Bueno, regresamos a nuestro estudio de la Palabra de Dios a 1 Juan, capítulo 3. Y siempre quiero decirle lo agradecido que estoy por su fidelidad en venir y oír la predicación y la enseñanza de la preciada Palabra de Dios esto es, claro, en obediencia directa al Señor mismo, colocándose a sí mismo en el lugar de bendición conforme usted recibe la Verdad gloriosa de las Escrituras colocándose a sí mismo en el lugar de la utilidad para que al conocer la Palabra de Dios, la puede trasmitir a otros y al conocerla, pueda vivirla para la honra de Dios y su propio gozo.
Ahora, como usted sabe, al ver a esta epístola, el tema que corre a lo largo de la misma son las marcas que identifican a los verdaderos cristianos. Esta es la preocupación de Juan. La epístola entera nos da revelación mediante la cual nosotros podemos discernir quién es real dentro de la familia de Dios. Y al llegar al capítulo 3, versículos 11 al 18, llegamos al tema del amor. O mejor aún, llegamos a la prueba del amor o la marca del amor. Aquí está uno de los factores claves determinantes de Juan para identificar a cristianos verdaderos.
Cuando alguien dice ser cristiano, cuando alguien dice estar en unión con Dios y en unión con Jesucristo, poseyendo vida eterna, aquí se nos instruye a examinar la virtud de su vida de amor, porque ahí yace la prueba de su profesión. Los cristianos quienes realmente han nacido de Dios manifiestan esa transformación mediante la justicia y el amor. Esas son las dos pruebas básicas de conducta; las dos medidas de conducta.
Y hemos visto la primera, esto es la justicia, en el pasaje anterior. Usted recordará que comenzamos en el versículo 4, llegando hasta el versículo 10 y se nos dijo que uno que práctica justicia, versículo 7, es justo. Versículo 8, el que práctica el pecado es del diablo. En el versículo 9: “Nadie quien es nacido de Dios practica el pecado porque Su simiente permanece en él y él no puede pecar, es nacido de Dios.” El versículo 10 finalmente lo resume en esto: “Conocemos a los hijos de Dios y a los hijos del diablo, todo aquel que no hace justicia”, y aquí viene la transición en el versículo 10, “y que no ama a su hermano no es de Dios.
La primera prueba moral, la primera prueba de conducta para certificar la afirmación de uno de ser un cristiano es la prueba de la conducta justa. La segunda es la prueba del amor. Ahora recuerde, que había falsos maestros que en esta Iglesia en particular estaban viniendo en contra de esta asamblea en particular de creyentes y estaban diciendo tener una relación con Dios. Ellos decían tener una relación con el Creador y tener una relación con Cristo. No obstante, no estaban dispuestos a reconocer su pecado. De hecho, según el capítulo 1, podrían haber sido culpables de negar que tenían algún pecado, ni se caracterizaban de manera manifiesta por el amor hacia los hermanos. Y Juan está señalando aquí que sin importar lo que alguien diga, la verdad puede ser determinada de estas dos maneras a nivel conducta. Obediencia, conducta justa y el amor son evidencias de los verdaderos hijos de Dios.
Ahora, esta no es la primera vez que Juan se dirige a esto. Regrese, por un momento, simplemente para recordar al capítulo 2, versículo 7. Y usted encuentra que él comienza en el versículo 7 hablando de no escribir un nuevo mandamiento, sino un mandamiento antiguo. En el versículo 8, es nuevo, tiene algunas características nuevas y él dice en el versículo 9: “El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano está todavía en tinieblas, el que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causa de tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano anda en tinieblas y camina en tinieblas y no sabe dónde va porque las tinieblas le han cegado los ojos.”
Él dice ‘si alguien dice pertenecer a Mí, dice estar en la luz, pero odia a su hermano, permanece en las tinieblas. Cualquier persona que odia a su hermano esta en tinieblas, camina en tinieblas, no sabe dónde va, esta cegado por las tinieblas. Entonces, aquí de nuevo esta la indicación de que alguien puede decir ser un creyente, pero si no hay un amor manifiesto hacia otros identificados como hermanos, otros que son creyentes, esa profesión no tiene significado, no tiene valor. Esta no es nada nuevo, dice Juan, no es nada nuevo. El pueblo de Dios siempre se ha caracterizado por el amor hacia otros.
Usted encuentra esto si usted regresa al capítulo 19 del Levítico, lo ve en el libro de Deuteronomio. Una y otra vez, el pueblo de Dios recibe el mandamiento y es conocido por amar a su prójimo, amar a otros. Entonces, Juan está regresando a su ciclo a este mismo tema. Esta es una de las características de esta epístola y no quiero cansarlo con los aspectos técnicos, pero en cierta manera esta es una epístola en espiral. Él trata con un tema en este nivel y después, vuelve a tratar con él a otro nivel y lo profundiza. Es algo así como atornillar la verdad en nuestras mentes. Comienza a penetrar un poco y después, profundiza y profundiza y vuelve a atravesar por el ciclo de la verdad y vuelve a meterla en nuestro pensamiento a mayor profundidad, mayor profundidad cada vez que vuelve a ella. El amor es una característica indispensable en las vidas de Dios, somos enseñados por Dios a amar, el apóstol Pablo escribió el amor de Cristo es derramado en nuestros corazones, Romanos 5:5 dice. Poseemos el fruto del Espíritu el cual es amor y gozo y todo el resto.
Se nos ha dado entonces en Cristo una capacidad de amar. Es más que es un mandato, es una capacidad. Es más que una capacidad, es una característica. Esa es la razón porque Pablo dijo: “No necesito enseñarles cómo amar, ustedes son enseñados por Dios a amarse unos a otros.” Es natural para el creyente el amar a otro creyente. Y veremos eso repetido otra vez en esta epístola. Esta no es la prima última vez que encontraremos esto.
Puede ver por un momento capítulo 4, versículo 7: “amados, amémonos unos a otros porque el amor es de Dios y todo el que ama es nacido de Dios.” Versículo 8: “el que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor.” Si Dios vive en usted, si usted comparte la vida de Dios, Dios es amor y usted también amará. Dios ama a aquellos que son de Él y usted también amará a aquellos que son de Él. Esto no es meramente un deber, esta no es meramente una responsabilidad, esta es una evidencia de la presencia de Dios, quien es amor viviendo en su vida, de Dios habiendo derramado Su amor en su vida, de Dios habiendo colocado Su Espíritu ahí, quien de manera manifiesta, está produciendo amor.
Ahora, al comenzar con este pasaje, regresemos al capítulo 3, versículo 11. “Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio, que nos amemos unos a otros.” Ahora, ¿por qué lo dice de esta manera? ¿Por qué dice este es el mensaje que habéis oído desde el principio? Le voy a decir por qué, esta no es la primera vez que ha hablado así. Regrese al capítulo 2, versículo 24: “en cuanto a vosotros”, él dice, “permanezca en vosotros aquello que habéis oído desde el principio.”
Aquí está el problema. Ellos estaban en lo correcto en la Verdad desde el principio, porque les fue entregada a ellos por los apóstoles. Ellos estaban en lo correcto acerca de la verdad del Evangelio, ellos estaban en lo correcto acerca de la persona de Cristo. Estaban en lo correcto acerca de la verdad de su propia pecaminosidad. Estaban en lo correcto acerca de la verdad, la justicia y la obediencia. Estaban en lo correcto acerca de la verdad del amor, porque les fue entregado por los predicadores apostólicos, les fue entregado por aquellos que les trajeron la revelación verdadera de Dios y el Evangelio.
No obstante, después de algún período de tiempo, falsos maestros entraron y estaban recibiendo otro mensaje. Y entonces, Juan dice: miren, regresen, vuelvan a escuchar esto. Sáltense lo que oyeron y regresen al principio, al comienzo; el mensaje que habéis oído desde el comienzo, que debemos amarnos unos a otros. Los falsos maestros podrían estarles diciendo que eso no importa. Ellos podrían estarles diciendo que no hay un requisito de amarnos unos a otros, que eso no es parte del conocimiento de Dios. Ellos también le pueden decir que usted puede negar la deidad de Cristo, que usted puede conocer a Cristo como un Espíritu, o pueden negar la humanidad de Cristo, puede conocerlo sólo como un Espíritu, puede conocerlo como a un Espíritu creado o alguna Espíritu que es un fantasma, sea o no Dios o sin carne, o ninguno de los dos. Podrían decirles eso, pero regresen al principio. Ustedes saben que ése no es el mensaje que oyeron. Ellos le pueden decir que ustedes no son llamados a amar, que el amor no es un elemento de la salvación verdadera. Le estoy diciendo que necesitan regresar al principio, necesitan regresar a lo que oyeron cuando ustedes oyeron la verdad por primera vez.
Los herejes previenen y se jactan en alguna enseñanza nueva. Algo que no es nuevo no es verdad, simplemente esto es una especie de axioma elemental, si es nuevo, no es verdadero. Usted puede encontrar a alguien que tiene un nuevo entendimiento de la Verdad, pero algo que es nuevo no es verdadero porque la fe que fue entregada de una vez por todas a los santos así fue y nada les será añadido o nada le será quitado. Y así es como la Biblia termina, con una advertencia de que cualquiera que hace eso está en un peligro serio de recibir juicio de Dios.
De regreso en el capítulo 1, versículo 5, él de cierta manera comenzó en ese punto. “Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos.” Les estoy diciendo el mensaje, dice Juan, que he recibido de Jesucristo. Y no me importa que alguien les haya dicho desde ese entonces, no es verdad. Eso es lo que hacen las sectas, ¿no es cierto? Toman la Biblia y después, en algún punto en la historia más moderna, hay una revelación de un ángel o hay una revelación de algunas fuente sobrenatural a alguien que escribe esa revelación, sea Ellen G. White, o sea Annie Besant, o Madame Blavatsky, o el juez Rutherford, o Joseph Smith, o quien sea en cualquier secta o lo que sea, es nuestra responsabilidad decir que esa no es verdad divina, regresen a la revelación original. Eso es lo que esencialmente Juan está diciendo. Regresemos a lo que les enseñamos en el comienzo. No hay nada nuevo. La verdad no es alterada. No cambia. La verdad acerca de Jesucristo no cambia. La verdad acerca del Evangelio no cambia. La verdad acerca del hombre no cambia, él es pecaminoso y esto no cambia. La verdad acerca de la obediencia la justicia no cambia y tampoco la verdad acerca de amarse unos a otros. Regrese a lo que usted oyó desde el principio y no se desvíe. ¿Y qué es lo que oyeron al principio con respecto a este énfasis en particular? Eso es, versículo 11, que nos amemos unos a otros. Esta es la manifestación de la transformación.
Ahora, usted recordará que el pasaje, pasaje familiar, lo hemos señalado un par de veces, inclusive recientemente en Juan 13:34 y 35 en donde nuestro Señor Jesús identifica esta marca distintiva de Sus discípulos. “Un nuevo mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros así como Yo os he amado.” El mandamiento a amar no es nuevo, como Juan lo indicó, como le leí a usted en el capítulo 2, el mandamiento a amar es muy antiguo, se remonta de manera evidente al Antiguo Testamento pero tenía un aspecto nuevo en él; y el aspecto nuevo era este: un nuevo mandamiento os doy, no es simplemente se amen unos a otros, sino que se amen unos a otros como Yo los he amado a ustedes. Es otro nivel de amor. Es un nivel de amor que se demuestra a sí mismo en un aspecto abnegado, magnánimo, de amar de la manera en la que Jesús amó. Ése es el elemento nuevo, porque nunca había habido un ejemplo como ese, y hay un elemento nuevo en el mandamiento una vez que lo ve demostrado en Cristo.
Y después, él dice: “así es como se deben amar unos a otros y por esto todos los hombres sabrán que sois Mis discípulos, si os amáis unos a otros.” Usted puede identificar a un cristiano verdadero porque ama a otros creyentes. Estamos hablando de familia aquí. Es imposible que un creyente verdadero no ame a otros creyentes. Esa es una marca distintiva de la presencia de amar a Dios. Dios nos ama. Debido a que Él nos ama, Él establece Su residencia en nuestras vidas y manifiesta ese amor mismo a través de nosotros.
Jesús mandó a Sus discípulos en ese aposento alto en el capítulo 15 de Juan, “este es Mi mandamiento, que os améis unos a otros así como Yo os he amado a vosotros, nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” Jesús está diciendo es un mandamiento antiguo, pero tiene una faceta nueva porque ahora lo estoy llevando al punto en el que es de abnegación absoluta. Se sacrifica a sí mismo. Y de nuevo en el versículo 17, unos cuantos versículos más adelante, “esto os mando, que os améis unos a otros.” Es un mandamiento, no hay duda al respecto. Pero también como mandamiento, es también un privilegio porque se nos ha dado la capacidad de hacer eso. Y ese es el pasaje en 1 Tesalonicenses 4:9, “en cuanto al amor de los hermanos, no tenéis necesidad que nadie os escriba porque vosotros mismos sois enseñados por Dios a amarse unos a otros.” Dios opera en su vida para producir ese amor.
De hecho, inclusive Pedro, uno de mis comentarios favoritos acerca de este amor se encuentra en las palabras de Pedro, 1 Pedro 1:22: “Debido a que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas”, él está hablando de la salvación, han venido, han oído la verdad, han obedecido el Evangelio, su alma fue purificada. “Debido a que en obediencia a la verdad han purificado sus almas”, escuchen esto,” para un amor sincero de los hermanos”. ¡Qué gran declaración! Él está diciendo ‘esto es lo que son ustedes, ustedes obedecieron la verdad, su alma fue limpiada, produjo un amor genuino hacia los hermanos’. Y debido a que eso ha sucedido, él añade: “amaos unos a otros fervientemente en corazón.” El mandato está basado en la capacidad. Debido a que Dios ha llevado a cabo eso en ustedes, esa capacidad, háganlo de manera fervorosa. Fervorosa es la palabra griega ektenes. Es usado de un músculo que literalmente está estirado hasta su máxima capacidad. Y él está diciendo ‘ámense lo más que puedan amar, estírense lo más que puedan estirarse en amor. Estírense lo más que puedan conforme a su capacidad alcanzar. Literalmente, han obedecido la verdad, han sido limpiados para este tipo de amor genuino, ejérzanlo al máximo nivel.’
Entonces, de regreso a es la declaración de apertura en 1 Juan 3 han oído desde el principio este mensaje, que nos amemos unos a otros. No me importa que alguien venga y diga “esto es verdad”, “esto no es un mandamiento”, “esto es una capacidad dada por Dios”. Entonces, estamos obedeciéndolo y tenemos la capacidad de hacerlo debido a la obra maravillosa del Espíritu de Dios al derramar el amor de Cristo en nuestros corazones.
Ahora, abriendo introducido este tema de amor en el versículo 11, Juan pasa a un contraste. Los contrastes son muy típicos de Juan. A lo largo de su Evangelio, a lo largo de su epístola, hemos dicho esto antes, él, en cierta manera es el apóstol de blanco y negro; y lo volvemos a ver aquí. Y con respecto a este tema del amor, él hace un contraste entre los hijos del diablo y los hijos de Dios. Y es un contraste simple, los hijos del diablo odian, los hijos de Dios aman. Los hijos del diablo resienten y los hijos del Dios respetan. Los hijos del diablo son egoístas, los hijos de Dios son sacrificia es hacia otros.
Comencemos, como lo hace Juan y veamos las características de los hijos del diablo. Ellos ocupan la mayor parte del pasaje que veremos esta noche. Veamos las características de los hijos del diablo y son características que demuestran la ausencia del amor, ¿muy bien? La ausencia del amor. La primera es homicidio. Yo diría que esa es una demostración bastante clara de la ausencia del amor, ¿no diría usted eso? Homicidio es el acto definitivo de odio. Versículo 12: “Ámense no como”, versículo 12, ahora tenemos el contraste al ver a los hijos del diablo, “no como Caín que era del maligno y mandó a su hermano y ¿por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas. Y las de su hermano eran justas.” Aquí está el nivel más bajo, obviamente, el nivel más bajo al que alguna relación puede llegar a descender, ¿estaría usted de acuerdo? No puede empeorar más allá de eso. Cuando usted mata a la otra persona. Este es el extremo del odio. Usted no puede ir más allá de eso, al nivel más bajo. Es característico de aquellos que no conocen a Dios ser homicidas; ser homicidas.
Juan introduce la única referente al Antiguo Testamento en esta epístola. Sólo hay una referencia al Antiguo Testamento en esta epístola entera y el único nombre propio en esta epístola y él escoge a Caín, el ejemplo clásico de un homicida. Caín y Abel tuvieron los mismos padres, Adán y Eva. Ellos fueron criados en el mismo hogar. Tuvieron las mismas influencias. Ellos fueron llamados al mismo Dios a ofrecer sacrificio. Ambos trajeron sacrificios a Dios. Caín nunca es presentado como un ateo. Él es presentado como un hombre religioso. Él, de hecho, es un adorador, y un adorador de Dios. Y el único Dios que conocían era el Dios creador. Y sabían que Dios era el creador y sus padres, después de todo, habían caminado y hablado con Él al aire fresco del día. Sus padres ciertamente les habían contado todo lo que sabían acerca de Dios, no estaba muy lejos del testimonio personal. Ellos conocían al Dios verdadero quien era el creador. Ellos conocían al Dios quien había actuado en juicio en contra de sus padres debido al pecado de sus padres. Ellos conocían al Dios que había maldecido a la tierra y había maldecido a la serpiente. Ellos conocían al Dios quien había pronunciado no sólo la maldición, sino también bendición en Adán, y bendición en Eva. Ellos conocían al Dios que les había prometido que habría una simiente de la mujer que eventualmente heriría la cabeza de la serpiente. Conocían al Dios verdadero. Ambos.
Caín no será un ateo, él era una persona religiosa. Y él vino como un adorador de Dios. Usted debe entender esto. Algunas de las personas más homicidas que existen, algunos de los mayores aborrecedores de aquellos que son los que verdaderamente son de Dios, son aquellos que son religiosos. De hecho, usted podría decir que son los peores. No fueron ateos los que asesinaron a Jesús. No fueron ateos los que pidieron Su sangre y demandaron que los humanos lo crucificaran. Fueron religiosos los que en su propia manera torcida, adorando al Dios de Israel, el Dios que era el Dios mismo y padre del que buscaron matar. Ritual externo, religión externa, no es prueba de que una persona es nacida de Dios. Caín era un hombre muy religioso. Él no trajo el sacrificio correcto porque tenía una religión supuesta, no hay duda de eso en mi mente, que a él se le había mandado a traer un sacrificio animal como a su hermano y esta es la razón por la que Dios aceptó el sacrificio de Abel y no aceptó el de Caín; porque Caín no trajo lo que Dios le pidió. Sino que en lugar de traer un sacrificio que Dios pidió, el trajo el fruto de la tierra, la cual él mismo había trabajado para producir y entonces, para él esto iba a hacer que su relación con Dios estuviera basada en lo que había logrado y eso nunca lo lleva a usted a Dios. Pero él era un hombre religioso.
Pero él falló la prueba de la amor. Es claro que a pesar de que él no era un ateo, a pesar de que él estaba adorando al Dios verdadero, lo estaba adorando del modo equivocado y él lo estaba adorando a partir de un corazón impío. Y entonces, usted sabe la historia, la prueba real de la verdadera religión de Caín no fue su sacrificio, eso fue una prueba, esa no fue la prueba completa. Podríamos decir: “bueno, él estaba tratando de llegar ahí por obras. Y eso está mal.” Era peor que eso. Él menospreció al hombre que fue obediente a Dios. Él menospreció al hombre que era verdaderamente justo. Y los falsos maestros son así. Los falsos maestros que entraron para contaminar las aguas claras de la verdad en las vidas de estas personas a quienes Juan describe, odiaban la justicia verdadera, ellos odiaban al Cristo verdadero, ellos odiaban la religión verdadera, odiaban la justicia verdadera. La menospreciaban porque estas personas que están afuera del Reino de Dios y que no poseen la salvación verdadera, aunque son religiosas, son hijos del diablo.
Le di un artículo a Patricia, ¿me lo podrías dar por tan sólo un segundo? Creo que esto es interesante, quise traerlo aquí. Y describe esto. Usualmente, yo no ando caminando. Gracias. Esto me pareció interesante. Esta noche me lo dio Bill Zimmer y me acabo de acordar. Hay un hombre llamado Gorvedahl, quien es enemigo del cristianismo. Esto es algo típico, esto es lo que él dice y estoy citándolo, y él está hablando en nombre de una multitud de Hollywood anti Bush y anti Estados Unidos y anti cristianismo. Esta es una cita. “Algunos de nosotros, un grupo de almas que piensan igual, se unieron simplemente para discutir informalmente quién nos gustaría que fuera presidente en la próxima elección. Queremos un líder que no nos mienta. El Señor Bush es una especie de Jesús que cree que él haciendo la obra de Dios y explica por qué Tony Blair ha ido junto con él, él también es un amante secreto de Jesús y juntos, son muy peligrosos.” Fin de la cita.
Esto en realidad es la conclusión, ¿no es cierto? Son las personas que odian a Jesús que odian a las personas que aman a Jesús. Son los injustos los que odian a los justos. Son los impíos los que odian a los piadosos porque los exponemos, los exhibimos, porque cuestionamos lo que creen y cómo se conducen. Regrese a Génesis 4. Simplemente en caso de que hayan olvidado el relato, aquí está. “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda.” Dios ya había revelado que Él quería un sacrificio animal, porque ese era el retrato, ¿verdad? Es el retrato del Mesías venidero porque el pecado demanda la muerte. Tenía que haber un sacrificio por el pecado. Y es retratado inclusive en el sacrificio de Abel.
El versículo 5 dice lo siguiente: “Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” Más vale que te controles, más vale que enfrentes tu pecado, dice Dios, esta actitud que tienes, este enojo por haber sido rechazado porque viniste de la manera equivocada, este enojo porque tu hermano fue aceptado y tú no, más vale que enfrentes este pecado y si no lo dominas, te va a dominar. “Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.” De regreso a 1 Juan.
Una característica de los hijos del diablo es el homicidio… Homicidio. Caín era, observe de regreso en el versículo 12, del maligno. Él era del maligno. Él pertenecía al reino de las tinieblas. Juan 8:44, “vosotros sois de vuestro padre el diablo”, Jesús dijo. ¿Por qué? Porque ellos eran, el pueblo judío a quien Jesús le dijo eso, ellos habían desarrollado su sistema de obras así como Caín. Y ellos odiaban la justicia verdadera y estaban tramando matar a Jesús. Y Jesús les dice: “ustedes son de su padre el diablo quien era homicida desde el principio.”
Observe los términos que usa aquí. “No como Caín que era del maligno.” La palabra es tan paneros en el griego y significa malo en oposición activa al bien, malo de manera apasionada, malo de manera determinada. Es la misma frase, por cierto, utilizada en el capítulo 2, versículo 13 para describir a Satanás. Es maldad en oposición activa al bien. Hay otras palabras para la maldad, está la palabra kakos, la cual significa maldad en sí misma. Paneros va más allá de mi entendimiento. Paneros significa maldad al punto en el que usted quiere llevarse todo con usted. Una cosa es ser kakos, esto es perecer en su propia corrupción. Otra cosa es ser paneros, y eso es llevarse con usted a toda la gente que pueda en esta corrupción para que todos vayan con usted. Ese es Satanás. Él es paneros, él es malo de manera consumada en el sentido en el que no está contento, satisfecho con descender y perecer en su propia corrupción, sino que quiere llevarse al mundo entero con él.
Caín mostró su conexión espiritual con Satanás al matar a su hermano. La palabra aquí, con respecto Caín, “mató a su hermano” es la palabra sphazo en el griego y permítame decirle lo que significa. Significa hacer carnicería de alguien al cortar la garganta. Él le cortó la garganta a su hermano. Esto es algo importante y le voy a decir por qué. Porque hasta entonces, sólo había habido una indicación de muerte previa a este homicidio y fue cuando Dios mató a un animal, ¿se acuerda? Para tomar la piel para cubrir a Adán y a Eva. Y es muy probable que Dios haya matado al animal, al cortarle la garganta, lo cual se convirtió en la práctica estándar en el sistema sacrificial. Él, literalmente, vino detrás de su hermano e hizo carnicería de él al contarle su garganta. El término utilizado en el griego clásico, sphazo, se utiliza para referirse al matar a víctimas para el sacrificio al cortar su garganta, al cortar su yugular. Es usada en la Septuaginta, la traducción griega en el Antiguo Testamento, Levítico 1:5 para referirse a matar a animales sacrificiales. Es como Caín dijera: ‘muy bien Dios, Tú quieres un sacrificio, ¿verdad? ¿Quieres un sacrificio animal?, aquí hay uno, Chuck.’ Esta es la maldad que existía en el corazón de Caín. Y el escritor aquí, Juan, utiliza una palabra vívida para describir al homicidio.
Hay otra palabra que significa matar, apothnesko, pero él no usa esa palabra. Él utiliza la palabra hacer carnicería al cortar la garganta. Caín cortó la garganta de su hermano, casi un acto de desafío… Muy bien Dios, quieres un sacrificio, éste es el animal y esto me indica que Caín sabía que Dios quería un sacrificio y sabía cómo eran matados los sacrificios. Ésta pudo haber sido la única manera en la que él sabía matar. No ha habido muchas muertes hasta dónde el registro de las Escrituras va. Sólo una, y Dios mató sin duda alguna a este animal de esta manera. Y como dije, fuera manera reveladas de Dios, el sacrificarle algo a él, un animal.
Entonces, escuche esto, la raza humana aprendió a matar cuando se le enseñó a adorar. Usted puede enseñarle a la gente a adorar, pero si pertenecen al diablo, ellos usarán lo que usted les enseña para matar. Ese fue Caín.
¿Por qué hizo eso? Le dice a usted ahí, versículo 12, ¿por qué razón lo mató? ¿Por qué hizo eso? Simple, “porque sus obras eran malas y las de su hermano justas.” Y la gente mala odia a los justos. En tres de cinco lugares en donde Abel es mencionado en el Nuevo Testamento, él es descrito como justo… Justo. Dios había dado instrucción clara de cómo adorarlo a Él. Y es muy probable que Dios inclusive instruyera cómo matar al animal de la manera más rápida y humana al cortarle la garganta. Dios había revelado que esto debía ser un acto que demostraba un sacrificio y no traer las obras de sus propias manos. Caín rechazó la revelación de Dios, decidió hacerlo a su manera. Después, en un acto de desafío increíble manifestando que él era un hijo del diablo, él dijo ‘muy bien Dios, ¿quieres un sacrificio? Aquí hay uno.’ Y le dio a Dios al justo de Abel. Caín tuvo la oportunidad de obedecer, pero él siguió a su padre, no su padre Adán, sino su padre Satanás. Y en lugar de arrepentirse, él mató al hermano que lo reprendió.
Y la Biblia no dice que Abel lo confrontó. No dice que Abel le dijo algo para intimidar a su hermano o en cierta manera elevar el enojo de su hermano. Simplemente, dice aquí que él lo mató porque sus obras eran malas y desde su hermano justas. El mundo es homicida, siempre lo ha sido. Y el mundo miserable malo bajo el príncipe de la potestad del aire, los hijos de Satanás, odian a los justos. Ellos odian a los justos. Los celos de aceptación con Dios, enojo por ser condenado, lleva al homicidio. Esta es la vida al nivel de los hijos de Satanás.
Y francamente, esa es la razón por la que Dios colocó el gobierno en el mundo. Esa es la razón por la que Él estableció la pena capital en el mundo. Esa es la razón por la que le dio al gobierno el derecho de castigar y tomar una vida, ojo por ojo, diente por diente. Porque usted tiene un mundo lleno de los hijos del diablo y entonces tiene un mundo lleno de personas que son mentirosos y homicidas. ¿Y cómo es que usted va a enfrentar eso? Tiene que haber algo de poder. Tiene que haber algo de amenaza. Tiene que haber algo de severidad, de consecuencia para restringir a las personas. Esa es la razón por las que está el gobierno. Esa es la razón por las que hay ejércitos y policías y ejecutores y los han habido a lo largo de la historia. Y tememos, de todas las cosas que tememos, hablamos de libertad y libertad y libertad y promovemos mucho eso en Estados Unidos. Pero de todas las cosas que tememos, tememos la libertad definitiva más que cualquier otra cosa. Porque eso es anarquía; y si todo el mundo es soltado y no hay consecuencias por lo que la gente hace, los homicidas nos van a destruir a todos. Necesitamos tener un sistema colectivo de protección y ésa es la función primordial del gobierno. Si el gobierno hiciera lo que debe hacer, y no quiero meterme en la política, eso es lo que haría… Eso es lo que haría. Esto es realmente lo que se le manda hacer en las Escrituras. Y usted puede dejar el resto a la empresa privada.
Entonces en definitiva, en su extremo, la ausencia del amor es un corazón homicida. Característico de todos los hijos del diablo. Usted dirá ‘bueno, espere un momento. Parece que está diciendo que toda persona que es una persona no convertida mataría a la gente.’ Bueno, eso es lo que la Biblia dice, no todos tienen la oportunidad de hacer eso. De hecho, no lo hacen. Pero eso está en sus corazones.
Eso nos lleva a lo segundo, si no homicidio, hay otra característica de los hijos del diablo y eso es odio. Versículo 13: “Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece.” No se sorprendan si el mundo os aborrece. “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.” Luego, versículo 15: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.” La gente con actitudes homicidas no tiene vida eterna, porque la vida eterna lo hace a usted amar, no odiar. La mayoría de la gente nunca ha asesinado a nadie. Les gustaría hacerlo. Esa es la única diferencia. Nada más que no lo han hecho. La única diferencia entre el homicidio y el odio es el acto, la actitud es la misma. ¿Verdad? La actitud es la misma, quizás usted nunca ha tenido la oportunidad de hacerlo. Usted ha sido refrenado debido a las consecuencias. Pero a los ojos de Dios, el odio es el equivalente moral del homicidio. El odio es el equivalente moral de un homicida. Usted no es inocente porque no mata a alguien. Ustedes son hijos del diablo y sea que maten a alguien o no, eso se va a manifestar a sí mismo en su odio hacia otros.
¿Podría usted sin consecuencias negativas cumplir sus deseos homicidas? Hay toda razón para suponer que usted lo haría si no hubiera retribución, si no hubiera juicio, si usted nunca fuera llamado a responder por su responsabilidad. Escuche las palabras de Jesús en Mateo 5:21: “Habéis oído lo que fue dicho a los antiguos, no matarás y cualquiera que matare será de juicio. Pero Yo digo que cualquiera que se enoje con su hermano será culpable ante el concilio, cualquiera que le diga a su hermano rhaka”, una frase que parece ser suave, pero en esa época, se habría manifestado de manera diferente. Una persona que dice eso, esto es maldice a alguien, “será culpable ante la Corte Suprema y el que diga rhaka, será lo suficientemente culpable como para ir al infierno de fuego.” Usted va a ir al infierno por su odio sea que se materialice en odio o en homicidio. Como dije, el odio es el equivalente moral del homicidio. Nada más que no ejerce la opción. La mayoría de las personas no han matado a nadie, pero las personas que son hijos del diablo se caracterizan por el odio.
Entonces, de regreso el versículo 13, “hermanos míos, no os extrañéis, no se sorprendan, no se maravillen, si el mundo os aborrece.” Va con el territorio. Es porque los hijos del diablo no tienen nada en común con nosotros, absolutamente nada en común. Extrañéis o maravillarse o sorprenderse tiene que ver con algo que es misterioso, sorprendente, algo que nos causa shock. El odio del mundo no es sorprendente. No nos causa shock, no es misterioso, no es difícil de entender. Es simplemente así como Caín y Abel, él odió a su hermano porque sus obras eran malas y las de su hermano eran justas. Sólo es algo que debemos esperar, que los impíos continuarán considerando y tratando a los justos de la misma manera en la que Caín consideró y trató a su hermano justo, porque todos tienen el mismo padre. El odio hacia los creyentes muestra que usted no conoce a Dios.
En cierta manera, expandiendo un pensamiento a partir de eso, simplemente otro pasaje. Juan 15, y eso, claro, es la noche de la traición de Jesús y ya hemos hecho comentarios del elemento del amor ahí. Pero quiero hablar acerca del elemento del odio que también está en ese mismo texto, Juan 15:18: “si el mundo os aborreciere, sabéis que ya me ha aborrecido antes que os aborreciere a ustedes.” Que no le sorprenda, digo, el mundo me aborrece a mí porque el mundo está constituido por hijos del diablo. El mundo me odia, el diablo me aborrece y me odia; y sus hijos se sienten igual. Si fuerais del mundo, versículo 19, el mundo amaría a lo suyo. Pero debido que no sois del mundo sino que Yo os he elegido del mundo, debido a esto el mundo los aborrece.” Yo entiendo eso. Esa es la razón por la que no espero tener una plataforma en el mundo. Siempre me sorprende cuando alguien me coloca en los medios masivos de comunicación secular, cuando me coloca en un ambiente de medios masivos de comunicación secular. Me sorprende. Me pregunto cómo llegué ahí, porque el mundo no regenerado odia todo lo que yo represento. Pero siempre hay algunos cristianos en algunos lugares que abren oportunidades y estamos agradecidos por ello, inclusive en medio de un ambiente de odio hacia los que hablan la Verdad. En Juan 15:25, “pero han hecho esto para cumplir la palabra escrita en su ley, me aborrecieron sin causa,” tomada de los Salmos. No hay razón real para que el mundo nos odie, nosotros no dañamos al mundo. No hay razón para que la gente en nuestra sociedad, la élite, los ricos y los famosos, los pecaminosos, los públicamente pecaminosos, los pecaminosos de manera abierta, odien a alguien que es justo fuera del hecho de que manifiestan que son los hijos del diablo, ¿verdad? Es algo que manifiesta quiénes son. Es algo que manifiesta de manera evidente quiénes son.
Por su odio, el mundo revela su naturaleza verdadera. Caín odió a Abel. La gente odió a Jesús. Los líderes judíos lo odiaron. Odiaron a los apóstoles y martirizaron a todos más que a uno y lo exiliaron. Y a lo largo de la historia de la Iglesia, los líderes de la Iglesia han sido odiados, los reformadores, los no conformistas han sido perseguidos, odiados. E inclusive en la actualidad hay más cristianos siendo perseguidos por causa de Jesucristo que en cualquier otro momento en la historia, decenas de miles, muriendo por todo el mundo bajo personas que los odian, homicidas que son los hijos del diablo. Entonces, esto es lo que es característico de ellos. No les sorprenda si los odian.
Después, versículo 15: “todo aquel que aborrece a su hermano es homicida y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.” Esto es evidente. Pero, por otro lado, versículo 14, y vamos a decir más de esto, “nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos.” Ése es el contraste. Y como dije, diremos más de eso más adelante.
Homicida es la palabra aquí que simplemente significa eso, alguien que mata a un hombre. Ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él. ¿Estás diciendo que si alguien comete homicidio nunca puede ser salvo? No, estoy diciendo que si alguien continúa con un corazón homicida, no es salvo, ¿verdad? Pablo fue un homicida, ¿no es cierto? ¿Acaso él no persiguió y mató a cristianos? Él dice ‘yo fui blasfemo y homicida’. Pero se arrepintió y fue perdonado. Todos los pecadores pueden ser salvos, no es eso de lo que estamos hablando aquí. Él no está diciendo quién puede ser salvo, aquí estamos hablando de quién es salvo. Y las personas con corazones homicidas nunca han sido transformadas. Simplemente son como Caín, son hijos del maligno.
Homicidio es lo peor, el odio viene después, pero hay una tercera característica de los hijos del diablo. Tercera característica, indiferencia. Es lo mejor que puede ser dicho de ellos, esto es lo mejor que pueden ofrecer. Son indiferentes. No todos los hijos del diablo son malos en sus acciones. Todos se caracterizan por algún nivel de actitud homicida. Todos se caracterizan por algún nivel de odio hacia aquellos que son justos. Pero no todos ellos son motivados por el mismo grado de odio, ni todos ellos llevan esto a su extremo y matan. Lo mejor que puede ser dicho es que manifiestan indiferencia. Versículo 16 y 17: “en esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por nosotros, también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.” Observe el contraste de eso con el versículo 17: “pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?”
Eso es indiferencia. Eso es otra evidencia de los no regenerados. Ellos tienen los bienes de este mundo y no hacen sacrificios por alguien más. Están dominados por el egoísmo. Si dan algo aquí y allá es para apaciguar su propia conciencia y para tener la apariencia de filantropía. Los hijos del diablo están consumidos consigo mismos. No les preocupan los otros. Ahora recuerde, estas son designaciones generales y generalmente, son verdad.
Usted pregunta entonces qué hay acerca de esas personas que son algo sacrificiales y que se involucran en obras caritativas. Nuevamente, lo hacen con el propósito de exaltar su propia gloria. No es porque sus corazones de manera genuina están quebrantados en amor por otros. La gente en el mundo no ama de este modo. Ellos dicen estar enamorados, pero no dura mucho, ¿verdad? Ellos dicen que aman pero hacen un sacrificio muy pequeño. La característica de estas personas en el mejor de los casos es la indiferencia. Ellos cierran sus corazones en contra el que tiene necesidad.
Ahora, regrese al versículo 16, ciertamente no van a morir por alguien, si usted quiere enfatizar el punto. Ellos podrían matar a alguien, pero no morirían por alguien. Eso es muy, muy raro, a menos de que una persona esté totalmente inmersa en algún aire de nobleza. Eso generalmente no es característico. Y si mueren, podría ser algún acto egoísta equivocado como el terrorista que se inmoló para poder llegar al cielo y encontrar a las 72 vírgenes sentadas en almohadas verdes esperando para que pueda ser algún tipo de héroe. Los hijos del diablo son homicidas, aborrecen y son indiferentes. “El que tiene bienes de este mundo,” esto quiere decir tiene riqueza material, “y ve a su hermano tener necesidad, reconoce que puede satisfacer esa necesidad,” esto particulariza lo general aquí, específico, si ese es el caso, “si él cierra su corazón, sus partes internas, cierra su compasión,” es de hecho la palabra entrañas, splanchna, él cierra su compasión, cierra sus sentimientos. Si ese es su hábito, el amor de Dios no está en él. No importa lo que él diga, él podría decir que es una persona religiosa, él podría decir que es una persona empática, compasiva, pero si él cierra la puerta en el rostro del que tiene necesidad, él no es hijo de Dios.
La religión pura y sin mácula delante de Dios es visitar a los huérfanos y a las viudas. La vida eterna no mora en aquellos que matan. La vida eterna no mora en aquellos odian. La vida eterna no mora en aquellos que son indiferentes, que están centrados en sí mismos y son egoístas. Todas estas son características de los hijos del diablo. Y las características de los hijos de Dios simplemente son opuestas, ¿verdad? Regrese al versículo 14: “nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos.” No queremos matar a nadie, ni siquiera aborrecemos. Queremos traer vida a aquellos que nos rodean. Queremos ser la fuente de bendición para ellos. Los amamos porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Nosotros no matamos. Nosotros queremos traer vida.
Y después, en el versículo 16: “en esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por nosotros, también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.” No queremos matar y odiar y ser indiferentes, sino que queremos hacer lo opuesto, queremos entregar nuestras vidas. Esto es lo que caracteriza al verdadero hijo de Dios, ausencia total de egoísmo, una disposición a entregarlo todo porque este amor ha permeado tanto nuestro ser. Por la bondad de Dios, hemos sido liberados de nuestra actitud anterior.
Siempre pienso en el Epafrodito, Filipenses 2:25: “mi hermano, colaborador, consiervo y ministró a mi necesidad debido a que él estaba anhelando todos vosotros y estaba afligido porque ustedes oyeron que él estaba enfermo, de hecho estaba enfermo al punto de morir, pero Dios tuvo misericordia de él y no sólo de él, sino también de mí para que no tuviera tristeza sobre tristeza.” Después, él dice: “recibidlo en el Señor con todo gozo y tened en alta estima a hombres como él, porque él se acercó a la muerte por la obra de Cristo, arriesgando su vida por completar lo que faltaba en vuestro servicio a mí.”
Aquí hay un hombre que estaba manifestando que era un hijo de Dios porque él estaba entregando su vida por la causa de Cristo. Pablo tuvo la misma actitud, porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Él dijo yo voy a ofrecer mi vida en sacrificio y servicio por su fe. Yo voy a entregar mi vida por llevarles el Evangelio a ustedes. Jesús fue su modelo. Jesús demostró que un hombre no tiene un amor mayor que este, que un hombre ponga su vida por sus amigos, Jesús hizo esto. Debemos amar de la misma manera sacrificial. Debemos amar de la tal manera que traemos vida, no muerte. Debemos amar de tal manera que traemos afecto, no odio. Debemos amar de tal manera que satisfacemos las necesidades sacrificialmente, no de modo indiferente. El contraste es muy fuerte aquí e inequívoco. Y si usted es un homicida de corazón y es indiferente de corazón, su profesión de conocer a Dios no significa nada. ¿Cómo es que - al final del versículo 17- el amor de Dios permanece en una persona así? Bueno, la respuesta es que no permanece.
Y después, en el versículo 18, hay una afirmación final en este texto, la cual es un mandato para nosotros. “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho, y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de Él.” No sólo es el amor que usted tiene un testimonio a toda persona que lo rodea de que usted pertenece a Dios, es un testimonio es cierto para usted mismo, ¿no es verdad? La profesión no es suficiente. No es suficiente para aquellos que le rodean y no es suficiente para usted, él dice: “amen no sólo en palabra y en lengua sino en hecho y en verdad, acción genuina.” Amen sacrificialmente. Amen de la manera que ha sido descrita, amen al entregar sus vidas, versículo 16… Poniendo vuestras vidas por los hermanos. Amen, versículo 17, al ver a un hermano en necesidad y abriendo su corazón a él. Ame, versículo 18, no sólo en lo que usted dice sino en cómo usted actúa. No son sólo palabras de su lengua, son obras lo que manifiesta la verdad de ese amor en su corazón. Aquí entonces, de nuevo Juan nos identifica de manera inequívoca la naturaleza manifiesta y la virtud de un verdadero cristiano. Lo que alguien dice, aquí está la evidencia real. Y más de eso está por venir. Ore conmigo.
Al traer este día a su fin, Señor, esta es una manera tan maravillosa de llevarlo a una conclusión. Conforme pensamos en la responsabilidad que tenemos como creyentes debido a que tenemos la capacidad de amar, debido a que el amor de Cristo ha sido derramado en nuestros corazones, debido a que tenemos el Espíritu Santo que mora en nosotros cuyo fruto manifiesta amor, debido a que hemos sido enseñados por Ti a amar, que amemos de manera apasionada, no sólo en palabra y en lengua, sino en hecho y en verdad; no sólo en lo que decimos que no sólo sale de la lengua, sino con lo que hacemos que sale de la profundidad del corazón. Y entonces, que manifestemos de manera plena que somos Tus hijos.
Recordamos las palabras de nuestro Señor quien dijo: “Si aman a sus enemigos, ustedes darán a conocer que son los hijos de Dios.” Cuánto más es eso verdad que si manifestamos que somos Tus hijos al amar a los impíos como Tú lo hiciste, inclusive aún más vamos a manifestar que somos Tus hijos al amar a aquellos que Tú amas, a Tus hijos amados.
Yo creo en mi corazón, Señor, que una de las razones por las que esta iglesia que has bendecido, una de las razones por la que esta iglesia es tan excepcional, una de las razones por las que se caracteriza por tal amor, un afecto tan sacrificial, una satisfacción de necesidades como lo hacen, una bondad como la que tienen, obras de misericordia y compasión y empatía como las que muestran es porque es una Iglesia constituida por creyentes verdaderos. Y eso es porque entendemos el Evangelio verdadero y por ello Te agradecemos que de hecho esta congregación ha sido enseñada por Ti a amar y ahí está el testimonio manifiesto que nos aparta de los hijos del diablo y eso hace que los que nos ven y a nosotros mismos, nos muestra que somos Tus hijos conocidos por nuestro amor unos a otros. Gracias por esta obra. Que seamos fieles a ella para Tu honra, en el nombre de Cristo. Amén.
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