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Primera de Pedro capítulo 4 es nuestro texto para el mensaje en esta noche. Primera de Pedro capítulo 4, versículos 7 al 11. Permítame leerlos como texto para lo que el Espíritu del Dios nos enseñará en esta noche. “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. Y, ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”

A partir de este texto, quiero hablarle durante las siguientes dos semanas acerca del tema: el deber del cristiano en un mundo hostil. Y quiero comenzar simplemente al preparar el escenario un poco de la época en la que nos encontramos, particularmente con respecto a la Iglesia. La Iglesia en la actualidad está en una necesidad urgente de avivamiento espiritual. Y ese avivamiento espiritual únicamente puede ocurrir cuando nosotros como cristianos comencemos a cumplir con nuestro deber espiritual.

Entonces, lo que Pedro está diciéndonos aquí es clave para el asunto entero de la vida cristiana. Si vamos a ser lo que debemos ser por el diseño de Dios en este mundo, entonces tenemos la obligación de alinearnos en obediencia a las verdades que nos son dadas en estos grandes versículos. La Iglesia necesita avivamiento; y vendrá cuando los cristianos tomen en serio su vida cristiana. Y sólo cuando la Iglesia es avivada y restaurada, el mundo comenzará realmente a darse cuenta de quiénes somos nosotros.

Es interesante inclusive decir que la Iglesia necesita avivamiento en nuestra época porque parece como si no hace mucho tiempo atrás estuvimos experimentando un tipo de avivamiento. De hecho, esta condición desesperada de la Iglesia parece ser algo nueva. Si usted regresa para efectos de ilustración a la década de los años 70, usted recordará algo llamado el movimiento de Jesús. El movimiento de Jesús francamente fue testigo de un incremento sin precedentes en los evangélicos bíblicos conservadores. Fue en mi vida el mayor florecimiento de interés en la Biblia, el mayor florecimiento de interés en el evangelismo, estudio bíblico, discipulado, todas esas cosas que son parte del palpitar, de la médula de los evangélicos conservadores.

Hubo una explosión de nuevas traducciones de la Biblia comenzando con la nueva versión americana. Y después, vino la Biblia viviente, la cual realmente no es una traducción, sino una paráfrasis. Y como resultado de eso, vino mucho interés en el estudio bíblico. La transmisión televisiva cristiana comenzó a explotar a nivel exponencial, mucho más allá de la imaginación de las mayores predicciones del futuro de la Iglesia. Junto con eso, vinieron las publicaciones cristianas y cada vez que volteábamos, había una nueva casa de publicaciones publicando nuevos materiales para la vida cristiana. Y después, vinieron las cintas y después, vino una inundación increíble, absolutamente increíble de música cristiana, proliferando al punto en el cual ya no tenemos nada que no sea cristiano y nunca podríamos terminar de oír lo que está disponible.

Hubo una explosión tremenda en iglesias que creían la Biblia. Me acuerdo de la Iglesia más grande de la que yo supe, tenía mil quinientas personas. Y una Iglesia con mil quinients personas en la actualidad sería considerada una Iglesia de tamaño mediano. Las iglesias ahora inclusive están construyendo auditorios para poder alojar a cinco mil, seis mil, siete mil y hasta diez mil personas. Y todo esto como resultado de esta explosión floreciente que fue llamado el “movimiento de Jesús”. Y todos le dimos gracias a Dios por lo que parecía como un real avivamiento y quizás, en retrospectiva, al mirar atrás, lo evaluamos como tal.

Pero francamente, conforme entramos a la década de los años 90, se vuelve más y más aparente que la tendencia prevaleciente en la Iglesia se ha apartado de esa época de avivamiento. Ya no hay lo que yo llamaría un movimiento de avivamiento en la Iglesia, un movimiento que floreció motivado por el Espíritu Santo. Lo que ahora ha sucedido es una especie de institucionalización popularizada de la Iglesia.

En un editorial reciente de la revista Masterpiece, la cual espero que hayan recibido, escribí acerca de lo que se llama “cristianos pop o el cristianismo pop”, lo cual es lo que tenemos en la actualidad. Tenemos un tipo de cristianismo popularizado institucionalizado. Es una forma socialmente favorable del cristianismo y, de hecho, se está volviendo más y más aceptable a nivel social, conforme quita más y más cualquier mensaje ofensivo. Es sorprendente qué tan rápido este movimiento vino. Pero francamente, con una capacidad en los medios de comunicación masivos rápidos y de alta tecnología, cuestiono si algún movimiento durará mucho tiempo. Se mueven tan rápidamente debido a que la comunicación se mueve tan rápido...

Entonces, aquí estamos saliendo de la década de los 70 y llegando a la primera parte de la década de los 80. Es una época de avivamiento a una manera de pensar totalmente diferente en la Iglesia. Una época de vida centrada en uno mismo en la Iglesia, una época de psicología en la Iglesia, una época de cristianismo popularizado, una época de cristianismo que se ha vuelto pragmático, en donde las preguntas que se están haciendo son: ¿funciona?, ¿qué hará por mí?, ¿cuánto éxito producirá?, ¿cuánto dinero traerá?, en lugar de las cosas que honran el corazón de Dios.

Y la Iglesia pop francamente está en todos lados. En donde es más evidente, me imagino, es en la televisión cristiana y, en segundo lugar, en la radio cristiana, en programas de celebridades y de entretenimiento de celebridades que han reemplazado la adoración. Y junto con ello, el orgullo ha reemplazado a la humildad y el éxito ha reemplazado a la excelencia, la inteligencia ha reemplazado a la virtud, y más y más. Los programas de radio cristianos en los que usted llama y también incluyen a cualquier invitado que usted pueda imaginarse con pocos comentarios acerca de que, si el invitado dijo lo correcto, lo incorrecto o es algo indiferente. Los programas cristianos, en donde tienen anfitriones que se sientan ahí con mucha gente que viene al escenario. Y los entrevistan, profesando cualquier tipo imaginable de situación que viene de Dios. Y el anfitrión no hace comentario alguno en cualquier cosa fuera de dar una plataforma a todo esto.

La radio cristiana ha proliferado junto con la psicoterapia, reemplazando a la enseñanza bíblica como algo normal. Las iglesias locales se están convirtiendo rápidamente en zonas de comodidad. Country clubs cristianos, centros comunitarios con menos y menos impacto redentor y muy poca amenaza en contra del pecado. Y las tendencias de este tipo de cristianismo pop, creo yo, son más sutiles que el liberalismo teológico. El liberalismo teológico ataca a la Iglesia de frente. Es muy fácil verlo. Es muy fácil enfrentarlo. Pero la Iglesia pop profesa un compromiso de labios para afuera con la verdad mientras que, en silencio, la ataca. El cristianismo popular tiene una tendencia de hacer de la base de la fe algo diferente que la Palabra de Dios. La base de la fe ahora es la experiencia. La base de la fe es la emoción. La base de la fe es resolver problemas, es de nuevo la teología de la necesidad. El movimiento carismático ha guiado el movimiento con una nueva base de fe y eso es revelación privada, palabras privadas de Dios. Entendimiento privado, profecías privadas, visiones privadas y demás.

La psicología secular, en cierta manera, ha sido cuasi santificada y ofrece una terapia de autoayuda que también refleja este alejamiento de la Palabra de Dios como la base para vivir la vida cristiana. El ministerio cristiano ha sido inundado de arriba hacia abajo con pragmatismo, con manipulación, con profesionalismo, con consumismo, todas esas cosas que indican menos que un cimiento bíblico para nuestra fe.

Y a lo largo de esta idea, el enfoque del cristianismo pop y de la Iglesia pop, no sólo se ha alejado de la base bíblica de la fe, sino que se le ha alejado de la persona de Jesucristo. Eso necesita ser enfatizado. Algo o alguien más ocupado el centro, no Cristo. Es la celebridad, es el evangelista, es el proyecto. Es la campaña que busca levantar fondos, es el edificio nuevo, son los milagros, supuestamente. Es lo que se llaman sanidades y es todo y cualquier cosa menos que Jesucristo. Y tenemos un cristianismo popular que no está centrado en Cristo y no que está basado en la Biblia. Tiene una nueva base en su fe, tiene un nuevo objeto de afecto. Están enamorados de la celebridad, están enamorados del sistema. Están enamorados del edificio, de las instalaciones, del programa o lo que sea. Hay una especie de fe de fantasía no fijada en Cristo, sino una especie de fe nebulosa que quiere apegarse a los milagros, curaciones, sanidades, salud, riqueza, prosperidad, comodidad, ganancia personal.

Y claro, en ese tipo de ambiente de creencia fácil, florece un Evangelio barato. Y tenemos que hacernos la pregunta en dónde está esa fe fuerte. En donde está esta fe centrada en Cristo que permanece firme y que se aferra a Dios en medio de las pruebas duras en lugar de ese emocionalismo frágil llamado fe que es poco más que un escapismo egoísta.

Cristo ya no es el mensaje, aunque Él es nombrado de vez en cuando, el enfoque está en el hombre. El hombre es el mensaje y cómo el hombre puede resolver sus problemas y vivir en una vida más cómoda. Eso es lo que importa. El enfoque del cristiano pop de la Iglesia no está interesado en la segunda venida de Jesucristo, porque eso sería terminar su viaje que tanto están disfrutando en este tren pop en particular.

De hecho, yo añadiría un tercer comentario y eso es que el enfoque de la Iglesia pop está en algo diferente de la santidad. Es la felicidad. Es la satisfacción. La búsqueda de la Iglesia en la actualidad, su base no es la Palabra de Dios. Su enfoque no está en Cristo. Y entonces, su meta no es la santidad. Su meta es la felicidad. Lo que a usted lo haga feliz, lo que a usted lo satisfaga es lo que usted busca. Y realmente, creo que todo esto está destrozando el corazón de la Iglesia.

Piénselo. ¿Qué podría hacer Satanás para tratar de destruir a la Iglesia, que sería más eficaz que atacar la base de la fe, la cual es la Palabra de Dios, el objeto de la fe, el cual es Cristo, y la meta de la fe, la cual es la santidad? Todavía hablando de la fe, todavía hablando de Cristo, todavía hablando de la virtud, pero realmente atacando todo eso. Una nueva base de fe, mi experiencia. Un nuevo objeto de fe, mi héroe, mi programa, mi reino espiritual, lo que sea. Y una nueva meta en la vida, la felicidad, no la santidad. No podría haber una mejor estrategia. Esa es la estrategia de Satanás.

Pero, ¿qué es lo que vamos a tener que hacer para traer avivamiento la Iglesia? ¿En dónde debe colocarse el enfoque? ¿Cómo debemos vivir como para no perder nuestro poder y para ser útiles para Dios? Pedro nos da la respuesta aquí en este texto. Y yo creo que lo que usted tiene aquí en estos pocos versículos, versículos 7 al 11 realmente es un principio para entender el genio inimaginable del Espíritu Santo de Dios. Sólo el Espíritu Santo, quien, en una economía de palabras, puede decir una eternidad de verdad. Y eso es lo que usted tiene aquí. Toda nuestra vida cristiana puede reducirse a estas afirmaciones en los versículos 7 al 11. Y le confieso que es algo muy difícil predicar a lo largo de esto sin quedarse aquí al resto de su vida, porque toda palabra en este pasaje en particular me provee un número infinito de tangentes posibles que lucharé mucho por evitar por causa de ser misericordioso con usted.

Pero esta es una porción cargada de las Escrituras. De hecho, he estado estudiando personalmente y predicando esta porción en particular de las Escrituras probablemente durante 25 años; no aquí en Grace Community Church, porque nunca antes habíamos estudiado 1 Pedro fuera de una ocasión cuando vine por primera vez hace 21 años atrás, pero en muchos otros lugares, he regresado a este pasaje es debido a su enseñanza tan básica y tan importante. Nos da un resumen de todo lo que Pedro quiere decir acerca del deber de la vida cristiana en un mundo hostil.

Ahora, permítame darle tan sólo una idea del trasfondo del texto conforme entramos al versículo 7. Recuerde que, en todo capítulo de esta epístola hasta aquí, el querido apóstol Pedro ha desafiado a los creyentes que están leyendo esta carta. Recuerde, están dispersos, son perseguidos, están siendo calumniados, están siendo abusados, son cristianos que están sufriendo. Están viviendo en un mundo muy difícil y hostil. Y en cada capítulo, él los ha llamado a enfocarse en la verdad, a enfocarse en el Señor Jesucristo y a enfocarse en la vida santa.

En otras palabras, él les ha dicho: “asegúrense de mantener la base de su fe, la Palabra de Dios. Asegúrense de mantener el enfoque de su fe, la persona de Jesucristo. Y asegúrense de mantener la meta de su fe, la santidad. Sean piadosos, vivan esas vidas gozosas, puras, ejemplares, aunque deban sufrir en el proceso.” Y, de hecho, si vemos esta epístola desde ese punto de vista, podemos encontrar aquí varios motivos para vivir su vida cristiana en el sufrimiento.

Él comienza, por ejemplo, al decir deben vivir la vida cristiana, aunque sufran, uno, debido a nuestra salvación preciada. Y desde el capítulo 1, versículo 1 hasta el capítulo 2, versículo 10, él habló acerca de nuestra salvación preciada. Nuestra salvación es tan preciada que debe demandar lo mejor de usted.

Y después, en el segundo lugar, en el capítulo 2, versículo 11 hasta el capítulo 4, versículo 6, él dice que deben vivir una vida santa en medio del sufrimiento no sólo debido a su salvación preciada, sino debido a su situación presente. Y su situación presente es que son llamados a ser una comunidad que da testimonio. Sin importar cuán difícil sea.

Y ahora, él llega a la tercera sección de la epístola y él dice: “deben continuar con su vida cristiana, enfocados en la Palabra, en Cristo y en la santidad, no sólo debido a su salvación preciada, su situación presente; sino también, en tercer lugar, debido a su segunda venida personal.” Deben vivir a la luz del regreso de Jesucristo y ese es su tema desde el capítulo 4, versículo 7 hasta el capítulo 5, versículo 11. Esa sección entera es dada a la luz de la segunda venida de Jesucristo. De hecho, él menciona la segunda venida, hace referencia a ella en el versículo 7, la menciona específicamente en el versículo 13, la revelación de Su gloria, se vuelve a referir a ella en el versículo 4 del capítulo 5, la manifestación del Príncipe de los Pastores que traerá la corona incorruptible de gloria.

Y entonces, él aquí está tomando a su Iglesia que está sufriendo y llevándolas desde una perspectiva de su salvación y una perspectiva de su situación a una perspectiva de la segunda venida. Estas tres secciones entonces presentan los motivos básicos por los cuales debemos vivir la vida cristiana: debido a la salvación preciada que Dios nos ha dado, debido a la situación presente en la que debemos ser testigos y debido a la segunda venida de Cristo personal que tenemos, en donde tendremos que responderle a Él por la vida que hemos vivido. En esta noche, entonces, llegamos a esa tercera sección.

Ahora, quiero que observe que al decir que este es el corazón y tema de esta tercera sección, no significa que no han habido referencias previas a la venida de Cristo. Ese no sería el caso. Han habido referencias previas a la segunda venida de Cristo. De hecho, ahí atrás en el capítulo 1, él habló del hecho de que nos está esperando una herencia incorruptible, incontaminada, inmarcesible reservada en los cielos para vosotros. Y la implicación es que algún día Él va a venir para llevarnos ahí para recibir esta herencia maravillosa. Encontramos esto en el versículo 13 del capítulo 1, él dice: “ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios y fijen su esperanza completamente en la gracia que os será atraída en el apokalupsis, la revelación de Jesucristo.” Capítulo 2, versículo 12, él habla acerca del día de la visitación; esto es del día en el que los hombres se enfrentan a Dios.

Entonces, hay un tiempo que está por venir, cuando Jesús vendrá y Pedro ya ha hecho referencia a eso. Y aquí, de nuevo, él lo hace el tema de esta sección final. Él nos está llamando a una vida santa en base a la inminencia de la venida de Jesucristo.

Entonces, en esta sección, se unen dos cosas: debemos vivir una vida piadosa en el sufrimiento a la luz de la segunda venida. Esas dos cosas se unen. Si queremos cumplir con nuestro deber cristiano, debemos saber cuán preciada es nuestra salvación y cuáles son nuestros deberes que demostrarán nuestra gratitud por ello. Debemos saber que Él nos ha dejado en esta situación presente como extranjeros y peregrinos para llevar a hombres y a mujeres al conocimiento de Jesucristo y debemos vivir a la luz de la eternidad, la luz del cielo y la luz de Su pronta venida.

Ahora, ¿cómo debemos vivir entonces? ¿Cuál es nuestro deber cristiano, conforme sufrimos en este mundo, buscando la santidad a la luz del regreso de Cristo? El primer punto viene en el versículo 7. Llamémoslo el incentivo. El incentivo. Después, veremos las instrucciones. Y finalmente, la intención será nuestro enfoque en la próxima semana.

Pero por ahora, el incentivo. Versículo 7: “más el fin de todas las cosas se acerca.” Deténgase ahí. Ése es el incentivo. El fin de todas las cosas se acerca. Quiero que entienda, sobre cualquier otra cosa, esta afirmación. El término fin es la palabra griega telos, una palabra muy conocida para cualquier estudiante de la Biblia. Y cuando es traducida fin podría expresar la idea equivocada. Podría expresar la idea de cese. Podría expresar la idea de término. No significa ninguna de estas cosas. Nunca es usada de un fin temporal en todo el Nuevo Testamento. Nunca es usada de un fin cronológico como si simplemente algo se detuviera. Siempre tiene la idea de una consumación.

Dicho de otra manera, tiene la idea de una meta que es alcanzada o un resultado que es alcanzado. O un propósito que es consumado. Tiene la idea de un cumplimiento, de un destino definitivo. No es sólo el fin de algo, es la culminación, la conclusión, el éxito, la meta. Entonces, él dice, la consumación de todas las cosas se acerca.

Ahora, amados, eso tiene que referirse al regreso de Cristo. Si él hubiera dicho la consumación de sus problemas se acerca, podríamos decir: bueno, quizás se estaba refiriendo a algo temporal. O si él dijera la consumación de su persecución se acerca, podríamos haber asumido que quizás un tipo diferente de gobierno habría entrado en juego en sus vidas y los habría tratado de manera más amable.

Pero él no dice eso. Él no dice la consumación de su dificultad, sus problemas, su situación. Él dice la consumación de todas las cosas. Y la consumación de todas las cosas apunta directamente a la segunda venida de Jesucristo. Debe referirse a eso. No puede referirse a algo menos que eso, porque eso y eso únicamente, es cuando todas las cosas son consumadas. Y eso nos lleva de regreso a 1 Pedro 1:5 de nuevo, en donde dice que somos guardados por el poder de Dios mediante la fe para una salvación que está lista para ser revelada en el tiempo postrero. Y después, en el versículo 7, él dice: “para que seamos hallados en alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo.”

Entonces, él tiene la revelación de Cristo, lo cual es otra manera de hablar de Su segunda venida conectada con los tiempos finales ahí en el capítulo 1. Y eso es a lo que se está refiriendo aquí. Cuando él dice ‘el fin de todas las cosas se acerca,’ él se está refiriendo a la consumación, el tiempo de gran recompensa en la venida de Jesucristo.

Ahora, observe la palabra ahí, una muy simple pero que necesita nuestro entendimiento, se acerca. Esa es únicamente una palabra en el griego. Es la palabra acercarse. Podría ser leído de esta manera: “el fin de todas las cosas está a punto de llegar o de acercarse.” Es un tiempo perfecto y tiene la idea de un proceso consumado con una cercanía resultante. Y creo que se refiere a inminencia. Esto es la venida de Cristo es inminente. El siguiente acontecimiento. Podría suceder en cualquier momento. Está cerca. Pero está recordándoles entonces que deben vivir esperando la cercanía del regreso de Jesucristo. Podríamos decir que deben vivir con, aquí está la palabra, expectativa. Expectativa.

¿Se da cuenta de que cada generación desde ese entonces por lo tanto ha vivido con esa misma expectativa? Todos nosotros vivimos en la actualidad o deberíamos vivir en la expectativa de la venida de Jesucristo. No hacer eso es no ser una Iglesia fiel. Primera de Tesalonicenses fue escrita a una Iglesia fiel y usted recordará que él los felicitó porque estaban esperando a Jesucristo desde el cielo, 1 Tesalonicenses 1:10. Ahí estaban hace 2000 años atrás. Y en ese entonces, estaban esperando Jesucristo.

Y esa espera crea una mentalidad del peregrino. Crea una mentalidad de extranjero. Crea un sentido de que yo soy un extranjero. Me recuerda que yo soy un ciudadano del cielo, simplemente, estoy esperando ser llevado ahí. Simplemente, estoy esperando que Cristo se aparezca, que llegue. Usted pregunta cómo es que ellos podían estar esperando en ese entonces y nosotros estamos esperando ahora.

¿Cuándo es que Él va a venir? Bueno, en Hechos 1:7, aquí están las palabras de Jesús, “no corresponde a vosotros los tiempos ni las sazones que el Padre ha fijado por Su propia autoridad.” El meollo, Dios no ha escogido decirnos cuándo es que Jesús vendrá. Él no ha estado dispuesto a hacer eso por razones obvias. Si supiéramos cuándo es que Jesús viene, quitaría uno de los motivos más importantes en la vida de la Iglesia. En otras palabras, nos volveríamos muy flojos si supiéramos que Él no va a regresar pronto y si supiéramos que Él va a venir pronto, estaríamos en pánico. Entonces, Él ha eliminado ambos puntos y nos tiene a todos viviendo en expectativa.

Para mostrarle cuán secreto es este asunto, le recuerdo Mateo 24:36 en donde Jesús dijo: “pero de ese día y la hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo ni el Hijo, sino el Padre únicamente.” Dios sabe, Jesús, en Sus limitaciones, en la encarnación que Él se impuso a sí mismo, ni siquiera supo. Pedro le está diciendo a sus lectores: deben vivir con una expectativa constante como si Jesús fuera a venir en cualquier momento.

Y les vuelvo a recordar, amados, que, aunque esa es una doctrina no popular en la actualidad, a la mayoría de la gente no le interesa, yo creo, de hecho, con todo mi corazón, que una de las razones contundentes por la que la gente quiere enseñar un rapto post tribulación es porque por lo menos les da mucha advertencia antes de que Jesús llegue aquí. Y les gustaría pensar que van a vivir a lo largo de todo ese tiempo. Quita esa presión de inminencia, de expectativa que nos llama a vivir a un nivel alto de responsabilidad. Después de todo, si voy a vivir la tribulación, hombre, ahora puedo vivir como quiera porque reconoceré la abominación desoladora a la mitad cuando sacrifiquen sobre el altar en el templo de Jerusalén. Eso estará en los periódicos. Sabré cuando estemos allí y sabré cuando los sellos sean rotos y todo eso comience a suceder y todas esas plagas terribles vengan sobre el mundo. Sabremos eso. Veré eso. Y cuando el mar se convierta en sangre, veré eso. Y podré ver todo eso; y entonces, podré saber exactamente dónde estoy y podré enfrentarlo cuando llegue allí. Eso quita cualquier responsabilidad que tengo que tratar con eso ahora.

Como puede ver, usted quita la expectativa y usted quita la inminencia y usted alimenta al monstruo, en cierta manera. Y esa es la razón por la que ahora tiene que tomar su decisión, pero creo que esa es parte de la motivación de esta nueva ola de preocupación con el post tribulacionismo, lo cual significa que Jesús no vendrá sino hasta el final de la tribulación de siete años. Y podemos planear nuestro futuro en medio de eso de manera muy fácil. Entonces, vamos a saber cuándo Él llegará. O por lo menos, estaremos bastante cerca de saberlo.

Pero ese no es el mensaje de Pedro. El mensaje de Pedro es: oigan, eso está cerca. Y si usted regresa al versículo 5 de 1 Pedro 4, el cual estudiamos en nuestra última lección el último domingo por la noche, recordará que ahí dice que darán cuenta a aquel que está listo para juzgar a los vivos y a los muertos. Ahora, Dios ha encomendado todo juicio a Cristo. Cristo cuando venga juzgará a los vivos y a los muertos en Su segunda gran venida. Y entonces, Pedro está hablando de eso. Él dice en el versículo 5, Él está listo para venir.

Y en el versículo 7, él dice: el fin de todas las cosas está muy cerca, es inminente. Es el siguiente en el calendario de Dios. Entonces, debemos vivir en la expectativa aquel que el que esta está por venir vendrá como el Juez de los vivos y los muertos y que eso está muy cercano.

Ahora, el Nuevo Testamento está lleno de pasajes que tratan con esta expectativa. Permítame mostrarle algunos de ellos. Acompáñeme ahora con su Biblia y sígame a lo largo de una pequeña ruta comenzando en Romanos 13. Romanos capítulo 13, versículo 12, dice esto: la noche está casi acabada y el día se acerca. Y de nuevo, ese concepto de cercanía o inminencia. La noche está casi terminada y el día se acerca. Versículo 11, nos dice lo que eso tiene en mente. Él dice aquí: ahora, la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. Más vale que se despierte, usted está más cercano de la salvación completa que será de usted en el cielo de lo que usted estuvo cuando usted creyó. La noche casi se acaba. El día cuando Dios venga se acerca. Más vale que hagamos a un lado las obras de las tinieblas. Más vale que nos vistamos de las armas de la luz. Más vale que vivamos de manera apropiada, dice el versículo 13. Despójense, quítense toda lascivia, la embriaguez, la promiscuidad sexual, la sexualidad, las contiendas, los celos. Más vale que nos vistamos del Señor Jesucristo y que dejemos de estar haciendo provisión para la carne. ¿Por qué? Porque Él podría venir en cualquier momento.

En 1 Corintios capítulo 7 versículo 29 dice: “pero esto digo hermanos, el tiempo se ha acortado, para que a partir de ahora aquellos que tienen esposas vivan como si no tuvieran ninguna. Y los que lloran, como si no llorasen. Y los que se regocijan, como si no se regocijasen. Y aquellos que se compran, como si no poseyesen. Y aquellos que usan del mundo, como si no usaran de manera plena del mundo porque la forma de este mundo está pasando y quiero que estén libres de preocupación.

Estamos en un mundo que está muriendo, estamos avanzando rápidamente hacia la venida de Cristo,” dice Pablo. “Más vale que no se aferren a este mundo.” ¿Entendió eso? Sino que lo tengan en la mano de manera muy suelta. No se involucren mucho en esta vida, en sus emociones, en sus posesiones, en sus relaciones, en sus economías. No se involucren demasiado. Todo se está moviendo rápidamente hacia su fin. El tiempo ha sido acortado. La palabra tiempo aquí no es chronos, es kairos. La época atemporal, el tiempo fijado ha sido hecho más breve conforme esperamos la venida de Jesucristo.

Ahora, alguien dice: “bueno, mira, todo el mundo está esperando y Él no viene. Digo, ¿cómo podemos creer que Él va a venir, pero Él nunca viene a nuestra vida?” Ése es el punto. El Señor nunca dijo cuándo vendría para que todo el mundo estuviera en espera. Y esos primeros cristianos creyeron que Jesús iba a venir en cualquier momento y claro que lo creerían debido a que el Señor no les dijo el tiempo y debido a que le dijo que Su venida estaba cercana y habiendo estado tan cerca en Su primera venida, habría sido fácil para ellos esperar que viniera inmediatamente. Dios no estaba engañándolos. Él simplemente estaba diciéndoles: necesitan vivir todo momento esperando la venida de Cristo y aferrándose a las cosas de esta vida de manera muy suelta. Muy suelta. Jesús podría venir en cualquier momento. Lo que podría parecer como un tiempo largo para nosotros, dos mil años, sabemos, no es un tiempo largo. Todos conocemos esa afirmación. Un día para el Señor son como mil años y mil años es como un día.

Observe 1 Corintios capítulo 15, versículo 51. Y aquí, de nuevo, está este mismo tipo de expectativa de espera de la venida de Cristo. Él dice: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”

En otras palabras, todo va a cambiar. Todo va a cambiar; va a cambiar en el abrir y cerrar de un ojo. ¿Qué es un abrir y cerrar de ojos? Ese no es un parpadeo, ese es el tiempo que toma para reflejar la luz de su pupila. Así de rápido va a cambiar. Y la idea aquí: este es un misterio, no ha sido revelado en el pasado, va a suceder repentinamente. La trompeta tocará instantáneamente y cuando esa trompeta toque, ya no estaremos. Y puede suceder en cualquier momento.

En 1 Tesalonicenses capítulo 4 hay otro mensaje de la inminencia y de la expectativa en la que debemos vivir. Primera de Tesalonicenses capítulo 4, versículo 15 dice: “vendrá un gran acontecimiento.” Y dice: “les decimos esto por la Palabra del Señor.” En otras palabras, esto es la revelación del Señor mismo. “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

Y el tono del lenguaje de Pablo a los tesalonicenses es el tono del mensaje de inminencia. Él no les está diciendo a esas personas que estén vivas en ese entonces o a esas personas que estén vivas cuando, él dice: nosotros, nosotros, nosotros, nosotros. Siempre. La responsabilidad de la Iglesia consiste en vivir a la luz del regreso de Cristo.

En Santiago capítulo 5 y versículo 8, lo tiene otra vez. Santiago escribiéndole a los creyentes perseguidos que estaban enfrentando tiempos muy, muy difíciles, les dice en el versículo 7: “Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor.” Bueno, ¿acaso el Señor iba a venir en su vida? Resulta que no vino. No obstante, vivieron con esa expectativa. Él dice en el versículo 8: “Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor,” aquí está la misma idea, “se acerca.” Es inminente, es pronta. Eso siempre está en el corazón del creyente verdadero. Jesús viene y puede venir en cualquier momento.

En Hebreos, capítulo 10, el escritor en el versículo 25 dice que no debemos dejar de congregarnos como en esta noche, no debemos dejar eso, debemos ser fieles a eso como es el hábito de algunos. Hay algunos que habitualmente no vienen. No debemos hacer eso. Debemos congregarnos para alentarnos unos a otros, ahora escuche esto, y mucho más conforme ven que el día se acerca.

Ahora, si podían ver la inminencia de que, si ese día se acercaba, aquí estamos, 2000 años más tarde, ¿cuánto más cercanos estamos nosotros? Más vale que se estén congregando con los que son de Dios conforme ven que el día se acerca. Hebreos 12, lo llevo a un versículo, Hebreos 12, versículo 27: “Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.” El versículo anterior: “Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.” Dios había prometido a través del profeta Hageo que Él sacudiría a este mundo. Y aquí, el escritor de Hebreos nos recuerda que todavía está Dios por sacudir, la remoción de las cosas que pueden ser sacudidas. Esto es, este mundo material y el establecimiento de cosas que no pueden ser sacudidas. El Reino y la gloria eternas de Dios.

Debemos vivir a la luz de eso como aquellos en el tiempo del Nuevo Testamento lo hicieron. Observe Apocalipsis, dos pasajes que le quiero presentar. Capítulo 1, versículo 3: “bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía. En otras palabras, quiere una bendición, aquí hay una, lea Apocalipsis. La gente dice: “Oh, me gustaría ser bendecido, realmente, me gustaría una bendición.” Muy bien, que hay una, lea Apocalipsis.

“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas;” ¿por qué? “porque el tiempo,” ¿qué?, “está cerca.” De nuevo, siempre estaban viviendo a la luz de eso. Que Jesús podía venir en cualquier momento. ¿Qué tenemos al final del libro de Apocalipsis? Estas palabras, capítulo 22, versículo 20: “el que da testimonio de estas cosas dice: sí, Yo vengo pronto.” ¿Y cuál es la respuesta de Juan? “Amén, ven Señor Jesús.” Juan también vivió en la expectativa del regreso pronto de Jesucristo.

Usted dice: “bueno, ¿acaso Jesús no debe regresar en los últimos días?” Eso es correcto. Pero, ¿sabe usted cuándo comenzaron los últimos días? Permítame ayudarle. Primera de Juan 2:18. Primera de Juan 2:18, “hijitos, esta es la última hora. Es la última hora y así como habéis oído que el anticristo viene, aunque ahora muchos anticristos se han levantado, por esto sabemos que esta es la última hora.” La última hora ya había comenzado cuando Juan escribió Primera de Juan. La última hora, ahora escuche con atención, comenzó con la primera venida de Jesucristo. Eso inició los últimos días. Esa es la razón por la que el apóstol Pablo al escribirle a Timoteo es tan explícito acerca de los últimos días. El Espíritu dice claramente que, en los postreros tiempos, algunos apostatarán de la fe, 1 Timoteo 4:1. Y esos postreros días ya habían venido. Y esa apostasía ya se estaba llevando a cabo. Y 2 Timoteo 3:1, lo cual se nos leyó esta mañana, también debe saber esto, que, en los postreros días, vendrán tiempos difíciles. Y esos fueron los últimos días. Y los tiempos difíciles ya habían venido sobre Timoteo.

Como puede ver, los últimos días vinieron cuando el Mesías vino. Usted pregunta en qué sentido.

Escuche con mucha atención y le voy a dar este pequeño panorama. Ellos habían visto en su vida, los judíos y la gente que estaba viva en el tiempo de la llegada de Cristo, ellos habían visto el fin de una era entera. Ellos vieron el final de una dispensación del Antiguo Testamento. Ellos vieron el final del antiguo pacto, el Mesías vino al mundo y trajo todo eso, lo llevó a un final e inauguró el nuevo pacto, los últimos días fueron los días del Mesías. Los profetas de la antigüedad dijeron que el Mesías vendría en los tiempos postreros. Que Él vendría al final de la época. Él vendría en el último tiempo. Y entonces, cuando Él vino, fue el último tiempo. Es expresado al final de todas las épocas previas, temporadas, eras. Ellos habían visto el sistema entero de ceremonias, y rituales, y sacrificios, y templos, y sacerdotes, y ofrendas. Todo eso se colapsó cuando el velo del templo fue rasgado de arriba hacia abajo. Y Dios abrió el lugar santísimo para todo el mundo. Él dijo: ese es el final del sistema.

Y después, en el año 70 d. C., cuando Dios envió Su juicio mediante los romanos, Él destruyó al templo, destruyó a Jerusalén y aplastó hasta el día de hoy el sistema ceremonial sacrificial en su totalidad. Sucedió durante su vida. Jesús dijo en la cruz: “consumado es.” Lo que Él había consumado fue la inauguración del nuevo pacto. El velo del templo fue rasgado; unos cuantos años más tarde, el templo fue destruido. Jesús dijo en Mateo 24:2, cuando sea derribado no quedará una piedra sobre otra. ¿Por qué? Simbolizó la destrucción de una economía entera del Antiguo Testamento. El orden del antiguo y un nuevo orden comenzó, el orden del Mesías, el orden de los últimos días.

Hebreos 9:26 lo dice de esta manera, de otra manera, dice hablando de Cristo: “Él habría necesitado sufrir con frecuencia desde la fundación del mundo, pero ahora, una vez en la consumación de las épocas, Él se ha manifestado para quitar el pecado por el sacrificio de sí mismo. ¡Qué afirmación tan tremenda! Jesús vino, quitó el pecado por el sacrificio de sí mismo en la consumación de las edades. El final de las edades.

Cristo vino, se ofreció una vez para llevar el pecado de muchos, escuche esto, y aparecerá una segunda vez para salvación sin referencia al pecado para aquellos que lo esperan con anhelo. ¿Escuchó eso? La primera vez, Él vino en la consumación de las épocas, Él fue manifestado para quitar el pecado. La segunda vez, Él viene, Él ya no quita el pecado, Él viene a establecer Su Reino de salvación. Pero los últimos días comenzaron cuando las épocas fueron consumadas en la llegada del Mesías. Cuando el Mesías vino, cuando el Mesías murió, cuando resucitó, Él terminó con el sistema del antiguo pacto, Él estableció Su propio Reino, Él dijo el Reino de Dios está en medio de ustedes y mediante el Evangelio de Jesucristo, somos sacados del Reino de las tinieblas y colocados en el Reino de Su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados, dice Pablo a los colosenses.

Cristo derrotó el pecado, Cristo derrotó a la muerte, Cristo derrotó al infierno, Cristo derrotó la pena de la ley, Cristo derrotó a Satanás, Cristo derrotó a los demonios. Cristo estableció Su autoridad y Cristo comenzó a edificar Su Reino. Y ahora estamos viviendo en los últimos días del Reino. El Reino ahora es espiritual interno. Y algún día, será externo y universal cuando Él establezca Su trono en la tierra y en el universo.

Entonces, hay una segunda venida. Pero los últimos días comenzaron la primera vez que Él vino. Entonces, estamos viviendo en los últimos días, los últimos tiempos y los últimos días de los últimos días. Usted podría decirlo de esta manera: el Reino ha venido en un estado de gracia; vendrá en un estado de gloria. La muerte de Jesucristo, Su resurrección, Su exaltación a la diestra de Dios padre trajo un nuevo punto para el curso de la historia. Y se llevó a cabo de una vez para por todas cerrando las edades y trajo el amanecer de un nuevo día. El Reino del Mesías está aquí en su realidad espiritual y pronto estará aquí en su forma visible.

Entonces, cuando Pedro dice: “el fin de todas las cosas está cerca,” ¿él está hablando de terminación? Sí, en el sentido de que las épocas antiguas se han acabado, pero más, él está hablando de consumación y de que el fin completo está muy, muy cerca.

Amados, quiero cerrar al ayudarle a entender cómo debemos vivir a la luz de esto. En las Escrituras, encontramos que debido a que la venida de Jesucristo es inminente, podría suceder en cualquier milésima de segundo, en cualquier momento. Nos lleva a un tipo de actitud correcta. La actitud, expectativa no debe convertirnos en fanáticos celosos como la gente que se pone sus pijamas y se sienta en el techo. No debe convertirnos en soñadores flojos que no hacen nada, por así decirlo, más que esperar a que suceda. Debe convertirnos en buscadores de la santidad que velan, en buscadores de santidad que velan. Permítame mostrarle por qué.

Segunda de Corintios capítulo 5, versículo 9: “por tanto, procuramos, estando presentes o ausentes, serle agradables.” Si usted es cristiano, esa es la verdad de su vida. ¿Oyó eso? Sea que esté en casa o ausente, su deseo de serle agradable. Esto debe ser subrayado como la marca de un cristiano verdadero. Usted quiere agradar a Cristo. Si usted no quiere agradar a Cristo, entonces eso es evidencia de que la vida nueva no está en usted. Entonces, queremos agradar a Cristo.

Ahora, versículo 10, ¿por qué? Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo. En otras palabras, vamos a rendir cuentas por nuestra vida para que cada uno sea recompensado por las obras que ha hecho en el cuerpo según lo que ha hecho, sea bueno o sin valor. El apóstol Pablo dice: miren, vivo a la luz del hecho de que algún día voy a tener que estar de pie ante Jesucristo y me va a hacer visible en Su presencia si mis obras fueron buenas o inútiles. No va a desfilar el pecado, eso ya habrá sido cubierto. Eso ya ha sido cubierto en la cruz. Sino que más bien mostrar si mi vida fue eficaz dedicada, devota, útil. Eso será manifiesto. Y debido a que el deseo del corazón de un cristiano verdadero es el querer agradar a Cristo, él tiene que vivir a la luz del hecho de que algún día, se le va a revelar a qué grado lo que él hizo agradó a Cristo.

En 2 Pedro, si puedo tomar de nuestro estudio futuro de esta gran epístola, capítulo 3, Pedro está hablando de la venida de Cristo. Él está hablando de eso en el capítulo 3, versículo 10, como el día del Señor, el cual vendrá como un ladrón no anunciado. Los cielos van a pasar y todo eso está asociado con lo que sucederá. Él, entonces dice que esperamos, versículo 12 y apresurando la venida del día de Dios.

Para aquellos de nosotros que somos creyentes, estamos esperándolo, queremos apresurarnos y salirnos de aquí para poder estar en perfección gozosa con Él. Estamos esperando, versículo 13, para esos nuevos cielos y nueva tierra en la cual la justicia mora, si somos cristianos verdaderos, debemos estar cansados del pecado de este mundo y anhelando un lugar justo. Entonces, versículo 14, lo presenta de manera práctica. Por tanto, amados, debido a que esperamos estas cosas, sean diligentes, procurad ser hallados por Él en paz, irreprensibles y sin mancha. Cuando Él llegue aquí, debes estar en paz, sin mancha, irreprensible. Y para hacer eso, dice el versículo 18, “necesitas estar creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.”

Vaya 1 Juan capítulo 3, la siguiente epístola, versículo 2. “Amados, ahora somos hijos de Dios y todavía no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos como Él, porque le veremos tal como Él es.” Ese es el clamor de nuestro corazón. Ser como Él, ser como Él. ¿Se acuerda de Filipenses 3? Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. ¿Qué es? Ser como Él. Y versículo 3: “y todo aquel que tiene esta esperanza en Él se purifica a sí mismo, así como Él es puro.” Si usted quiere ser como Él, y usted sabe que va a ser como Él, y usted va a verlo, usted quiere ser puro. Quiere ser puro.

Primera de Juan 2:28, Juan dice: “queremos estar delante de Él cuando Él aparezca con confianza, no alejándonos en vergüenza.” Queremos vivir de tal manera que veamos a Cristo con un corazón gozoso lleno de confianza, no como los incrédulos que se avergonzarán. Y si realmente esperamos Su venida como Pablo le escribió a Timoteo, y si amamos Su manifestación, entonces, buscaremos ser puros, para que nuestras vidas estén bien, si es que Él llega en el próximo momento.

Cierro con esto en Lucas 12. Jesús, enseñando tanto aquí, apunta nuestra atención a esta misma idea. Versículo 35, Él dice: “estén vestidos listos, mantengan sus lámparas con luz. Sean como hombres que están esperando a su amo cuando él regresa de la boda para que ellos inmediatamente le abran la puerta cuando él llegue y toque. Bienaventurados esos esclavos a quienes el amo encuentre alerta cuanto Él llegue. De cierto os digo que él se ceñirá para servirlos y para que ellos se reclinen a la mesa y les sirva.”

¿No es eso sorprendente? Si usted está listo cuando Él venga, Él le servirá a usted. Sea que Él venga en la segunda vigilia o inclusive en la tercera y los encuentre, bienaventurados son esos esclavos. Y deben estar seguros de esto: que si el jefe de la casa hubiera sabido a qué hora en ladrón venía, él no habría permitido que entrara en su casa. Vosotros también estad listos porque el Hijo del Hombre vendrá en una hora en la que no esperáis. Esta es una advertencia para el mundo no regenerado. Esta es una advertencia para los religiosos falsos. Pero yo creo que habla de manera directa también a aquellos de nosotros que somos creyentes, que también debemos estar listos, porque no sabemos en qué momento vendrá nuestro Cristo. Mas del fin de todas las cosas se acerca, más cerca que jamás lo ha estado. Ese es un incentivo para vivir una vida santa. Inclinémonos en oración.

Padre, gracias de nuevo por este recordatorio, que nuestros corazones estén comprometidos con amar Tu venida, ese tiempo cuando recibiremos nuestras recompensas, siendo hechos como Cristo. Oh Dios, que siempre vivamos a la luz de eso y digamos con Juan: “Sí, ven Señor Jesús.” No puede ser lo suficientemente rápido. Amén.

 

 

 

 

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