Este es un mensaje del Pastor John MacArthur traducido y predicado en español para el mundo de habla hispana.
Mateo capítulo 5, versículos 17 al 20. En nuestro texto en esta noche y estaremos considerando una sección de las Escrituras que hemos titulado Cristo y la Ley. En esta noche estaremos viendo el versículo 19, el cual presenta la relación del creyente con la Ley. Es un pasaje tremendamente importante. Leámoslo juntos comenzando en el versículo 17. “No penséis que he venido para abrogar la Ley o los Profetas, no he venido para abrogar, sino para cumplir, porque de cierto os digo que hasta que pase en el cielo y en la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y así enseña a los hombres muy pequeños será llamado en el Reino de los Cielos. Más cualquiera que los haga, los enseñe, éste será llamado grande en el Reino de los Cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.”
Hay un dicho antiguo que ha existido desde los sesentas, que en cierta manera caracteriza el espíritu de la época y es el siguiente “Has lo que quieras.” Cuántas veces ha oído usted eso. La libertad ha sido equiparada con hacer lo que usted quiera, expresarse a sí mismo. Y como un corolario a este tipo de mentalidad de hacer lo que quiera, ha venido una actitud casi anti-ley, la cual podríamos llamar antinominiana o anti ley.
Hay casi un espíritu de transgresión, un espíritu de antinominiano que va de la mano con el concepto de hacer lo que usted quiere. No deje que nadie le diga qué hacer, ni Dios, ni la Biblia, ni el gobierno, ni su escuela, ni su marido o mujer, ni su jefe ni nadie más. Este tipo de ideal antinominiano nos recuerda de una época en la historia bíblica la cual provocó la venganza de Dios porque la Biblia dice que todo el mundo hacía lo que estaba bien a sus propios ojos. Todo mundo hacía lo que bien le parecía. Esto no es nada más que hacer lo que usted quiere, es lo mismo. En nuestro mundo secular, este antinomianismo, esta rebelión, esta mentalidad de hacer lo que usted quiera, realmente se ha revelado a sí mismo en dos áreas que se extienden a muchas otras áreas. En primer lugar, en cierta manera ha dado lugar a una especie de existencialismo personal. El existencialismo es una filosofía que dice que usted tiene que llenar este momento con todo lo que usted quiere. Es todo lo que tiene. Viva usted para el aquí y el ahora. Olvídese de todo y aférrese al aquí y al ahora. El existencialismo dice “Haz lo que quieras ahora. Atrápalo mientras puedas. Aprovéchalo ahora.” Entonces ha emanado de esta actitud de existencialismo personal.
En segundo lugar, también el legado de esta actitud de haz lo que quieras, de esta actitud antinominial en particular, ha sido que la función o el derecho del estado de legislar la moralidad o de decir lo que está bien y lo que está mal, gradualmente está siendo quitada del estado. En otras palabras, lo primero que sucede en una filosofía existencial antinominiana es que todo el mundo hace lo que está bien a sus propios ojos. Y, el siguiente paso natural es que no dejan que nadie les diga lo que está bien. Entonces, usted comienza a ver, no solo un existencialismo personal, sino también una desintegración del gobierno en términos de su función de tratar, de mantener una tapa sobre la moralidad.
Entonces, lo que oímos en la actualidad es “Dejen a todos solos en el área moral. Si quieren alguien ser un homosexual, tener muchas mujeres o cometer todo tipo de crímenes personales, que supuestamente son llamados crímenes sin víctimas, déjenlos solos. No necesitamos ningún gobierno que esté legislando moralidad. No necesitamos a ningún Dios que nos esté diciendo qué hacer. No necesitamos ningún tipo de victorianismo bíblico anticuado que restrinja lo que el hombre quiere. Y como consecuencia, lo que usted tiene en, el declive natural del hombre es un proceso de aceleramiento cuando él se sintoniza con este tipo de pensamiento.
Inclusive en la Iglesia de Jesucristo ha habido esta misma actitud. La iglesia ha sido infiltrada, en muchos casos, por una inmoralidad, inclusive una amoralidad. Se ha vuelto tolerante de la actividad sexual. Recientemente oí de una iglesia, un caballero, quien era un anciano y me dijeron que tenían ancianos y que estaban intercambiando esposas. Decidieron no hacer nada en la iglesia porque podrá crear algunos problemas. Estamos muy conscientes de iglesias en donde a los homosexuales se les están dando ciertos derechos y así, y así sigue. Las iglesias temen disciplinar a la gente porque creen que puede causar olas.
Entonces, inclusive en la iglesia de Jesucristo, una especie de remoción de la autoridad de la palabra de Dios o del poder de la iglesia de actuar en contra del pecado, poco a poco se está llevando a cabo. Y hay otras personas que tienen un espíritu antinominiano en base a una interpretación falsa del concepto de la justicia o de la justificación. Ellos sienten que debido a que hemos sido justificados por la fe únicamente, debido a que hemos sido hechos justos por Dios, debido a que Él nos ha declarado salvos, y debido a que la Biblia dice que ya no estamos bajo la Ley, ahora la gracia es tan magnánima, tan grande y abarca tanto, que podemos hacer lo que queramos y nunca preocuparnos al respecto. Sé de una iglesia en nuestro país, sí, sé de ella muy bien, en donde creen que el cristiano como individuo realmente tiene dos partes. Usted es una nueva criatura y el hombre viejo.
Cuando usted peca es el hombre viejo. Entonces, usted espera a que, si tiene al hombre viejo, él va a pecar. Entonces, el pecado es simplemente el hombre viejo haciendo lo suyo y no sirve de nada disciplinar al hombre viejo, de cualquier manera, está corrupto. Entonces no se preocupe por eso. No hay razón entonces de disciplinar el pecado, no hay razón por la cual deba usted enfrentar el pecado. Simplemente es el hombre viejo que estará con nosotros haciendo lo suyo de cualquier manera. Esto no es nada más que un renacimiento de dualismo filosófico y es anti bíblico.
Siempre habrá gente en la sociedad que quiere revelarse contra Dios, deshacerse de Dios, sus estándares, sus palabras, su ley y es sorprendente que, inclusive, puede ser un problema en la iglesia. Hay gente que ha escrito libros acerca de la gracia, acerca de la justificación, del perdón magnánimo de Dios que han intercambiado ese perdón para vivir vidas viles, malas, disolutas, pecaminosas. Pero eso no es lo que la Biblia enseña. La Biblia nunca enseña que debemos vivir vidas sin piedad, vivir en contra de un estándar divino, que la gracia nos libera de la responsabilidad de obedecer las leyes de Dios, que Dios ha alterado algo de sus estándares morales.
Eso, de hecho, es lo que Jesús dice en este pasaje. Esto es que Dios no ha alterado ninguno de sus estándares morales. Entonces presentamos la pregunta ¿Cuál es la relación del cristiano con la Ley de Dios? ¿Hemos sido salvados por la fe? La Biblia habla acerca de ser liberado de la Ley, pero ¿qué significa cuando dice que todavía tenemos la obligación de obedecer. ¿Cuál es la relación del creyente con la Ley? ¿Estamos libres de ella o no estamos libres de ella?
Realmente creo que el versículo 19 es una excelente respuesta. De manera que cualquiera que quebrante algunos de estos mandamientos muy pequeños y así enseña a los hombres, muy pequeños será llamado en el Reino de los Cielos, más cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado gran en el Reino de los Cielos. Aquí nuestro Señor nos da en un versículo una respuesta muy simple y directa y le recuerdo que nuestro Señor está hablando acerca de su actitud hacia al Antiguo Testamento. Los judíos de su época que estaban oyendo tenían mucha curiosidad acerca de lo que Él pensaba acerca del Antiguo Testamento. Él era tan nuevo, tan diferente a su sistema. Tan diferente al judaísmo que existía en la época. Él era tan diferente de lo que ellos habían definido como religión que querían saber si Él se había apartado del pasado, si Él había abrogado la Ley Mosaica, si Él estaba haciendo a un lado al Antiguo Testamento. Entonces, nuestro Señor en este pasaje nos habla de su perspectiva de la Ley del Antiguo Testamento. En primero lugar el reitera la preminencia de la misma en el versículo 17. La permanencia de la misma en el versículo 18, la pertinencia de la misma en el versículo 19 y después el propósito de la misma en el versículo 20. Ellos estaban esperando un Rey y Él era un Rey, pero ellos estaban esperando un Rey político quien trajera un reino externo, pero Él era un Rey espiritual que traería un rey no interno.
Entonces, en lugar de hablar de una nueva economía o de una nueva política, Él continúa hablando de la virtud. De eso estaba hablando en las bienaventuranzas. En lugar de cambiar lo de afuera, Él quería cambiar lo de adentro. Aquí, Él les dice que la clave para un cambio interior, la clave para poder cumplir con la responsabilidad de estar en su reino es la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento. “Todavía permanece”, él dice “La justicia todavía es definida en términos de Dios. Dios no ha cambiado de parecer.” Entonces, Él exalta, Él levanta la Ley de Dios. Él dice “¿Creo en el Antiguo Testamento? Claro que sí. De hecho, lo mantengo en una mayor estima de la que cualquiera de ustedes se han imaginado.” Entonces, este pasaje, sin duda alguna, es el pasaje más maravilloso del Nuevo Testamento que habla de la exaltación del Antiguo Testamento, la Ley de Dios.
Recordará que hablamos en la primera semana de nuestro estudio de este pasaje, de la preminencia de la ley en el versículo 17. Simplemente para recordar, el Señor dijo “No penséis que he venido para abrogar la Ley o los Profetas. No he venido para abrogar, sino para cumplir.” Hablamos acerca del hecho de que Jesús vio la ley como preminente. En otras palabras, ascendió por encima de cualquier otra cosa. Estaba muy por encima de las tradiciones rabínicas o cualquier cosa que ellos estaban definiendo como religión en sus propios términos. Él exalta la Ley de Dios por tres razones. En primer lugar, su autor es Dios. Era La Ley. En segundo lugar, fue afirmada por los profetas; y en tercer lugar fue cumplida por Cristo.
Esas tres cosas le dan su preminencia. Después nuestro Señor pasó a la permanencia de la Ley. No solo era preminente en ese entonces, es preminente ahora en su permanencia. Versículo 18, “Hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni una tilde pasará de la Ley hasta que todo se haya cumplido.” Los judíos estaban esperando que viniera un sistema más relajado. Estaban esperando el quitar los estándares. Jesús elevó el estándar aún más arriba de lo que cualquiera de los líderes de Israel hubieran hecho. Él dijo “Va a permanecer y va a permanecer hasta que toda pequeña letra sea cumplida.” Después, en esta noche llegamos a la pertinencia de la ley. En el versículo 19, el Señor dice “Si la ley es preminente y permanente, entonces, la Ley presenta una responsabilidad en su vida. Francamente, este es uno de los estudios más elementales, más definitivos que un cristiano jamás pudiera realizar. El comprender y entender en su propia mente espiritual, ¿Cuál es su responsabilidad para con la Ley divina de Dios y es un asunto crítico? Va a determinar si usted es el menor o el mayor en el Reino. Si usted va a entrar apenas, o si usted va a estar cargado de recompensas.
Nuestro Señor advierte a sus oyentes, en el versículo 19 en contra de hacer un lado o de invalidar, inclusive, el más pequeño de los estándares de Dios. Hay varias razones para ello y este es el bosquejo que quiero que siga. En primer lugar, Él dice que la ley es pertinente para nosotros debido a su naturaleza. ¿Qué significa eso? Observe el principio del versículo 19. “De manera que cualquiera.” ¿Para qué está ahí el de manera? Para llevarlo de regreso. “De manera,” Él dice “debido a que es preminente.” Debido a que Dios la escribió, los apóstoles la firmaron y Cristo la cumplió, es preminente. Y debido a que es permanente, por lo tanto, es pertinente. Cualquier cosa que es preminente, cualquier cosa que está por encima de la verdad escrita en la historia del mundo, cualquier otra que esté exaltada como la Palabra misma de Dios, cualquier cosa que es sostenida en alto por los voceros de Dios, los profetas. Cualquier cosa que es cumplida por Cristo mismo es preminente. Debido a que es preminente y debido a que es permanente, por ello es obligatorio el obedecerla.
Dios no presenta cosas inventadas. La Biblia no hace sugerencia, da mandatos. Hay una gran diferencia. Entonces, el primer punto es que somos responsables por oír, escuchar la Ley de Dios debido a su naturaleza. En segundo lugar, debemos oír, debemos escuchar la Ley debido a su consecuencia. Lo que usted y yo hacemos con la Ley moral de Dios va a traer un efecto directo sobre nuestras vidas. La manera en la que tratamos la Ley de Dios va a afectarnos de manera directa.
Hay dos categorías. Aquellos que quebrantan aun el más pequeño mandamiento y enseñan a otros a hacerlos, serán llamados pequeños en el Reino de los Cielos. Aquellos que guardan los mandamientos y enseñan a otros, serán llamados los más grandes o grandes en el reino de los cielos. En otras palabras, por lo que usted hace con la Ley, usted será designado como el menor o el mayor. Veamos, en primer lugar, el resultado negativo, la consecuencia negativa. Debemos obedecer la Ley de Dios debido a su naturaleza como permanente y preminente y debido a sus consecuencias. La primera, el concepto de menor es negativo. El versículo 19 dice que, si usted quebranta esto o enseña a otros a hacerlo, muy pequeño será usted.
Permítame ayudarle a entender este pensamiento. La palabra quebrante es una palabra muy interesante. Es la palabra luo, una palabra muy común en el griego. Significa soltar, liberar, anular o destruir. La idea aquí es que, si usted se suelta así mismo, se libera así mismo de una obligación de obedecer el mandamiento más pequeño de Dios, usted será llamado muy pequeño en el Reino. Es algo interesante ver la palabra aquí debido a la palabra que iba con ella más atrás, ahí en el versículo 17. Ahí Jesús dijo “No penséis que he venido para abrogar la Ley.” Esta es otra forma de la misma palabra luo. Jesús dijo “No he venido para soltar la ley. Si ustedes lo hacen serán considerados el más pequeño en el reino. Nada más que Jesús usó una palabra más intensa. Jesús usó el mismo verbo, nada más que con una cata antes, lo cual lo intensifica. Lo que Él está diciendo esto “No viene a anular de manera absoluta, no vine a destruir de manera absoluta. No vine a devastar de manera absoluta. No vine a abrogar la Ley. Pero si ustedes sueltan, por lo menos una pequeña parte de ella, serán llamados muy pequeños en el Reino.” En otras palabras, Jesús está diciendo “No vine a destruir en absoluto.” Pero la tentación para el creyente va a ser el estar jugando con partes de la misma y hacer a un lado lo que no se acomoda con lo que quieren hacer.
Este es un problema muy común, usted sabe, es muy posible para un cristiano hacer eso. Es imposible para Cristo hacerla a un lado pero es posible para usted hacerlo. ¿No es eso interesante? ¿Es posible para usted y para mí, mediante la desobediencia, ignorancia, una representación equivocado, la manipulación por personas egoístas? El hacer a un lado la Ley de Dios, y simplemente hacer lo que queramos. Es muy posible pero si lo está haciendo, permítame decirle, usted está haciendo algo que Jesús nunca haría. Usted ha dejado de parecerse a Cristo cuando peca.
Observe qué dice: uno de estos mandamientos muy pequeños. ¿Hay grados? Sí. Creo que hay algunos pecados que son más severos que otros. Los judíos creían eso. Los judíos habían dividido al Antiguo Testamento en sus leyes en dos categorías, positivo y negativo. Decían que había 248 mandamientos positivos y 365 negativos, uno para cada día del año. Entonces había 613 mandamientos. Y solían tener muchos argumentos y muchos debates, grandes argumentos, grandes debates acerca de cuáles eran los más pesados y cuáles eran los más ligeros, cuáles eran los importantes y cuáles eran menos importantes. Estaban más preocupados con concentrarse en los más importantes. Sí, había unos más grandes y unos menores en sus mentes y sin duda en la mente de Dios. No obstante, Jesús está diciendo “Si ustedes toman uno de los más pequeños de estos, unos de los más insignificantes y de manera abierta y desafiante, los hacen a un lado y se sueltan así mismos de la obligación con esa Ley o a esa Ley, serán llamados más pequeños en el reino.
Jesús está diciendo que Él sostenía, tenía en alta estima cada parte de la Ley de Dios en su lugar apropiado. Mantenga en mente que había partes de la ley del Antiguo Testamento, partes ceremoniales, civiles y judiciales que encontrarían su cumplimiento en la época de Cristo. Cuando fueron cumplidos, dejaron de ser obligatorios para nosotros. Pero en cualquier punto, en la historia de redención, fuera cual fuera la parte que todavía era obligatorio en ese entonces, nadie tenía el derecho de soltarla, nadie. Esta es la razón por la que he Hechos 20:27, el apóstol Pablo le dijo a los ancianos Efesios “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.” ¿Por qué? Porque todo el consejo de Dios es obligatorio.
Esa es la razón por la que me encanta estar en una iglesia. Esa es la razón por la que deseo estar aquí, porque siento que necesitó enseñar a la gente todo el consejo de Dios. Solía tener 10 trajes y 10 sermones y simplemente me movía, seguía moviéndome, viajaba, pero nunca poder terminar. Cuando usted aterriza en un lugar y derrama su vida en la palabra de Dios, entonces, usted puede enseñar la plenitud, la totalidad del consejo de Dios.
Ahora recuerde, habían algunas partes de la Ley ceremonial, civil y judicial que se relacionaban con Israel, que Cristo cumpliría. En otras palabras, cuando Cristo hizo a un lado Israel, y edificó su iglesia, entonces, la Ley civil que se relacionaba con la nación de Israel fue hecho a un lado. Cuando Cristo murió en la cruz, la Ley ceremonial fue hecho a un lado, el velo fue rasgado en dos, el lugar santísimo se abrió. El sistema sacrificial llegó a un alto. Unos cuantos años después, la ciudad entera de Jerusalén fue aplastada, el templo fue derribado. Y nunca han habido sacrificios judíos desde ese entonces. Entonces, cuando Cristo vino, hubieron algunas cosas que fueron cumplidas, cosas judiciales, civiles y ceremoniales; pero la Ley moral de Dios no ha cambiado.
Acerca de la pregunta de que unos mandamientos sean más importantes que otros, simplemente para ayudarle a entender esto, veamos Mateo 22. Aquí viene una discusión acerca de cuál es la parte más importante de la Ley de Dios. Los fariseos y saduceos están involucrados aquí. Los fariseos vienen y uno de ellos, quien era un intérprete de la Ley, le preguntó a Jesús algo, probándole, diciendo “Maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento de la Ley? Esto indica que esto era su discusión. Querían saber cuál era el mandamiento más importante. ¿Cuáles son los pesados, usted sabe? Queremos guardar esos. En cierta manera es más difícil guardar los pequeños.
Pero si tan solo pudiéramos concentrarnos en los grandes, eso sería bueno. Jesús le dijo “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.” Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos depende toda la Ley y los Profetas. Ahí está. El Señor mismo estaba dándole niveles a los mandamientos. Número uno, amar al Señor con todo tu corazón, alma y mente. Número dos, ama a tu prójimo como a ti mismo. Números 3, 4, 5, 6, 7 y demás vienen debajo de estos. Entonces, aun el Señor reconoció que había una variedad de intensidad y grado de importancia en los diferentes mandamientos. Entonces, es posible que, si hay un gran mandamiento, también hay uno menor.
En Mateo 23:23 dicen “Hay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas porque diezmáis.” Ahora el diezmar estaba bien, ¿no es cierto? Debían pagar diezmo a la nación de Israel por todo lo que ellos cosechaban y todos lo habían hecho. Él dice “Diezmáis la menta y el eneldo,” - una planta - “y el comino.” - Una semilla. Aquí estaban diciendo “Aquí están nueve semillas para mí y una para Dios.” Nueve pequeñas plantas para mí y una para Dios. Nueve pequeñas yerbas para mí y una para Dios. Estaban haciéndolo con cosas pequeñas, minúsculas, pero Él dice “Y dejáis lo más importante de la Ley.” Sí, era importante diezmar, pero, realmente no eran tan importante como la justicia, la misericordia y la fe.
Entonces, en la Ley de Dios había grados. Había mandamientos más grandes y había mandamientos menores. Esto simplemente es un comentario para ayudarle a entender que es posible violar lo que el Señor vería como un mandamiento menos importante, un mandamiento menos importante quizás. Pero, no sea que usted piense que no es importante obedecer los pequeños. Jesús dijo que, si usted suelta su obligación de el mandamiento más pequeño y le enseña a alguien más a hacerlo, usted será llamado pequeño en el Reino.
Regresemos a Mateo 5. “Creo que todos estaremos de acuerdo con que el asesinato era un pecado peor que dejar de observar el día de reposo,” pero para un judío en el Antiguo Testamento, eso era serio. Creo que nuestra época, diríamos que el asesinato es peor que dejar de darle al Señor lo que le pertenece en su ofrenda una semana u otra, pero violar, inclusive el más pequeño de los estándares de Dios es tomar un lugar de respeto menor y honor y recompensa en el Reino. Algunos dicen que cuando dice “Muy pequeño en el Reino” que esto es lo que otras personas pensarán acerca de usted. Algunos comentaristas dicen “Todo mundo pensará que usted es el más pequeño en el Reino y usted va a tener una mala reputación. No creo que eso es lo que está diciendo. No creo que eso es pequeño en un sentido subjetivo en donde alguien piensa que usted es el más pequeño. Creo que es pequeño en un sentido objetivo. Creo que si usted quebranta los mandamientos de Dios, Dios va a hacerlo más pequeño en su Reino.
Estoy contento acerca de algo. No dice que Él lo expulsa. ¿No le da gusto que aun cuando usted fracasa y se pierde o se suelta de la Ley de Dios y sigue y hace lo que usted quiere hacer de cualquier manera y le da la espalda a Dios y lo desobedece de una manera abierta como usted quiera, todo lo que usted puede ser es el más pequeño? Pero usted todavía está en el Reino. Pero creo que es un lugar de bendición, un lugar de fruto, un lugar de utilidad y un lugar de recompensa. Si usted anda por todos lados quebrantando el mandamiento de Dios, usted no va a ser necesariamente expulsado de Su Reino, esa no es la idea. Lo que va a suceder es que usted se volverá en una persona que Él no puede usar, bendecir o recompensar. Usted podrá decir “Simplemente estoy fallando hoy. En el pasado, hombre, realmente yo iba bien. He sido fiel por mucho tiempo. Nada más que últimamente he estado mal. Esa es la razón por la que Juan dice “Cuídense ustedes mismos para que no pierdan las cosas por las que han trabajado, sino que reciban una recompensa plena.
Puede pasar la primera mitad de su vida cristiana ganándolo y la segunda mitad perdiéndolo. Entonces la Biblia dice “Aun el mandamiento más pequeño, cuando es violado, lo hace al individuo más pequeño.” Como puede ver, la razón es esta: Si usted quebranta cualquier parte de la Ley de Dios, usted ha quebrantado todo, ¿verdad? En Santiago 2:10 dice “Porque cualquiera que guardare toda la Ley, pero ofendiera en un punto, te hace culpable de todos.” Usted ofende en un punto y usted muestra una irreverencia para la Ley entera de Dios. Jesús está diciendo “Si violan el principio en cualquier punto, entonces han mostrado una falta de respeto para la totalidad de la Ley de Dios. Lo cual es una falta de respeto, falta de consideración hacia la Santidad de Dios. Una persona así sería el más pequeño. Hay otra posibilidad en este pasaje también y es que está hablándoles a los escribas y fariseos y que los incluye en el Reino solo en un sentido visible. Ellos son farsantes, no son reales en absoluto. Entonces, lo que Él les está diciendo es “Ustedes, personas que toman un lugar físico en el Reino, que se apegan al Reino externamente, y no obedecen las leyes de Dios, van a ser los más pequeños en el Reino.
La implicación es que el juicio definitivo los va a expulsar del Reino para que sean como Juan 15, “Los pámpanos cortados y arrojados al fuego.” No sé específicamente a cuál nuestro Señor se estaba refiriendo aquí. No sé si alguien sabe. Creo que ambos tienen un mensaje maravilloso que podemos escuchar. Si Él está hablando acerca de los ciudadanos, verdaderos del Reino, como algunos comentaristas creen que lo está haciendo, porque Él dice “Vosotros” en el versículo 20 y después hace el contraste “Vosotros, con los escribas y fariseos,” como si Él estuviera hablando acerca de sus discípulos. Ellos creen que lo que Él realmente está diciendo es “Ustedes estarán en el Reino, pero ustedes van a ser los menos bendecidos, los menos útiles, los menos recompensados. Ese es un mensaje tremendo para nosotros. O, por otro lado, si Él se está dirigiendo a toda la multitud, Él está diciendo, en cierta manera están identificados externamente y de manera visible, pero van a ser los más pequeños en todo esto cuando el juicio venga, y los más pequeños van a ser expulsados. En lo personal, me gusta la primera interpretación mejor. Debido al pronombre vosotros, y creo que está dirigiendo lo que está diciendo más a aquellos que han hecho un compromiso.
Si usted cree que es serio romper la Ley de Dios, si usted cree que es serio quebrantar la Ley de Dios, creo que es más serio enseñarle a alguien más hacer eso. Santiago también lo dijo en Santiago 3:1. Dejen de ser tantos maestros porque recibirán mayor condenación. Yo les digo a los jóvenes continuamente. Si Dios no te ha llamado al Ministerio, corre a un millón de kilómetros de eso, no debes buscar la responsabilidad.
Me puedo acordar hace cuatro años atrás cuando me acerqué como nunca a dejar el ministerio. Tenía este terrible sentimiento interno de que no quería la responsabilidad de ponerme de pie y dar la palabra de Dios porque conocía mi propia fragilidad humana y mi debilidad y no quería ser responsable por desviar a nadie. Si quebrantan el más pequeño de estos mandamientos o enseñan a alguien más a hacerlo. Y pueden enseñarlo de dos maneras, amados. Pueden enseñarlo por lo que dicen y pueden enseñarlo por lo que hacen. Si las palabras no están bien, o el ejemplo no está bien y están quebrantando los mandamientos, simplemente está haciendo que su lugar decrezca en su Reino. Como Isaías 9:15 lo dijo. “El Antiguo y el honorable, Él es la cabeza. El profeta que enseña, miente, él es la cola.” Si usted quiere enseñar, enseñe la verdad o no enseñe. Si está en el Reino, vívalo, no la quebrante.
Entonces, aunque Cristo no vino literalmente y de manera total a abolir la Ley, hay creyentes, quienes, a través de su voluntad obstinada y pecado, la hacen a un lado. Esto es algo que Cristo mismo ni siquiera lo haría. Y después le enseñan otros a hacerlo. Los fariseos eran culpables de eso, así como muchas personas en la actualidad. En Hechos 20, Pablo dijo “Lo que yo tema cuando les deje, es que luego luego rapaces entren y no perdonarán al rebaño y de ustedes mismos se levantarán maestros enseñando cosas perversas. La iglesia simple ha sido atacada por herejes de afuera y herejes de adentro o como son condenados por las Escrituras. No, Jesús dice que no lo podemos hacer a un lado.
Hay otra consecuencia. Debemos tomar la Ley de Dios como pertinente para nosotros debido a su naturaleza. Dios la escribió. Los Profetas la firmaron y Cristo la cumplió. En segundo lugar, debemos tomar la ley de Dios como pertinente debido a su consecuencia. Consecuencia número uno. Si usted la quebranta, usted es el más pequeño. Consecuencia número 2, si usted la guarda, usted es el más grande. Este es el lado positivo. Véalo a la mitad del versículo 19 “Más cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el Reino de los Cielos.”
Aquí de nuevo vemos dos cosas. Hacer y enseñar, precepto y patrón, vivir con la vida, vivir enseñando lo que usted es y lo que dice. Él dice, todas las leyes de Dios todavía están vigentes. Todos sus estándares están todavía ahí en la época en la que Jesús estaba hablando, Israel todavía era una nación. Todavía eran una nación constituida apropiadamente y se les estaba ofreciendo el Reino. Como consecuencia todavía estaban bajo la Ley judicial del Antiguo Testamento y estoy usando judicial y civil de manera sinónima, la Ley civil de Israel, y necesitaban guardar cada parte de ella. También estaban todavía bajo la Ley ceremonial, ¿verdad? Todavía estaban involucrados en todos los sacrificios, todas las fiestas, todos los días de reposo y todas las otras cosas porque Cristo todavía no había muerto. La Iglesia no había nacido. Entonces, en el momento en el que Jesús habló, todavía estaban bajo la ley civil, la ley ceremonial y la ley moral. Todavía era obligatorio para ellos cumplirla, guardarla. Nada había cambiado para ellos.
Ahora, para nosotros la ley civil, la ley que constituida de manera apropiada a Israel como nación ha sido cumplida. La ley ceremonial, la ley que estableció el sistema sacrificial y un sacerdocio, todo ha sido cumplido. Tenemos un nuevo sacerdote, un nuevo sacrificio y un nuevo templo no hecho con manos. La única ley que queda para nosotros, realmente es la ley moral. La ley que es la extensión de la naturaleza de Dios y Su persona, amados, que todavía es obligatoria para nosotros.
En 1 Tesalonicenses 2:10, Pablo dice “Vosotros sois testigos y Dios también de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes. Así como también sabéis de qué modo, como el Padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros. Y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios que os llamó a su reino y gloria.” En otras palabras, Pablo dice “Ustedes saben que vivimos una vida santa, justa y reprensible entre ustedes, guardando los estándares de Dios. Nada cambió para la Ley moral de Dios.
Primera de Tesalonicenses 2:4-7, dice “Pues no nos ha llamado Dios mundicia sino a santificación. Nada ha cambiado.” La Ley moral de Dios todavía está vigente para nosotros. 1 Timoteo 4:11 dice “Estas cosas manda y enseña. Sé un ejemplo al creyente en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Nada cambia. Guarda los estándares de Dios. 1 Timoteo 6:11 dice “Pero tú, hombre de Dios huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea, la buena batalla de la fe.
Entonces, la idea es que la ley ceremonial fue cumplida en la cruz. La ley judicial y civil fue cumplida en el nacimiento de la iglesia e Israel fue hecho a un lado. Un nuevo grupo de personas nació para el uso de Dios, pero la extensión de la naturaleza de Dios y su ley moral y éticas son todavía las mismas. Entonces, debemos obedecerla debido a su naturaleza y consecuencia.
Quiero cerrar con una tercera razón. Debemos obedecerla debido a su aclaración. El apóstol Pablo anhelaba irse al cielo porque él sabía que recibiría una corona. Él sabía que lo esperaba una corona de vida, una corona de justicia, una corona de gozo, una corona de un corredor, una corona incorruptible. Él sabía por lo menos de cinco coronas que lo esperaban en el cielo. ¿Por qué? Porque él no habría quebrantado la ley de Dios de manera deliberada y había permanecido impenitente, sino que él había mantenido en alto la Ley de Dios y enseñaba a otros a guardar la Ley de Dios.
Entonces, debemos obedecerla debido a su naturaleza, consecuencia y aclaración. Lo que quiero decir con esto es simplemente esto. La gente dice “Bueno, sí, el versículo 19 dice eso. No obstante, eso fue la dispensación antigua, eso fue en el pasado y ahora ya no está vigente, eso fue antes de la cruz.” Le sorprenderá cuantas personas dicen eso. “Fue antes de la cruz así que no tenemos de qué preocuparnos por eso. Simplemente podemos vivir libres de aquí a allá y quebrantar unas cuantas aquí y allá.” Después de todo, simplemente es el hombre viejo haciendo lo que hace. ¿Qué vas a hacer al respecto? Romanos 7 dice que es el pecado que está en mí. No puedo hacer nada al respecto y tengo que dejarlo hacer lo que quiere. Pero el verdadero yo, el yo bueno, realmente no quiere hacer eso. No sé cómo puedo manejar esa naturaleza vieja. El Señor tendrá que lidiar con eso en mi cuerpo de resurrección. Esa es una salida, una justificación.
Como puede ver usted, usted no puede nada más tomar Mateo 5:19 y justificarlo de manera dispensacionalista debido a su aclaración. Digo, esto es repetido por todas las epístolas del Nuevo Testamento. Ahí es aclarado. Ese es un punto muy importante. No podemos detenernos aquí. Tenemos que seguir con la aclaración. ¿Acaso la cruz terminó con nuestra obligación para con la Ley? ¿Acaso eso se acabó en la cruz? ¡Claro que no! Y las epístolas enseñan de manera abundantemente claro esto. Enseñan dos verdades paradójicas las cuales se las voy a dar y las voy a ilustrar, son tremendamente importantes.
Principio número uno, li encontramos en las epístolas de Pedro, Pablo, Juan, Santiago y Judas. Lo que de hecho están diciendo es que, en un sentido, la Ley ha sido cumplida y ya no es obligatoria para nosotros. Ahora, mantenga eso en mente. Enseñan que en un sentido, ha sido cumplida y ya no tenemos la obligación de guardarla – voy a admitir eso – En primer lugar, la ley civil, judicial, ya hablamos de ella, fue para un grupo de gente limitada, para un lugar limitado y un propósito y tiempos limitados. La ley que le fue dado a Israel ha pasado. Por ejemplo, la mayor parte de la ley civil y judicial que le fue dado a Israel era para mantenerlos separados de otras naciones. Ellos tenían leyes alimenticias diferentes, leyes de ropa, de vestimenta diferentes, diferentes rituales; y todo tipo de cosas que Dios les había dado para mantenerlos apartados. ¿Sabe usted lo primero que pasó cuando Cristo creó la iglesia? Dice en efesios 2:14. Porque Él es nuestra paz quien ha hecho tanto de judío como gentil uno y Él ha derribado la pared intermedia de separación. Lo primero que hizo fue derribar la pared intermedia de separación. ¿Cuál era la pared? Era la ley civil, judicial que apartaba a Israel del mundo gentil. De tal manera que cuando Dios a luz a la iglesia, la pared fue derribada y el judío y gentil se volvieron uno. Ya no había más leyes alimenticias, ya no había más leyes para cocinar, ya no había más leyes kosher, ya se había acabado todo. En Hechos 10, Pedro ve la sábana y en la sábana hay animales limpios inmundos. Él Señor simplemente dice “levántate Pedro, mata y come y no te atreves a llamar inmundo a lo que Dios ha santificado.” No hay más diferencia, no hay más diferencias civiles. No hay más identificación judicial de Israel como una entidad separada. Va a haber una mezcla de judío y gentil en la iglesia. La barrera fue quitada.
Ese mismo término en el griego de derribar la barrera es el mismo término usado de la Ley en Colosenses 10:14. En ese pasaje habla de las ordenanzas o la ley que era contra nosotros. Ahí habla de un elemento moral, pero fue la ley civil, judicial la que separaba. Entonces, las epístolas definitivamente enseñan que la Ley civil y judicial, llegó a su fin. Ahora, ¿qué hay acerca de la ley ceremonial? La ley ceremonial fue para un tiempo limitado. Marcos 15:38 dice que el velo del tiempo fue rasgado de arriba hacia abajo y la ley ceremonial se acabó. Vea Colosenses 2:16. Dice “Ninguno os juzgue en cuanto a comida o bebida o luna nueva o días de reposo.” Ya no se preocupen por la pascua, las fiestas de las semanas, Pentecostés, todo eso, o luna nuevo o día de reposo. Todas son sombras de las cosas que están por venir, pero el cuerpo es de Cristo, y cuando el cuerpo viene no se metan con la sombra. Entonces, lo que Pablo está diciendo es que la ley ceremonial llegó a su fin. En Efesios 2:14 dice que la ley civil llegó a su fin. Por cierto, si tienen problemas con este pensamiento de la ley ceremonial, lea Hebreos, no voy a tomar el tiempo en este momento, pero encontré, por lo menos veinte versículos que muestran que la ley ceremonial ya no es obligatoria para nosotros. Entonces, las epístolas enseñan que hay un sentido en el cual la ley ya no es obligatoria para nosotros. Esto es, en su sentido civil o judicial como se identificaba con Israel como nación y sus ceremonias. Eso deja la ley moral. ¿Acaso las epístolas enseñan que la ley moral ya no es obligatoria para nosotros? Sí, en un sentido. Esto es tremendo, este es el sentido.
Colosenses 2:14. Cuando Cristo murió en la cruz, aquí dice lo que sucedió “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros que nos era contraria, quitándola del medio y clavándola en la cruz.” Dios tenía una ley moral y cada vez que usted quebrantaba esa ley moral Dios lo escribía hasta que había un escrito de leyes quebrantadas y después ¿sabe usted lo que Dios hizo con todas esas? Él las coloca en Jesús, Él las colocó en la cruz, las clavó en la cruz y pagó la paga. Ahora, en ese sentido y solo en ese sentido, la ley no es obligatoria para usted. ¿Sabe en qué sentido es? El sentido de la paga de la ley. Usted no está bajo la paga o el castigo de la ley. ¿Quién pago el castigo por usted? Jesús. Entonces, usted no sufrirá la consecuencia de su pecado en términos de su castigo definitivo. Lo mismo se dice en Romanos 6:14. Podríamos pasar la eternidad en este principio porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, porque no estáis bajo la ley. Ahora, ¿qué quiere decir con que no tienes ya que hacer nada? No tiene que vivir una vida moral u obedecer a Dios. ¡No! Lo que quiere decir es que ya no está bajo el poder o el castigo de la ley. Ya no lo puede matar usted. Usted solo puede morir una vez, eso es todo, una vez. Cristo murió en la cruz y usted por la fe murió en Él. Eso paga el castigo. Entonces, en ese sentido, usted ya no está bajo la ley. Esto es, la ley no tiene poder para matarlo, la ley tenía un castigo, la paga del pecado es muerte y Cristo tomó el castigo.
Capítulo 10, versículo 4 de Romanos. Lo dijo de esta manera “Cristo es el fin de la ley para todo el que cree. ¿En qué sentido? ¿Nunca tenemos que obedecerla? ¡No! Solo en el sentido de que Él pago el castigo. Entonces, ya no estamos bajo su maldición. Y se dice lo mismo en el quinto capítulo, versículo 18 de Gálatas. “Pero si sois guiados por el Espíritu, esto es la función y operación del Espíritu en su vida, no estáis bajo la ley.” Si usted posee el Espíritu de Dios y el Espíritu de Dios se está moviendo en su vida, usted está dando evidencia de haber sido nacido de nuevo, lo cual significa que ha sido sacado de estar bajo la maldición de la ley y el castigo de la ley.
En un sentido adicional, usted literalmente puede cumplir la ley por la energía del Espíritu Santo. Esto es algo que he repetido muchas veces en Gálatas y no tenemos el tiempo de verlo. Gálatas 3:24 dice “La Ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo, pero después de que la fe ha venido, ya no estamos bajo un ayo.” En otras palabras, no necesitamos ya a la ley para que nos pegue, para que nos golpee. No necesitamos que la ley coloque su maldición sobre nosotros porque Cristo ha llevado todo eso. La Ley tenía un castigo. “Maldito es aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el Libro de la Ley,” dice Gálatas 3: 10. Usted estaba maldecido, pero aquí vino Jesús y tomó la maldición de usted en sí mismo. Ese es el sentido en el cual la ley moral ya no es obligatoria para nosotros. Entonces, ¿qué vemos? Las epístolas enseñan en cierto sentido que ya no estamos bajo la ley. ¿Civilmente? No ¿Moralmente? Solo en un sentido. Ya no estamos bajo su castigo y francamente, no necesitamos tampoco estar bajo su poder, ¿verdad? Porque si andamos en el espíritu, capacitados libremente por el Espíritu de Dios, cumpliremos la ley en un sentido positivo. No necesitamos sentir la culpabilidad que viene cuando violamos la ley. Algunas personas dicen que el Evangelio hace a un lado la ley, pero no es así. El Evangelio exalta la ley porque nunca olvide que para que Cristo lo salvara a usted, Él tuvo que cumplir todo castigo de la Ley por todo hombre que jamás vivió y creyó.
La persona que está confiando en Cristo ya no está bajo la condenación de la ley. Observe Romanos 7:1 para la última Palabra en este punto. Dice “¿No sabéis hermanos que la Ley tiene dominio sobre un hombre mientras él vive?” Eso es todo. La ley no tiene poder sobre usted y después da una ilustración en el versículo 2 “porque una mujer que tiene un marido está ligada por la ley a su marido mientras él vive, pero si el marido muere, ella está libre de la ley de su marido.” Entonces, mientras que el marido está vivo, entonces, mientras su marido está vivo ella se casa con otro, ella es una adúltera. Ella también es una polígama, pero si el marido está muerto, ella está libre de la ley, de tal manera que no es una adúltera, aunque se ha casado con otro marido. En otras palabras, él dice “La Ley solo es buena hasta que usted muere.” Por ejemplo, el matrimonio. Las leyes del matrimonio son obligatorias hasta que usted está muerto. Cuando usted está muerto ya no son obligatorias, eso es todo. Versículo 4 “Por tanto hermanos míos, vosotros también se han vuelto muertos a la ley por el cuerpo de Cristo y creo que él quiere decir el cuerpo crucificado de Cristo para que ahora estéis muertos a la ley y casado con otro, aquel que fuere resucitado de los muertos para traer frutos a Dios. Cuando usted creyó en Jesucristo y fue unido con Él en su muerte, entonces murió la ley en términos de su poder y castigo y ha resucitado en una nueva vida. Ya no está bajo la ley en ese sentido.
Entonces, el versículo 6 dice “Hemos sido librados de la Ley.” Hay algunas personas que enloquecen en este punto y dicen “Como pueden ver, ya no tenemos que guardar las leyes o las reglas.” Un hombre me dijo “Yo no tengo que confesar mi pecado, eso es del pasado. No tengo que preocuparme acerca de lo que hago. Estoy en la gracia y simplemente puedo soltarme de todo.” No porque las epístolas también enseñan una segunda verdad. Esta es la aclaración. Las epístolas enseñan que la ley todavía es obligatoria para el creyente en algún sentido. En cierto sentido estamos libres, en el sentido del castigo, en el sentido de su poder dominante sobre nosotros, pero la ley también es obligatoria en otro sentido. Por ejemplo, en 1 Corintios 9:21 dice “Aunque no estando sin la Ley de Dios sino bajo la Ley de Cristo.” ¿No es eso maravilloso? Cuando usted se vuelve cristiano usted ya no queda sin leyes, usted está bajo la Ley de Cristo.
Regrese a Romanos 7 por un momento. Alguien va a llegar al versículo 6 y decir “Ya no estamos bajo la ley. ¡Fantástico! Realmente podemos disfrutar de la vida.” Eso es exactamente lo que Pablo pensó que iban a decir. Entonces, él dice lo siguiente: ¿Qué pues diremos? ¿Es la Ley pecado? Que Dios lo prohíba. La Ley no es pecado, la Ley solo revela el pecado, porque yo no había conocido el pecado sino por la ley, porque yo no había sabido que yo estaba codiciando a menos de que la ley dijera “No codiciarás.” No culpen a la ley por su pecado. La ley no es el problema, eres tú. Digo, si tienes un siervo torpe que realmente es un inepto, nunca será revelado hasta que le digas “¿Podrías ir a recoger eso?” Y él se levanta de la silla y tira la silla y tira la lámpara y rompe la lámpara y se tropieza con la alfombra y también tira un vaso y rompe la televisión.
Como puede ver, no era el mandamiento lo que era el problema, eral inepto que trató de obedecerla. No culpe a la ley de Dios si no la puede guardar. No es la culpa de la ley es usted. Es lo que Pablo está diciendo “No culpen la ley.” Si la ley no podía justificarte, si por las obras de la ley ningún ser humano podría ser justificado. Si no te podrías salvar a ti mismo al guardar la Ley de Dios, no culpes la Ley de Dios, cúlpate a ti. Tú eres un esclavo inepto, entonces la revela el pecado, y, en segundo lugar, la ley provoca el pecado.
Versículo 8. “Más el pecado, tomando ocasión por el mandamiento produjo en mí toda codicia, porque sin la ley el pecado está muerto.” En otras palabras, una vez que hubo una ley y una vez que Dios estableció un estándar, simplemente hizo mi pecado obvio. Eso estimuló e incitó mi pecado. Usted sabe cómo es eso. Cuando Dios establece una regla, simplemente se pregunta ¿por qué estableció esa regla? Y piensa, “Debe haber algo interesante ahí.” Es como el letrero que dice “No pise el pasto”, y ve al pequeño niño metiendo ahí el pie, simplemente para desafiar el letrero. Usted hace una ley, después vea cómo la gente se esfuerza por quebrantara. Así es la naturaleza humana. La ley provoca el pecado y condena el pecado.
Versículo 9. “Yo sin la ley viví en un tiempo.” Yo no sabía y pensé que estaba bien. Pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. En otras palabras, una vez que supe de la ley, me condenó. Entonces, lo que Pablo está diciendo “La Ley no es pecado, simplemente lo revela, lo provoca y lo condena.” Y lo resume en el versículo 12. “La Ley de Dios es Santa y el mandamiento es santo, justo y bueno.” Como puede ver, la ley no es el problema, usted es el problema. Dice usted “Bueno, ¿debemos guardar la ley?” Oh, sí. Pablo dijo más adelante en este capítulo que él quiere guardar la ley, tiene tantos deseos de guardar la ley.
Versículo 22. “Porque según el hombre interior me deleito en la Ley de Dios, pero veo otra ley en mis miembros que se revela contra la ley de mi mente y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.” ¿Qué está diciendo? Ya no estoy bajo la ley en términos de su castigo y poder para dominar mi vida porque he sido liberado por la cruz y se me ha dado un mayor poder en el Espíritu Santo; pero eso no significa que ya no tengo que guardarla. Me deleito en la Ley de Dios y la guardo. La Ley de Dios es buena, el problema soy yo, como puede ver.
Versículo 24: “Miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? ¿Quién me va a sacar de este desastre?” No es la ley de Dios, soy yo. Gracias doy a Dios por Jesucristo, nuestro Señor. Él dice, de hecho, yo sé que es Cristo en donde está la respuesta, pero simplemente no sé cuál es la respuesta entonces con mi mente yo sirvo a la Ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado. Él no da la solución hasta el capítulo 8. En el versículo 4, él aprende a andar no según la carne sino según el Espíritu.
Permítame resumir. ¿Qué es lo que enseñan las epístolas? Enseñan lo que yo llamo la aclaración de Mateo 5, 19. Por un lado, en un sentido, la Ley pasa, ya no es obligatoria ceremonialmente, civilmente y en el sentido de su consecuencia moral y castigo; pero en otro sentido, la Ley todavía es obligatoria, de tal manera que Pablo puede decir “Me deleito en la Ley de Dios.” Entonces, la justicia de la Ley es cumplida en nosotros que andamos, no según la carne, sino el Espíritu. Él está diciendo “Me deleito en ella,” en el capítulo 7. “Y la cumplo” en el capítulo 8.
Amados, ese es el mensaje que el Señor estaba dando ahí. Cumpla su Ley. No quebrante ni siquiera el más pequeño de sus mandamientos. ¿Por qué? Porque la ley es preminente, la ley es permanente y la ley es pertinente. Que Dios nos ayude a ser cristianos obedientes. No sé usted, pero yo no quiero ser el más pequeño en el Reino. ¿Qué tipo de respuesta es esa a alguien que ha dado todo por mí? ¡Hágase esa pregunta!
Inclinémonos en oración. Señor, hemos disfrutado de un gran tiempo ya en esta noche, al cantar y compartir y nuestros corazones han sido bendecidos de manera maravillosa en tantas maneras. Simplemente te pido que tomes estos pensamientos simples, que quizás no resumieron todo lo que necesitaba ser dicho y que de alguna manera los apliques a nuestros corazones, por lo menos de una manera. Ayúdanos a saber que has hecho tanto por nosotros, has dado tanto por nosotros, muriendo en una cruz, llevando nuestro pecado. En ti todo fue cumplido y Tú nos has dado el poder para caminar, no según la carne, sino según el Espíritu para que nosotros también pudiéramos cumplir tu Ley. ¡Qué increíble Padre que fuera de Jesucristo nunca podríamos guardarla sin importar lo mucho que tratáramos! Sino, debido a Jesucristo, Él nos guarda en ella por su Espíritu conforme nos sometemos. No queremos ser libertinos. No queremos ser legalistas, solo queremos ser creyentes que guardan tu Ley. Queremos tomar aquello que queremos obedecer y con el Espíritu de obediencia que disfruta del privilegio, queremos decirles Sí a tus mandamientos y por ello te damos la alabanza porque tengamos un privilegio así, al ser contados dignos de oír tu voz y obedecerla. En el nombre de Cristo, Amen.
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