Durante varios meses, hemos estado estudiando la primera carta de Pablo a la iglesia tesalonicense. Esta mañana encontramos nuestro texto en el capítulo 5, 1 de Tesalonicenses versículos 14 y 15. Y, los invito a que abran sus Biblias en ese texto.
Henry Ward Beecher, dijo en una ocasión: “La iglesia no es una galería para exhibir a cristianos eminentes. Si no una escuela para la educación de los imperfectos”. Tiene razón. La iglesia no es un lugar para personas perfectas, es un hospital para gente que sabe que está enferma. No pretendemos ni por un momento decir que la iglesia es perfecta. De hecho, con toda disposición, diríamos que no lo es.
Carlos Morrison escribió: “La iglesia cristiana es una sociedad de pecadores”. De hecho, él dijo: “Es la única sociedad en el mundo, cuya membresía está basada en el único requisito, de que el candidato sea indigno de membresía”.
La iglesia está llena de problemas, porque está llena de personas problemáticas, porque toda persona en la iglesia es un pecador, aunque es salvo por gracia, no obstante, con una carne no redimida, y como consecuencia, luchando con el pecado. La iglesia crece en proporción directa espiritualmente, a que tan bien enfrenta el pecado que hay dentro de ella.
El proceso de crecimiento de la iglesia entonces, es el proceso de la eliminación de la trasgresión, la eliminación de la iniquidad, la eliminación del pecado. Si la iglesia va a avanzar poderosamente y va a ser todo lo que Dios quiere que sea, entonces, tiene que estar enfrentando con su propio pecado interno.
El mundo todavía está por ver lo que una iglesia absolutamente pura y santa haría. Lo más cercano a esto, sería la primera iglesia, y el fuego, y el calor de la pureza de su nacimiento, produjo una energía que quizás no ha tenido paralelo en la historia subsecuente.
El crecimiento de la iglesia, desde el punto de vista espiritual, el cual es el único punto de vista por el que se preocupa Dios, va en proporción directa a qué tan bien enfrentamos con los fracasos en medio de nosotros. Pablo quiere ayudarnos a hacer eso, al darnos estos dos versículos en nuestro texto, que veremos en unos cuantos momentos. Pero, si en cierta manera fuéramos a dar un paso atrás, y viéramos la iglesia, y dijéramos: ¿Cómo podremos categorizar a la gente problemática en la iglesia?
Podremos terminar con cinco categorías, cinco categorías de personas problemáticas que retrasan el crecimiento y el poder de la iglesia. Grupo número uno, llamamos a los que se desvían, los que se desvían. Nunca van al paso de los demás. Siempre están fuera de línea. Nunca van con el programa. Cuando el resto de la gente se está moviendo hacia adelante, ellos van hacia atrás. Cuando el resto de la gente está alineándose en el orden apropiado, ellos están afuera, no cumpliendo su deber, no interesados en particular en servir, algunas veces no interesados en absoluto en dar, apáticos, inclusive, quizás burlándose. Están estorbando el progreso. Pueden ser desordenados. Inclusive pueden haberse desviado. Apáticos, podría ser. Algunas veces contenciosos, algunas veces rebeldes, y supongo que llenan el espectro desde la apatía a la rebelión.
Son los que se desvían. Simplemente no van junto con el resto de la gente en la línea apropiada. Están en contra de todo.
Un segundo grupo que podríamos identificar, que estorba el crecimiento y la vida, y el poder de la iglesia, lo vamos a llamar los preocupados. Los preocupados. Este grupo, básicamente está motivado por el temor. Estas son las personas en la iglesia que no tienen valentía, que expresan las palabras famosas, usted sabe: “Nunca antes lo hemos hecho así”. Que le pueden dar a usted diez razones por las que no puede hacer nada de lo que usted propone hacer.
No tienen sentido de aventura. Odian el cambio. Les encanta la tradición. Temen lo desconocido. No quieren riesgos. Se preocupan por todo. Todos los asuntos de la vida son mucho más de lo que ellos pueden enfrentar. Normalmente, están tristes, siempre preocupados. Algunas veces sin esperanza, con frecuencia deprimidos, desanimados, y derrotados. No llevan nada del celo, el gozo, la emoción, la exuberancia que trae la aventura.
Probablemente, podríamos identificar un tercer grupo. Podríamos llamarlos los débiles. Los débiles. Simplemente son espiritual y moralmente débiles. Cristianos quienes debido a su fe débil, debido a las disciplinas débiles de su vida, son susceptibles al pecado, y caen en los mismos pecados una y otra vez. Y, apenas los acaba usted de levantar, y los acaba de desempolvar, y vuelven a caer en el mismo agujero. Les es muy difícil hacer de manera constante, coherente la voluntad de Dios. Se avergüenzan a sí mismos, avergüenzan a la iglesia, avergüenzan al Señor. Demandan mucha atención. Prueban qué tan bien una iglesia es en la disciplina de la iglesia, y normalmente lo llevan a usted a lo largo del proceso de disciplina por lo menos, al paso dos.
Si fuéramos a identificar a un cuarto grupo, los podremos llamar los cansados. Los cansados. Otra palabra podría ser los frustrados. Estos son los cansados, los que arrastran sus pies, están en línea, pero, van a la velocidad equivocada. Nunca alcanzan. Y, usted les enseña y sigue preparándolos, y sigue discipulándolos, entrega todo esta energía a ellos, y cada vez que usted voltea para ver qué tan cerca están, parece que están más lejos. Todo los distrae. Tienen mucha dificultad concentrándose, mucha dificultad en enfocarse. Simplemente, son personas que lo desesperan, porque usted hace el máximo esfuerzo, y recibe el mínimo provecho. No se mueven ni crecen al paso que será considerado normal.
Finalmente, el grupo cinco serían los que son impíos abiertamente. Los impíos hacen maldad. Cristianos que hacen maldad. Cometen pecados contra otros cristianos en la iglesia. Rompen matrimonios. Contaminan a hijas. Roban. Son chismosos. Calumnian. Acusan falsamente. Simplemente, son impíos.
Ahora, usted entiende que conforme la iglesia se esfuerza por crecer, tiene que enfrentar a estos cinco grupos: los que se desvían, los que se preocupan, los débiles, los que se cansan, y los impíos. Y, no es sorprendente que hacer que crezca un rebaño para que sea saludable, es un esfuerzo tan desafiante, debido a que todas estas personas necesitan curación espiritual.
Los desviados necesitan alinearse. Los preocupados necesitan tener una valentía y fe más fuerte, y denuedo y confianza. Los débiles necesitan ser más disciplinados en el asunto de la vida santa. Y los que se preocupan, necesitan alcanzar a los demás. Y, los impíos necesitan hacer lo que es correcto. Hay mucho trabajo que hacer, para que todos estos se alineen.
Ahora con todo lo que es dicho y todo lo que se escribe acerca del crecimiento de la iglesia, toda la información sofisticada, todos los principios de homogeneidad, toda la demografía cultural, todas las estrategias sutiles, todos los métodos de entretenimiento, toda la técnica de publicidad, que supuestamente deben ser las claves para edificar a la iglesia, y hacer que crezca, poco se está diciendo acerca de cómo cultivar un rebaño saludable espiritualmente, que crezca a semejanza de Cristo, al eliminar estos problemas.
La Biblia nunca dice nada acerca de la homogeneidad. La Biblia nunca dice nada acerca de la demografía cultural. La Biblia nunca dice nada acerca de las estrategias sutiles. La Biblia nunca dice nada acerca de la metodología de entretenimiento. La Biblia nunca dice nada acerca de la técnica de promoción, pero dice, si usted quiere hacer que una iglesia crezca, necesita sacar los estorbos del camino. Necesita enfrentar con lo que está retrasando el crecimiento de la iglesia, y después cuando se vuelve pura y es santa, se moverá y conocerá el poder de Dios, y hará un impacto masivo en su cultura.
El apóstol Pablo entiende esto, y si usted acude al apóstol Pablo para aprender los principios de crecimiento de la iglesia. En primer lugar, lo que usted va a descubrir, es que su meta es lo que está buscando, lo que él quiere que la iglesia se vuelva más grande, más rica, más popular, más aceptada en la comunidad. Veamos lo que él quería para la iglesia.
Regrese al capítulo 1 de 1 de Tesalonicenses. “Esta iglesia serán un modelo y ejemplo de lo que Él habría deseado para toda iglesia. Damos gracias a Dios siempre por todos vosotros”, él dice. “Haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones”. Él estaba muy agradecido por esta iglesia. Muy agradecido.
Ahora, ¿qué es lo que hizo que él estuviera agradecido? Ahí al final del capítulo 2, él dice: “Vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo”. Ahí al final del capítulo 5: “Saludad a todos los hermanos con ósculo santo”, versículo 26. Él tiene un afecto fuerte hacia este grupo. Bueno, eso es porque iban camino a la meta correcta. Estaban apuntando al objetivo correcto.
Veo a todos estos expertos de el crecimiento de la iglesia que vienen, y en lo único en lo que puedo pensar, es en David saliendo a pelear contra Goliat, y Saúl viene y le entrega a David su armadura. Y, ¿se acuerda de lo que dice en 1 de Samuel 17:39? Dice de David: “Él trató en vano de ir, porque no estaba acostumbrado a eso, y entonces David le dijo: No puedo ir con esto. No estoy acostumbrado a esto. No puedo usar esto. No estoy acostumbrado a esto”. Entonces, Davis se quitó todo, salió, tomó su honda. Él estaba acostumbrado a eso. Ese fue el final de Goliat.
La única manera en la que la iglesia local va a matar a sus Goliats, es hacer lo que solía hacer, hacer lo que se le mandó, ser enseñada y preparada, y desarrollada a hacer, y siempre van a haber los Saulos, quienes quieren colocar su armadura en los pequeños Davids, pero, estamos mucho mejor con las armas que sabemos cómo usar.
Ahora, Pablo estaba muy claro acerca de la meta del ministerio, capítulo 2, observe el versículo 10. Comencemos a tener una idea de lo que él estaba viendo, en términos del desarrollo de la iglesia, el crecimiento de la iglesia. “Vosotros sois testigos”, 2:10. “Y también lo es Dios, de qué manera tan santa, justa e irreprensible nos conducimos hacia vosotros los creyentes; así como vosotros sabéis cómo os exhortábamos y alentábamos, y rogábamos a cada uno de vosotros como un padre a sus propios hijos”.
Muy bien. Realmente están trabajando. Pero, ¿qué están tratando de hacer? Para que andéis como es digno de Dios, quien nos llama a Su reino y Su gloria. Mi meta para ustedes, es que anden de una manera digna del Dios que los llamó. Pasen al capítulo 3 versículo 1: “Por lo cual, no pudiendo soportarlo más, acodamos quedarnos solos en Atenas, y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo”.
Él dice: “Ya no podía tolerarlo. No podía saber el no saber cómo estaban, y no ver progreso espiritual. Aunque esto significó que yo estuviera solo en Atenas, yo envié a Timoteo”. Por cierto Silas también partió de Macedonia. “Envié a Timoteo”, él dice, “mi colaborador en el Evangelio, para fortalecerlos y alentarlos en cuanto a su fe. Para que ningún hombre se vea turbado por estas aflicciones”. Estaban bajo persecución. “Porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. Por lo cual yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano”.
Él estaba preocupado acerca de que ellos caminaran de manera digna. Él estaba preocupado porque ellos tuvieran una fe fuerte y que se estuviera desarrollando. Él estaba preocupado, porque ellos pudieran enfrentar la persecución y la dificultad. Ahí en el versículo 8, él dice: “Realmente vivimos si están firmes en el Señor”. Él estaba preocupado por su fortaleza espiritual. Versículo 10, él dice: “Noche y día estuvimos orando ardientemente, para que pudiéramos ver vuestro rostro”. ¿Por qué? “Para completar lo que carecía vuestra fe”.
Como puede ver, lo que él quería, era una fe fuerte y madura. Esa era la meta de sus oraciones y sus esfuerzos. Eso era lo que él buscaba. Él dice ahora en su gran bendición: “Que nuestro Dios y Padre mismo, y Jesús nuestro Señor, dirija nuestro camino a vosotros. Y que el Señor os haga aumentar y abundar en amor unos para con otros”. Queremos que se amen unos a otros más”. “Y por todos los hombres, así como también por ustedes, para que Él pueda establecer vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de nuestro Dios y Padre”.
¿Se da cuenta? Él está buscando la fe, y el amor, y la virtud. Capítulo 4 versículo 1: “Finalmente, hermanos, os pedimos y exhortamos en el Señor Jesús, que así como habéis recibido de nosotros instrucción para que sepáis cómo debéis caminar y agradar a Dios, así como ya lo hacéis. Que abundéis aún más. Queremos que caminen de una manera digna. Queremos que agraden a Dios”.
Al final del versículo 10: “Os instamos, hermanos, a abundar aún más”. Y, ahí él está hablando de su amor. Y, después en el versículo 11: “A que lleven una vida en paz, atendiendo sus propios asuntos, trabajando con sus manos así como os mandamos”.
En el capítulo 5 versículo 11, él dice: “Alentaos los unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo”. Y, después esa bendición en el capítulo 5 versículo 23: “Y que el Dios de paz mismo os santifique por completo; y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sean preservados completos irreprensibles en la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
Hombre, es bastante claro en su mente. Lo que significaba para él el crecimiento de la iglesia. Él estaba buscando que las vidas de los creyentes profundizaran, se fortalecieran, conociendo de manera plena, que conforme usted elimina el impedimento presentado por la gente que está retrasando a la iglesia, la iglesia comienza a moverse en poder. Entonces, Pablo invirtió mucha energía, sus recursos, sus oraciones, y su pasión para crecer, para cultivar a un rebaño espiritual saludable, a transformar a los que se estaban desviando, a los preocupados, a los débiles, a los cansados, y a los impíos, para que fueran justos, y poderosos, y eficaces.
Y, cuando el esfuerzo fue exitoso, fue como en Tesalónica, él se regocijó. Ahora, regrese al capítulo 1 de nuevo: “Él se regocijó”. Versículo 3, él dice: “Constantemente tengo en mente su trabajo de fe y labor de amor, y constancia de esperanza”. Y, en el versículo 6, él dice: “Ustedes se volvieron imitadores nuestros, se volvieron imitadores del Señor”. Versículo 7: “Se volvieron un ejemplo a todos los creyentes en Macedonia y Acaya”. Versículo 8: “La palabra del Señor resonó de ustedes, a lo largo de Macedonia y Acaya, y en todo lugar su fe hacia Dios ha salido. Todo mundo sabe que se han vuelto de los ídolos, para servir al Dios vivo. Todo mundo sabe que están esperando a Su Hijo del Cielo. Han hecho un trabajo tremendo al evangelizar y demostrar su fe”. Qué gozo él obtuvo de eso.
Capítulo 2 versículo 13: “Por esta razón constantemente damos gracias a Dios, porque cuando recibieron de nosotros la palabra del mensaje de Dios, la aceptaron no como la palabra de los hombres, sino por lo que realmente es la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los que creen. Porque ustedes hermanos, se volvieron imitadores de las iglesias de Dios y Cristo Jesús que están en Judea; ustedes también soportaron los mismos sufrimientos en manos de sus propios compatriotas así como ellos de los judíos”. Otro reconocimiento. Eran reales. Eran verdaderos. Eran fieles. Estaban firmes. Soportaron sufrimiento, y él está tan gozoso por esto.
Esa es la razón por la que él dice, en los versículos 19 y 20: “Ustedes son mi gozo. Ustedes son mi gozo”. Él lo dice dos veces. En el capítulo 3, en el versículo 6, ahora que Timoteo ha llegado, él dice: “De ustedes y nos ha traído buenas noticias de su fe y su amor, y que ustedes siempre piensan amablemente de nosotros, anhelando vernos, así como nosotros también anhelamos verlos. Por esta razón, hermanos, en toda nuestra aflicción y tribulación fuimos confortados por vosotros mediante la fe de ustedes; y nosotros realmente vivimos, si están firmes”.
Como puede ver, había tanto gozo cuando la iglesia estaba creciendo, y la iglesia estaba progresando, y él inclusive dijo: “No tenemos que hablarles a ustedes acerca del amor, porque ustedes son enseñados por Dios a amar, y lo están haciendo. Lo único que puedo hacer es, háganlo más”. Él llega al capítulo 4 versículo 9, y ahí es donde él afirma su gran amor.
Entonces, como puede ver, cuando usted están ministrando en una iglesia que está creciendo y progresando, y la fe está siendo fortalecida, y es lo suficientemente fuerte como para enfrentar la persecución, y está caminando de una manera digna del Dios que la llamó, y está caminando en santidad, esforzándose por ser irreprensible en la venida de Jesucristo, y el amor está floreciendo, y el amor está creciendo. Es emocionante, y es gozosa.
Un rebaño saludable, es un rebaño amado. Y, Pablo amaba profundamente estas personas. Él no podía resistirlos. Pero, eso no quiere decir que no tenía ningún problema. Los tenían. Y, si usted ve nuestro texto, versículos 14 y 15, usted va a conocer a las personas problemáticas.
Versículo 14: “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno uno para con otros, y paz con todos”. Ese es un dueto maravilloso, maravilloso de versículos. Porque, aunque la iglesia en Tesalónica estaba floreciendo y creciendo, tenían problemas, y fuera cual fuera su problema, no fue el resultado de esas personas problemáticas.
Todos los cinco grupos estaban ahí, así como todos los cinco grupos están aquí. Y por cierto, si usted está buscando a su alrededor para ver quién está cerca de usted y en qué grupo podría encajar, en un punto u otro, todos estamos en uno u otro de estos grupos.
Pero, Pablo dijo en 2 de Corintios 11:28: “Es la preocupación de todas las iglesias que es la carga más grande del ministerio. Trasciende cualquier dolor físico que es soportado”, dice él. “Encima de todo el dolor, las flagelaciones, lo que ha golpeado mi cuerpo es esta preocupación por las iglesias”. Gálatas 2:1: “Quiero que sepan cuán grande lucha tengo a favor de ustedes”. Dicho de manera coloquial, me son un dolor de cabeza. Esta es una carga para mí, llevando en mi espalda todas las iglesias que necesitan crecer.
Ahora, en estos dos versículos, conforme él define estos cinco grupos, él también nos dice cómo enfrentarlos. Esto está en una sección que hemos titulado Cultivando a un Rebaño Saludable. Los versículos 12 y 13, que ya estudiamos, hablaron de la relación entre los pastores y las ovejas, y la relación entre las ovejas y los pastores. Los versículos 16 y en adelante, hablan de la relación de las ovejas con el gran pastor, y nuestro texto habla de la relación entre las ovejas con las ovejas. Entonces, esta pequeña sección lo cubre todo.
En los versículos 12 y 13, él habló a los pastores, para que supieran cómo debían tratar a las ovejas, y le dijo a los pastores: “Laboren entre las ovejas, ejerzan autoridad sobre las ovejas, e instruyan a las ovejas”. Él le dijo a las ovejas cómo tratar a los pastores. Él le dijo a las ovejas: “Valoren a los pastores, estimen a los pastores, y sométanse a los pastores”.
Comenzando en el versículo 16, él le va a decir a las ovejas cómo relacionarse con el gran pastor. “Estad siempre gozosos, orad sin cesar, y dad gracias. No apaguéis al espíritu”, y demás. Pero, en este momento, él le está hablando a las ovejas, para que sepan cómo enfrentar a las ovejas. La palabra clave entonces, en el versículo 14, es la palabra hermanos. Mientras que ciertamente hay una responsabilidad por parte de los pastores, de ejercer una autoridad única, al confrontar estos cinco grupos de cristianos problemáticos, las líneas entre el pastor y las ovejas en esta área, son muy flexibles. Él usa la palabra hermanos, y simplemente para darle una nota de comparación, versículo 12: “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan. Aprecien, valoren a sus pastores”.
Entonces, hermanos, en el versículo 12 se dirige a la congregación. Suponemos, por lo tanto, que hermanos, en el versículo 14, también se dirige a la congregación. Él le está hablando a las ovejas, para que sepan cómo tratar a las otras ovejas. No exime a aquellos de nosotros en el liderazgo, pero, incluye a todo mundo. Y por cierto, observará también Romanos 12 14 al 17, es un paralelo muy cercano a este texto, y obviamente se dirige a la congregación entera.
Él también señala que hay una urgencia. Os rogamos. Él usa ese verbo conocido griego parakaleō, para venir al lado de alguien y ayudarles. Tiene un tono de urgencia en el mismo. Entonces, él de manera celosa, urgente, apasionada, está alentando a las ovejas a involucrarse en ayudar a las ovejas que necesitan ayuda. Como puede ver, la iglesia no es aparecerse el domingo por la mañana, y darse unas palmadas en la espalda, porque religioso es usted. Estar verdaderamente involucrado en la iglesia, va mucho más allá de la mentalidad de audiencia y asistencia.
Se reduce a involucrarse con estos cinco grupos de personas, que están retrasando el desarrollo de la iglesia, y por lo tanto, todo su impacto. Comencemos con los desviados.
Grupo uno, los desviados. Versículo 14, Pablo escribe: “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos”. Esa pequeña frase, amonestéis a los ociosos, nos presenta a los desviados. La palabra ataktos era usada frecuentemente en un sentido militar. Cuando era usada en un sentido militar, tenía la idea de un soldado, que estaba fuera de línea. Un soldado que estaba fuera del rango. Un soldado que era culpable de una conducta desordenada, que era insubordinado, no sumiso, desobedeciendo las órdenes, no dando seguimiento a su deber. Él estaba fuera de línea. Eventualmente, llegó a significar cualquier persona que hace su deber, cualquier persona que no cumple con su responsabilidad. Moffatt, la traduce los flojos, los apáticos. Algunos han sugerido flojos, apáticos, indiferentes. Pero, no tiene que significar tan solo eso.
Puede significar alguien que no cumple con su deber, no solo por apatía, si no que no cumple con su deber debido a que es rebelde. En 2 de Tesalonicenses, hay algunas formas cognadas de esta palabra que son usadas. Esta palabra solo es usada en el Nuevo Testamento aquí. Pero, hay otras formas de la misma, usadas en 2 de Tesalonicenses 3 versículo 6, 7 y creo que en el 11.
En este texto en particular, es usada para referirse a personas flojas que no trabajan, y esperan que el resto de la gente haga el trabajo, y cuide de ellos. Para nosotros, se refiere a los desviados. Están desalineados. Todo mundo va en una dirección, ellos no. Todo mundo entiende el deber espiritual, está dispuesto a hacerlo, a hacer lo que Dios los ha dotado para que lo hagan. Involucrarse en el servicio, sea que signifique que estoy sirviendo al Señor con mis dones, estoy ofrendando conforme Dios me ha prosperado, estoy apoyando al liderazgo de la iglesia, estoy apoyando la dirección en la que vamos, estoy en el equipo, estoy participando, soy parte del equipo, estoy involucrado. Ese es el tipo de persona que hace que la iglesia se mueva y crezca.
Este es el tipo de personas que rechazan todo eso. Están fuera de línea. Quizás, no están cumpliendo con su deber, porque no les importa. Quizás no están cumpliendo con su deber porque están enojados, y son rebeldes, y son contenciosos. Simplemente no apoyan. No son parte de lo que está pasando. Algunas veces, están ahí en la orilla por un rato, y finalmente, están tan amargados que simplemente se van a otro lugar. Son los que calientan la banca. Y, aprendí unas cuantas cosas cuando estuve en el deporte. Una de ellas, es que los que calientan la banca, se vuelven críticos.
La gente que critica más, es la gente que no cumple con su deber. Me puedo acordar que estuve sentado en la banca en una temporada de fútbol americano, y tuve el privilegio de ser un running back que comenzaba, y hubieron unos cuantos que no comenzaron, porque yo comencé. Y, al principio, en cierta manera me alentaban, pensando que iban a tener su momento. Y, cuando no llegó su momento, ellos estaban deseando en secreto, que me rompiera la pierna. Y, cuando no me rompí la pierna, entonces comenzaban a hablar de lo mal que el entrenador tomaba las decisiones, y no podía distinguir el talento cuando lo veía. Y eventualmente, apoyaban al otro equipo. Esa es la progresión.
La gente que resiste el involucramiento, que nunca quiere ir más allá de la mentalidad de audiencia, sea por apatía o por rebeldía. Vienen a aquí, simplemente para ver y después simplemente para criticar. Quizás en el peor de los casos, no hacen nada, en el mejor de los casos.
Un predicador dijo que normalmente se sientan en la parte de atrás, pero, yo no querría decir eso. Pero, yo diría que algunas veces usted puede ver a una persona quien se vuelve crítico y sistemáticamente se mueve hacia atrás. Entonces, lo estoy viendo. Si usted retrocede una o dos tres filas por semana, sé qué está pasando.
Esta es una flojera culpable. La gente que de cierta manera quiere estar ahí en la orilla, simplemente no se quiere involucrar demasiado, no quiere rendir cuentas a nadie, realmente no se quieren meter, no quieren ser parte de esto. Simplemente no marchan al paso del resto de la gente. Esta es una conducta intolerable, en una iglesia creciente. ¿Cómo debemos enfrentarlos? Muy simple. Amonestarlos. No hay fórmula. No hay programa. No hay sistema.
Las ovejas individuales se acercan a estas ovejas, que están en la orilla, no están cumpliendo con su deber, no están usando sus dones, no están ministrando, no son parte del equipo, no apoyan, no van con el programa, no van al mismo paso que el resto de la gente, están fuera de línea, desordenados, se están desviando, y simplemente acercarse a ellos.
A. T. Robertson dijo que el verbo noutheteō, significa darles algo de sentido. Acercarse a alguien, y darles algo de sentido, de sensatez en su cabeza. Un escritor dice: “Es la idea de acercarse a alguien, que está siguiendo un camino que en últimas termina en consecuencias serias, e instruirlo acerca de la inevitabilidad de esas consecuencias”. En otras palabras, la palabra puede ser traducida, advertir algo. No tiene la idea de ser un juez distante.
No tiene la idea de crítica, desde el punto de vista de superioridad. Tiene el sentido de acercarse a alguien y de manera íntima, mostrarle a alguien las consecuencias de su conducta. Es tan simple como decir: “Te he estado viendo, y veo tu indiferencia. Vienes de vez en cuando, no fielmente a la iglesia. No estás involucrado en un ministerio. Tienes una actitud negativa acerca de ciertas cosas, o eres crítico de ciertas cosas”. Y, decirle a la persona: “Te das cuenta, ¿no es cierto? De que si continúas por ese camino, estas son las consecuencias. Y, no creo que quieras esas consecuencias, ni quiero que tú experimentes esas consecuencias”.
Es ese tipo de advertencia gentil, que viene al lado de la persona y le dice, vas en una dirección cuyo fin va a ser una decepción seria para ti. Es una advertencia que Pablo le dio a los ancianos efesios con lágrimas, según Hechos 21:31. Hay una pasión aquí. Hay un dolor ahí que dice: “No quiero que sigas haciendo eso, porque al final de ese camino son consecuencias serias”. Porque Dios va a disciplinar apatía como esa, rebelión como esa, insubordinación, una conducta tan desordenada como esa.
Cuando verdaderamente amas a alguien, no vacilas en advertirles. Yo no dudo en hacer eso con mi esposa y mis hijos, y la gente que está cerca de mí en mi vida. Alíneate. No porque yo quiero obtener algún beneficio, si no porque no quiero que enfrentes las consecuencias de vivir así. Quiero que conozcas la plenitud de la bendición de Dios, la plenitud de la provisión de Dios, y quiero ver que la iglesia sea todo lo que puede ser.
No estoy bajo ninguna ilusión torpe, de que si pudiéramos ser más inteligentes en lo que hacemos en el escenario, podremos tener una iglesia más poderosa. No, no. Si vamos a tener una iglesia más poderosa para impactar al mundo, no es cuestión de qué tan inteligentes somos en el escenario. Es cuestión de qué tan dispuestos estamos en venir al lado de creyentes que son los desviados, y traerlos, alinearnos amorosamente, y entonces, el poder de Dios comienza a fluir, y entonces, la iglesia comienza a abrir brecha en el mundo. Esta es una confrontación necesaria.
La iglesia no es venir y sentarse, y quedarse viendo a la parte de atrás de la cabeza de alguien. No es eso. No se felicite a sí mismo por estar aquí. La iglesia es estar involucrado en las vidas de la gente, la gente problemática. Tenemos que estar al lado de ellos, los que están afuera probando las orillas, viviendo en las orillas, diariamente viviendo en su desvío. Tenemos que meterlos, lo hacemos por amor, porque entendemos las consecuencias.
El grupo número dos, son los preocupados. No están en la orilla. Están ahí metidos en medio. No quiere acercarse a la orilla. Están metidos en medio, y dice acerca de ellos: “Que alentéis a los de poco ánimo”. Ese es un término muy interesante, y también usado solo aquí. Es el término oligopsuchos, de dos palabras griegas, alma y pequeña. Los de alma pequeña.
La mejor manera de ilustrarla, es tomar la palabra opuesta, megalopsuchos. Mega significa grande, grande. Entonces, hablemos de los megalopsuchos. Son los de alma grande. Aristóteles dijo: “El megalopsuchos, es el hombre que ha alcanzado mucho, ha llegado a mucho, y merece mucho”. Cuando Gandhi quiso identificarse a sí mismo, él escogió la forma sanscrita de esa palabra, megalopsuchos, Mahatma. Significa alma grande, alma grande. Él podía abrazar los problemas grandes, y necesidades de este grupo enorme de la humanidad, el alma grande.
Se refiere a la persona que enfrenta riesgos grandes, porque hay gran principio, y la verdad está en juego. Se refiere a la persona de valentía, la persona de denuedo, la persona que va a jugarse la vida por la causa noble. La persona que tiene un sentido de aventura, a quien le encanta el desafío, quien busca la competencia, a quién le encanta la batalla porque prueba la victoria. El que no se intimida frente a la dificultad, el que no tiene miedo de la persecución, el que tiene una visión, y quien llega a lograr grandes cosas, porque él ve toda oportunidad que tiene ante él.
Pero, Pablo dice: “Desafortunadamente, hay metidos en medio de la iglesia, temblando de temor, están los oligopsuchos, los de alma pequeña. Ellos odian el cambio. Les encanta la tradición. Quieren hacerlo siempre, como siempre se ha hecho. Temen a lo desconocido. Se preocupan por todo. Como William Hardy dijo: “Ven el montón de estiércol en toda pradera”. Carecen de valentía. No quieren atreverse a hacer nada que nunca antes ha sido hecho. Les encanta lo que es seguro. Solo les gusta caminar en un camino que alguien ha pavimentado. Solo quieren repetir un acto que alguien ha hecho. Quieren una vida libre de riesgos, con seguridad absoluta. Normalmente son melancólicos, carecen la fortaleza para salir con la iglesia, y enfrentar los desafíos, e iniciar nuevos ministerios. Temen la persecución, no quieren comunicar a Cristo. Temen la oposición. Normalmente tristes, todo el tiempo preocupados, con mucha frecuencia deprimidos, sin esperanza, desanimados.
Y claro, el pequeño grupo de ellos en Tesalónica, en donde todo mundo estaba tratando de moverse, había sufrido mucho, debido a dos problemas grandes. Problema número uno, era la persecución, estaban siendo perseguidos. Y, Pablo dice: “Deberían haberlo esperado. Se los leí”. En el capítulo 2: “Deberían haberlo esperado. Digo, les dije”.
Pero, estaban ahí y estaban diciendo: “Oh, oh seguramente el día del Señor está aquí, y nos perdimos el rapto. Este es el día del Señor. Todos vamos a ser destruidos”. Entonces, él tiene que escribir y decir: “No. No es el día del Señor”. Y, después eran los más lastimados por la muerte de sus amigos, y estaban diciendo: “Oh, mira, murieron y Jesús no ha venido. Se van a perder el rapto. Oh, ay de mí”. Entonces, tiene que escribir y decir: “No, no, no. Los muertos en Cristo resucitarán primero. Estarán ahí. De hecho, van a estar ahí antes del resto de ustedes. Así que, por favor, alienten a estas personas con estas palabras”.
Pero, toda iglesia los tiene. No tienen espíritu de aventura, no pueden elevarse por encima de sus problemas. Están bajo todos los asuntos de la vida. Son más de lo que puedan soportar. Todos los problemas de la vida, son más de lo que pueden soportar. Y, son las almas aplastadas, son como pesas. En cierta manera, tiene que andarlos jalando, y con frecuencia si usted ve la iglesia como un desfile, son los que llevan las banderas rojas. Deténgase. Todo mundo se está moviendo, y ellos sacan el letrero de alto, porque carecen de visión. Temen al fracaso, carecen de valentía. Creo que en la profundidad de su corazón, su héroe es Indiana Jones, pero, nunca lo admitirán.
Ahora, ¿cómo enfrenta usted a estas personas? Él dice en el versículo 14: “Simplemente aliéntalos”. Una palabra hermosa. Significa hablarle a alguien al venir de cerca a su lado. Hablar, como puede ver, no hay ningún atajo. Oveja a oveja, usted conoce a alguien que es temeroso y está preocupado, y está sin esperanza todo el tiempo, y está triste, y no puede enfrentar, superar los problemas de la vida. Tiene que acercarse y hablarle. Cultivar una relación de amistad con ellos. Tienen la idea de venir a su lado para consolar, conformar, para fortalecer, afirmar, animar, refrescar. Pero, no hay otra manera más que en una relación.
Podemos volvernos muy académicos con el discipulado. Pero, esto es todo. Las ideas de comunión personal, íntima de cristianos que son más fuertes, y esto es un gozo. Ustedes no lo saben, pero, hay personas en esta iglesia que encajan en esta categoría, con las que me encuentro regularmente, simplemente para darles una nueva dosis de certeza. Lo cual disfruto mucho, por el privilegio de hacerlo.
No hay que esperar nada más que acercarse en una comunión intima de cristianos, que son más fuertes y alientan de manera tierna a esa persona. Será muy parecido a lo que Pablo dice en el capítulo 2 versículo 7 de 1 de Tesalonicenses, donde dice: “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; tomarlos, acercarlos a nuestro pecho, y cuidarlos, amamantarlos”.
Aliento tierno. Esto puede incluir el aliento de comunión personal, el aliento de oración al Dios de todo aliento, el aliento de esperanza del evangelio, el aliento de una salvación segura, el aliento de Dios como un Dios soberano, con propósito, y providencia para afectar su voluntad. El aliento del amor de Cristo, el aliento de la resurrección final, el aliento de compartir en los sufrimientos de Cristo, sea cual sea el aliento.
Si la iglesia va a ser poderosa y crecer, y ser fuerte, va a ser cuando enfrentemos a los que se desvían, enfrentamos a los preocupados; personalmente, porque cuando alineamos a los que se desvían, y metemos a los que se preocupan en la aventura, hemos quitado el impedimentos para que la iglesia pueda moverse.
Después están los débiles. En el versículo 14, él dice simplemente: “Sostengáis a los débiles”. Este es el grupo número tres, los débiles. Entonces, ¿qué quieres decir con débiles? Bueno, débiles en fe, ciertamente podría ser un elemento de esto. Hemos identificado por el apóstol Pablo, en 1 de Corintios 8 al 10, y en Romanos 14 y 15, un concepto que se llama el hermano más débil. ¿Se acuerda de eso?
Lo único que significa, es que su fe es débil. Él no tiene una fe lo suficientemente fuerte, como para experimentar toda la libertad que le pertenece en Cristo. La fe es débil. Una fe débil, crea un problema. ¿Cuál es ese problema? Una fe débil, significa que esa persona es muy susceptible a la tentación y al pecado. Es una hipersensibilidad al pecado. De hecho, son tan hipersensibles al mismo, que ven cosas como pecado, que realmente no son pecado en absoluto. Y entonces, tienden a retraerse.
Y Pablo dice: “No puede imponer eso. No pueden forzar a la persona, quien es débil en la fe, demasiado rápido. De lo contrario, los van a empujar a cierta libertad o a alguna experiencia que realmente no están listos para enfrentar, alguna tentación que no están listos para enfrentar.
Por ejemplo, digamos que usted se había convertido de la doctrina de la adoración pagana, y adoraba a Artemis, o a Diana de los Efesios, un dios falso. Digamos que usted se convirtió a Jesucristo, y alguien le servía una cena, y usted decía: “Oye, esta comida está muy bien. ¿Dónde la conseguiste?” “La compré en el templo. Fue carne que se le ofreció a Diana”. Y, se lo está dando, y él suspira y dice: “No puedo comer carne ofrecida a ese ídolo”. Y, usted dice: “Oye, eres libre en Cristo. Un ídolo no es nada. Y, la carne ofrecida a un ídolo no es nada. La Biblia dice todo eso”.
Pero, el problema es que tan pronto como participa de esa carne, eso lo lleva de regreso a la situación de la que salió, todo el paganismo, y toda la idolatría, y toda la inmoralidad, toda la basura que era parte de ese sistema falso, viene a la mente de ese hombre, hasta que su fe es lo suficientemente grande, como para que él ha abrazado con suficiente fuerza la transformación de su vida. Eso va a ser que él peque en su propia mente, porque él va a revivir todo eso. Usted no puede empujar a ese hombre tan rápido.
Como puede ver, la conciencia no es moral. La conciencia simplemente activa lo que su mente cree que es moral o inmoral. Y, su conciencia es demasiado débil, y está demasiado apegada al pasado, como para liberarlo, para conducirse de esa manera. Entonces, no lo empuje. De lo contrario, va a empujarlo ahí al acantilado. Y, habían algunos que eran débiles, débiles en su fe. No podían disfrutar de la libertad en Cristo. Eran susceptibles a una conciencia herida, que podía llevarlos a más pecado y más debilidad. Pero hay otro, y quizás un grupo más directo aquí en mente, y esos son los que son moralmente débiles.
Pablo usa esta palabra en el Nuevo Testamento con mayor frecuencia, en la mayoría de las veces, para referirse a susceptibilidad, a pecar, o simplemente ser susceptible a pecar. Estas son las personas débiles, que usted apenas las acaba de sacar del agujero de pecado, y las acaba de desempolvar, y se acaban de volver a caer ahí. Estas son las personas que les parece tan difícil hacer la voluntad de Dios. Estas son las personas que siguen cayendo en los mismos pecados una, y otra, y otra vez, y usted trabaja tanto en sacarlos de ahí, y ahí van otra vez.
Y, creo que estos son los que Santiago tenía en mente en Santiago 5:14, en donde dice: “Hay alguno en”, y la palabra enfermo, normalmente se da, pero, la palabra es lo mismo que la palabra débil aquí. “¿Hay alguno débil entre vosotros? Vaya a los ancianos”. ¿Por qué? Porque son fuertes, y los van a sostener, y van a orar por ustedes. Y, si han cometido pecados, les serán perdonados. Métanse ahí, con los espiritualmente fuertes, cuando sean débiles espiritual, moralmente.
La iglesia está llena de este tipo de personas. Créame, son impedimentos y piedras de tropiezo. Retrasan el desarrollo de la iglesia, el crecimiento, y el poder de la iglesia. ¿Qué debemos hacer con ellos? Ayudarlos. La ayuda es una palabra tan simple, para un concepto tan magnífico en el griego. La palabra griega, significa sostener firmemente, agarrar, sostener firmemente, aferrarse, apoyar, detenerlos. Gálatas 6:1 dice: “Si un hermano es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales”, ¿qué? Levántenlos, levántenlo. Y después, él dice: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros”. Ese es el segundo paso. Sosténgalo. Sosténgalo. Apóyelo.
¿Cómo hace eso? De nuevo, es intimidad. Usted viene a su lado. Así es como la iglesia crece, cuando las ovejas comienzan a cuidar de las ovejas, cuando comienzan a preocuparse a tal punto, que se acercan a los que se desvían, y los amonestas. Cuando se preocupan a tal punto que se acercan a los que se preocupan, y los alientan. Cuando se preocupan lo suficiente, como para ir con los débiles, y los sostienen. Eso significa involucramiento.
Algunas veces, puedo pensar en un joven en particular que me vino a ver, quien estaba luchando con la homosexualidad. Él había entregado su vida a Cristo, y estaba de nuevo con batallas muy fuertes de años y años de vida pasada, y homosexualidad, y sin poder divorciarse de lo mismo, y cayendo otra vez víctima de ciertos actos homosexuales. Y, vino sin esperanza total, aplastado, y en lágrimas vino, y me dijo: “No puedo superarlo. No puedo superarlo. No lo puedo dejar”.
Yo le dije: “Bueno, quiero ayudarte”. Yo le dije: “No tengo el tiempo simplemente de estar contigo todo el día para cuidarte, pero, te voy a decir lo que quiero que hagas. Dame un pequeño cuaderno”. Le dije: “Quiero que escribas todo día de la semana en una página, y después quiero que cada día, al final del día, escribas todos los actos homosexuales que hiciste en ese día, fuera que estuviste solo o con alguien, o si simplemente estabas leyendo algún material. Lo que estés haciendo. Cualquier cosa que incitó tu homosexualidad, cualquier cosa que sientes que fue una contaminación, quiero que lo escribas y lo detalles, y al final de la semana, quiero que lo traigas, para que lo pueda leer todo”.
Bueno, siete días después él vino, y él entró por la puerta, y él no estaba llorando. Él estaba sonriendo, y dijo – y, lo saludé, y le dije: “¿Tienes tu pequeño cuaderno?” Él dijo: “Sí”. Pero, dijo: “Hay muy poco en él. Solo unas cuantas veces en mi mente, y cuando estaba luchando la tentación, pero, realmente no hice nada”. Y, yo le dije: “¿En serio?” Y, yo dije: “¿Cuál fue la diferencia?” Él dijo: “¿Piensas que yo quería traer ese cuaderno aquí, para que tú leyeras eso?”
Esa es una manera simple, para que yo lo pudiera sostener. Simplemente crear rendición de cuentas. Usted tiene que sostenerlos. Este es el crecimiento de la iglesia. Olvídese del resto de las cosas. Queremos que una iglesia crezca. Así es como usted hace que crezca una iglesia.
Después está el grupo cuatro, los cansados. Él dice: “Que seáis pacientes para con todos”. Bueno, usted tiene que aclarar lo que es todos. El todos, tiene que referirse a la gente con que fácilmente podemos impacientarnos. “Sean pacientes con todos los hombres. Sean pacientes con todos los hombres que prueban su paciencia”.
Es fácil frustrarse, es fácil enojarse, es fácil decepcionarse, desanimarse, exasperarse con algunas personas. Usted da tanto, usted da tanto, usted da tanto, usted da tanto. Y, obtiene tan poco.
Me ha pasado. A usted le ha pasado en relaciones de discipulado. Usted ha discipulado a gente por suficiente tiempo, y usted sabe lo que es que lo decepcionen de manera seria, seria. Y, la iglesia está llena de esas personas, que se sientan, y son ensenadas, y son preparadas, y son discipuladas, y son exhortadas, y son fortalecidas, son inspiradas, son motivadas, son alentadas, y crecen a una velocidad casi imperceptible. Nunca parecen ser normales en su desarrollo. Todo lo distrae. Todo hace que sean más lentos en la carrera. Les es muy difícil enfocarse. Son indisciplinados en asuntos espirituales, indisciplinados en los medios de la gracia. Simplemente, pueden romper el corazón.
Hay muchos pastores que han sobrevivido a los que se desvían, que inclusive han sobrevivido a los que se preocupan, que han sobrevivido a los débiles, pero, han sido sacrificados en el altar de los que los exasperan. Simplemente, se han rendido ante la gente que se cansa. Y, finalmente se dicen a sí mismos: “Estoy entregando mi vida entera a esto, y me muevo rápido, y avanzo, y no puedo hacer que ellos muevan. Simplemente no se mueven. Están preparados, pero, no hacen aquello para lo que los hemos preparado. Están instruidos, pero, no viven lo que les hemos enseñado que vivan”.
Eso es muy, muy difícil. Puede oírlo usted en la voz de Jesús, Él dice en exasperación, hasta cierto punto corto de pecado: “Oh, hombres de poca fe”. Digo, ¿cuándo es que ustedes, cabezas de piedra, van a entender esto? Y, ¿qué es lo que Él dice que haga usted con este tipo de personas? Sea paciente. Dice usted: “¿Qué tan paciente?” Más paciente de lo que usted ha sido. Dice usted: “¿Qué tan paciente?” Tan paciente como Dios es con usted. Oh, ¿así de paciente? Uh-huh. Eso es bastante paciente.
Podríamos entrar al Antiguo Testamento, si tuviéramos tiempo, y estudiar la paciencia de Dios. Lea Éxodo 34:6. Lea Isaías 63 versículos 7, 8 y 9. Muchos otros lugares. Pero, usted sabe, sin entrar a un versículo de la Biblia, qué tan paciente Dios es con usted. ¿No es cierto? Así de paciente usted debe ser con alguien más.
Pedro dijo: “Señor, ¿qué tan paciente? ¿Siete veces?” El Señor dijo: “No. 70 veces siete”. ¿Así se paciente? Sigan haciendo lo mismo. ¿Así de paciente? Acérquese a esas personas que lo exasperan a usted, y sea paciente. Sea paciente. Los que se desvían, necesitan amonestación. Los que se preocupan, necesitan aliento. Los que son débiles, necesitan apoyo. Y, los que están cansados, necesitan paciencia.
Como puede ver, lo que él está diciendo, es que tenemos que enfrentar con cada persona en compasión, amor personal, cuidado personal, preocupación personal. Así es como la iglesia crece. Así es como se limpia a sí misma.
Finalmente, los peores de todos los impíos. ¿Qué hacemos con ellos? Bueno, conozcámoslos primero. Están en el versículo 15. Tienen un versículo simplemente para ellos mismos. “Mirad que ningún pague a otro mal por mal”.
Ahora, la implicación aquí, claro, es que si Dios está prohibiendo la venganza, la suposición es que alguien le hizo algo a usted. Alguien le pagó a usted mal, kakos, impiedad, algo bajo, maldad. Esta, creo yo, es la circunstancia más difícil que nosotros como cristianos enfrentamos, el abuso más severo. El trato más doloroso, es impiedad, no del mundo, si no de nuestros hermanos y hermanas. Ese es el dolor más profundo, y nuestra fe cristiana, debe funcionar en este nivel. Así debe ser.
Entonces, Pablo está diciendo: “Mira. Hay personas en la iglesia que te van a lastimar. Van a hacerte maldad. Van a dañarte directamente con palabras impías, te van a atacar de frente. Van a dañarte indirectamente mediante calumnia y chismes, y hablar mal a otros de ti. Algunas veces te van a dañar directamente, al mantener fuera de su comunión, al eliminarte de su círculo social, al sacarte de su ministerio por celos, envidia, odio, amargura, o enojo.
Quizás, lleguen a dañarte directamente al robar tu virtud, en pecado sexual, al romper tu matrimonio, al quitar algo preciado, al influenciar a alguno de tus hijos hacia la impiedad. Van a dañarte indirectamente, al llevarte al pecado”. Hay personas en la iglesia, créame, que van a hacer impiedad en contra de otras personas. Es daño maligno. Sucede en la iglesia. Calumnia, chismes, pecado sexual.
Por cierto, antes de que usted haga eso, necesita ver de cerca Mateo 18, porque Mateo 18, ahí Jesús dice: “Usted, tú vas a estar mejor con una piedra de molino amarrada a tu cuello y ahogarte en el mar, que dañar a otro creyente”. Más vale ahogarte por una piedra, que dañar a uno de estos pequeños que creen en mí. Ese no es un bebé. Ese es un creyente.
De hecho, Él dice: “Si tu mano está cometiendo el daño, córtala. Si tu pie está cometiendo el daño, córtalo. Si tu ojo está cometiendo el daño, arráncalo. Ay del que coloca la piedra de tropiezo a uno de los pequeños que me pertenece a mí. Son tan preciados para mí, que mis ángeles siempre están viendo el rostro del Padre, que está viendo a sus pequeños, y cuando el rostro del Padre, frunce el ceño con preocupación, los ángeles salen a ayudar a los pequeños”.
Entonces, si usted está jugando con el pueblo de Dios, usted está jugando con estos que son preciados para Dios, no obstante, lo sabe. Los cristianos van a pecar contra otros cristianos. Y, ¿qué debemos hacer al respecto? ¿Cómo tratamos a los impíos? Él dice: “Mirad que nadie pague a otro mal por mal”. No se vengan. Es un mandato a toda la iglesia, en el imperativo plural.
No hay lugar para la venganza en ningún lugar en la iglesia. No hay lugar alguno para la venganza personal. El único que tiene el derecho de vengarse, ¿es quién? Dios. Escuche Romanos capítulo 12, el cual, como dije antes, es un paralelo muy cercano a este texto. En Romanos 12, Pablo explícitamente, versículo 19: “No os venguéis amados, si no dad lugar para la ira de Dios”.
No se meta usted en la ira y se vengue. Deje lugar para la ira de Dios, porque escrito está, y aquí él está citando del Antiguo Testamento: “Mía es la venganza. Yo daré el pago, dice el Señor”. “Mía es la venganza. Yo daré el pago. Yo me encargaré de eso, tú no. Por otro lado, si tu enemigo tiene hambre, aliméntalo, si tiene sed, dale de beber, y al hacerlo, amontonarás carbones encendidos de culpabilidad sobre su cabeza. No seáis vencido por el mal, si él te hace mal, sino vence ese mal con e bien que tú le haces”. ¿Ve eso?
Ahora, usted puede regresar a 1 de Tesalonicenses. El único que tiene el derecho de vengarse, es Dios. Dice usted: “¿Qué hay acerca de ojo por ojo, y diente por diente, y vida por vida?” Ese fue un mandato gubernamental, en donde el gobierno tenía el derecho de castigar por igual al criminal. El gobierno tenía el derecho de tomar una vida por vida, ojo por ojo, y diente por diente. Esa nunca fue una instrucción para la venganza personal. Eso es lo que Jesús quiso que los discípulos entendieran, y los judíos escucharan en el Sermón del Monte, cuando dijo: “Sí, ustedes supuestamente deben odiar a su enemigo. Han pervertido la Ley de Dios a ese grado. Yo estoy aquí para decirles que deben amar a su enemigo, y deben hacer bien a aquellos que les hacen mal a ustedes”.
Entonces, ¿cómo debemos tratar a aquellos que nos hacen mal? Siempre, siempre, siempre buscamos apasionadamente, buscamos con celo aquello que es bueno, hermoso, noble, excelente. En otras palabras, dice usted: “Bueno, a pesar de lo que me han hecho, voy a hacer todo lo que pueda hacer, para hacerles el bien, para hacer lo que es noble, y excelente para ellos. En un acto de amor, voy a devolver su hostilidad con bondad. Y, no solo para ellos, si no para toda persona. Para toda persona. Para todos los hombres, especialmente en la casa de la fe”. Pablo dijo en otro lugar, pero, a todo mundo.
Un rebaño que está creciendo, un rebaño que está creciendo, se caracteriza por movimiento en la fe, amor, pureza hacia la plenitud de la estatura de Cristo. Esa es una iglesia que crece. Ese crecimiento es estorbado, por los que se desvían, y los que se preocupan, y los que son débiles, y los que se cansan, y los impíos. Y, si la iglesia va a crecer, no va a crecer, porque alguien descubre alguna estrategia para darle la vuelta al problema. Va a crecer, porque los pastores y las ovejas se unen, en relaciones íntimas en las que amonestan a los que se desvían, alientan a los que se preocupan, sostienen a los débiles, son pacientes con los que cansan, y devuelven bondad amorosa a los impíos.
Y, conforme una iglesia adopta esa forma, será una iglesia creciente y poderosa. Necesitamos comprometernos para que la iglesia sea lo que la iglesia realmente es. Y, aquí está.
Padre, te damos gracias en esta mañana, por estos momentos breves que nos has dado, para adorar, y para que nuestros corazones y mentes sean confrontadas por tu verdad. Sella esto en nuestros corazones. Ayúdanos a tener la relación correcta entre ovejas y ovejas, para que podamos ser el tipo de iglesia que Tú puedas usar de una manera poderosa. Y, te daremos gracias, por un privilegio como ese, en el nombre de Cristo. Amén.
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