Abramos nuestras Biblias en esta noche en 1 Pedro capítulo 4, conforme continuamos en nuestro estudio de 1 Pedro. Han pasado varias semanas desde que hemos tenido la oportunidad, debido a todas las actividades de vacaciones. Y después, con nuestra conferencia de misioneros que está por venir en dos semanas más, antes de que podamos regresar. Pero queremos regresar a aquí, en 1 Pedro capítulo 4 en la siguiente sección, versículos 12 al 19. Primera de Pedro, capítulo 4, versículos 12 al 19. Permítame ver si puedo presentarle este texto, darle una idea de lo que Pedro está escribiendo y por qué está diciendo lo que él está diciendo, por tan sólo un momento.
El 19 de julio en el año 64 d. C., Roma ardió mientras que Nerón tocaba la lira. Ese es un punto algo famoso en la historia. Todo el mundo se acuerda de que Roma ardía y Nerón tocaba la lira. Pero eso tiene un impacto significativo en la escritura de esta epístola. Permítame darle algo de trasfondo.
La gran ciudad del mundo antiguo fue consumida ese día en un holocausto increíble de fuego. Roma fue una ciudad con calles muy estrechas, fue una ciudad con estructuras de madera elevadas. Construyeron lo que en la actualidad sería conocido como edificios de departamentos de madera; y estaban muy cercanos entre sí. El fuego se esparció rápidamente y aunque comenzó en ese día y duró tres días y noches, volvió a brotar una y otra vez, aunque trataron de apagarlo. Los romanos, de hecho, creyeron que Nerón fue responsable por quemar su gran ciudad y sus hogares.
¿Por qué? Porque Nerón tenía esta fijación extraña con la construcción. Y él quiso construir una nueva ciudad. Y entonces, ellos creyeron que él quemó la antigua. Él estuvo ahí en la torre de Mesina y vio con gusto como la ciudad se quemaba hasta el suelo. De hecho, se dice que él quedó encantado por lo hermoso de las flamas. La gente que trató de extinguir el incendio fue estorbada por sus soldados y fueron comenzados nuevos incendios. La gente estaba absolutamente devastada. Perdieron todo. El templo de luna, la ara maxima, el gran altar, el templo de Júpiter, la imagen de Vesta, sus hogares, todos los dioses de sus casas, todo se acabó y quedaron en la calle. El resentimiento, obviamente, fue grande. La amargura era profunda y algo mortal.
Y entonces, Nerón necesitaba desviar la atención de sí mismo. Él necesitaba un chivo expiatorio. Entonces, él escogió un chivo expiatorio, los cristianos. De manera pública, él culpó a los cristianos por incendiar Roma. Fue francamente una decisión ingeniosa por parte de él, porque los cristianos ya eran víctimas del odio y eran víctimas de calumnias. En la mente de la mayoría de la gente estaban relacionados con los judíos que habían estado en la diáspora, dispersos. Y debido a que había un antisemitismo que estaba creciendo, fue fácil también tener una actitud anti cristiana. La mesa del Señor, la cual celebraban los cristianos, estaba cerrada a los paganos.
Y entonces, en cierta manera, desarrollaron todo tipo de imaginaciones extrañas acerca de lo que pasaba. Oyeron de estos cristianos que estaban comiendo carne y bebiendo sangre; y los acusaron de canibalismo. De hecho, comenzaron a decir que comían bebés y gentiles en la mesa del Señor. Ellos también dijeron que los cristianos, con su beso de amor o su ósculo santo, el cual supuestamente era usado en sus ágapes, sus festividades de amor, realmente era una demostración de esta lujuria sin refreno y una orgía que se llevaba a cabo en un lugar llamado la cena del Señor.
Los cristianos tampoco eran populares porque dividían a familias. Cuando un hombre se convertía en cristiano y su esposa no, había una fractura obvia. Y lo mismo era el caso al revés. Los cristianos también solían hablar de un tiempo en el que el mundo sería disuelto en llamas. Y entonces, sería fácil culparlos por este incendio, pensando que ellos habían tratado de desarrollar un cumplimiento para su propia profecía. Y los historiadores nos dicen que aunque en Roma hubo algunos jueces que tuvieron la suficiente honestidad y estuvieron preparados para absolver a los cristianos de esta acusación sin base, esos jueces fueron superados e ignorados.
Los cristianos fueron incendiarios, los cristianos fueron anarquistas, los cristianos fueron culpables de odio en contra de la sociedad civilizada. Esto realmente comenzó lo que más tarde se desarrolló en una persecución abierta. Si usted avanza más allá de Nerón a Domiciano, Trajano y los otros emperadores romanos, usted encuentra lo que comenzó aquí como un odio inicial de los cristianos que se convirtió en una política fija.
Y la pregunta si un hombre era cristiano se convirtió en la parte más esencial de cualquier cargo en contra de él. Como resultado de esta acusación, la persecución comenzó. Tácito, el historiador romano, reportó que Nerón hizo que los cristianos se revolcaran en brea o aceite. Y después, les prendía fuego mientras que estaban vivos. Y los usaba como antorchas vivientes para alumbrar sus fiestas en el jardín. Él se los dio en pieles de animales salvajes a sus perros salvajes para que los despedazaran. Fueron clavados a cruces, etcétera, etcétera.
Los cristianos perecieron en un delirio salvaje en ese entonces e inclusive el linchamiento se convirtió en algo muy común. Dentro de unos pocos años, los cristianos fueron encarcelados, saqueados, quemados, fritos, azotados, apedreados y ahorcados. Algunos fueron lacerados con cuchillos calientes. Y otros, arrojados a los cuernos de bueyes salvajes.
El doctor H. B Workman en su capítulo “César o Cristo” de un volumen muy interesante llamado La Persecución en la Primera Iglesia, escribió esto, y cito: “durante 200 años desde Nerón en adelante, los líderes entre los cristianos eran considerados como anarquistas y ateos y odiados de manera proporcional. Durante 200 años, convertirse en un cristiano significaba la gran renuncia. El unirse a una secta menospreciada y perseguida. El nadar en contra de la corriente del prejuicio popular. El estar bajo la provisión del imperio, la posibilidad de que cualquier momento vendrían el encarcelamiento y la muerte en sus formas más terribles.
Durante 200 años, el que quería seguir a Cristo debía calcular el costo y estar preparado a pagar el mismo con su libertad y vida. Durante 200 años, la mera profesión de cristianismo en sí misma fue un crimen. Christianus sum fue casi el único ruego para el cual no había perdón. En sí mismo, lo único que era necesario en la espalda del condenado era un título, porque el nombre mismo en períodos de estrés, los cuales no fueron pocos, significaba sufrir la camisa ardiente de brea, el león, la pantera o en el caso de las doncellas, una infamia peor que la muerte.” Fin de la cita.
Ahora, lo que es interesante en eso en relación con 1 de Pedro es que a partir de lo mejor que podemos evaluar, esta carta probablemente fue escrita apenas después de que todo eso comenzó. En algún tiempo hacia el final de ese mismo año, el año 64 d. C. Entonces, habría sido escrita en un tiempo cuando los cristianos estaban enfrentando el comienzo de los horrores de una persecución de 200 años.
Conforme vemos, entonces, el versículo 12, y quiero llevarlo a este versículo, no nos sorprende, entonces, leer las palabras de Pedro: “amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido.” Ahora, conforme abordamos este texto, Pedro, entonces, va a hacer que se concentren al tema recurrente de esta epístola. Y esa es la respuesta del cristiano al sufrimiento. La respuesta del cristiano al sufrimiento. Y él les da cuatro características clave en una respuesta apropiada. Y si vamos a entenderlas, nos va a ayudar mucho a enfrentar el sufrimiento por causa de la justicia en nuestras propias vidas. Pedro, básicamente les presenta cuatro cosas que son necesarias si usted va a ser triunfal en una prueba ardiente.
Número uno, espérela. Número dos, regocíjese en ella. Número tres, evalúe su causa y número cuatro, encomiéndese a Dios. Espérela, regocíjese en ella, evalúe su causa y encomiéndese a Dios.
Ahora, esto en cierta manera resume toda la instrucción en esta epístola hasta aquí, a lo largo del tema del sufrimiento. Mucho ya se ha dicho. Entremos, entonces, a ese primer punto. Lo encontramos en el versículo 12: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese.”
El punto aquí es: espere el sufrimiento. Espérelo. Que no le sorprenda. No piense que es algo extraño. Espérelo. Pedro, de manera coherente a lo largo de su epístola, ha dicho que la persecución para el cristiano en formas diferentes es inevitable. Es inevitable. De hecho, la sorpresa sería que no viniera. No os sorprendáis, dijo Juan en 1 Juan 3:13, hermanos, si el mundo os aborrece. No le sorprenda. En Juan 15 y 16, Jesús dijo: “si a Mí me aborrecieron, a vosotros también os aborrecerán.” Pablo, escribiéndole a Timoteo dijo que todos los que quieren vivir piadosamente parecerán persecución, 2 Timoteo 3:12.
Entonces, Pedro está realmente haciendo un eco de la instrucción de otros que han escrito en el Nuevo Testamento de que no debemos sorprendernos cuando venga el sufrimiento. Vidas piadosas, vividas en un mundo impío, confrontan a ese mundo y nos volvemos en una especie de conciencia a la que no se le da la bienvenida, que la gente no quiere tener. Y, si nombramos el nombre de Cristo con suficiente fuerza, nos volvemos ofensivos. La bondad en si misma de un cristiano puede ser una ofensa para un mundo impío. Y cuando usted le añade a eso la proclamación del nombre de Cristo, nos volvemos ofensivos en particular.
Es como si Pedro está diciendo: “el sufrimiento es el precio del discipulado”. Ciertamente, Jesús tuvo eso en mente cuando dijo: ustedes no se van a convertir en cristianos, verdad, sin calcular el costo. Nadie jamás construiría una torre sin calcular el costo. Ningún general va a la guerra sin calcular el costo y evaluar sus tropas y su capacidad de enfrentar al enemigo. Y ustedes ciertamente no van a ser tan necios como para no reconocer que cuando te conviertes en cristiano, tomas una cruz. Y la cruz habla de dolor y sufrimiento, e inclusive, muerte.
Definitivamente, hay un precio que pagar porque si usted nombra el precio de Cristo, se va a convertir en una conciencia para un mundo malo, el cual no le da la bienvenida a una conciencia así. En los capítulos 1 y la primera parte del capítulo 2, Pedro habló del sufrimiento por nuestra salvación preciada. Después, en la última parte del capítulo 2, hasta la primera parte del capítulo 4, él habló del sufrimiento en nuestra situación actual. Y él ahora comienza a hablar del sufrimiento hasta nuestra salvación perfecta.
Pero la epístola entera es acerca del sufrimiento. A la luz de nuestra salvación preciada, él dijo, al principio de la epístola, el sufrimiento no es nada. A la luz de nuestra situación actual o presente, el sufrimiento es muy importante porque la manera en la que respondemos o reaccionamos al mismo determina cuán eficaz es nuestro testimonio evangelístico y, a la luz de la segunda venida personal de Cristo y nuestra salvación definitiva, ni siquiera es digno compararse, dijo Pablo, con la gloria que será revelada en nosotros.
Entonces, ya estamos entendiendo a este punto de la epístola, que Pedro está preocupado porque veamos el sufrimiento con una perspectiva correcta. Ahora, es inevitable que un cristiano fiel sufrirá algo de persecución. Y de eso está hablando. Él está hablando de sufrir por causa de la justicia, sufrir porque usted es un cristiano, sufrir porque usted proclama el nombre de Cristo. Cuando entramos inicialmente a 1 Pedro, le di una pequeña lista.
Y quizás, ya es momento, después de muchos, muchos meses después, de recordarle la lista. Una lista del tipo de sufrimiento que los cristianos soportan. Esto es tomado del Nuevo Testamento. Mateo 5:10 dice que soportaremos persecución por justicia. Mateo 5:11 y 12 dice que soportaremos calumnias. Primera de Pedro 4:4 dice que hablarán mal de nosotros. Mateo 10 dice que soportaremos acusaciones falsas. Mateo 10:17, azotes por Cristo. Mateo 10:14, rechazo por parte de los hombres. Juan 15:18 al 21, odio por parte del mundo. Mateo 10:21 al 36, odio por parte de nuestros propios parientes. Hechos 7:58 dice que algunos de nosotros soportaremos el martirio. Santiago 1 dice que soportaremos tentación. Hechos 5:41, soportaremos la vergüenza que venga contra nosotros por causa de Cristo. Hechos 14:22, soportaremos tribulaciones y problemas de todo tipo. Hechos 4, Hechos 5, Hechos 12, nos recuerda que muchos cristianos van a ser encarcelados. Algunos, según Hechos 14:19, tengan que soportar el ser apedreados. Segunda de Corintios 11:24 y 25, nos recuerda que algunos cristianos han soportado golpes. Primera de Corintios 4:9 dice que seremos hechos un espectáculo a los hombres. Primera de Corintios 4 dice que seremos malentendidos, seremos difamados y seremos menospreciados. Segunda de Corintios 6:8 al 10 dice que soportaremos problemas, aflicciones, tribulación, tumultos, trabajos, desvelos, ayunos y malos reportes.
Ahora, esa es una pequeña lista del tipo de cosas que un cristiano soporta en una cultura que no es cristiana. Son el sufrimiento que enfrenta el creyente en un mundo caído. Entonces, debemos esperarlo.
Ahora, regresemos a nuestro texto. Comienza diciendo: amados. Literalmente, amados. Y él está siendo muy pastoral aquí. Pero él también está presentando una nueva sección. La segunda sección en la epístola comenzó en el capítulo 2, versículo 11 con la palabra amados. Y ahora, la tercera sección y la última comienza en el capítulo 4, versículo 12, con la misma palabra amados. Presenta la sección final, pero es una palabra pastoral. Es una palabra de ternura, es una palabra de compasión. Es una palabra de afecto, es una palabra de preocupación.
Usted recordará, ahí atrás en el capítulo 1, versículo 22, que Pedro habló de un amor sincero de los hermanos. Después, en el capítulo 4, versículo 8, él habló del hecho de que debemos mantener un amor ferviente unos por otros porque el amor cubrirá multitud de pecados. Bueno, él aquí está mostrando esa compasión, ese amor ferviente, ese amor intenso conforme él habla de estos creyentes en este término de gracia. Es un recordatorio de que son amados por Pedro. Y más que eso, que son amados por Dios. Eso, mis queridos amigos, es una dulce almohada en la cual usted puede acostar su alma cansada en medio de la persecución. Todavía, usted es el amado de Dios. Todavía, usted es el amado de un hermano cristiano.
Supongo que sería una tentación en medio del sufrimiento, en medio de la tentación, y quién sabe, lo que estaban sufriendo algunos de los cristianos a quien Pedro estaba escribiéndoles bajo el reinado terrible de terror de Nerón. Sería muy fácil, en ese tipo de situación, cuestionar el amor de Dios, ¿no es cierto? Realmente, ¿me amas? Realmente, ¿Te preocupa? Si es así, ¿por qué está pasando esto? Digo, usted, en cierta manera, estaría decepcionado si usted lo hubiera aceptado el Evangelio de la prosperidad, ¿no es cierto? Usted estaría preguntándose si lo que se le dijo a usted de hecho fue verdad.
Si alguien dijo vino a usted y le dijo: “Jesús quiere hacerte rico, saludable y próspero;” y poco después de que usted le entregó su vida a Jesucristo, están usando a sus hijos como antorchas en la fiesta de su jardín, usted podría estar diciendo: “espera un momento, Dios, esto no me parece que viene de un amor, de un Dios amoroso.” Las circunstancias podrían parecer que usted no es amado. En medio de la persecución como esa, el enemigo podría tentarlo como la esposa de Job: “maldice a Dios y muérete, ¿no es suficiente?”
Y entonces, Pedro nos da este recordatorio hermoso, amados. Todavía son amados por Dios. Todavía, son los amados del apóstol. Amados, no se sorprendan. No les sorprenda que están siendo perseguidos. No les sorprenda que la vida es difícil. No les sorprenda cuando alguien responde con hostilidad a su testimonio. No les sorprenda cuando no pueden ser promovidos en el trabajo como quisieran, cuando sus colegas ahí, colaboradores en el trabajo, son hostiles hacia ustedes. Cuando son objeto de burla. Cuando usted no recibe lo que merece. No les sorprenda cuando sus vecinos parecen tener cierta hostilidad contra usted por una razón que usted no puede entender. No les sorprenda.
Los cristianos deben entender fácilmente que el sufrimiento va junto con la fe cristiana. No es algo raro, no es extraño. Es parte del cristianismo. El cristianismo nunca promete defensa del sufrimiento. Promete, ¿está listo para escuchar esto? Sufrimiento. Sufrimiento. ¿Qué tipo de presentación del Evangelio sería si en lugar de decir: “Jesús quiere que usted sea feliz, y que esté gozoso y que tenga paz y que resuelva todos sus problemas y lo haga a usted, próspero, y rico y saludable y todo eso,” si le decimos a alguien, usted sabe, “estás en una necesidad desesperada de Jesucristo para que Él te salve porque vas camino al infierno eterno. Y tienes esta opción: puedes sufrir para siempre en el infierno o puedes convertirte en cristiano y sufrir aquí por un tiempo.” Porque ese es el meollo. A nivel personal, esa no es una decisión difícil para mí. Prefiero sufrir un poco aquí que sufrir un infierno eterno.
Pero los hombres parecen querer vivir bajo la ilusión de que, si usted profesa Cristo y si usted nombra a Cristo y si usted, entre comillas, sirve a la Iglesia, Dios eliminará toda la dificultad usted, toda la adversidad, todo su dolor, toda persecución. Eso no es verdad. Eso no es verdad. De hecho, creo que entre más eficaz usted es para Dios y más fiel usted es a la verdad divina, más estimula usted la enemistad. Y usted se convierte para aquellos que creen, un aroma de vida para vida. Para aquellos que no creen, un aroma de muerte para muerte. Entonces, no le sorprenda el fuego de prueba que os has sobrevenido.
Ahora, ¿qué significa eso? Bueno, literalmente el término es un incendio. La palabra es usada para un horno. En el Antiguo Testamento, las Septuaginta, la cual es la traducción griega del hebreo es usada para horno. En el Nuevo Testamento, tiene la idea también de horno. En el Antiguo Testamento, fue usada de un horno que derretía el metal para ser purgado de elementos ajenos a él. Entonces, él está diciendo: no le sorprenda cuando Dios lo coloca a usted en el horno para derretirlo. Salmos 66:10 por ejemplo dice: “Tú, oh Dios, nos has probado. Tú nos has derretido como la plata es derretida. Dios, Tú lo hiciste.” Es aquí, entonces, un símbolo de aflicción. Un símbolo de persecución. Un símbolo de rechazo que Dios diseña para que sea un proceso de purga, de purificación.
Ahí atrás en 1 Pedro, observe el versículo 6 y 7 del capítulo 1 por un momento, porque aquí está el mismo concepto. Versículo 6 dice: en lo cual vosotros os alegráis. Esto es en la salvación eterna que está por venir. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, eso o para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.” Y entonces, él dice: miren, están dispuestos a soportar algunas pruebas de fuego aquí porque saben que probará la legitimidad de su fe, la cual será recompensada en la aparición de Jesucristo.
Entonces, el fuego de prueba aquí no es nada más cualquier problema. Está hablando de persecución por su fe. Persecución por causa de la justicia. Persecución debido a la identificación con Jesucristo. Pero Dios permite que venga. Versículo 2, que os ha sobrevenido, ¿para qué? Para que sea una prueba. Dios permite que venga porque prueba la legitimidad de su cristianismo.
¿Se acuerda usted de la parábola de nuestro Señor Jesús, la parábola de las tierras? Y se acuerda de que parte de la semilla cayó en suelo pedregoso y entró a la tierra. Y de pronto, una planta salió del suelo, pero dice que había roca debajo de la tierra. Y las raíces no podían penetrar para obtener el agua. Y cuando vino el sol, quemó a esa planta y nunca dio fruto. Y nuestro Señor estaba describiendo el tipo de persona que oye el mensaje del Evangelio, que tiene una respuesta emocional, que da cierta apariencia de reacción, pero debido a que la tierra del corazón realmente nunca ha sido cultivada, tan pronto como viene la tribulación, desaparecen.
Entonces, esto es exactamente lo que Pedro está diciendo. El sufrimiento por causa de Cristo revela quién es genuino, ¿verdad? Los farsantes no se van a quedar. Esa es la razón por la que, a lo largo de los años, siempre hemos dicho que la Iglesia perseguida es la Iglesia pura. Esa es la razón por la que nos preocupamos por Rusia y Europa oriental, porque ahora están abiertas. Tan pronto como se abran, y no haya costo para el cristianismo, entonces, usted no sabe quién es real, ¿verdad? Así como en Estados Unidos de Norteamérica.
Un pastor ruso me dijo eso aquí un domingo por la noche no hace mucho tiempo atrás. Yo le dije: “debe ser rey difícil en Rusia pastorear a la Iglesia.” Él dijo: “no, debe ser difícil en Estados Unidos. En Rusia, sabemos quiénes son los cristianos verdaderos.” Entonces, viene para probarlo a usted. Es una característica esencial de la obra de Dios en usted para probarlo, para purgarlo, para limpiarlo.
Entonces, él dice, espérenlo y no lo traten como si algo extraño les estuviera pasando. Ese verbo “os ha sobrevenido” es un verbo interesante, es sumbainō, significa resulta que cayó. No piense que cuando usted está siendo perseguido es algo que sucedió al azar. No. Dios lo permitió y lo diseñó para la prueba de usted, para que usted sea purgado, para que sea purificado, para que sea limpiado. Primero, prueba si usted es real. Y después, limpia la escoria de la vida de usted. La persecución, la aflicción, el sufrimiento no son accidentales ni interfieren con el plan de Dios. Están ahí en el plan de Dios, deben ser comunes para todos los cristianos, son comunes para todos los cristianos fieles.
Entonces, lo primero para enfrentar el sufrimiento es esperarlo. Espérelo. Quiero decirle que eso ayuda mucho. Yo lo espero. Yo enfrento mucho resentimiento, enfrento mucho rechazo, mucha hostilidad. No ayuda que esté siendo trasmitido por todo Estados Unidos todo el tiempo. Entonces, enfrentamos mucha reacción. Espero eso. Y mi expectativa me hace que, en cierta manera, encuentre una zona de consuelo. Cuando alguien viene y dice: “¿sabes lo que dijeron de ti, tal y cual persona?” “No,” pero lo espero. “Dime, ¿qué es?” Nunca me sorprende. Y si usted puede esperarlo, usted puede suavizar su impacto inicial. Es parte del diseño de Dios. Es la manera en la que Él prueba la legitimidad de su fe y es la manera en la que Él limpia su vida. Quita todo el orgullo y toda la especie de ilusión de control personal, la ilusión de que usted puede controlar su mundo, y todas sus respuestas. Lo humilla a usted y lo hace depender de manera total de Él. Y ese es un proceso bueno.
Lo segundo que Pedro quiere decirnos es regocijarnos en esto. Regocijarnos en ella. No sólo debemos esperarlo, sino que cuando viene, debemos regocijarnos en él. Observe el versículo 13 y 14: “sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.”
Ahora, simplemente tome esa pequeña frase en el versículo 13 gozaos, tiempo presente. Continúen regocijándose, gozándose. Esta es la actitud correcta en medio de la persecución. Esta es la actitud correcta en medio de la aflicción, el rechazo, cualquier cosa que el mundo traiga en contra de usted por causa de la justicia y por causa del nombre de Jesucristo. Cualquiera de esas cosas que vienen en contra de usted deben ser causa de regocijo.
¿Se acuerda usted de las palabras de nuestro Señor? Escuche esto, Mateo 5:10 al 12: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.” Si usted es perseguido por causa de la justicia, es evidencia de que usted pertenece al Reino de los cielos. “Bienaventurados sois cuando por Mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos,” esa es una extraña, ¿no es cierto? “Gozaos y alegraos, Porque vuestro galardón es grande en los cielos;” ¿y? “porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.” Ustedes están en buena compañía.
Entonces, regocíjese en ello. Siga regocijándose. Y usted pregunta cuál es la motivación para eso. Bueno, hay una motivación futura y hay una motivación presente. Observe el texto, observe la motivación futura. Versículo 13: “sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría.” ¿Escuchó eso? Al grado de que usted comparte su sufrimiento, usted compartirá Su gloria. Entonces, si usted continúa regocijándose ahora, usted realmente se regocijará en ese entonces.
Ahora, hablemos simplemente de eso. Esa clase que comienza en el versículo 13, “sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo”. Deben ser entendida. ¿Qué significa? Bueno, simplemente, significa, ahora escuche, es un pensamiento muy simple, ustedes comparten los sufrimientos de Cristo de esta manera: Jesucristo sufrió en manos de los hombres porque Él hizo lo que fue correcto. ¿No es eso verdad? Él no hizo lo que estuvo mal, Él estuvo sin pecado. Jesucristo sufrió porque Él hizo lo que era correcto. Jesucristo sufrió porque Él habló la verdad.
No es que compartimos en los sufrimientos redentores de Jesucristo. No es que compartimos en los sufrimientos expiatorios de Cristo. Eso no es lo que Pedro está diciendo. Él está diciendo: ustedes comparten el mismo tipo de sufrimiento que Jesús soportó. Sufrimiento por hacer lo que es correcto. Sufrimiento por decir lo que es correcto. Sufrimiento por predicar el mensaje correcto. Ustedes comparten ese tipo de sufrimiento. Sufrimiento por causa de la justicia.
Entonces, no queden perplejos, no se desanimen y no pierdan el ánimo, porque están teniendo un privilegio. El privilegio de compartir en el mismo tipo de sufrimientos que Jesús experimento. ¡Hombre! ¡Qué privilegio!
Ahora, Pedro ha tenido mucho que decir acerca de los sufrimientos de Cristo. Recordará usted el capítulo 1, en el versículo 11, cuando él habló del sufrimiento de Cristo. Capítulo 2, versículo 21, cuando él habló otra vez del sufrimiento de Cristo. Capítulo 3, versículo 18, otra vez, el sufrimiento de Cristo. Capítulo 4, versículo 1, Cristo sufriendo en la carne. Este es un tema primordial para Pedro. Y hemos estudiado eso en gran profundidad. Y lo que él tiene en mente es el sufrimiento terrenal que Cristo soportó en manos de pecadores que lo persiguieron. El sufrimiento terrenal que Cristo soportó en manos de los pecadores que lo persiguieron.
Entonces, cuando usted sufre como cristiano, usted está compartiendo este mismo tipo de sufrimiento cuando usted sufre en manos de pecadores hostiles que lo rechazan, que se burlan de usted, que no son amables. Y usted debe regocijarse. ¡Qué privilegio! Pablo ciertamente entendió eso, ¿no es cierto? ¿Se acuerda usted lo que él dice al final de Gálatas, capítulo 6? Él da un testimonio ahí que es maravilloso. Él dice en el versículo 17, “a partir de ahora, nadie me cause problema, porque llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús”. ¿Qué quieres decir, Pablo? Él quiere decir que las cicatrices que él ha recibido cuando la gente lo azotó y cuando lo golpearon con varas, todas las cicatrices que ha recibido en su vida son las marcas de Jesucristo. ¿Por qué? “Porque las recibí todas debido a Él.” El mundo no pudo llegar a Él, lo odiaron a Él, no pudieron golpearlo a Él, y por eso, me golpearon a mí. Y él dice: “esa es mi placa de honor”. Es como si él hiciera a un lado su túnica y dijera: “¿quieres ver mis trofeos? Llevo en mi cuerpo las marcas que le habrían sido dadas a Jesús si Él hubiera estado aquí. Pero que las dieron a mí, porque yo nombré Su nombre.”
En Filipenses, el mismo apóstol, capítulo 1, versículo 29, nos recuerda a todos nosotros que nos ha sido concedido por causa de Cristo no solo que creamos en Él, sino también que suframos por causa de Él y que experimentemos el mismo conflicto que Pablo estaba teniendo. Cualquier persona que es un cristiano fiel, viviendo en un mundo hostil, a un grado u otro, va a recibir sufrimiento.
Se acuerda usted en el capítulo 3, versículo 10, Pablo dijo: quiero conocer la participación de Sus sufrimientos. Quiero conocer el consuelo que viene a mí del que ha soportado todo lo que yo soportaré. Y Él lo ha soportado inclusive más que yo. Él ve ahí una especie de vínculo entre él mismo y el Cristo que estuvo sufriendo. En Colosenses 1:24, él dice: “me regocijo en mis sufrimientos por causa de vosotros. Y en mi carne comparto, a favor de Su cuerpo, llenando lo que falta en las aflicciones de Cristo.” En otras palabras, dijo lo mismo que en Gálatas: yo llevo cicatrices de las heridas que eran para Cristo.
Y de nuevo, le recuerdo esa gran verdad: Pablo estuvo dispuesto a recibir los golpes por Cristo, quien recibió los golpes por él. Entonces, cuando sufrimos, compartimos con Cristo. No en Su sufrimiento expiatorio, sino en el mismo tipo de sufrimiento, sufrimiento por causa de la justicia. Y un paso más allá de eso, literalmente estamos recibiendo los golpes que son para Él. Los pecadores lo odian a Él, sólo nos odian a nosotros porque lo odian a Él. Y recibimos los golpes que, de otra manera, le darían a Él. ¿Usted podría imaginarse que sería diferente si Jesús regresar al mundo en la actualidad? Le harían lo mismo en la actualidad que le hicieron la primera vez. Si usted necesita prueba, observe cómo el mundo trata a los cristianos.
Después, él dice, de regreso a nuestro versículo, y queremos entender toda gran verdad aquí lo más que podamos, él dice, síganse gozando para que también en la revelación de Su gloria, os gocéis con gran alegría. Ahora, la revelación de Su gloria es lo que Lucas 17:30 llama el día en el que el Hijo del Hombre es revelado, es Su segunda venida.
Por cierto, un pequeño comentario teológico al margen, Jesús ahora está glorificado, no olvide eso. Él ahora es glorificado, pero Su gloria todavía no ha sido revelada en la tierra, ¿lo entiende? Él está glorificado, en Juan 17, cuando Él dijo: “devuélveme la gloria que tuve contigo antes de que el mundo comenzara,” esa gloria le fue dada cuando Él ascendió y regresó a la diestra del Padre. Él está glorificado, pero Su gloria todavía no ha sido revelada. Todavía no ha sido revelada para que el hombre la vea. Pero en la revelación de Su gloria, cuando Él venga en gran gloria, Mateo 24, versículos 29 y 30, Mateo 25, creo que es en el versículo 31, ambos hablan de que Cristo regresa en gran gloria.
Bueno, en ese día, cuando Él regrese en la revelación de Su gloria, él dice, “entonces os gocéis con gran alegría”. Usted pregunta qué significa eso. Bueno, es una palabra más fuerte que la primera. Cuando él dice gozaos o síganse gozando es la palabra chairō, es la palabra normal para gozo. Pero cuando él dice “gocéis con gran alegría”, lo que significa es exaltarse y regocijarse con un gozo cautivador. Realmente, regocijarse. Sería la diferencia en inglés si dijéramos continúa estando feliz y si continúas estando feliz, algún día, estarás en éxtasis de felicidad. Esa es la idea.
¿Y qué está diciendo él? Si usted es fiel en sufrir y recibir la persecución por causa de la justicia, en esta vida, llevando, por así decirlo, las marcas de Cristo, entonces, algún día, cuando Él aparezca, usted realmente se regocijará. Usted realmente se regocijará con un gozo cautivador, un gozo incomparable sobrepasando al resto de los otros gozos.
El punto de Pedro es bastante claro. Si usted sufre por el aquí, regocijándose en el privilegio de tal participación en Sus sufrimientos y recordando que al grado en el que usted sufra aquí, será el grado en el que usted recibirá gloria en Su revelación, usted sabe, entonces, que se puede regocijar ahora porque usted se regocijará mucho entonces. Su recompensa eterna le traerá gozo eterno.
Ahora, si tuviéramos tiempo, podríamos entrar en un estudio más profundo. Pero permítame tan sólo darle la idea. Su recompensa eterna reflejará directamente su sufrimiento. Su recompensa eterna reflejará directamente su sufrimiento. Su sufrimiento reflejará, hasta cierto grado, su fidelidad. Su fidelidad. Digo, si usted es un cristiano en secreto, usted no va a sufrir mucho.
Si usted es un cristiano valiente, agresivo, fiel, que confronta, usted va a sufrir. Pero su gloria eterna reflejará la recompensa de Dios por eso. Escuche las palabras de Jesús en Lucas 6:22: “bienaventurados sois cuando los hombres os aborrecen y los insultan y maldicen vuestro nombre como malo por causa del Hijo del Hombre,” escuche esto, “estad gozosos en ese día,” escuchen esto, “y salten,” dice el griego, estén tan felices que estén saltando, estoy siendo perseguido, estoy siendo perseguido, “porque he aquí, vuestra recompensa es grande en el cielo.”
¿Se acuerda usted cuando Jacobo y Juan con su madre vinieron a Jesús y le dijeron: “queremos sentarnos a Tu mano derecha y a Tu mano izquierda en el Reino”? Jesús dijo: “no me corresponde a Mí dar eso. No me corresponde a Mí dar eso, sino al Padre.” Y después, Él dijo esto: ¿podéis beber de la copa que estoy por beber? ¿Qué quiso decir con eso? Él quiso decir que la gloria está relacionada con ¿qué? Con el sufrimiento. Fue la copa del sufrimiento. Él, de hecho, estaba diciendo: si esperan ser glorificados en el Reino que está por venir, más vale que estén listos para soportar sufrimiento aquí y ahora. La gloria eterna será proporcional al sufrimiento temporal.
Y entonces, nos regocijamos, no es cierto, debido a la realidad futura de que, conforme sufrimos al identificarnos con el Señor Jesucristo, sufriendo en manos de pecadores por causa de la justicia, en un sentido, estamos ganando una recompensa eterna que nos llevará a un gozo eterno. Eso es lo que causó que Pablo dijera en Romanos 8:17 que sufrimos con Él para que seamos glorificados con Él. Y que los sufrimientos del tiempo presente no son dignos de compararse con la gloria que será revelada en nosotros. Si usted está pensando correctamente, usted va a vivir su vida cristiana de esta manera. Usted va a vivir una vida cristiana agresiva, usted va a vivir una vida cristiana amorosa y valiente. Usted va a vivir una vida cristiana que confronta, usted va a ser una conciencia en el mundo. Usted va a proclamar el nombre de Jesucristo con valentía, porque usted sabe que si lo persiguen a usted y si lo aíslan y si lo atacan y rechazan y si se burlan de usted, usted simplemente está siendo perseguido por causa de la justicia, lo cual es lo que vino a Jesús. Y entonces, se identifica con Él.
Además, usted está ganando para usted mismo un peso eterno de gloria. Y entonces, usted puede saltar de gozo en medio de esto, porque usted puede esperar ese gozo eterno que vendrá a usted por la gracia de Dios. ¡Qué promesa tan tremenda! Entonces, regocíjese. Regocíjese debido la realidad futura de la gloria eterna.
Pero también hay una razón presente para regocijarse. Observe el versículo 14, esta es una razón presente para regocijarse: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados.” Ahora espere un momento, ¿qué quiere decir él con que “si sois vituperados por el nombre de Cristo”? Bueno, ser vituperados significa básicamente ser insultado. Es una palabra usada en la Septuaginta, de nuevo, para hablar de insulto o menosprecio, el cual era dirigido a Dios, dirigido a aquellos que eran de Dios por los impíos del mundo. Y también es usada por el Nuevo Testamento para hablar de indignidades y maltratos en contra de Cristo. Las cosas que Él soportó en manos de pecadores.
Entonces, si usted es maltratado, si usted es menospreciado, si usted es insultado, si usted enfrenta indignidades, si usted es tratado de manera injusta, no amable, no amorosa, bueno, regocíjese. Regocíjese. Si es por el nombre de Cristo. Mantenga eso en mente, si es tan amable. Eso debe ser subrayado. Si es por el nombre de Cristo.
Ahora, ¿qué queremos decir por el nombre de Cristo? Bueno, simplemente significa por ser un representante de todo lo que Él es. Su nombre resume todo lo que Él es. Pero hay algo más aquí. El nombre de Cristo se refiere al hecho de que los cristianos siempre estaban proclamando Su nombre. ¿Muy bien? Implica una proclamación pública del nombre de Cristo como la causa de la hostilidad. No es nada más que ellos llevaron el nombre de Cristo en sus corazones y mentes, fue que ellos proclamaron el nombre de Cristo. Usted casi podría añadir este versículo a estas palabras: si son vituperados por la proclamación del nombre de Cristo. Ésa es la idea. El nombre. Inclusive el término nombre, como un término en sí mismo, se convirtió en un sinónimo del cristianismo. Los paganos decían: “bueno, siempre están hablando de ese nombre.” El nombre. “Siempre están predicando el nombre.”
Y si usted hubiera estado predicando el nombre, y se hubiera estado identificando con el nombre y fuera expresivo acerca del nombre, entonces, sería vituperado e insultado y menospreciado. En Hechos 5:41, dice que los cristianos salieron de la presencia del concilio, del sanedrín, regocijándose porque ellos habían sido tenido dignos de sufrir vergüenza por el nombre. Ellos estaban sufriendo vergüenza por el nombre. Usted ni siquiera tenía que decir qué nombre era. Todo el mundo sabía qué nombre era. Fue casi si como si no quisieran decirlo. Y después, Pedro, usted recordará, les dijo: “miren, no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres por el que podamos ser salvos.” Bueno, esa es la razón por la que predicamos el nombre.
Cuando el apóstol Pablo estuvo en el camino a Damasco y fue confrontado por Dios, el Señor dijo: “él es instrumento escogido Mío para llevar Mi nombre ante los gentiles. Él llevará Mi nombre, lo proclamará a los gentiles y demostrará cuánto él debe sufrir por causa de Mi nombre.” En Hechos, capítulo 15, versículo 26, dice: hombres arriesgaron sus vidas por el nombre. Arriesgaron sus vidas por el nombre.
Entonces, dice Pedro: miren, si son insultados porque proclaman el nombre de Cristo, ustedes son bienaventurados. Sois bienaventurados. ¿Qué quieres decir con que somos bienaventurados? ¿Qué significa eso? ¿Es ese un sentimiento? No. No es algún sentimiento subjetivo. Usted podría traducirlo de esta manera: ustedes son beneficiados. Sois beneficiados. ¿Por qué? Bueno, en primer lugar, ya aprendimos, porque están adquiriendo un peso eterno de gloria y tienen el privilegio de la identificación con el sufrimiento de Cristo.
Pero él da otra razón, observe el versículo 14, me encanta esto, porque, ustedes son bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Él no está diciendo ustedes son bienaventurados, punto. Usted no nada más está diciendo “oh, esta es una gran bendición”. No, esta no es una bendición sin ser descrita. Aquí está la bendición. Ustedes son bienaventurados porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
La bendición no es felicidad subjetiva, es presencia objetiva. ¿Escuchó eso? No es felicidad subjetiva, es la presencia objetiva y el poder del Espíritu Santo. Usted es bienaventurado en medio del sufrimiento por causa de la justicia, porque el Espíritu de Dios viene sobre usted. Hombre, ¡qué afirmación!
El Espíritu de Dios, en primer lugar, es llamado el glorioso Espíritu de Dios. ¿Qué significa eso? Bueno, podría decirlo de otra manera. El Espíritu que tiene gloria. El Espíritu, quien es glorioso. El Espíritu que tiene gloria como Su atributo esencial. ¿Cree usted que ellos supieron lo que eso significaba? Seguro. Ellos supieron lo que eso significaba. Ellos sabían todo acerca de la gloria Shekhiná de Dios. Y ellos sabían que el único ser que tuvo gloria fue Dios en el Antiguo Testamento. La gloria de Dios fue representada por la luz Shekhiná. La gloria Shekhiná que apareció en el huerto, la gloria Shekhiná que fue ese resplandor luminoso que significaba la presencia de Dios, el brillo que Moisés vio en el monte, ese brillo que vino a morar en el tabernáculo y se movió en el cielo para guiar a los hijos de Israel. Ese brillo que vino al templo. La Shekhiná fue la presencia de Dios.
Y cuando Pedro dice: “ustedes están sufriendo y tienen el Espíritu de gloria,” él quiere decir que tienen la presencia de Dios. Y él lo dice, “el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ustedes se convierten como Moisés, cuyo rostro estaba resplandeciendo con la gloria de Dios. Ustedes se convierten como el tabernáculo, el cual estaba tan lleno de la gloria de Dios que nadie ni siquiera podía entrar ahí. Ustedes se convierten como el templo, cuando la gloria de Dios ocupaba todavía el lugar santísimo.” La presencia de Dios. Esta es una gran afirmación. Lo que dice es que cuando usted sufre, la presencia de Dios reposa sobre usted. Y la presencia de Dios viene en la forma de Su Espíritu. El Espíritu, quien es gloria en Su atributo esencial, inclusive el Espíritu, quien es Dios. Hombre, que es verdad tan tremenda, tremenda.
El Espíritu de gloria, sí. El Espíritu de Dios. Como la Shekhiná reposo en el tabernáculo y en el templo hace mucho tiempo atrás, así también la gloria Shekhiná de Dios el Espíritu Santo, en esplendor glorioso y poder, reposa sobre los cristianos que están sufriendo. Ahora, ¿qué significa esa palabra reposa? ¿De qué está hablando? Bueno, simplemente refrescar al encargarse de la situación en lugar de que usted se encargue de ella. Reposo en el sentido de refrescar al encargarse de la situación. Al convertirse en el poder dominante en el medio de su sufrimiento.
Quizás, la mejor ilustración de esto sería que me acompañara a Hechos, capítulo 6 por un momento. Y vea el testimonio de un siervo maravilloso de Dios llamado Esteban. Versículo 8 del capítulo 6, dice que él estaba lleno de gracia y poder. Y él estaba haciendo grandes maravillas y señales entre el pueblo, obviamente, él tenía el poder del Espíritu de Dios. Y cuando él estaba siendo perseguido, al final del capítulo 6, lo acusaron de blasfemia, versículo 12, lo arrastraron, se lo llevaron, dieron testimonio falsamente en contra de él. Y el versículo 15, dice: “y fijando su mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio vieron su rostro como el rostro de un ángel.” Yo creo que el Espíritu de gloria, sí, el Espíritu de Dios, reposó sobre él.
¿Qué es el rostro de un ángel? ¿Qué significa? No creo que significa como un foco. Creo que significa paz, serenidad, tranquilidad, un gozo gentil, sin ser afectado en lo más mínimo por toda la hostilidad. Y después, en el capítulo 7, versículo 54, después de que el les hubo hablado, estaban tan enfurecidos que literalmente: “Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,” él literalmente estaba separado de la situación. Él estaba viendo la gloria de Dios. Él estaba viendo a Jesucristo. Su rostro estaba ocupado únicamente con esa escena trascendente y ellos estaban crujiendo sus dientes en enojo y furia. Y él dijo: “y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.”
¿Sabe usted lo que pasó? El Espíritu de gloria y gracia vino sobre él. El Espíritu de Dios vino sobre él y literalmente se apoderó de él, se apoderó de su mente, tomó el control de su vida para que él viera más allá de la hostilidad a la gloria de Dios. “Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.”
Es mi convicción que él estuvo absolutamente aislado o no consciente de lo que estaba pasando a su alrededor. Él vio el cielo abierto. Él vio al Señor Jesús y él estaba pidiéndole al Señor Jesús que lo recibiera sin estar conscientes de los golpes de las rocas que estaban quitándole su vida terrenal. Y él clamó al final fuertemente y dijo: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado y durmió.” En medio de la persecución y sufrimiento más severos, Dios concede una dispensación especial de la presencia del Espíritu Santo y Él reposa en el creyente, lo cual significa que Él toma el control y la mente trasciende.
Si usted lee el Libro de los Mártires de Fox, usted se hará cien veces la pregunta de cómo estos cristianos pueden ser martirizados por su fe y trascender de manera tan clara el dolor físico. Cómo pueden hacer eso. Cómo pueden estar cantando himnos, cómo pueden estar alabando a Dios. Cómo pueden estar perdonando a sus atormentadores. Uno, porque ven la riqueza de compartir la participación de los sufrimientos de Cristo. Dos, porque ellos conocen la naturaleza de su sufrimiento que dará a luz un peso eterno de gloria. Y tres, porque el Espíritu de gloria, sí, el Espíritu de Dios, ha repasado sobre ellos para levantarlos más allá de la dimensión física.
Entonces, Pedro dice, el sufrimiento, punto uno, espérelo. Punto dos, regocíjese en Él. Y para los puntos tres y cuatro, regrese en tres semanas a partir de esta noche. Inclinémonos en oración.
Es tan refrescante, Señor, compartir en Tu Palabra esta noche. Cantar las canciones simples, sin embargo, profundas de nuestra fe. Tan refrescante es estar con aquellos a quienes amamos, conforme el mundo pasa en su locura a nuestro lado. Tan refrescante darle la bienvenida a nuevos hermanos y hermanas, a la familia, conforme entran a las aguas del bautismo para dar testimonio de Tu gran gracia. Estamos refrescados, oh Dios, y sabemos que tenemos la promesa de que no importa lo que este mundo pueda traer contra nosotros, si sufrimos por causa de la justicia, podemos regocijarnos. Porque tenemos el privilegio de compartir en el sufrimiento que fue dirigido a Ti, el mismo tipo que Tú soportaste, sufriendo por la justicia, porque estamos ganando un peso eterno de gloria y porque estamos experimentando la presencia del Espíritu de Dios, quien reposa para levantarnos, para trascender lo que el mundo trae. Y Te damos gracias por eso, en el querido nombre de Jesús. Amén.
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