y saben cuál es el resultado de eso? Gozo total. Y le voy a decir algo, es maravilloso darnos cuenta de que en el medio de todo esto Jesús realmente, a pesar de todo el abuso que recibió y demás, a pesar de todo lo que sufrió, todavía tuvo gozo completo. Y Él dice que es el gozo que viene de una relación de permanencia; y quiero dárselos a ustedes, ese mismo gozo que es mío porque Yo permanezco en el Padre. Y cuando ustedes permanecen, tienen el mismo gozo. El gozo viene de una comunión de permanencia. Cuando David pecó ya no sentía la presencia de Dios y ¿saben por qué clamó él? Él clamó porque ya no percibía la presencia de Dios. Él dijo: “Restáurame el gozo de Tu salvación.” Él no perdió su salvación; él sólo perdió el gozo. Porque él dejó de permanecer en el sentido pleno. Y Pedro lo llama gozo inefable y glorioso. Ese es el tipo de gozo que Jesús tenía y es ese el tipo de gozo que pertenece a un cristiano. Y ahora Él dice: “Para que Mi gozo permanezca en vosotros y vuestro gozo sea cumplido.” ¡Que pensamiento tan fantástico! El domingo pasado por la noche hablamos de la llenura del Espíritu y les dijimos que cuando la Biblia habla de algo que está lleno se refiere a la influencia abrumadora controladora que es aquello que llena, ¿no es cierto? Entonces, lo que Él está diciendo que quiere que estemos totalmente consumidos con gozo. Eso es maravilloso. No conozco muchos cristianos que lo son. Conozco a muchos cristianos que se quejan, que están tristes. Y usted también, ¿no es cierto? Conozco a muchos que no tienen gozo. Son como dijo la señora, usted sabe, alguien comentó acerca de ella, tenía un nuevo sombrero, le dijeron qué hermoso sombrero nuevo. Y ella contestó que cuando llega al basurero siempre encuentra un nuevo sombrero. Entonces el hombre respondió, entonces es ahí donde usted los encuentra. Pero hay muchos cristianos que realmente son cristianos que viven en el basurero, que no experimentan gozo pleno. Y la razón por la que no experimentan gozo pleno es porque no experimentan la permanencia completa en Cristo. Porque cuando usted permanece en Él, tiene fruto, sus oraciones son contestadas, el Padre es glorificado y usted experimenta gozo pleno. Y siempre puede distinguir a un pámpano que no está permaneciendo porque es alguien que se ve mal. Y cuando usted oye acerca de esas bendiciones, no sé cómo le puede decir que no a Jesucristo. Permítame darle rápidamente la alternativa; y esto es tan simple como puede ser.

Quiero mostrarle en tercer lugar a los pámpanos que se queman, que no permanecen. Y está sólo en un versículo, lo veremos. Versículos 6: “El que en Mí no permanece será echado fuera como pámpano y se secará. Y los recogen y los echan en el fuego y arden.” Estos son los pámpanos que arden. En primer lugar, observe que el pámpano que no permanece, el pámpano Judas que es un discípulo falso, incrédulo, es echado fuera. Si él fuera real eso no sucedería, ¿sabe por qué? Juan 6:37 dice esto: “El que a Mí viene no le echo fuera.” El verdadero discípulo nunca es echado fuera. Éste es echado fuera y muestra que nunca fue real para comenzar. Después, no sólo dice eso, sino dice que se secará. Cualquier vistazo, cualquier destello de amor que hubo, ya se fue. Él es como esa semilla que fue plantada y que germinó durante un breve tiempo en el piso rocoso y se murió. Y luego esta declaración trágica. Los hombres los recogen y los echan el fuego y arden. Este es una ilustración del Juicio. ¿Quiénes son los hombres? Les diré quiénes son los hombres: son ángeles. Son instrumentos de Dios de juicio; los instrumentos de Dios de juicio no son nadie más que Sus santos ángeles. En el versículo 30 de Mateo 13 Cristo está hablando del hecho de que el trigo y la cizaña crecen juntos; y Él dice que en el Día del Juicio, dirá a los segadores que junten primero la cizaña y que la saquen en manojos para quemarla; pero que recojan el trigo en Su granero. Y después, en el versículo 41, nos dice quiénes son los que recogen. “Enviará el Hijo del Hombre a Sus ángeles y recogerán de Su Reino todos los que hicieron de tropiezo y a los que hacen iniquidad; y los echarán en el horno de fuego, allí será el lloro y el crujir de dientes.” Versículo 49: “Así será el fin del siglo, saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos; y los echarán en el horno de fuego, allí será el lloro y el crujir de dientes.” Jesús lo repite dos veces. Los hombres que reúnen son los ángeles, a quienes Dios enviará para traer a los impíos y a los injustos; y los reunirán para arrojarlos en un infierno eterno. Eso es lo que Él hace con los pámpanos Judas; y ellos arderán allí por los siglos de los siglos.

Esa es la opción. Esa es la opción que tiene todo hombre. Segunda Tesalonicenses 1:7 dice lo siguiente: “Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros. Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de Su poder en llama de fuego para dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder.” Viene un día cuando Dios va a enviar a Sus ángeles para reunir a los impíos, todo pámpano Judas de alrededor del mundo para arrojarlos al infierno eterno. Eso es trágico. ¡Oh, estar tan cerca de Jesucristo al punto de ser un pámpano que se ve como un pámpano real y terminar en el infierno eterno! Eso es lo peor que le puede pasar a alguien. Escuche lo que Pedro dijo: “Ciertamente si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo (en otras palabras, algunas personas se han acercado a Jesús y han llegado a tener un conocimiento intelectual, y sabían de Él y conocían los hechos, después de que eso ha sucedido, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.” Hubiera sido mejor salirse de la Iglesia y olvidar a Jesús y ser tan malvado como usted pueda serlo; simplemente no haga ninguna pretensión. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio, el perro vuelve a su vómito y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. Eso es lo peor que le podría pasar a alguien que se acerca a Jesús y no es real porque la retribución eterna será mayor que la de cualquier otra persona.

Termino con esto. La muerte de William Pope en Lancashire, Inglaterra, leí acerca de esto y es comparable a la muerte de Judas. Quiero que escuche esto, es un hombre que murió en nuestra época; y quiero que escuche lo que sucedió. Él fue miembro de la Iglesia metodista durante la mayor parte de su vida, fingió conocer a Cristo, sirviendo en la Iglesia en diferentes responsabilidades, parecía ser salvo, dijo el biógrafo, su esposa fue una santa que murió, tuvo un funeral glorioso y se fue a estar con el Señor Jesucristo. Inmediatamente después de que ella murió, él comenzó a entregarse a una vida disoluta. Esto es lo que dice el relato, que sus compañeros profesaban creer en la redención de los demonios mientras que él se volvió un admirador de ellos. Frecuentemente en la casa pública de la prostitución; y con el tiempo se convirtió en un borracho. Finalmente, se volvió un discípulo de Tomás Payne y se reunía con sus amigos los domingos para confirmar el uno al otro su infidelidad. Y frecuentemente se entretenían aventando la Palabra de Dios en el piso, pateándola y pisándola. Pero un día, Dios lo azotó con tuberculosis. Uno lo fue a ver y le habló del mérito del gran Redentor y le mencionó cómo podía ser salvo. Y le mencionó varios casos en los cuales Dios había salvado al más grande de los pecadores. Y Pope respondió de la siguiente manera, y cito: “No tengo tristeza, no me puedo arrepentir, Dios me condenará, sé que el día de la gracia está perdido, Dios ha dicho que de alguien como yo que se reirá en mi calamidad, que se burlará cuando venga mi temor, lo he negado, mi corazón está endurecido. Y después dijo esto: “Oh, el dolor que siento del infierno, he escogido mi camino. He cometido el acto de condenación horrendo, he crucificado al hijo de Dios nuevamente, he considerado la sangre del pacto como algo inmundo, oh esa cosa horrible, impía de blasfemar al Espíritu Santo, lo cual sé que yo he cometido y no quiero nada más que el infierno, que venga oh, el diablo y me lleve.” Fin de la cita.

He ahí a un hombre que pasó su vida entera en la Iglesia; y al final su vida fue infinitamente peor que su principio. Y todo hombre tiene la misma opción. Usted puede ser un pámpano permanente en la Vid, recibir todas las bendiciones o puede arder.

Padre, te damos gracias por Tu Palabra, por Su poder, por Su claridad. Y en este momento te pedimos que te muevas en los corazones de la gente, que lleves a cabo Tu obra perfecta. Amén.

 

 

 

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