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Esta mañana pasamos en nuestras Biblias al capítulo 27 de Mateo. Llegamos a una sección que va de los versículos 27 al 44, una sección que estudiaremos esta semana y la próxima, conforme examinamos la crucifixión del Señor Jesucristo.

Hace muchos años atrás, Frederick Ferrare escribió la vida de Cristo. Y en su escrito de la vida de Cristo, él tiene una sección que me gustaría leerle para preparar nuestro entendimiento del pasaje que tenemos frente a nosotros.

Una muerte por crucifixión parece incluir todo ese dolor y muerte que puede tener lo más horrendo y nauseabundo. Mareo, calambres, hambre, sed, falta de sueño, fiebre traumática, tétanos, vergüenza, vergüenza pública, tormento continuo y largo, el horror de la expectativa, la muerte de heridas no atendidas; todo esto intensificado simplemente hasta llegar al punto en el que puede ser soportado, pero quedándose corto del punto en el cual le daría al que está sufriendo el alivio de quedar inconsciente. La posición no natural hacia que todos los movimientos fueran dolorosos. Las venas laceradas y los tendones destrozados punzaban con angustia incesante. Las heridas inflamadas por no ser tratadas, gradualmente llegaban a gangrenarse. Las arterias, especialmente al nivel del estómago y otras partes del cuerpo, se inflamaban y se oprimían con sangre que no circulaba; y mientras que cada variedad de miseria gradualmente se incrementaba, se añadía a éstas el dolor intolerable de una sed ardiente e insatisfecha. Y todas estas complicaciones físicas causaban emoción interna y ansiedad, lo cual hacía que el prospecto de la muerte misma, de la muerte, el enemigo desconocido ante cuya llegada el hombre normalmente se conmueve más, cobrara el aspecto de una liberación deliciosa y exquisita.

Una cosa es clara a partir de lo que Ferrari dijo y de lo que conocemos acerca de la crucifixión y es la siguiente: que al crucificar a alguien, a nadie le preocupaba una muerte rápida y sin dolor. A nadie le preocupaba la preservación de ninguna medida de dignidad humana. De hecho, era lo opuesto. Los que crucificaban buscaban una tortura agonizante de humillación completa que va más allá de cualquier otro diseño para la muerte que el hombre jamás ha inventado. Y tal fue la tortura que nuestro Señor Jesucristo soportó por nosotros. Por nosotros.

La crucifixión de Cristo, sabemos, es el clímax de la historia redentora. Sabemos eso. Es el punto focal del propósito de Dios para la salvación. Todo culmina en la cruz, en donde el Señor lleva los pecados del mundo y por lo tanto, provee salvación para todos aquellos que creen.

Y en un sentido, entonces, la cruz es el clímax del plan de Dios y demuestra la gracia y la misericordia la bondad y la amabilidad y el amor de Dios como ningún otro suceso en la historia jamás lo puede hacer. La manifestación más grande del amor y gracia de Dios es vista en la cruz. Y entonces, podríamos ir a un texto acerca de la cruz y pasar un enfoque entero en la revelación de Dios de sí mismo de amor y gracia en la cruz. Me parece que así es, en su mayoría, la intención del Evangelio de Juan.

Conforme Juan escribe acerca de la cruz, siempre desde el punto de vista de Dios, él muestra que es un cumplimiento de la profecía. Que el plan de Dios sigue su curso y el plan de Dios está a tiempo. Y vemos en el Evangelio de Juan y leemos el registro de la crucifixión y nos sorprende la maravilla de la gloria y la gracia y el amor de Dios en la muerte del Señor Jesucristo.

Pero ese no es el propósito de Mateo. Mateo se acerca a la cruz desde el punto de vista totalmente opuesto. Mateo describe la crucifixión no desde el punto de vista de la bondad de Dios, sino desde el punto de vista de la impiedad de los hombres. Y el enfoque de Mateo se centra en qué tan malos son los hombres y cuánto la muerte de Jesucristo demuestra la impiedad del corazón humano. Y diría que así como la muerte de Jesucristo por un lado es la revelación más grande del amor y la gracia de Dios, por otro lado es la revelación más grande y suprema de la contaminación e impiedad del corazón humano. Entonces, usted tiene dos verdades que de hecho son opuestas y son reveladas de manera monumental en este solo acontecimiento. Y así es como en Hechos capítulo 2, cuando Pedro predica en Pentecostés, él dice que ‘Dios ha ordenado esto, pero ustedes por medio de manos impías lo han cumplido’.

Y entonces al ver el Evangelio de Mateo no vemos tanto la crucifixión desde el lado de la gracia y el amor de Dios como lo vemos desde el lado de la contaminación y la impiedad del hombre. Es la impiedad sin paralelos. Si en algún punto hubo un lugar en donde la profecía y la declaración de Jeremías 17:9 son vistos, en donde él dijo “engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso”, es aquí en este lugar. Es la prueba más grande de la verdad de esa declaración.

Ahora, no es como si la impiedad no hubiera aparecido en la vida de Cristo antes de esto, porque sí lo hizo. La impiedad trato de matarlo desde el nacimiento. Trató de desacreditarlo en Su enseñanza. Trató de detener Sus milagros. Finalmente, la impiedad aseguró Su condenación a la muerte al violar toda norma de justicia en el mundo judío y gentil. La impiedad ya lo ha traicionado. La impiedad ya ha colocado el beso del hipócrita en Su mejilla. La impiedad ya lo ha arrestado, ya lo ha condenado, ya le ha golpeado, ya lo ha abofeteado, ya le ha escupido, ya se ha burlado de Él y lo ha golpeado. La impiedad ha hecho todo eso y todavía no terminado con lo que busca hacerle a Cristo. Antes de que termine, la impiedad lo matará. Y esa es la obra maestra de la impiedad. Al mismo tiempo, es el cumplimiento del plan de un Dios de gracia. Por otro lado, el esfuerzo supremo de la impiedad.

Ahora, como veremos en el texto que tenemos delante de nosotros, la impiedad no sólo mató a Jesucristo. Eso no fue suficiente para saciar su deseo maligno. Mientras que Él estaba muriendo, también tuvo que atormentarlo. No fue suficiente simplemente dejar que Jesús muriera la muerte indigna e increíblemente dolorosa en la cruz, eso en sí mismo habría sido suficiente. Pero la impiedad no quedó satisfecha con eso y por eso, hasta que Jesús exhaló Su último respiro, se burló y menospreció a Cristo. Sus enemigos estaban tan llenos de impiedad que inclusive Su muerte parecía ser una decepción para ellos ya que habrían querido prolongarla aún más para que pudieran derramar su veneno en contra de Él. La intensidad cruel de las palabras y obras de todos los que rodearon la cruz de manera absoluta se quedaron cortos de palabras que pudieran expresar apropiadamente esa maldad. Y debería salir del servicio en esta mañana, si escucha, con un corazón atento como si hubiera visto el peor accidente en su vida entera, quedando con impresiones terribles de horror.

Ahora, la intención entonces de Mateo es presentarnos la impiedad del hombre en la escena de la cruz. Y para hacer eso, desde el versículo 27 al 44 vemos cuatro grupos de impíos que rodeaban la cruz. Los impíos ignorantes, los impíos conocedores, los impíos débiles y los impíos religiosos. Esta mañana vamos a ver al grupo uno, porque ocupa la parte más larga del texto y el próximo día del Señor, los últimos tres.

Los impíos ignorantes nos son ilustrados por los soldados endurecidos en los versículos 27 al 37. Observe el versículo 27. “Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de Él a toda la compañía.” Vamos a detenernos en ese punto. Pilato es el gobernador. Pilato ya ha pecado contra la justicia, ha pecado contra la conciencia, él ha pecado contra la convicción, él ha pecado contra la verdad. Él ha pecado contra la integridad. Él ha pecado contra la virtud. Él ha vendido su alma por la popularidad y la seguridad. Él es un hombre miserable. Él está preocupado por lo que el pueblo judío piensa. Él se siente amenazado por la seguridad de su trabajo, temeroso de otra insurrección, otro levantamiento, otra revolución con los judíos que pudiera resultar en la pérdida de su trabajo y su reputación. Él se ve forzado a hacerle cosas a Jesús que sabe que la justicia no demanda.

En lugar de liberar a Jesús a quien ha pronunciado de manera repetida como inocente, él ha tratado de satisfacer a los judíos o satisfacer su sed de sangre al azotar a Jesús, al burlarse de Jesús, al volverlo a sacar, al mostrarlo a los judíos como un hombre inútil, un individuo patético que no es una amenaza ni a Roma ni a Israel y esperar que eso satisfaga su sed de sangre y los detenga y queden cortos de forzarlo a ejecutar a un hombre inocente.

Entonces, conforme abre nuestro pasaje, Jesús ya había soportado los azotes mencionados en el versículo 26. Él ha sido atado a un poste por Sus manos, Sus pies quedaron suspendidos en el suelo de tal manera que Su cuerpo estaba estirado. Dos hombres, uno de cada lado, soldados romanos, tiene mangos de madera en sus manos a los cuales tienen amarrados tiras de piel. Al final de las cuales se encuentran pedazos de roca y hueso y metal que han sido afilados para que tengan el filo de un cuchillo. Y proceden a lacerar el cuerpo de Jesucristo de manera extensiva hasta que la sangre está saliendo por todo Su cuerpo y Sus partes internas son visibles. Éste es el primer esfuerzo por satisfacer a la multitud que está sedienta de sangre. Esto es llevado a cabo por los soldados.

Después del azote y antes de la crucifixión, la cual es mencionada de manera resumida en el versículo 26, pero después de los azotes, la escena entonces toma lugar en el versículo 27. “Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de Él a toda la compañía,” speira en el griego, lo cual significa un grupo de 600 soldados. No sabemos si todos los 600 estaban ahí, pero todos los que eran del grupo en ese lugar llegaron a asistir a esta reunión en particular. Los soldados son legionarios romanos. Pertenecen a las legiones de César.

Primordialmente no son italianos aunque es mencionado en Hechos capítulo 10 que Cornelio era del grupo italiano, eso sería anormal. En la mayoría de los casos, Roma enrolaba soldados a partir de los países que ocupaba y frecuentemente, en la tierra de Israel habían traído a soldados que habían tomado de Siria. Ellos usaban soldados sirios que estaban trabajando para el poder militar romano porque los sirios podían hablar arameo, el cual era el idioma conversacional común de Israel. Y entonces, usted tiene a soldados que no necesariamente son romanos en el sentido de venir de Roma o Italia, sino que son romanos en el sentido de reflejar el poder militar romano y la presencia romana; y han declarado su lealtad a Roma. Ellos no eran judíos, porque los judíos estaban exentos de servir en cualquier tipo de servicio en el ejército romano y no deseaban en absoluto hacer eso.

Además, esta compañía en particular o speira, estaba probablemente asociada con Pilato, cuyos cuarteles generales estaban en Cesárea, ahí en la costa, a más de alrededor de 80 km al oeste de Jerusalén. Debido a que realmente no estaban familiarizados con Jerusalén y toda su teología y todos sus problemas y no entendían mucho acerca de Jesús en absoluto. De hecho, no tenemos razón por la que debamos creer que entendían algo acerca de Jesús. Él simplemente era un prisionero para ellos y alguien que les parecía muy curioso porque no conocían con frecuencia prisioneros que decían ser un rey y de cualquier manera, no tan patético como este hombre en particular. Y debido a que habían sido traídos sin duda alguna con Pilato desde Cesárea, realmente no saben todas las cosas que eran verdad acerca de Jesús y todo lo que Él decía. Y entonces lo que hicieron, lo hicieron en ignorancia. Ellos representaban a los impíos ignorantes que son vistos alrededor de la cruz.

Sin duda alguna ellos ven a Jesús como una persona extraña y patética. Ya para cuando Él llega en este momento, verlo es una tragedia. Su rostro ha sido abofeteado repetidamente. Ha sido golpeado hasta que está hinchado y golpeado. Y le han escupido de tal manera que Su rostro está cubierto de saliva. Su cuerpo ahora está lacerado y Él está sangrando de manera abundante de los hombros para abajo. Ellos saben que supuestamente es un rey porque el pueblo está gritando acerca de su declaración de ser rey. Ellos saben que el pueblo lo quiere muerto. Lo ven como un charlatán, un farsante, más bien patético, quizás mentalmente afectado y alguien digno sólo de su burla. Y cuando a lo largo de todo este encuentro con ellos, Él nunca dice una sola cosa. Y sin duda alguna, ellos cuestionaron la inteligencia de Él y quizás hasta Su facultad de razonamiento. Ellos juegan con Él como si fuera un payaso, como si jugaran con un niño retrasado la calle. Son fríos. Son indiferentes. Son ignorantes. Y este farsante que parece tener una deficiencia mental no es nada más que el objeto de sus bromas.

Y entonces, bajo la tutela de Pilato, se burlan de la declaración de Jesús de ser rey porque eso es parte del plan de Pilato. Ahora los soldados, no creo yo, que hicieron esto de manera independiente de Pilato. Creo que lo hicieron bajo su ojo supervisor. Porque cuando el Evangelio de Juan nos dice que Jesús más tarde fue sacado a la multitud, después de haber sido azotado y en este atuendo del rey con el cual lo visten, dice que sacaron a Jesús y Pilato también salió. Entonces, Pilato debió haber estado ahí atrás en el pretorio consciente de lo que estaba pasando y viéndolo con cierto pavor y queriendo que Jesús estuviera en las condiciones de aparecer como un rey farsante para que fuera sacado a los judíos para que ellos vieran lo insensato, lo torpe, lo tonto que era su declaración de que este hombre era una amenaza a Roma o a Israel.

Y ya sangrando de los azotes que abrieron Su carne y con la sangre fluyendo por todo Su cuerpo, la agonía en todo nervio, Su cuerpo entero estaba sacudiéndose en un dolor atormentador. Y Él se vuelve ahora el objeto del ridículo de los soldados conforme ellos se reúnen alrededor de Él y comienzan con su pequeña juego. Lo primero que hicieron fue desnudarlo. Lo desnudaron. Les encanta hacer esto. No hacen esto a fuerzas. No quieren a los judíos; de hecho, odian a los judíos. Han tenido muchos problemas con ellos. Y cualquier manera en la que ellos puedan burlarse de ellos, lo pueden disfrutar profundamente. Y entonces, hay cierto tipo de gusto lo que hacen. Y por cierto, no hay judíos en el pretorio. La Biblia nos dice que no entraban ahí, no fuera que se contaminaran y de esta manera, quedaran incapacitados para celebrar la Pascua y entrar a un lugar gentil que los contaminaba.

Entonces, aquí están todos estos soldados. No hay nadie ahí, a su alrededor a quien puedan rendir cuentas de una naturaleza judía. Ellos hacen exactamente lo que quieren hacerle a este individuo judío. Realmente no lo conocen, no saben quién Él es. Él nunca se ha opuesto a los propósitos de ellos. Él nunca ha violado sus metas, sus objetivos o motivos. Él nunca ha demostrado prejuicio contra ellos. No tienen idea de quién es Él. Sin embargo, no hay interés alguno por aliviar Su agonía. No hay, entre comillas, una leche de bondad humana. No hay preocupación por Su sufrimiento. No hay interés en curar Sus heridas. No hay sentido de justicia. Únicamente están inclinados en la diversión de agravar Su agonía. Han sido preparados para matar. Tienen sed de sangre. De maldad. Y expresan la maldad del corazón humano en un retrato definitivo de impiedad que es ignorante. Ellos realmente reflejan a su padre, el diablo, quien es un león rugiente buscando a quién devorar. Ellos encuentran su gran gozo en incrementar el dolor que Jesucristo soporta. No tienen bondad y no tienen compasión.

Ahora, cuando Jesús fue azotado, obviamente Él estaba desnudo. Y después de que terminaban los azotes, le volvieron a colocar Su atuendo interior, Su túnica interior. Y sólo se puede imaginar el dolor que eso le hubiera causado, una tela áspera colocada sobre heridas abiertas. Y eso se ha quedado sobre Él durante un tiempo conforme Él es traído de regreso al pretorio. Y ahora es tiempo para que comience su pequeño como juego y sin duda alguna, sin misericordia alguna, le quitan, le arrancan esa túnica de Su cabeza, exponiendo nuevamente Sus heridas. Lo desnudan. Ekduo significa desvestir.

Y después, dice en el versículo 28: “Le echaron encima un manto de escarlata.” En algún lugar ahí en el pavimento, en el gabitha, en el pretorio de Pilato hay un manto escarlata descartado. Un manto que uno de los soldados usaba como una prenda exterior. Una tela áspera, una tela pesada que era usada para mantenerlo caliente. Mateo dice que era de color escarlata. Juan nos dice que era púrpura. La diferencia entre escarlata y púrpura no es muy grande y una túnica como esa en el sol y siendo ya muy vieja, se podía despintar en ciertos lugares, quizás de manera general, de tal manera que ha perdido su verdadero color. Pero por otro lado, era escarlata - para Mateo al menos - y púrpura para Juan. Debe haber una razón para eso. Pudo haber sido simplemente la percepción del color, además pudo haber sido que en la mente de Juan, él sabía que buscaba representar una túnica púrpura porque púrpura era el color de la majestad y estaban burlándose de Él como Rey. Mateo, para él simplemente es una túnica escarlata. Pero para Juan se vuelve una túnica púrpura, porque su intención fue usarla así para representarlo como algún tipo de Rey. Y entonces, le colocan la túnica escarlata, intentando representar la túnica púrpura, para burlarse de Él como si fuera algún rey.

No sé si alguna vez ha pensado en esto, pero nos dice en Isaías 1:18 que “aunque vuestros pecados fueran como escarlata…” Y me parece que puedo ver la túnica escarlata que está cubriendo la carne de Jesús, el símbolo que está llevando nuestros pecados escarlata. ¿Puede ver eso? Él llevó nuestros pecados. El que no conoció pecado, por nosotros fue hecho pecado. Una imitación de burla de Su realeza.

Después, en el versículo 29 dice: “Y pusieron sobre su cabeza una corona,” una stephanos, “de espinos, akantha,” no sabemos qué tipo de planta es, sólo sabemos que eran espinas y hay muchas, muchas plantas que pudieron haberse usado en Palestina en este entonces. Inclusive en la actualidad habrían tenido grandes espinas en ellas. Esto tenía la intención de ser una imitación barata y dolorosa de la corona real que estaba en toda moneda con la imagen de Tiberio César. En cada una de sus monedas, en donde estaba su rostro, él tenía esa corona. Y era su manera de burlarse de Jesús, de colocarle una corona real. Pero no es como una corona como la que usaba César. Es una corona de espinas. Realmente no tenemos idea de qué tipo de arbusto usaron, pero sabemos que tenía esas espinas. Y dice que se la pusieron, epithithemi, alrededor de Su cabeza y la empujaron, sin duda alguna, rodeando Su cabeza. Las espinas que estaban penetrando en Su frente y las pequeñas corrientes de sangre que corrían hacia abajo, se mezclaron con el resto de la sangre de Su cuerpo.

Recuerdo Génesis 3:18, en donde luego del pecado de Adán y Eva, Dios maldice la tierra y dice que ‘espinas y cardos te producirá’. Y así como veo la túnica púrpura simbolizando el que Él llevó el pecado, veo la corona simbolizando que Él llevó la maldición del mundo. Ya que en la cruz, Jesús no sólo quitó el pecado, sino quitó la maldición de la tierra entera, ¿no es cierto? ¿Acaso no es verdad que Romanos 8 dice que la creación entera espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, cuando también será liberada de la maldición? Y aquí está Jesús en símbolo llevando los pecados del mundo como escarlata y la maldición de la tierra como espinas que Él mismo en Su muerte gloriosa y resurrección revertirá.

Pero todo esto hace que Jesús se vea ridículo. Él es una broma. Él está cubierto de sangre desde la cabeza hasta los pies. Su cara ahora es irreconocible. Difícilmente es humano. Su rostro está distorsionado por el dolor de la emoción. Está distorsionado por la angustia espiritual. Está distorsionado por el sentimiento de llevar el pecado y por el llevar en sí mismo el pecado. Está distorsionado por los golpes y por estar inflamado y por la saliva mezclada con la sangre y el polvo y la suciedad del día. Y Él es una escena horrenda de lo que el profeta Isaías dice ‘no hay belleza en Él para que lo deseemos’.

Y no han terminado. El versículo 29 dice que le colocaron una caña en su mano derecha. La mano derecha era la mano de autoridad. Y la caña era el símbolo de un cetro; y en ese día, los reyes tenían un cetro de oro y marfil. Y éste debía ser Su cetro. Fue hecho a partir de una caña, una caña común. Lo colocaron en Su mano para representar Su autoridad, Su soberanía, ya que Tiberio en sus monedas también era mostrado con el cetro en su mano. Y si este iba a ser un rey, Él tenía que tener un cetro.

Y ahí está Él, “y pusieron sobre Su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en Su mano derecha; e hincando la rodilla delante de Él, le escarnecían, diciendo: ‘¡Salve, Rey de los judíos!’” No había sinceridad en eso, simplemente era burla, sarcasmo, cinismo, ridículo, mofa.

Recuerde usted en el capítulo 26, versículo 68; los judíos se burlaron de Él por ser un profeta. Y aquí se burlan de Él por decir que era un Rey. Y entonces, doblan la rodilla, toda esta gran compañía de soldados romanos impíos, dobla la rodilla. Y conforme se levantan de sus rodillas, versículo 30, le escupen. Ahí en sus rodillas, “¡Salve, Rey de los judíos!,” y conforme se levantan, le escupen en Su rostro. La indignidad humana definitiva, escupirle a alguien. Los judíos lo habían hecho en el capítulo 26, versículo 67 y ahora también lo están haciendo los romanos. Parece que el mundo entero se ha juntado para escupir al Hijo de Dios.

¡Si tan sólo supieran a quién le estaban escupiendo! ¡Si tan sólo supieran de quién se estaban burlando! ¡Si tan sólo hubieran sabido sobre quién habían colocado una corona de espinas y una túnica escarlata! Si tuvieran alguna idea, ¡oh!, ¿se puede imaginar usted cómo es el infierno en la actualidad para esas personas que en ese día le escupieron a Jesús? ¿Puede imaginarse lo que debieron haber pensado conforme recordaban que un día, cuando todo parecía ser tan divertido en el salón de juicio de Pilato?

Entonces, continúan avanzando un poco más en su pequeño juego en el versículo 30 al quitarle la caña de Su mano derecha… El texto griego dice… Pegándole repetidamente en Su cabeza. Más golpes, más golpes, ya hubo bofetadas, ya hubo golpes con el puño, ya le escupieron y ahora, le están pegando repetidamente en la cabeza con esta caña.

¿Por qué estaban haciendo eso? No fue particularmente para meter las espinas a mayor profundidad en Su frente, aunque ciertamente tuvo ese efecto. Ellos hicieron esto primordialmente para mostrar qué burla era Su autoridad. ‘¿Qué tipo de Rey eres Tú, que podemos quitarte el mismo cetro de Tu mano y golpearte en la cabeza con Él? Tu soberanía es una burla. Tu realeza es una broma.’ Cualquier persona que puede escupirle a un rey y pegarle en la cabeza con Su propio cetro y que nada de suceda en castigo por lo que hizo, es algún tipo de rey. ¡Eres una farsa!

En Juan, capítulo 19, versículo 3, él añade de la misma escena: “Y seguían pegándole.” Es una escena increíble de maldad humana. Y no es que tengan algo en contra de Él. Ni siquiera lo conocen. Es la depravación del corazón humano, cuando se le da la oportunidad de hacer lo que quiera, para hacer esto. Inconcebible. Es un entretenimiento brutal.

Y aunque Él lo soporta todo, Él no dice nada. Él no ofrece resistencia. Él no dice nada. Él está dispuesto a sufrir por los pecadores. Sufrir no sólo la muerte en la cruz, sino todo lo que vino junto con ella. Él cumplirá Su llamado. Él soportó tal contradicción de pecadores, dice en Hebreos 12:3. Él lo soportó todo; y Él sabía que iba a venir. En el capítulo 20, ¿recuerda usted lo que Él dijo? En el capítulo 20, le dijo a Sus discípulos en el versículo 18, ‘vamos a Jerusalén, el Hijo del Hombre será traicionado’. Los principales sacerdotes y los escribas; y lo condenarán a la muerte; y en el versículo 19, lo entregarán a los gentiles para burlarse, azotarlo y crucificarlo. Y en el tercer día, Él resucitará.” Él estaba rompiendo con la agenda. Él había estado con los judíos, ahora estaba con los gentiles y ellos se estaban burlando de Él y lo crucificarían. Él estaba cumpliendo todo de acuerdo con la agenda. En silencio, lo soportó todo… Humillación, agonía, dolor más allá de lo que podemos creer.  

Y usted sabe lo que sucedió, ¿no es cierto?, después de que lo azotaron y después de esta burla. Mateo no nos dice. Mateo suspende la escena en el versículo 30 y ya no dice nada más. Necesitamos ir a Juan capítulo 19, simplemente lo voy hacer a manera de memoria. Recuerde usted en la última vez hablamos de esto. Después de que Jesús es vestido así como este rey, entonces Pilato sale con Él delante de la multitud judía. Juan 19:5 al 16 describe toda la escena. Él dice: “He aquí el hombre.” Como diciendo: ¿es esto suficiente? Y todos comienzan a gritar: “Crucifícale, crucifícale, crucifícale.”

Y Pilato no quiere hacerlo; y entonces, les dice ‘ustedes tómenlo y crucifíquenlo.’ Y no lo harán. Ellos quieren que esto sea hecho legalmente. Y lo fuerzan a Pilato. Y ellos le dicen ‘si tú no lo haces, no eres amigo de César’. Como si le estuvieran diciendo: ‘te vamos a reportar nuevamente ante César si haces esto y estarás en problemas con él por no poder controlar al pueblo sobre el cual tú estás ejerciendo poder’.

Y después, Pilato dice: “¿Crucificaré a vuestro Rey?” Y ellos respondieron ‘no tenemos rey más que César.’ Y en esa declaración encontramos la culminación de la apostasía de la nación de Israel. Ellos no tenían a Dios. Su rey era César. Ellos lo dijeron, está en su propia boca… La apostasía de la nación de Israel.

Entonces, Pilato quedó sin salida con Jesús y determinó entonces que no tenía opción alguna más que crucificarlo. Entonces, el versículo 31 dice: “Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto.” Y recuerde, Mateo se salta la porción que cubre Juan. Mateo simplemente está resumiendo. Le quitaron la túnica, le quitaron eso, esa túnica, esa túnica pesada escarlata, le quitaron la caña de Sus manos. No sabemos si le dejaron la corona o no. Las escrituras no lo dicen. Y le pusieron Sus vestidos. Y ahora, lo sacaron del pretorio para crucificarle - la manera más terrible de morir.

La crucifixión se originó en Persia y se originó a partir de la circunstancia más extraña. Los persas tenían una deidad llamada Ormuzd. Y Ormuzd era el Dios que consideraba que la tierra era sagrada. Y entonces, cualquier persona que era ejecutada, debía ser levantada por encima de la tierra, no fuera que la persona al ser ejecutada debido a su maldad, contaminara lo sagrado de la tierra. Y entonces, los persas diseñaron una crucifixión como un modo de suspender a una persona por encima de la tierra sea durante la ejecución.

Y pasó de los persas a los cartagineses y de alguna manera, los romanos la adoptaron de algunos que estaban en Cartago. Digo, los romanos la usaron de manera extensiva. A partir de lo mejor que podemos asegurar en la época de Cristo y alrededor de la época de la ocupación romana de Israel, los romanos crucificaron por lo menos a 30,000 judíos. Y lo hicieron por todas las carreteras para advertirles a las personas acerca de lo que les sucedería a alguien que violara la ley romana. Ilustraciones vívidas de la insensatez de ir en contra de Roma.

Y entonces, iban a llevar a otra víctima a la crucifixión. Siguieron el procedimiento normal. El versículo 32 simplemente dice: “cuando salían…” Y de nuevo, Mateo de cierta manera se salta ciertas cosas. Cuando Mateo dice “cuando salían…” él se está refiriendo a saliendo de la ciudad porque la ejecución siempre tenía que ser fuera de la ciudad. Los judíos nunca la toleraban en su ciudad. Eso era parte de la ley levítica. La ejecución siempre tenía que ser fuera de la ciudad. Y ese es el motivo, por supuesto, por el cual dice en Hebreos 13:12 y 13 dice que Jesús sufrió el menosprecio y murió afuera de la puerta. Porque la ejecución se llevó a cabo afuera de la ciudad.

Y entonces, él salió de la ciudad. Y hallaron a un hombre… Nos detendremos ahí por un minuto. Ese hombre, Simón de Cirene, cargó su cruz. Mateo no nos dice qué pasó antes de que salieran de la ciudad. Él simplemente se salta la parte de dejar el pretorio hasta dejar la ciudad. Y debemos entender eso. Y para entender eso, vamos a comparar algunos de los otros textos de los escritores de los evangelios. Juan 19:16: “Después él lo entregó para ser crucificado.” Y tomaron a Jesús y lo llevaron. “Y él, llevando su cruz, salió.”

Y entonces, sabemos a partir de Juan 19:17 que para comenzar, Jesús cargó Su cruz. Y sabemos a partir de cómo los romanos crucificaban a personas, que Jesús habría dejado el pretorio llevando Su propia cruz - y por cierto, no hay nada en las Escrituras para sugerir que Él cargó parte de Su cruz. Algunos han sugerido que Él sólo cargó la viga transversal. Algunos, la parte central larga. No hay nada en las Escrituras que sugiera que Él llevó algo menos que la cruz entera. Y no tengo razón alguna por la que deba creer algo diferente de eso.

Y entonces, Jesús habría estado cargando madera que pesaba más de 92 kilos en Su espalda en la condición en la que estaba. Un peso absolutamente inconcebible para alguien en Su circunstancia. Y Él salió cargando Su cruz. Y Él habría salido de esta manera. El prisionero era rodeado por un quaternion, cuatro soldados romanos. Uno en cada esquina, moviéndolo con otros soldados adelante y atrás. Y con la ciudad de Jerusalén llena de toda la gente de inmigrantes que había venido para el tiempo de la Pascua. Peregrinos que habían venido a adorar en esta época especial. Y ahora, siendo este el día de la Pascua misma, y todo echado a andar, el lugar habría estado lleno de personas. Y ellos desfilaban al prisionero ahí por las principales calles; y colgando del cuello del prisionero había una placa. O era sostenida por alguien que estaba caminando enfrente de Él, en la cual se incluía el crimen por el cual el prisionero debía ser ejecutado, para que todo el mundo supiera cuál era el precio del crimen.

Y entonces, Jesús está llevando Su propia cruz y está siendo desfilado ante toda la gente antes de que pueda dejar la ciudad de tal manera que toda persona es advertida acerca de cómo es violar la ley romana, cómo es ser llevado a ejecución por los romanos. Entonces, la procesión se mueve por las calles.

Y por cierto, fue durante esta procesión que Jesús dio su último mensaje público. El último sermón público que jamás dio fue uno muy breve. Está registrado en Lucas 23 conforme Él estaba caminando en esa proposición. En Lucas 23, versículo 27 dice “y lo siguió una gran cantidad de personas y de mujeres que también lloraban y lamentaban. Ellas lloraron, y se lamentaron por lo que estaba pasando. Pero Jesús, volviéndose a ellas, les dijo -y aquí vino Su último mensaje- “Hijas de Jerusalén no lloréis por Mí, sino llorad por vosotras y vuestros hijos, porque he aquí, vienen días en los que dirán bienaventuradas son las estériles y los vientres que nunca dieron a luz y los pechos que nunca dieron de comer.”

Ahora, eso es algo que ninguna madre judía jamás imaginaría que alguien dijera. Jesús dice, ‘más vale que lloren por ustedes mismas y sus hijos porque viene el día en el que ustedes desearán no tener hijos.’ De hecho, el versículo 30: “Comenzarán a decirle a las montañas, ‘caed sobre nosotros’. Y a los montes, ‘cúbrenos.’” Van a tener un juicio tan aterrador que querrán que no haber tenido hijos para que nos sean matados delante de sus mismos ojos.

Y después, Él les da un pequeño proverbio en el versículo 31: “Porque si al árbol verde le hacen estas cosas, ¿que será hecho en el seco?” ¿Qué quiere decir con eso? Él es el árbol verde y el pueblo de Jerusalén es el árbol seco. Si los romanos le hicieron esto a Él, quien es inocente, ¿qué les harán a los judíos que son culpables? Él es un árbol verde. Él ni siquiera encaja con el proceso de ser incendiado. Usted ni siquiera lo usa para quemar algo. Los judíos son un árbol seco y deben ser quemados. Ésa es Su implicación. Ustedes queman madera seca, no madera verde.

Lo que Él está diciendo es que si los romanos queman un árbol verde, esto es uno inocente, uno que no es apto para ser quemado, ¿qué les harán a ustedes que son culpables, que han tenido insurrección tras insurrección en contra de ellos? Cuando venga el tiempo para su juicio, observen lo que les van a hacer a ustedes. Si ellos me están haciendo esto a Mí como un hombre inocente, ¿qué les van a hacer a ustedes como los culpables? Y todos sabemos que se está refiriendo a la destrucción del año 70, la cual fue precipitada por sus hostilidades en contra de Roma.

El último mensaje de Jesús para ellos, camino a Su cruz, fue un mensaje del juicio venidero y que vendría muy rápido, en la vida de muchas personas ahí, el holocausto del año 70, del cual la tierra de Israel todavía no se ha recuperado.

Y entonces, versículo 32, encontramos que salieron de la ciudad. Salieron de la puerta porque siempre había una crucifixión afuera de la ciudad y siempre junto a un camino principal. Y sin duda alguna, salieron por la puerta norte de la ciudad, bien pudo haber sido la puerta de Damasco. La parte norte de la ciudad, salieron y encontraron un camino principal; y ése sería el lugar donde ocurriría la ejecución, de tal manera que todo el mundo pudiera verlo. Todo el mundo sabría. Un testimonio agonizante de la insensatez de los crímenes en contra de Roma. Los judíos no justificaban a las personas, apedreaban a las personas. Los romanos hacían eso.

Pero cuando acababan de salir de la ciudad, fue aparente que Jesús, aunque yo creo que Él fue el hombre más fuerte que jamás vivió porque Él no tuvo pecado y no hubo putrefacción ni contaminación en Su cuerpo, Su cuerpo habría sido todo lo que Dios jamás quiso que todo un cuerpo sin la contaminación del pecado fuera. Él habría sido todo lo que Adán fue y más antes de que cayera. Y entonces, aún Jesús en toda la fortaleza que la humanidad pudo haber tenido, se le ha acabado. Su sangre ha sido drenada. La agonía va más allá de lo que podemos creer. Una semana llena, una Pascua tardía. Sin dormir, la traición de Judas, la deserción de los discípulos, los juicios, la injusticia, los golpes, los azotes. Ha disipado toda su fortaleza y no hay ángeles ahora para ayudarle. No hay ángeles para fortalecerlo como después de los 40 días de ayuno y tentación en el desierto. Y entonces, Él sale. Y encuentran a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.

Cirene era un lugar de residentes griegos. Se ubicaba el oeste de Alejandría y directamente al sur de Grecia, al norte de la costa africana, a unos 16 km de la costa. Supongo que en la actualidad se ubicaría en Libia. Allí había muchos judíos porque era un centro de comercio. Simón era un judío de esa colonia griega al norte de la costa de África quien sin duda alguna, estaba en Jerusalén porque era la Pascua. Sabemos, a partir del libro de los Hechos, que de hecho hubo una sinagoga judía para los que eran de Cirene en Jerusalén. Entonces, él está aquí para adorar en esta temporada.

Su nombre es interesante. Es un hombre judío… Simón. Entonces, creemos que él era un hombre judío. Ahora, no sabemos mucho acerca de él, pero hay algunos datos muy interesantes. Marcos, capítulo 15, nos dice en el versículo 21 que obligaron a Simón de Cirene que pasaba al salir del país. Esto es muy interesante. Él simplemente pasa caminando. Jesús sale de la ciudad. Simón sale del país. Jesús está dejando Jerusalén. Simón está llegando a Jerusalén. Él ha estado ahí en el país quizás viendo a alguien que quizás conocía, quizás simplemente caminando, quizás simplemente preparando algunas cosas para su propia Pascua ese día. Y algunos han sugerido que él no debió haber estado haciendo eso porque era un día Santo. Pero usted debe recordar que la ley del día del reposo no se aplicaba en el día de la fiesta necesariamente. Se aplicaba en el día del reposo. Este es viernes, el día de la fiesta. Y entonces, no habría estado mal que él estuviera ahí caminando.

Entonces, aquí hay un judío devoto que viene a la Pascua. Simplemente está pasando por aquí y se encuentra con esta procesión que está saliendo de la ciudad. Y por la razón que sea, es incluido por la multitud de soldados romanos y es obligado a llevar la cruz de Jesús. Ningún romano cargaría la cruz de un criminal, ciertamente no de un criminal judío; ciertamente no de un criminal como este personaje tan extraño y raro. Y entonces, incluyen a Simón.

Y después, nos dice de manera interesante, en Marcos 15:21, que él era el padre de Alejandro y Rufo. Ahora, en principio, pensamos que eso quizás no tenga importancia. Sabemos eso. Esa es una designación interesante - Alejandro y Rufo - nombres griegos. Él les puso a sus hijos nombres griegos. Eso no es raro, es muy común, especialmente si él vivió en una región que no era Israel. Como él, que vivió en la costa norte, en una comunidad griega.

¿Pero quiénes son estos nombres y por qué son identificados? Bueno, usted tiene que recordar esto: Marcos escribió su Evangelio y es muy probable que lo hiciera desde Roma. Y sus primeros lectores pudieron haber sido romanos; y él pudo haber identificado aquí a dos que los romanos conocían. Y entonces, él simplemente identifica a Simón más ampliamente como el padre de dos que ellos conocían, Alejandro y Rufo.

Esto es desarrollado con mayor extensión en Romanos 16:13, en donde Pablo escribiéndole a los romanos dice “Saludad a Rufo, escogido en el Señor.” Ahora, aquí entonces usted tiene a Pablo refiriéndose a alguien que se llamaba Rufo; y Pablo está escribiéndole a los romanos. Usted tiene a Marcos refiriéndose a alguien llamado Rufo que parece ser conocido de manera común por los cristianos. Y Marcos también está escribiendo en Roma. Entonces, en Roma había un Alejandro y un Rufo. Aquí encontramos a Rufo identificado como uno escogido en el Señor.

“Y su madre y mía.” Ahora, ¿quién sería la madre de Rufo? La esposa de Simón. No es demasiado difícil entonces reconocer que bien pudo haber sido que Simón, aunque de manera no planeada, estaba pasando, y se le obligó cargar la cruz de Jesucristo, a través de esa experiencia llegó a la fe en Jesucristo, crió a dos hijos, quienes entonces se volvieron pilares fuertes en la Iglesia en Roma. Su esposa misma se volvió como una madre para el apóstol Pablo.

Entonces, lo que comenzó como un acto obligatorio, se volvió el medio de su conversión. Y me gusta pensar que de hecho ése es el escenario y entonces, cuando lleguemos al cielo, vamos a conocer a Simón de Cirene junto con su esposa y sus hijos. ¿No sería eso una manera apropiada en la que el Señor revirtiera las cosas?

Después, el versículo 33, ahora Simón está cargando la pesada cruz, Jesús al lado va rodeado por los cuatro soldados y el resto que va adelante y atrás. Y después, llegan a un lugar llamado Gólgota. Este es un término arameo transliterado realmente al griego y después al español. Significa lugar de la calavera, el lugar de la calavera, el lugar de una calavera. En Lucas 23:23, Lucas lo llama una calavera y utiliza la palabra kranion, de la cual obtenemos la palabra cráneo. Y la Vulgata Latina tradujo eso calvario, el cual es el término en latín para cráneo. Entonces, obtenemos calvario de éste debido a la traducción de la Vulgata Latina de la palabra griega kranium o kranion.

Concluimos entonces, que este es un lugar, no como algunos han sugerido, en donde se encontraban cráneos por todos lados en el suelo, de lo contrario habría llamado el lugar de los cráneos, plural. Además, usted sabe esto con seguridad: los judíos no iban a permitir que hubiera un lugar en donde muchos huesos estaban ahí por todos lados encima del suelo, lo cual era la antítesis de su tolerancia. Entonces, era llamado el lugar de una calavera o lugar de calavera porque tenía la forma de eso.

Hay un lugar en la actualidad, y he estado ahí en varias ocasiones, y también algunos de ustedes han estado ahí, se cree que es el lugar de una calavera. Y todavía se ve como una calavera, se parece mucho a una calavera. Esta ahí afuera, en la parte norte de la ciudad de Jerusalén. Está ahí junto a una carretera principal, de hecho, delante de ese lugar hay una estación de autobuses árabe literalmente llena de autobuses que están echando mucho humo y que van ahí por ese lugar del calvario. Usted puede estar ahí en el jardín, en donde está la tumba del huerto y hay una roca que ésta arriba del monte, no está muy lejos en absoluto. Se ve como una calavera y yo creo que es una indicación precisa del lugar en donde Cristo fue crucificado… No tanto en la parte de arriba como en frente del lugar, ahí junto al camino, conforme toda persona que va pasando podría verlo. 

Y entonces, cuando ellos llegaron a Gólgota, el lugar de una calavera, ellos comenzaron el procedimiento, el cual comenzó con darle a beber vinagre. De hecho, el texto en el griego dice vino, oinos. Le dieron vino para beber. “Mezclado con hiel.” Ahora, hiel simplemente es un término general refiriéndose a lo que es amargo. Y si usted fuera a leer el Evangelio de Marcos, Marcos dice que lo amargo que le dieron era mirra. Y la mirra es una especie de narcótico vegetal que era colocado en el vino, como una manera de calmar a la persona. Este es un recordatorio del Salmo 69:21, en el cual el salmista dice ‘también me dieron algo de hiel’.

Entonces, aquí hay un vino con droga. Marcos nos dice que la droga que usaban era mirra. Supuestamente adormecía a la víctima. Y, desde el punto de vista de los soldados, sin duda alguna, ese adormecimiento por parte de ellos no era un acto de misericordia, a ellos realmente no les interesaba si el paciente sufría o si la víctima sufría o no. Digo, no estaban tratando de tratar a esta persona con amabilidad o para comenzar habrían estado en el trabajo equivocado. Les acomodaba porque, de otra manera, les podría haber resultado difícil clavar cuatro clavos en los miembros de alguien si no hubieran estado adormecidos hasta cierto punto. Como consecuencia, en ese mismo momento, habría sido propicio para ellos adormecer de alguna manera a la víctima.

Ahora, eso es desde su punto de vista de eso, pero observe esto, aquí hay algo fascinante. Mientras que desde el punto de vista de los soldados era simplemente un acomodo para el proceso de la crucifixión, sabemos a partir de la historia, que esto era realizado por una asociación de mujeres ricas en Jerusalén. Ellas proveían esto, desde su punto de vista, para aliviar el dolor y lo hacían en una conexión directa, de acuerdo con lo que sabemos de acuerdo a la enseñanza judía antigua, como un reflejo directo de Proverbios 31:1, queriendo cumplir lo que dice Proverbios 31:6, “Dad la sidra al desfallecido, y el vino a los de amargado ánimo.” Ellas querían, supongo, en un sentido ser mujeres de Proverbios 31. Y a partir de la bondad de su corazón, el prestar ese servicio que se demandaba en Proverbios 31:6 a una víctima que estaba en la peor de todas las situaciones. Y entonces, las mujeres ricas trataron de darle esto a Jesús para que su dolor pudiera ser aliviado. Dice que después de haberlo probado, no quiso beberlo.

Él lo probó y no lo tomó. Trataron de ponerlo en Su boca, Él no lo tomó. Lo escupió. Y la razón es que Él mismo dijo en Juan 18:11: “¿No beberé la copa que Mi Padre me da?” Él no iba a beber esto. Él no iba a adormecer ninguno de Sus sentidos. Él iba a ir a la cruz para soportar el dolor completo de todo. Y después, sucedió.

Versículo 35: “Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí Sus vestidos echando suertes.” Y leí eso esta semana nuevamente y dije: “hombre, eso pasó rápido.” Digo, no hubo drama. No hubo fanfarrias, no hubo un “amartilla este esclavo y amartilla el siguiente clavo.” Aquí no hay adjetivos. No hay descriptivos. No hay nada. No hay clamores de dolor. No dice nada. Lo crucificaron.

Y pensé ‘bueno, el inglés o el español han perdido algo de lo que hay en el griego’. Y entonces, fui al texto griego. ¿Y sabe lo que dice el texto griego? Fue de hecho aún menos significativo. La lectura griega literalmente es esta: “Los que lo crucificaron repartieron sus prendas.” Los que habiéndolo crucificado repartieron Sus prendas, lo cual hace aún que la crucifixión sea más insignificante porque sólo se refiere a ella de manera secundaria como una manera de describir a aquellos que repartieron Sus prendas. Como si simplemente lo mencionara de paso. ¿Por qué? Porque el punto para Mateo es la impiedad de los hombres. Y usted podría decirlo de esta manera: “Y los crucificadores repartieron Sus ropas y echaron suertes,” Y no hay ni siquiera una referencia a la crucifixión en sí.

La Biblia no se preocupa por los acontecimientos físicos de la cruz. Se preocupa con la impiedad de los hombres. Nunca describe la agonía de Jesús. ¿Sabe usted eso? Nunca lo hace. Sólo describe lo que los hombres le hicieron. No describe su propio sentimiento. Fuera del huerto, no sabemos nada de la agonía. Y fuera de los dichos de la cruz, los cuales en sí mismos no expresan su agonía, excepto por la separación de Dios. La agonía física de Jesús no es el punto. Lo crucificaron y repartieron Sus ropas, echaron suertes.

Ahora, en una traducción de la Biblia en el versículo 35 hay una profecía dada después de eso. Para que se cumpliese lo dicho por el profeta y cita el Salmo 22:18. Debo decirle que eso no pertenece a Mateo capítulo 27, eso fue tomado de Juan 19.

Usted preguntará cómo sé eso. Porque lo encontramos en algunos manuscritos de Mateo. Después encontramos manuscritos más antiguos y no está ahí. Está en Juan 19 pero no está en los manuscritos más antiguos. Usted preguntará cómo se metió. Le voy a decir cómo. El escriba está copiando Mateo, él está copiando a Mateo y recuerda Juan 19:23 y 24 recuerda cómo eso encaja de una manera tan hermosa aquí. Y entonces, él lo añade en el margen, así como los usted lo tiene en una Biblia de márgenes o en una Biblia anotada. Y usted tiene versículos en el margen, versículos en el medio, versículos abajo, explicaciones, etcétera. Entonces, un escriba añade ese versículo aquí.

Más adelante, un escriba que está copiando nuevamente esto piensa que eso está bastante bien ahí, debería estar aquí adentro y él lo mete. Y así es como en los registros de los Evangelios, algunas veces las cosas que comenzaron como una lectura marginal o comparativa, terminaron en el texto en sí.

Ahora, cuando encontramos los manuscritos más antiguos y vamos atrás del hombre que lo metió en el texto y atrás del escrito que lo colocó en el margen, encontramos el texto puro y sabemos que no estaba ahí. Entonces, fue añadido más adelante. Es verdad. Es un cumplimiento. Pero escuche esto: Juan siempre está metiendo los cumplimientos, porque Juan está viendo la cruz desde el punto de vista ¿de quién? De Dios. Mateo los deja fuera porque lo único que le preocupa es la impiedad de los hombres. Y entonces, todo lo que Mateo dice es que una vez que lo crucificaron, repartieron Sus vestidos, esto es que los dividieron y todo judío tenía cinco piezas de ropa. Él tenía su calzado, claro. Él tenía su atuendo interior. Él tenía su prenda para la cabeza. Él tenía su cinto. Él tenía su prenda externa. Y se dividieron las primeras cuatro y lo que quedaba, de acuerdo con el Evangelio de Juan, era esa ropa interior. En Juan 19:23, ese atuendo interior es llamado el atuendo sin costuras. Tenía agujeros para los brazos y la cabeza simplemente sobre el cuerpo.

Bueno, cada uno tiene una prenda. Pero recuerden ustedes, tiene cuatro soldados. Cada uno toma los primeros cuatro y ahora tienen que decidir quién se va a quedar con la prenda interior. Y lo que hacen es que apuestan, echan suertes. Esto de hecho es un cumplimiento exacto de lo que leí antes, Salmo 22:18. Pero Mateo no comenta nada acerca de eso. Lo único que quiere que veamos es que son tan indiferentes. Aquí simplemente están haciendo apuestas para obtener lo que puedan de Jesús, inclusive Su última prenda.

Y después, versículo 36, “y sentados le guardaban allí”. Sentados ahí, lo observaban. ¿Por qué? Era su trabajo. Estaban de guardia, no sea que alguien, de manera inapropiada salvara a Cristo o no fuera que alguien tratara de rescatarlo. Tenían que quedarse en guardia. Con burla cruel y con una sensación de morbo, se quedaron ahí de guardia para asegurarse de que nada sucediera más allá de lo que había sucedido.

Y después, una nota final en el versículo 37: “Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.” Mateo no nos da todo. Compare Mateo, Marcos, Lucas, Juan y únalo; y termina con la declaración entera. Éste es Jesús de Nazaret, el Rey de los judíos. Éste era todo el letrero. Mateo simplemente enfatiza de nuevo “ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.”

Los judíos no les gustó eso. ¿Se acuerda de eso en Juan 19? Ellos dijeron ‘quita eso, quita eso’. Y Pilato dijo ‘no, eso se quedará ahí donde está. Lo que he escrito, he escrito.’ Era burla. Era burla. Él quería que toda persona que pasara dijera “Este es el rey de los judíos. Este es Jesús de Nazaret, el Rey de los judíos,” ¡qué burla! Era una burla. Él lo puso en arameo, en griego, en latín. Griego, el idioma universal; arameo, el idioma de la zona; latín, hablado por los romanos. Estaba ahí para que toda persona leyera “ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.” ¡Qué broma! Y los judíos odiaron eso, pero Pilato no lo cambió. Ellos gritaron: “No tendremos a este hombre por Rey sobre nosotros,” Lucas 19:14. Pero Pilato lo puso ahí de cualquier manera. Sarcasmo hasta el final. Los soldados colocaron el letrero. Lo colocaron ahí a Él. Impíos, pero impíos ignorantes… Los impíos ignorantes, los soldados endurecidos.

El mundo está lleno de gente así. Realmente lo está. Está lleno de personas que simplemente se ríen de Jesús, todo parece tan tonto, una broma tan grande, tan ridículo y son tan ignorantes. El mundo está lleno de gente ignorante que está endurecida hacia Jesucristo. Ellos no saben de quién están hablando. No saben a quién tienen en sus manos. Y a menos de que sean despertados ellos, ellos pasarán una eternidad en el mismo tipo de remordimiento que estos soldados están pasando la suya en este momento… En este momento. Es aterrador.

Hay un fin hermoso en esto. ¿Ve usted el versículo 54 del capítulo 27 y podemos pasar ahí y terminar con esto? “El centurión,” ese es un comandante de 100 soldados, “y los que estaban con él guardando a Jesús,” ahora éste es uno de los soldados que estaba de guardia, estaba observando, “visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.” ¡Oh, qué maravilloso pensamiento! Y Lucas dice: “el cinturón glorificó a Dios y dijo ‘este es un hombre justo.’”

No creo que usted tenga que estirar su mente demasiado para reconocer que a partir de ese grupo de soldados ese día, por lo menos hubo uno de ellos que vino a la fe verdadera en Cristo, ¿verdad? Y digo eso para decir esto: Jesús estaba muriendo en la cruz, fue colocado ahí por hombres impíos, ignorantes y le ofreció a esos mismos hombres la salvación que Él estaba procurando. ¿Acaso Él no es el amigo de pecadores?

Padre, Te damos gracias por nuestro tiempo en Tu Palabra esta mañana. Gracias por el retrato que hemos visto de una manera tan vívida de nuestro Salvador, muriendo por nosotros. Sabemos que el mundo todavía está lleno de aquellos que son los impíos ignorantes. Simplemente no saben. Simplemente no les importa. Pero Padre, qué agradecidos estamos de que aún algunos de ellos si ven por suficiente tiempo, verán quién era Él en realidad ahí en la cruz. Algunos que de una manera tan ligera toman el nombre de nuestro Señor en vano. Algunos que hacen de Jesús el objeto de las bromas. Si observan durante una cantidad suficiente de tiempo y el Espíritu de Dios por gracia soberana trabaja en sus corazones, verán lo que el centurión vio, el amigo de pecadores muriendo por los mismos que le quitaron Su vida. Te damos gracias porque habrá algunos de esos impíos ignorantes, sí, muchos, en el cielo. Te damos gracias porque Cristo murió aún por Sus ejecutores. ¡Oh, qué amigo de pecadores es Él!

Mientras que sus cabezas están inclinadas en el momento de cierre, si usted no conoce al Salvador, si no ha venido a Él para perdón, si no lo ha abrazado como Señor, éste es el día en el que usted debe hacer esto. Si usted ha sido parte de los impíos ignorantes que tratan a Jesús con indiferencia y frialdad, que no tienen preocupación, ni compasión, para quienes Jesús no es importante fuera de que sea el tema de su bromas, quiero recordarle que de acuerdo con las Escrituras, usted crucifica al Hijo de Dios y luego avergüenza de manera abierta… dice en Hebreos 6… al rechazarlo. Todavía tenemos a los impíos ignorantes con nosotros que ejecutan a Cristo por su rechazo. Pero eso puede cambiar. Véalo. Conforme Él es levantado, vea en Él al Hijo de Dios, al Salvador del mundo que murió por el pecado y entréguese a Él con una fe en arrepentimiento.

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