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El otro día le decía a alguien que no estoy seguro de si es tan importante para ustedes que yo predique, como lo es para mí que yo predique. Esta es la pasión de mi vida, el gozo de mi vida. Y por el privilegio de la preparación en sí misma, si yo nunca predicara, yo daría todo en este mundo, porque no hay gozo como el gozo de examinar en profundidad en el descubrimiento de la verdad revelada en las Escrituras y especialmente, cuando tiene que ver con la persona más importante de todas, el Dios encarnado, el Señor Jesucristo.

Y de esta manera, nos volvemos a encontrar en un Evangelio; y ahora es el Evangelio de Marcos. Y le invito que tome su Biblia y si es tan amable, la abra en Marcos, capítulo 3. Marcos, capítulo 3. Vamos a estar viendo la última sección de Marcos capítulo 3, versículos 20 al 35. Es una sección prolongada; y es una historia dentro de una historia. Entonces, vamos a tener que dividirla en dos semanas. Le quiero decir que esta semana será -en cierto modo- la más simple de las dos y la próxima semana, quizás, la más desafiante y la más contundente y la enseñanza más asombrosa. Pero estas son dos porciones muy importantes de las Escrituras que se mezclan por parte de Marcos de una manera única como una historia dentro de otra historia.

Muchos de ustedes conocen el nombre de C. S. Lewis. C. S. Lewis, el gran escritor, el gran pensador, el gran defensor cristiano ha escrito muchas, muchas cosas que todos nosotros conocemos muy bien. Y en su esfuerzo por defender la fe, él inventó un paradigma que probablemente se ha vuelto algo bien conocido, quizás mejor conocido aún más que su autor, este es C. S. Lewis.

Lewis estaba preocupado porque había muchas personas que decían que Jesús era un buen maestro, que lidera un líder noble, moral, que Él era un revolucionario religioso, que Él era un hombre de gran compasión y gran sabiduría y que había muchas personas en Su época, como siempre ha habido y como siempre las hay en la actualidad, que quieren aventarle todo tipo de laureles a Jesús y presentarle todo tipo de reconocimientos y pintarlo como este maestro excepcional, amable, noble, compasivo, sabio.

C. S. Lewis estaba convencido de que esa no era una alternativa posible. Eso no es posible. Ésa no es una consideración posible de Jesús, dijo él. Él no podía ser un buen hombre, y no podía ser un hombre moral, Él no podía ser un maestro religioso, Él no podía ser un líder de confianza, Él no podía ser sabio, Él no podía ser un mentor espiritual únicamente debido a un tema muy importante y es este: Él decía ser Dios. Y tan pronto como Él dijo ser Dios, Él se eliminó a sí mismo de esa categoría, porque la gente buena, la gente sabia, la gente sensata no creen que sean Dios y ellos no quieren que usted piense que ellos son Dios. Jesús ha sido inclusive considerado por muchas personas como alguien muy humilde, manso, amable.

Bueno, la humildad no es compatible con declarar que usted es el Dios del universo, que usted es el Creador, que usted ha estado vivo eternamente, que usted hizo todo lo que existe y que usted es el Juez final de toda persona y que usted reinará sobre toda cosa por los siglos de los siglos. Tan pronto como Jesús declaró que Él era Dios el Hijo, que Él tenía la misma naturaleza que Dios, tan pronto como Él dijo: “Si me habéis visto a Mí, habéis visto a Dios”, ya no era posible, dijo C. S. Lewis simplemente designarlo como un buen maestro. Eso no queda abierto como una alternativa. Los hombres buenos, sensatos, sabios no hacen afirmaciones tan ridículas.

C. S. Lewis entonces dijo: “Una de tres cosas es verdad”, y usted se acordará de esto, él dijo: “este era y es el hijo de Dios, o es un lunático en el nivel de hombre enfermo de vanidad y orgullo, o Él es el mismo diablo del infierno. Pero,” dijo Lewis, “nunca venga apoyando la idea absurda de que Él fue solamente un gran maestro de moral. Él no nos ha dejado esa opción. Ese no ha sido Su propósito".

Ahora, no puedo estar seguro de esto, pero tengo una sospecha de que C. S. Lewis pudo haber descubierto ese paradigma en Marcos 3, porque de todas las cosas en este pasaje, en el versículo 21, la familia de Jesús lo llama un lunático. En el versículo 22 los escribas, los líderes religiosos dicen que Él estaba poseído por Belcebú; y de esta manera, lo llaman un mentiroso que dice ser de Dios, pero de hecho es de Satanás. Mientras que por otro lado, finalmente, el testimonio del Espíritu Santo ahí en el versículo 29, claro, se encuentra implícito, y el testimonio del Espíritu Santo es que Él es el Señor de todos.

Entonces, esas son las alternativas. Entonces, usted vino a la iglesia hoy y usted cree que tiene una perspectiva aceptable de Jesús y que usted está aquí para darle algún honor como un buen maestro, como un gran líder religioso, como un hombre justo, usted no tiene esa alternativa. Usted tiene que unirse a una de estas tres categorías.

Ahora, el Nuevo Testamento está escrito claramente para que sea obvio para cualquier lector que Jesús no es un lunático. Los lunáticos no curan a personas enfermas, resucitan a personas muertas y dominan a los dos demonios. Los lunáticos no hablan como Jesús habló ni piensan como Él pensó. Los lunáticos no actúan como Él actuó. Los lunáticos no atraen a mujeres y niños. Los lunáticos no se caracterizan por amabilidad y misericordia y compasión. Ni Jesús es un mentiroso ni es Él más inteligente de todos los engañadores, porque los engañadores no resucitan tampoco a personas muertas. Los farsantes no curan a personas enfermas, no expulsan la enfermedad de una nación durante tres años. Los farsantes no dominan al mundo de los demonios tampoco; y tampoco los farsantes mueren, y habiendo sido sepultados, salen de la tumba.

Entonces, realmente nos queda una alternativa con respecto a Jesús, a menos de que usted quiera unirse a aquellos que creen que él es un lunático o aquellos que creen que Él es el mentiroso más grande de todos los tiempos. Usted se queda con una alternativa y esa es la alternativa de que Él es quien Él decía ser. Que Él es Dios, la evidencia es clara, nacido virginalmente, una vida sin pecado, poder sobre el mundo físico, poder sobre el mundo espiritual, poder sobre la vida, poder sobre la muerte, poder sobre la creación. Claramente, Él es Señor.

Y para que este testimonio sea claro sin lugar a dudas, el Espíritu Santo ordenó que hubiera cuatro testamentos dados con el propósito de declarar la deidad de Cristo… Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los cuatro escritores tienen el mismo propósito al escribir, para que usted crea que Jesús es Dios, que Él es Dios el Hijo y al creer como pueda tener vida en Su Nombre. Pero la razón por la que usted debe tener la perspectiva, el concepto correcto de Cristo es porque es el único camino para la salvación, de otra manera, usted muere y va a ir al infierno por los siglos de los siglos; y va a sufrir para siempre.

Entonces Marcos en esencia tiene el mismo propósito que Juan afirma en Juan 20:31, él escribe: “para que creáis que Jesús es el Hijo de Dios,” y él inclina eso como su propósito en la primera afirmación de Marcos 1:1, “el principio del Evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios”. Le voy a hablar de aquel que era y que es el Hijo de Dios.

Ahora, nosotros estamos entrando en el capítulo 3, al final del capítulo 3. Ya hemos entrado en el ministerio de Jesús. Él comenzó Su ministerio alrededor de los 30 años de edad y entonces, Él ha estado durante todos esos años, décadas. Él comenzó Su ministerio en Judea con la limpieza del templo, tiene meses de ministerio en el sur de Judea y después, Él va a Galilea; y Él tiene un largo ministerio allí, probablemente extendiéndose más de un año. Ya estamos en esa etapa, en el ministerio galileo. Jesús en esencia ha comenzado a expulsar la enfermedad de la tierra de Palestina, la tierra de Israel. Él tiene poder completo y dominio total sobre los demonios, en contra de la voluntad de ellos. Debe ser evidente para las personas que están observando que Él de hecho es uno que demuestra el poder de Dios. Y la gente está comenzando a pensar eso, aunque están lejos de confesarlo. Realmente, si ustedes regresa al capítulo 2, versículo 12, después de que Jesús había curado al hombre que estaba paralizado, quien entró por el techo, dice que todos estaban asombrados y estaban glorificando a Dios. Es evidente desde el punto vista de la gente que no había otra explicación para esto fuera de que Dios estaba actuando a través de Jesucristo. Por no decir que Él es Dios, de hecho, sino por decir que ciertamente Él viene con el poder de Dios. Esa era la explicación más razonable.

Nosotros tendríamos que concluir entonces que las multitudes por lo menos estaban un paso adelante de su familia, quienes pensaban que Él era un lunático. Y había muchos líderes que pensaban que Él era satánico. No obstante, en la etapa en la que estamos en la vida y el ministerio de Jesús, cuando llegamos al tercer capítulo de Marcos, todavía no tenemos ningún testimonio humano en la fe. Todavía no tenemos nada en cuanto a una persona que diga “yo creo que usted Tú eres el Hijo de Dios”. La cual es la razón por la que Marcos está escribiendo. La evidencia es suficiente, está presente. No tenemos ese testimonio de ningún ser humano. Lo tenemos de dos más. Tenemos el testimonio de Dios Padre en el capítulo 1, versículo 11 en el bautismo. Dios habla desde el cielo: “este es Mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. Y tenemos el testimonio de un demonio en el capítulo 1, versículo 24 que dice: “sabemos quién eres, el Santo de Dios”. El mundo sobrenatural está claro acerca de quien Él es, pero no tenemos ninguna confesión humana de que Jesús es el Hijo de Dios. De hecho, usted no tendrá una hasta el capítulo 15 y el versículo 39, casi al final mismo del Evangelio de Marcos en la cruz. Y ese testimonio no va a ser dado por parte de un judío, será dado por un centurión romano quien después de ver a Jesús crucificado dijo: “Verdaderamente este era el Hijo de Dios”.

Bueno, es verdad, en el capítulo 8, los discípulos, Pedro siendo el vocero, dijo: “Tú eres el Cristo, Tú eres el Mesías”. Marcos lo deja en ese punto. Reconocimiento mesiánico. Y creo que la triste realidad y sin embargo, la realidad es que en el ministerio de Jesús, por muy poderoso que fue, conforme Él expulsó la enfermedad y expulsó a los demonios, mostró Su poder sobre el mundo creado, el mundo físico y Su poder sobre el mundo creado sobrenatural, la gente no vino de la experiencia de ver esa evidencia de primera mano y no vino a la fe, sus corazones estaban tan oscuros y tan duros.

En Juan, capítulo 12, hay una afirmación en el versículo 37: “Aunque Él había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en Él.” Ese fue el caso. Uno podría ciertamente entender si usted conoce el Nuevo Testamento por qué esto es verdad, porque el corazón es tan oscuro y tan ciego y tan muerto que no puede responder… No puede responder.

Muchos de los líderes, dice Juan 12:42 creyeron en Él. En otras palabras, sabían que Él era de Dios. Lo vieron. “Pero debido a los fariseos, no lo estaban confesando por temor de que fueran expulsados de la sinagoga, porque amaban la aprobación de los hombres en lugar de la aprobación de Dios”.

Entonces, internamente sus corazones estaban los oscuros y externamente había mucha presión religiosa. Pensaríamos que ya para cuando usted llega Marcos, capítulo 3 y esta explosión de milagros ha sucedido habría una masa de personas que estarían siguiendo Jesús. La realidad es que después de Su resurrección, cuando Él regresó a Galilea y apareció a los creyentes en Galilea, ¿cuántos había? Quinientos… Quinientos. Y cuando el Espíritu Santo llegó a aposento alto en Jerusalén, ¿cuántos estaban congregados? Ciento veinte. Es una historia sorprendente. La evidencia está apilándose y apilándose y apilándose, y la gente es lenta para llegar a la conclusión obvia y hacer la confesión subsecuente de que Él es Dios, que Él es Señor.

Veamos la primera opción, la cual es que Él es un lunático. Es una posibilidad. Es una posibilidad. Siempre me sorprende que a los lunáticos les gusta decir que son Dios y les gusta decir que son Jesús. Yo creo que nunca he visto a alguien decir que él es Buda, ¿usted sí? Y no creo que alguna vez haya oído a un lunático decir que él es Mahoma o Baal o algún otro Dios. Pero todos quieren ser Jesús. No debería ser demasiado difícil entender por qué, porque ese es el nombre que Satanás quiere corromper.

Quizás Jesús simplemente fue, no sé, como Charles Manson, un lunático total. Esa es una posibilidad. La razón por la que él cree que Dios es porque él no puede pensar. Es como el hombre que en la institución mental está en la cama y dice: ‘Yo soy Napoleón, yo soy Napoleón, yo soy Napoleón’.

Y el hombre que está al lado en la cama le dice: ‘¿Quién te dijo eso?’

Y él contesta: ‘Dios’.

Y el otro le contesta: ‘Oh, no, yo no te lo dije’.

Entendemos ese tipo de manera de pensar. Eso no es coherente. Eso no es pensar. ¿Acaso Jesús era alguien que estaba al nivel de un hombre que era irracional? Difícilmente. Su mente fue la más pura, perfecta, sus expresiones fueron las más profundas. Nunca nadie habló como Él habló. Nunca nadie jamás oyó hablar a alguien del modo que escucharon hablar a Él… razonamiento profundo, puro, divino.

Y de todas las cosas, Su familia cree que Él es un lunático. Observe el versículo 20. Él llegó a Su hogar, literalmente, llegó a una casa, llegó a una casa. Esto no es para sugerir que Él regreso a Nazaret. Él ha establecido Su cuartel general en Capernaúm. Oh, hubo una ocasión en Nazaret, usted recordará, que se registra en el cuarto capítulo de Lucas. Él fue a Su hogar, Nazaret, y oyeron tanto de Él y acerca de Sus poderes milagrosos y lo milagros que había hecho en Capernaúm, ellos le pidieron que fuera el maestro, que hablara en el día de reposo y tomó las Escrituras y habló acerca del año aceptable del Señor y cómo vendría el Evangelio y sería dedicado a los pobres, prisioneros, ciegos y oprimidos, etc., etc., un pasaje mesiánico. Y después Él dijo: “Hoy esto es cumplido en sus oídos, Yo estoy aquí. Yo soy el cumplimiento de la profecía mesiánica.” Y después, Él los culpó por su incredulidad, hipocresía y pecado. Y esto es en Su propia ciudad de Nazaret, la sinagoga donde Él creció y asistió durante toda Su vida hasta que se fue a los treinta años. Y después de un sermón, intentaron arrojarlo desde un peñasco y matarlo.

Entonces, Nazaret no era un lugar feliz para que Él se quedara. Capernaúm fue el lugar donde Él estableció Sus cuarteles generales galileos. Una casa, ¿qué casa?, no lo sé. Se ha mencionado una casa en el capítulo 1, versículo 29 como la casa de Pedro. Quizás la casa de Pedro era el punto focal y quizás la casa de Pedro era a que le quitaron el techo y bajaron al paralítico en el capítulo 2; y quizás, esta es la casa de Pedro nuevamente. Pero no sabemos eso con seguridad. Pero Él viene a una casa y la multitud se reúne allí nuevamente. Ahora son persistentes. Están siendo persistentes porque no pueden ver suficientes milagros. Ellos no pueden recibir suficiente entretenimiento que viene de estos milagros. Ellos no pueden ver beneficios suficientes que vienen a ellos a través de los milagros.

Ellos vienen como si estuvieran enfermos, como si tuvieran poseídos, vienen con personas que conocen, con miembros de la familia y amigos que tienen esos problemas y quieren curaciones y liberaciones y saben que Jesús tiene el poder de hacerlo. No hay nada como esto. Digo, los rabinos tenían seguidores. Básicamente, así funcionaba. Usted sabe, usted era un rabino y usted tenía un cierto grupo de personas que estaba junto a usted pendiente de lo que usted les enseñaba y cómo les guiaba.

Bueno, las multitudes de Jesús eran enormes. Nunca jamás había habido un rabino que tuviera este tipo de multitudes, de seguidores, pero nunca había habido un rabino que pudiera ser lo que Él hacía. Entonces, la multitud se agranda. La multitud se vuelve demandante. La multitud se vuelve agresiva. La multitud se convierte en un obstáculo. La multitud se vuelve un estorbo. Y eso es lo que vemos en el versículo 20. La multitud es tan grande y está tan fuera de control que ni siquiera pueden comer. Jesús no puede alejarse de la multitud. Él no puede tener suficiente descanso como para nutrir Su propio cuerpo y tampoco pueden los discípulos que están con Él. Y usted sabe que para ahora Él ya tiene a los 12, los ha identificado en el pasaje previo y otros que son Sus seguidores. Ellos son una manaza para Él. Esos son una amenaza para Su seguridad. Esos son una amenaza para Su bienestar. Ellos son una amenaza para Su vida. Este es un tema serio. Decenas de miles de personas atraídos por Su poder milagroso.

Ahora, en esta ocasión en particular hay un pasaje paralelo a este pasaje. Está en Mateo capítulo 12. Y en ese pasaje hay una curación y es la curación de un hombre que estaba poseído por un demonio, quien era consecuentemente - o al mismo tiempo - una persona que no podía oír, ni hablar y estaba ciega. Esta es una persona poseída por demonios, la situación más terrible o trágica en la que un humano puede estar y Jesús libera al hombre del demonio y cura de manera total al hombre. Eso en sí mismo, ese tipo de milagro masivo, habría hecho que la multitud creciera. Ese sería el tipo de milagro que Jesús haría. Son milagros creadores. Quiere decir que Él daba oídos que funcionaban a gente que tenía oídos que no funcionaban. Él le dio a las personas que tenían ojos que no podían ver, ojos que podían ver. Todos eran milagros creadores, todos milagros instantáneos. Él capacitaba a las personas que habían estado paralizadas para que pudieran caminar de manera instantánea, como el hombre del capítulo 2, que tomó su lecho y caminó, aunque no había caminado nunca antes. Estos son milagros creadores. Usted recibe piernas que funcionan, que funcionan de manera total. Cada uno de estos milagros creadores era algo como la creación de Adán, funcionando de manera total instantáneamente.

Bueno, la multitud, claro, es molestada por los escribas y fariseos que están haciendo todo lo que pueden para desacreditar a Jesús. Mateo 12, el pasaje paralelo a este, presenta el mismo relato. Este pasaje, versículo 22, menciona a los escribas; pero la mayoría de los escribas eran fariseos y ambos estaban ahí. La multitud entonces es realmente agresiva. Es tan demandante que Jesús no puede operar. Y este conocimiento llega a Su familia, llega a Su familia… Ellos están en Nazaret, no está muy lejos ahí y están comenzando preocuparse por Él. Probablemente María está preocupado por Él. Sus medios hermanos y sus medias hermanas, que eran hijos de José y María están preocupados por Él. Entonces, nos dice en el versículo 21: “cuando Su propia gente”, literalmente la frase preposicional, cuando aquellos de Él, generalmente refiriéndose a Su familia. Cuando Su familia lo oyó, vinieron para aprehenderle. El verbo para ‘aprehenderle’, custodia, es un verbo que significa atrapar. Es usado 15 veces en el Evangelio de Marcos, ocho de las cuales de atrapar a Jesús, incluyendo arrestarlo. Y es usado también de atrapar a Juan el Bautista, cuando fue tomado y encarcelado y decapitado. Ellos realmente quieren ir y rescatarlo y apoderarse de Él, por así decirlo, en una especie de arresto y llevárselo de la multitud amenazadora. Ellos estaban convencidos de que Él se había causado eso porque estaban diciendo: “Está fuera de sí”.

¿Qué piensa la familia de Jesús? Ellos piensan que Él es un lunático. Esa no es una manera de pensar muy buena. ¿María pensaba eso? Claro que no. María sabía exactamente quién Él era. El ángel le dijo antes de que Él naciera, ¿verdad? “Él será el Hijo del Altísimo, el Hijo Santo.” Ella sabía que ella era virgen. Ella sabía que Él era el Salvador de ella. Ese es su Magníficat, el Magníficat de ella. Ella sabía. Pero María ponderó todas estas cosas, las guardó en su corazón. Y lo que ella pudo haberle al dicho al resto de los niños que nacieron de José y María, ellos no lo creyeron. Con seguridad, en algún momento a lo largo del proceso, María les había dicho: “Por cierto, su hermano, quien a ustedes les parece que es tan raro, es de hecho, Dios, el Niño Santo. Y José, el padre de ustedes, no fue Su padre. Él fue concebido por el Espíritu Santo.”

Ellos no lo creyeron. Ellos no lo aceptaron. Juan capítulo 7, versículo 5 dice que “No creyeron en Él. No estaban creyendo en Él.” Usted simplemente puede imaginarse cómo habría sido la vida en la familia con un Hijo perfecto en la familia. Un hijo perfecto habría sido visto como alguien extraño, habría sido aislado, debido a que Él era perfecto no en el sentido de solo inocente, sino en el sentido de ser justo. Todo comentario que Él jamás hizo habría sido perfecto, toda respuesta habría sido perfecta… Algo que ninguno de ustedes, padres, jamás se han acercado a experimentar. Toda reacción a lo que alguien habría hecho, sería perfecta. Todo sería exactamente lo correcto que hacer, de la manera correcta, con la actitud correcta, de manera absoluta. Esa sería la fórmula para hacer que sus hermanos pecaminosos lo aislaran.

Él no llamó la atención a sí mismo esos treinta años. Él creció en Nazaret con esos medios hermanos y hermanas. José ahora está muerto. Durante los treinta años que Jesús estaba creciendo, antes de que Él comenzara Su ministerio, otros nacieron. El Nuevo Testamento nos dice que Él tuvo hermanos y hermanas. Y en Marcos capítulo 6 inclusive nombra a algunos de ellos. El versículo 3 del capítulo 6 dice que Él es el hijo de María y el hermano de Jacobo y José y Judas y Simón. ¿Y acaso no están sus hermanas aquí con nosotros? Eso va en contra de la virginidad perpetua de María. María no fue una virgen perpetua. Ella y José tuvieron una familia llena de niños. El Nuevo Testamento es claro acerca de esto.

Y creciendo con ellos, ellos habrían visto Su perfección. Habría sido ineludible. Pero Él realmente, conforme está creciendo, no actúa de manera semejante a Dios. Esto es que Él no crea nada. Él no va al taller en donde estaban haciendo una mesa y dice: ‘La manera fácil de hacer esto es esta: ‘mesa’.' Él no hace eso. Él no da clases. Él no enseña teología. Y entonces, creo que lo mejor que podría ser dicho es que la familia, probablemente pensaba de Él, por lo menos los hermanos, que era raro. Ellos definitivamente no creían en Él. Las Escrituras lo presentan de manera clara en Juan 7:5: “No estaban creyendo en Él.”

Y ahora este niño tan raro, este niño con quien no se pueden identificar, con quien no pueden tener una relación, aquel cuya presencia misma era un juicio justo en contra de todo pecado de un niño que jamás cometieron, ha perdido los estribos. Él ahora ha perdido el juicio. Él ahora se declara a sí mismo como Dios. Él ahora está proclamando que tiene poderes sobrenaturales y va a causar Su propia muerte porque literalmente está creando una estampida en contra de Él.

Y entonces, deciden que quizás lo mejor que pueden hacer es rescatarlo… Rescatarlo antes de que Su conducta lunática le cueste la vida y lo lleve a la muerte o le traiga más vergüenza a la familia. Créame, no pensaron que Él era tan sólo un buen maestro, simplemente un mentor espiritual, algún rabino especialmente sabio que se había desarrollado en unos meses desde que había dejado a la familia. Ellos pensaban que Él estaba fuera de sí, querían atraparlo porque Él había perdido su facultad de razonamiento.

Por cierto, el término aquí, lunático, loco - puede usar alguna de esas - son palabras en español. Pero el griego en sí, Él ha perdido sus sentidos, es el verbo que significa estar fuera de sí. Usaríamos de manera coloquial la frase ‘está fuera de sí’, lo cual era simplemente una manera de decir que ya no estaba en control. La conclusión es que Él es un loco. Realmente es una conclusión loca. Es una conclusión lunática, porque ¿qué evidencia hay en Sus 30 años de crecer en la familia, qué evidencia hubo de que Él fuera un loco? ¿Que Él era irracional, ilógico, que no pensaba con coherencia, que estaba apartado de la realidad? No había evidencia de esto. Y ahora, la realidad es que Él puede curar a personas y Él puede expulsar demonios y Él puede hacer maravillas y Su enseñanza no tiene comparación con nada de lo que alguien jamás ha escuchado en términos de profundidad, claridad, veracidad.

Me imagino que la concesión sería que por lo menos no lo llamaron satánico. Muchas personas lo llamaron así. Juan 10:20 dice que muchas personas lo llamaron demoníaco. Bueno, creyeron la mentira de los fariseos. Había algunos, como vimos atrás, en los primeros capítulos de Marcos, que dijeron que estaban glorificando a Dios por lo que ellos vieron, porque pensaban que tenía que ser el poder de Dios, pero había muchas personas que estaban creyendo las mentiras que los fariseos estaban sembrando según el versículo 22 de Marcos 3, y ellos iban por todos lados todo el tiempo, esto es sin parar, repitiendo este mismo mantra que Jesús era satánico. Ellos descendieron de Jerusalén diciendo que Él estaba poseído por Belcebú. Que Él expulsaba a los demonios por medio del líder de los demonios. Ellos se quedaron ahí.

Entonces, creo que podríamos decir que al menos la familia no había llegado tan lejos. Pero esa no era una explicación razonable para Jesús. Los lunáticos no hablan ni actúan y piensan y se conducen del modo que Él lo hizo.

Ahora, para completar la historia cerca de Su familia que viene a llevárselo, tenemos que ir al final del capítulo, en el versículo 31. Aquí es donde se aparecen. Mientras tanto, hay otra historia acerca de los fariseos que es una historia muy importante del versículo 22 al versículo 30. Es el texto que habla del pecado imperdonable… El pecado imperdonable y vamos a hablar de eso el próximo domingo. Pero tenemos que concluir esta historia, entonces vamos al versículo 31: “Después, Su madre y Sus hermanos llegaron”.

Ellos sin duda vinieron de Nazaret a Capernaúm. Llegan. Estando fuera, lo mandan a llamar y Mateo 12:27 dice lo mismo, el mensaje paralelo. Mateo nos da el mismo relato.

Por cierto, necesito decir esto como un comentario al margen. La sección en el medio, en donde los líderes lo llaman satánico, este texto en Marcos 13 es paralelo a Mateo 12. Pero eso sucedió en otra ocasión, en Lucas 11. Lucas 11 tiene un registro de una conversación casi idéntica, pero es diferente. Todo esto sucedió en Galilea. La de Lucas 11 sucedió en Judea. Esta sucedió en respuesta a la curación de un hombre poseído por demonios que no podía ni ver, ni oír, ni hablar. La de Lucas, la situación de la curación fue diferente. Lo que eso me dice es que esta conversación sucedió por lo menos 2 veces; y de hecho puede ser que pudo haber sucedido mucho. Y eso nos deja ver que los fariseos estaban haciendo todo lo que podían hacer en todos lados para decirle a la gente que Él era satánico. Ése era su mantra. Entraremos en eso la próxima vez.

Entonces, Su madre y Sus hermanos llegan y están afuera. Ellos lo mandan a llamar y Él estaba dentro de la casa. Él está rodeado por la multitud. El versículo 32 dice: “Y la gente que estaba sentada alrededor de Él le dijo: Tu madre y Tus hermanos están afuera, y te buscan.” Esta es María, ciertamente una creyente, no debe ser incluida en la incredulidad general de Sus medios hermanos y medias hermanas que pensaban que Él estaba totalmente loco. Ella quiere venir y rescatarlo por otras razones. Ella quizás quiere protegerlo, entonces, ella está ahí.

‘Te quieren’, como si tuvieran algún derecho sobre Él. ¿Se acuerda usted cuando Él tenía 12 años de edad? María debió acordarse de esto. Él fue con a Jerusalén con Su familia y se fueron; y comenzaron a viajar de regreso a casa y ya en la caravana, ellos se dan cuenta que Él no está ahí. Y ellos regresan y lo encuentran en el templo. Y les está haciendo preguntas a los doctores. Y ellos le dicen: ‘¿qué estás haciendo? ¿Por qué nos has hecho esto?’ Y Él dice: “Tengo que estar ocupado en los negocios de Mi Padre. Ustedes ya no están a cargo de mí.” Él acababa de llegar a la edad en la que era el Hijo de la Ley. “Ya no están a cargo de mí. Ya no tienen autoridad sobre mí en Mi vida.”

Él regresó a casa como un hijo obediente, pero no por necesidad, sólo a tiempo, en el tiempo de Dios hasta la hora para que Él comenzara a hacer la voluntad de Su Padre como fue expresada. Entonces, la madre y los hermanos todavía sienten cierta responsabilidad familiar hacia Él como si tuvieran autoridad sobre Él. Y entonces, vienen a tratar de rescatarlo. Y en una respuesta bastante interesante, versículo 33, Él responde a la multitud que está diciendo aquí que la madre y los hermanos están afuera buscándole: “Él les respondió diciendo: ¿Quién es Mi madre y Mis hermanos?”

¡Guau! Él aceptó la interrupción. Yo no sé lo que Él estaba diciendo en ese momento, nosotros no sabemos. Pero Él aceptó la interrupción. Él podía tomar cualquier interrupción y convertirla en una lección crítica, ¿no es cierto? Él comienza con una pregunta: “¿Quién es Mi madre y Mis hermanos?”

Bueno, Él no está diciendo que no sabe quién es su familia. Por supuesto, Él conoce exactamente desde un punto de vista humano quién es Su madre. Y Él sabe exactamente quiénes son sus hermanos y hermanas. Ni está mostrando menosprecio hacia ellos a nivel humano. No es que Él no sea amoroso hacia María; después de todo, cuando Él estaba colgando en la cruz, según Juan, capítulo 19, Él vio a María, usted recordará, cuando estaba colgando de la cruz. Y Él vio a Juan y le dijo ‘He aquí tu madre’ y Él vio a María y le dijo ‘He aquí tu hijo’. Y Él encomendó a Su madre en un acto amoroso al cuidado protector de Juan. Él amó hasta el momento mismo de Su muerte, cuando Él estaba preocupado por asegurarse de que ella fuera cuidada. Ese no es el tema.

Bueno, ¿acaso Él no amó a Sus hermanos? Oh, Él los amó a ellos también. De hecho, Él los amó hasta llevarlos a Su Reino, porque en Hechos capítulo 1, versículo 14, cuando los creyentes estaban congregados en el aposento alto en el día de Pentecostés, dice en el versículo 14: “María estaba allí con Sus hermanos. Inclusive, podríamos incluir a Sus hermanas. ¿Los amó? ¡Claro!, los amó lo suficiente como para para salvarlos. Los amó lo suficiente como para atraerlos a sí mismo.

Entonces, aquí ellos piensan que Él es un lunático. Unos meses más tarde, sin embargo, ellos lo habrán confesado a Él como Señor y están congregados en el aposento alto. Entonces, esta no es una afirmación que de ninguna manera disminuya Su amor hacia Su familia.

Por cierto, Su familia tampoco fue hostil hacia Él. Creo que Su familia hizo simplemente lo opuesto. Tome a dos de Sus hermanos, Jacobo y Judas o Santiago y Judas. Jacobo, Santiago, el mismo nombre. Si Santiago es un nombre conocido, debería ser, él escribió la pistola llamada Santiago. Él también es Santiago o también llamado Jacobo de nuevo. Él también es la cabeza de la Iglesia en Jerusalén. Santiago seguramente no tenía por qué ser hostil con Jesús. Porque así es como Santiago presenta su carta y se presenta a sí mismo: “Santiago, esclavo del Señor Jesucristo”. ¿Qué le parece?

Por cierto Judas, Su otro hermano, presenta su epístola Judas, un esclavo de Jesucristo. Él los amaba y ellos llegaron a amarlo y a someterse a Él como esclavos a su Señor.

Entonces, esto no tiene que ver con eso. Aquí Jesús está diciendo algo que trasciende ese tipo de consideración. Lo que Él está diciendo es ‘¿quién es el que realmente tiene una relación genuina conmigo? ¿Quién es el que realmente tiene una relación genuina conmigo? ¿Quién tiene una relación duradera conmigo?’ El versículo 34, Él responde Su propia pregunta. “Y mirando a los que estaban sentados alrededor de Él, dijo: He aquí Mi madre y Mis hermanos.” Todos aquellos de ustedes que creen en Mí. “Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es Mi hermano, y Mi hermana y Mi madre.”

A la Iglesia Católica le gustaría que señaláramos sólo a María. Jesús no lo hizo. Jesús no señaló de manera única a María. Lejos de eso, de hecho, Él dijo: ‘esa relación no es importante. Esa relación no importa. La relación que importa es la relación de obediencia a la voluntad de Mi Padre.’

Lucas 11, en Lucas 11, Jesús está hablando de asuntos que tienen que ver con los demonios y después de esa otra conversación con los fariseos acerca de que Él era Belcebú, en el versículo 27, mientras que Jesús está hablando de esto, una de las mujeres en la multitud levantó su voz y le dijo: “Bienaventurado el vientre que te dio a luz y los pechos de donde fuiste alimentado. Bienaventurada es Tu madre.” Ese fue un gesto muy amable por parte de ella, ¿no es cierto? Esa era una manera judía de darle honor a Él y a su madre privilegiada de manera excepcional, un tipo de expresión judía.

¿Cuál fue la respuesta de Él? Versículo 28: “Al contrario, al contrario, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan.” La única relación con Jesús que importa es la relación de uno que obedece la Palabra de Dios… Que obedece la voluntad de Dios, como se expresa en la Palabra de Dios y por lo tanto, obedece el Evangelio de Cristo. “Este es Mi Hijo amado, a Él oíd. Crean en Él. Confiéselo como Señor.”

Bueno, de regreso al versículo 34: “¿Quién es mi madre y mis hermanos?... todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es Mi hermano, y Mi hermana, y Mi madre.” El escritor de Hebreos nos dice que somos hermanos de Cristo y Él no se avergüenza de llamarnos hermanos. Santiago no se presenta a sí mismo en su epístola como Santiago y después levanta la bandera del ‘medio hermano de Jesús’. Judas no se presenta a sí mismo como Judas, ‘el medio hermano de Jesús’. Esa relación me importa. No tiene consecuencia en términos espirituales, no tiene consecuencias en términos eternos. Ambos están contentos de presentarse a sí mismos como esclavos de Jesucristo porque un esclavo presenta un gran concepto… Sumisión, obediencia. La única relación que importa es la relación que usted tiene con Jesucristo como un creyente en Él, y eso se manifiesta por obediencia.

¿Y sabe una cosa?, este es el mensaje de Jesús desde el principio. Si usted regresa a Mateo capítulo 7, el gran sermón, el primer sermón en el Nuevo Testamento conforme lo lleva a su gran clímax en el capítulo 7 versículo 21, “Él dice: ‘no todo el que me dice Señor, Señor entrará al Reino de los cielos’”. ¿Quiere usted entrar al cielo? “No todo el que dice Señor, Señor va a entrar, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. Y la voluntad de Mi Padre que está en el cielo es que crean en el Hijo y que lo confiesen como Señor y lo obedezcan y se sometan a Él y obedezcan Su Palabra.”

Inclusive, Él cuenta la historia al final del sermón acerca de un hombre que “oye Mis palabras y actúa en base a ellas, que es como un hombre sabio que construye su casa sobre la roca. Vinieron las lluvias, soplaron los vientos y golpearon con todo aquella casa y no cayó. Estaba edificada sobre la roca. Pero por otro lado, todo el que oye Mis palabras y no las obedece es como un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, soplaron los vientos y golpearon contra aquella casa y grande fue su caída.”

Siempre, en el Nuevo Testamento, la salvación se demuestra por la obediencia. Juan 8:32: “Vosotros sois verdaderamente Mis discípulos si hacéis lo que Yo les digo. Si continúan en Mi Palabra.” Pero Jesús dijo esto una y otra y otra vez, que la obediencia es la marca. Lo puede ver en Juan 12, Juan 14, Juan 15. “Si guardan Mis mandamientos, son Míos.”

Creo que estuvo tanto en la mente de Juan esto, que mucho tiempo después de que él había escrito el Evangelio de Juan, cuando escribió la epístola, esto todavía estaba fresco en su mente. En 1 Juan 2:4 él escribió: “El que dice Yo lo conozco y no guarda Sus mandamientos, es mentiroso.” Entonces, si usted dice que lo conoce pero no guarda Sus mandamientos, no lo conoce en absoluto. Pero todo el que guarda Su palabra, en él el amor de Dios ha sido verdaderamente perfeccionado, por esto sabemos que estamos en Él, al guardar Su palabra, al obedecer Su palabra. Él recicla la misma realidad en el capítulo 3, versículo 7: “Asegúrense de que nadie los engañe. El que practica justicia es justo. El que practica pecado, es del diablo. Ninguno nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él y no puede pecar porque es nacido de Dios. Por esto, se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo. Cualquiera que no practica justicia, no es de Dios.”

Es así de simple. Si usted obedece el Evangelio y obedece la Palabra de Dios, de manera subsecuente al Evangelio, da evidencia de una vida transformada. Primera de Juan 3:24 que guarda Sus mandamientos permanece en Él. Él lo recicla de nuevo en el capítulo 5: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios y el que ama al Padre ama a aquel que fue engendrado por Él. Por esto, sabemos que amamos a los hijos de Dios cuando amamos a Dios y guardamos Sus mandamientos.”

Santiago, quien conocía bien este principio, escribe en Santiago 1:22 “Pero sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”

Ahora, en el sentido es algo triste que su familia había llegado a esta conclusión, pero las buenas noticias son que abandonaron esta suposición ridícula de que Él estaba loco y aceptaron el hecho de que Él era Señor.

Ahora, regrese a la historia por un momento. La historia dentro de la historia comienza en el versículo 22. “Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Belcebú.” Él no sólo está mentalmente mal, esa no es una explicación de Él. Él está capacitado por el infierno. Esto es mucho más devastador en términos espirituales. Esto puede ser terminal.

Vaya al versículo 28: “De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean;  pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno.” El pecado eterno, ¿qué era eso? El pecado eterno fue la conclusión después de que se presentó toda la evidencia, que Jesús no poseía el poder de Dios, sino el poder de Satanás. Usted no puede ser salvo de esa conclusión final. Y ahí es exactamente en donde estaban los líderes de Israel.

Vamos a hablar de eso. Las implicancias del pecado imperdonable y a quién se aplica, en la próxima vez.

Al llegar al final del servicio, Señor, lo hacemos con corazones agradecidos. Gracias por el poder de la Verdad, te damos gracias por la manera en la que lleva su propio peso. Cuando sólo abrimos la Palabra y la dejamos hablar, Su poder es abrumador. Nos sentimos como si hubiéramos tenido una conversación contigo y de hecho, así fue. Ahora entendemos que nosotros debemos venir a Jesús y confesarlo como Señor y abandonar todas las amabilidades superficiales diciendo que Él es un buen maestro y que lo admiramos. Nosotros no tenemos esa alternativa. No puede ser Él un lunático, ese es una suposición lunática y Él tampoco puede ser un mentiroso del infierno. Y nos quedamos con la única posibilidad, cuando toda la evidencia ha sido mostrada y es que Él es el Señor de todos. Y entonces, nosotros, como creyentes, con gusto estamos de pie por el poder del Espíritu Santo y confesamos a Jesús como Señor. Esa es nuestra gran confesión. Que demostremos esa confesión en una vida de obediencia a Sus mandamientos como esclavos dispuestos, dándole a Él toda la gloria. Y oramos en Su Nombre. Amén.

 

 

 

 

 

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