Es muy refrescante estar juntos, lejos de todo el caos que está pasando en nuestro mundo, y mirar y ver todos sus hermosos rostros; y agradecerle al Señor que está aquí adorándolo. Esta mañana quiero llevarlos a un pasaje que ha sido un tesoro para mí durante muchos, muchos años. De hecho, es en realidad un pasaje del que hablé hace dos años en una Conferencia de Pastores a todos los hombres que estaban aquí. Es una de esas partes decisivas de las Escrituras, cuando miro mi vida y mi ministerio, y la vida y ministerio de usted en el reino de la luz. Ese pasaje es 2 Corintios capítulo 4, 2 Corintios capítulo 4.
Ahora hemos estado estudiando la idea del hecho de que las Escrituras revelan que el mundo está formado por dos reinos. Está el reino de la luz y el reino de las tinieblas. Y la última vez vimos 2 de Corintios capítulo 6, que dice que la luz y las tinieblas son incompatibles, tan incompatibles como la injusticia y la justicia, como Satanás y Cristo, como incrédulos y creyentes.
Y entonces dijimos que la Palabra de Dios nos llama a estar separados: “No toquéis lo inmundo. No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas ". El reino de la luz nunca es ayudado o promovido por una alianza en una causa común con el reino de las tinieblas. Cristo no necesita a Satanás para lograr Sus propósitos. Y romper esa realidad es lo que causa todo el compromiso que infecta, y siempre ha infectado, a la iglesia.
Entonces hay dos reinos. Quiero reafirmarle eso. Colosenses 1, usted recuerda: "Hemos sido librados del reino de las tinieblas al reino de su amado Hijo". En 1 Pedro, esa declaración muy, muy importante en el versículo 9: “Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios.". Filipenses 2:15, "Somos luminares que resplandecen en la oscuridad". Somos una luz en el mundo y no dejamos que esa luz se esconda, sino que brilla para disipar la oscuridad.
Si examina el evangelio de Juan, encontrará que uno de los temas de Juan en todo su evangelio es el tema de la luz. Jesucristo se nos presenta en el capítulo 1 como la Luz que viene al mundo y alumbra a todo hombre. En el capítulo 3, se nos dice que Él es la Luz, pero los hombres aman más las tinieblas que la Luz, porque sus obras son malas. En el capítulo 8, se nos vuelve a decir que Él es la Luz del mundo. El que viene en pos de Él, lo sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida. Incluso en el capítulo 12 del evangelio de Juan, se nos recuerda nuevamente que debemos responder a la luz mientras la luz está aquí.
Y 1 Juan capítulo 1, Juan abre nuevamente su presentación de Cristo con estas conocidas palabras, 1 Juan 1: 5, “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Si está usted entre aquellos que están siendo limpiados de todo pecado, vive en la Luz, anda en la Luz.
Ahora nuestro llamado y nuestro deber como hijos de la luz, como Pablo nos llama, es asegurarnos de que iluminemos la luz del evangelio en las tinieblas; esa es nuestra responsabilidad. No hacemos alianzas, causa común con las tinieblas, pero iluminamos la luz del evangelio en las tinieblas. Pablo nos ayuda un poco en eso cuando da su testimonio en el capítulo veintiséis de Hechos. Y si usted ve el versículo 12, ese es un buen lugar para comenzar.
Pablo está dando su testimonio a un rey pagano y está repasando lo que le sucedió en el camino a Damasco. Entonces él dice: “Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.’ Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: ‘Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, (el pueblo judío) y de los gentiles, a quienes ahora te envío,” y aquí está su llamado, “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.”
Eso es muy claro, ¿no? Permítanme leerlo nuevamente. Su propósito es abrir los ojos de judíos y gentiles “para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”.
Somos luces en el mundo. Tenemos el mismo llamado que tuvo el apóstol Pablo, hacer brillar la luz del evangelio en la oscuridad. Pablo aceptó este llamado, y en Romanos capítulo 1 dice esto, capítulo 1, versículo 14: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor". - esto es una obligación - “Porque, por mi parte también estoy pronto en predicar el evangelio a los que están también en Roma, porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.
“No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.” Pablo no se avergonzó de hacer brillar con valentía la luz del evangelio en las tinieblas. De hecho, en 1 Corintios 9:16, dice: "¡Ay de mí si no predico el evangelio!" En 1 Corintios 1:23, dice: "Predicamos a Cristo crucificado". En el capítulo 2 de ese mismo libro, y el versículo 2, "No predicamos nada más que a Cristo y a éste crucificado”.
De regreso al capítulo 1 de 1 Corintios, versículo 30, "Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación, y redención”. Él es el tema de nuestra predicación. En 2 Corintios capítulo 1, Pablo dice: “El Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, en él y mediante él son las promesas de Dios. Y amén para la gloria de Dios.” Incluso por aquellos que eran enemigos de Pablo, el evangelio fue predicado; y en Filipenses 1 él dice: “Cristo es anunciado, y en esto me gozo y me gozaré aún". Entonces, la simple responsabilidad que todos tenemos como los hijos de la luz en el reino de la luz es proclamar el evangelio de Jesucristo en las tinieblas, y eso significa para las personas que están en la oscuridad.
Una vez más, solo de manera muy fundamental, el capítulo 10 de Romanos, solo para que lo entienda, nos dice por qué esto es necesario: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo." La única forma de ser salvo del infierno eterno es confesar a Jesús como Señor y creer en su corazón que Dios lo levantó de los muertos, lo que significa que usted acepta Su expiación en la cruz, validada por Su resurrección. “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. No hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan.”
Y luego esta maravillosa invitación: “Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian buenas nuevas! Todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo. ¿Cómo se salvarán si no escuchan? ¿Cómo oirán si alguien no es enviado? Entonces eso es lo que hay detrás de la Gran Comisión. Estamos aquí en el mundo con ese glorioso propósito singular.
Y quiero decir de inmediato: la valentía de Pablo y el hecho de que no se avergonzó del evangelio lo colocaron en una posición precaria desde el comienzo mismo de su ministerio. Su historia de conversión está en el noveno capítulo de Hechos, y no voy a cubrir eso, pero quiero mencionar una cosa. Su conversión está al comienzo del capítulo noveno de Hechos en el camino a Damasco. Leemos su repaso de eso en el capítulo 26 de Hechos. Pero tan pronto como fue convertido y llamado por Dios, a la mitad de ese mismo capítulo que narra la historia de su conversión leemos esto: “En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo, que éste era el Hijo de Dios.”
Ese sería el lugar más hostil al que posiblemente podría ir. ¿Una sinagoga? ¿Se ha convertido, y va inmediatamente a una sinagoga para declarar que Jesús, este judío crucificado, es, de hecho, el Hijo de Dios? La valentía de Pablo valida el hecho de que no se avergonzó. Y el resto de su vida se enfrentó a la hostilidad inevitable que llega al que es valiente.
Vea el versículo 8 del capítulo 4, 2 Corintios; llegaremos a eso la próxima semana. “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.” Versículo 11, siempre estamos entregados a muerte. Versículo 12, “la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.” Él está hablando de la muerte física. Era una realidad diaria. Él fue tan despreciado por los judíos y los gentiles.
Vea el capítulo 6, y él nos da una pequeña letanía de las cosas que vinieron a su vida debido a su valentía. Versículo 4: “Mucha paciencia, tribulaciones, necesidades, angustias; azotes, cárceles, tumultos, trabajos, desvelos, ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.” Esa es una forma desesperada de vivir, yendo y viniendo entre la persecución y la bendición.
En el capítulo 7, él dice en el versículo 5, él dice que fue atribulado en todo, de fuera conflictos, de dentro temores. En el versículo 6 él dice que de hecho estuvo deprimido. Pero quizás la letanía más dramática está en el capítulo 11, en donde dice en el versículo 23 que, “como siervo de Cristo, he soportado más trabajos, más encarcelamientos, azotes sin número; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, ladrones, de los de mi nación, gentiles, en la ciudad, en el desierto, en el mar, entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? Llevó todas las cargas de los pecados de la iglesia, así como el sufrimiento físico.”
Solo quiero que entienda que el siervo más fiel del Señor fue la persona más perseguida en el Nuevo Testamento. La valentía y la voluntad desvergonzada de proclamar el evangelio conducirán inevitablemente a este tipo de hostilidad. Ahora bien, puede que no sufra las mismas cosas que sufrió Pablo, pero hay rechazo en ese nivel de valentía que él exhibió.
Entonces, es difícil, dado eso, mantenerse así; Es difícil mantenerse así. Pero Pablo se mantuvo así. Regresemos ahora a 2 Corintios capítulo 4, versículo 1. Él dice en el versículo 1, fíjese en esa frase al final del versículo: “No desmayamos. No desmayamos ". Vuelve a decirlo en el versículo 16: "Por tanto, no desmayamos". Esto es lo notable de este hombre. Su vida fue solo un acto constante de esquivar la muerte porque había tanta hostilidad feroz contra las buenas nuevas del evangelio.
Hoy en día habría muchas personas que le sugerirían a Pablo que tal vez podría alterar un poco el mensaje y no siempre sería un ministerio en la cárcel. “Quizás no tengas que ser tan atrevido. Quizás no tengas que ser tan valiente. ¿Qué es lo que estás diciendo? Se supone que estas son buenas noticias. ¿Qué es lo que estás diciendo que está causando este nivel de hostilidad dondequiera que vas? " Tan extremo que incluso fue apedreado hasta la muerte y resucitado. Él dice: "No nos desanimamos".
Fue fiel hasta el final mismo, hasta el momento en que colocó la cabeza en un bloque y la cabeza de un hacha se la separó del cuerpo, y murió en martirio. Nunca se desanimó. ¿Qué significa eso? ¿Qué significa ese verbo, ekkakeó en griego? Básicamente significa actuar cobardemente, desertar pecaminosamente, ceder al mal, agotarse. Pablo tiene que recordarle a Timoteo que no haga eso, en 2 Timoteo: “No hagas eso, Timoteo. No abandones el don que te fue dado, afirmado por la imposición de manos de los ancianos. Timoteo, predica la palabra; Dios te está viendo”.
¿Cómo mantuvo este apóstol tal perseverancia cuando tantas personas abandonaron en algún momento? Las quejas sobre el agotamiento, de que el ministerio es demasiado difícil. Hay menos personas que dejan el ministerio de esa manera, que las que permanecen en el ministerio y simplemente evitan cualquier cosa que sea ofensiva. Nunca dicen nada que pueda enojar a alguien.
¿Cómo aguantó? Bueno, al final del versículo 3, debería decir al final del capítulo 3, dice que, “El Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Y nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. La respuesta es que el Espíritu Santo lo santificaba constantemente y lo hacía más parecido a Cristo; y no hubo falta de valentía en la predicación de Cristo, ¿verdad? A medida que el Espíritu Santo lo santificó, se volvió más como su Salvador, y demostró los atributos del Señor Jesús mismo, y uno de ellos fue ciertamente predicar la verdad con valentía. Pero al llegar al capítulo 4, él nos define algunas convicciones.
La gente debatirá si la teología es importante o no. Creo que mucha gente asume que su vida cristiana se vive de una manera sentimental, que es una especie de conexión emocional con Dios. Pero la realidad es que solo puede vivir la vida cristiana con alguna fuerza, y solo puede evitar ser un cobarde que deserta cuando usted tiene una estructura muy firme de certezas, absolutos, convicciones que lo mantienen a usted fuerte, porque vivir la vida cristiana, hacer brillar la luz en la oscuridad es difícil, puede ser doloroso. Será usted perseguido, comenzando con su propia familia y las personas que lo rodean hasta cualquier otro nivel al que vaya.
Entonces, ¿cómo aguanta usted? Usted tiene que tener algunos compromisos inviolables, creencias incambiables. Usted no se puede alejar de ellos; y Pablo tenía esos, y los expone aquí. Y quiero llevarlos a través de este capítulo esta semana y la próxima. Pero veámoslo al menos en parte esta mañana. Él pudo enfrentar la oscuridad hostil, tomar lo que fuera que le arrojaran, por las siguientes razones. Número uno: "Tenía la certeza de la superioridad y exclusividad del nuevo pacto". En otras palabras, tenía la certeza de su mensaje. Tenía la certeza de la urgencia de su mensaje, que era la verdad, que era superior al antiguo pacto y que era la única esperanza para pecadores.
Veamos el versículo 1: "Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio", tengo que detenerlo allí. ¿Qué ministerio? ¿De qué “este ministerio”, de qué estás hablando? Regrese al capítulo 3, versículo 7: "Si el ministerio de muerte, grabado con letras en piedras", bien, ¿qué es eso? Ley de Moisés. Es un ministerio de muerte; pero vino con cierta gloria, porque después de todo, fue revelación divina tallada en la piedra por el dedo de Dios, por así decirlo. “Si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
Entonces tenía el ministerio del antiguo pacto con una cierta cantidad de gloria. Dios se reveló parcialmente a Moisés en el monte en Éxodo 33. La gloria cubrió el rostro de Moisés, descendió; es decir, la ley de Dios se representa como teniendo gloria porque proviene del Glorioso. Pero en el rostro de Moisés, era una gloria que se desvanecía. Sí, era gloria, pero era una gloria que se desvanecía, porque la ley es un ministerio de muerte. La ley solo le condena a usted, solo le mata a usted y lo envía a usted al infierno porque la viola.
Mucho más glorioso es el ministerio del Espíritu. Pablo hace el contraste de otra manera en el versículo 9: “Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto en comparación con la gloria más eminente”. Es decir, la gloria de la salvación del nuevo pacto en Cristo sobrepasa con mucho la gloria mortal de la ley, que se desvanece y condena.
Versículo 11, “Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza. Entonces ¿por qué es él tan valiente? Porque entiende la gloria del evangelio del nuevo pacto. Él tiene la certeza de su superioridad sobre el antiguo pacto, el cual solo condenaba.
Todo el mundo está condenado a muerte eterna porque ha violado la ley de Dios, todos la han violado. La ley entonces es un ministerio de muerte; es un ministerio de condenación. La única forma en que cualquier alma puede escapar de esa condenación es a través del nuevo pacto, que es un ministerio del Espíritu Santo y un ministerio que proporciona justicia.
Realmente es el algo mejor del capítulo 11 de Hebreos. El evangelio del Nuevo Testamento da vida espiritual y eterna. El evangelio del Nuevo Testamento da justicia. El evangelio del Nuevo Testamento tiene una gloria que es eterna. El evangelio del Nuevo Testamento provee esperanza, esperanza. El versículo 12 lo llama "tal esperanza", tal esperanza, una esperanza de gloria eterna que nunca se desvanecerá.
Él entendió eso. Él entendió eso con bastante claridad cuando escribió en Filipenses capítulo 3 estas palabras muy, muy conocidas. Él dice: “En cuanto a la ley”, capítulo 3, “podría confiar en mi carne. Saben que puse el punto sobre las íes. " Él dice: “Yo fui” - versículo 5 - “circuncidado al octavo día, soy del linaje de Israel, soy de la tribu de Benjamín, era hebreo de hebreos. Yo era, en cuanto a la ley, el más celoso posible, era un fariseo. En cuanto a celo, fui un perseguidor de la iglesia porque pensaba que violaban la ley de Dios. En cuanto a la justicia que es en la ley, yo era irreprensible, hasta donde todos sabían. Guardé la ley perfectamente.
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, esas las he estimado como pérdida, como estiércol, por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como estiércol por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura, ahí es en donde usa esa palabra, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe. Él entendió que la única esperanza de salvación estaba en el nuevo pacto. Él entendió que somos salvos por gracia a través de la fe, y él hace eso el tema de sus escritos, como les leí del capítulo 5 de Romanos.
Entonces, ¿qué nos impulsa en el ministerio a ser fieles y no desertar, no rendirnos, no avergonzarnos porque no podemos soportar la hostilidad y el rechazo? Lo que nos impulsa es la certeza de que esta es la única esperanza del pecador. Este es el único escape del pecador. Están a nuestro alrededor yendo al infierno. ¿Le importa a usted lo suficiente como para hacer brillar la luz en la oscuridad de ellos? ¿Entiende usted que no tienen esperanza ellos sin él? Pablo entendió eso y lo mantuvo valiente hasta que fue martirizado.
Hay una segunda característica, una segunda certeza, una segunda convicción fuerte que también está en el versículo 1. Dice: "Por lo CUAL, TENIENDO NOSOTROS ESTE MINISTERIO según la misericordia,” y nuevamente, tengo que detenerme. Él entendió que el ministerio es una misericordia. Esta es la segunda certeza: "El ministerio es una misericordia". En otras palabras, nunca perdió el asombro por el hecho de que estaba haciendo algo que no merecía hacer: él no era digno de llevar este mensaje, en absoluto. Siempre fue un shock impresionante para él. Nunca lo superó, incluso al final de su ministerio, mientras le escribe su primera carta a Timoteo.
En el capítulo 1 dice esto: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador, mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.” Y después esto,” Palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Pablo dice esto: “Dios en su misericordia, Cristo en su gracia, me salvó, para mostrarle al mundo que nadie está más allá de la redención. Yo fui el peor. Yo era el peor”.
Jesús nos dice que cuando a alguien se le perdona mucho, tiene mucha gratitud. "Es la misericordia del Señor", dice Pablo a los Corintios en 1 Corintios 7, "lo que me ha hecho digno de confianza". Filipenses 2, dice, “Dios tuvo misericordia de Epafrodito, y también Dios tuvo misericordia de mí para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza. Dios sigue siendo misericordioso conmigo. No merecía que mi querido amigo Epafrodito, a quien necesitaba, sobreviviera. Pero Dios le permitió sobrevivir, fue misericordioso con él porque sabía que lo necesitaba”.
Entonces, Pablo está diciendo que, “Dios es misericordioso, incluso me permite ministrar, incluso me permite predicar este glorioso evangelio, y Dios es misericordioso al rodearme de la gente que necesito. Ninguno de nosotros se lo merece. Nadie se merece tal privilegio. Nadie merece”, como dice en el capítulo 5, versículo 20, “ser embajador de Dios, representando al Rey celestial y al reino de la luz”.
Tal ministerio siempre es una misericordia, siempre una misericordia. Es por eso que en el capítulo 3, usted ve el versículo 5, “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto”. No somos competentes. No nos merecemos esto y no somos capaces. Pero el Señor nos escogió y nos capacita por Su Espíritu Santo.
En cierto sentido, Pablo entendió que incluso su propia indignidad no era un obstáculo para lo que el Señor podía hacer a través de su vida fiel. No creo que lo haya superado nunca. Pienso siempre a través de su vida como una persona que estuvo empeñada en encarcelar a cristianos en algún momento, que fue el peor activista anticristo del planeta; y el Señor le dio el ministerio del evangelio y el nuevo pacto, y estaba tan consciente de lo miserable que era él. Qué vida de anticristo vivió, que siempre vio el ministerio como una misericordia, y lo sostuvo por pura gratitud.
Había una tercera certeza, y con esta llegaremos al menos al versículo 2. Había una tercera certeza, él estaba seguro de la necesidad de un corazón puro. “Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso. Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso.”
Se lanzaron todo tipo de acusaciones falsas contra Pablo. Sabemos que hubieron personas que dijeron que falsificó el número de convertidos que tenía. Hubieron personas que dijeron que tenía una vida oculta de pecado. Se dijeron cosas terribles sobre Pablo. Fue brutalmente calumniado incluso por otros predicadores. Lea el capítulo 1 de Filipenses. Ellos estaban tratando de herirlo mientras él ya sentía las heridas de su encarcelamiento.
Y él había vivido una vida esencialmente como fariseo en la que había desarrollado una gran habilidad para esconder el pecado, ¿verdad? Eso es lo que son los fariseos; son artistas de encubrimiento, son hipócritas. Jesús dijo que son tumbas blanqueadas; por fuera se ven limpios, y por dentro son miserables con huesos de muertos y toda inmundicia, dijo Jesús. Y eran los más celosos de todos los judíos, los más familiarizados con la ley, los más exigentes en supuestamente observarla. Eran expertos en una vida oculta de vergüenza, porque la religión falsa no refrena la carne, la religión falsa no vence al pecado. Entonces, cuando usted tiene a alguien que parece muy religioso y no ve el mal en su vida, está viendo lo que la religión falsa tiene que producir, y eso es lo mejor de todos los hipócritas espirituales. Me parece que, entre más decoración externa, menos realidad interna.
¿Qué significa aquí la vergüenza? Cualquier cosa deplorable, deshonrosa, cualquier cosa que produzca vergüenza. Pablo dice: "He renunciado a la vergüenza secreta". A veces nos gustaría saber cuándo escuchamos a gente hablar o predicar o conocemos a algún cristiano que aparentemente representa al Señor Jesucristo, pero algo parece estar mal allí, y desearíamos saber lo que realmente está pasando dentro de ese individuo. A veces nos enteramos, a veces no. Pero tenemos derecho a esperar de aquellos que ministran el evangelio que no haya una vida secreta de vergüenza; y cuando la hay, es devastador, es devastador.
Así que Pablo dice en el capítulo 7, como vimos la semana pasada, versículo 1: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu”, por fuera y por dentro, “perfeccionando la santidad en el temor de Dios." Usted tiene que estar tratando con su corazón. Mateo 15, Jesús dijo: "No es lo que entra en usted lo que te contamina, es lo que sale de usted".
Entonces Pablo sabía que, si iba a ser fiel hasta el final e iba a perseverar, él sabía que si iba a ser fiel para alumbrar la luz en la oscuridad tenían que haber algunas cosas que lo anclaran, algunas certezas. Estaba convencido de la superioridad y exclusividad del nuevo pacto. Estaba convencido de que el ministerio era una misericordia. Estaba convencido de que necesitaba tener un corazón puro.
Y hay una cuarta y muy importante convicción: "Estaba convencido del deber de predicar con precisión la palabra de Dios". Mire el versículo 2 nuevamente. Estaba seguro del deber de predicar con precisión la palabra de Dios, “no andando con astucia ni adulterando la Palabra de Dios.” Convicción sobre el manejo correcto de la palabra de Dios. Esto abre, para mí, la caja de Pandora.
Nada es más decepcionante para mí que alguien malinterpretando las Escrituras y hablando como si fuera la verdad cuando se trata de una tergiversación. Es por eso que Pablo le dice a Timoteo en 2 Timoteo 2:15: “Procura con diligencia ser un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad". Tiene que hacerlo bien. Usted tiene que hacerlo bien. Usted lo hace bien, y toda la Escritura es útil, le dice a Timoteo; y después la predica usted.
Entonces, primero, usted tiene que interpretarla correctamente, y luego tiene que entender que cada cosa que dice es útil, y luego la predica. Convicción de manejar la palabra de Dios con precisión, y usa la palabra “astucia”: “no andando con astucia, panurgia. Literalmente, si separa la palabra, es la palabra para "todos" y la palabra para "energía": todo trabajo.
¿Qué significa todo trabajo? Que hay personas que harán cualquier cosa para alcanzar sus fines. Serán astutos con las Escrituras. Serán inescrupulosos con las Escrituras. La van a torcer, la van a pervertir, van a engañar a la gente con ellas. Un sinónimo de esta palabra es kakurgia, lo cual es un malhechor o un criminal. No creo que haya mucha diferencia entre un criminal y alguien que tuerce las Escrituras; eso es un crimen contra Dios.
El Nuevo Testamento usa panurgia, astucia, siempre en un sentido negativo. Es estar dispuesto a hacer cualquier cosa para alcanzar su fin, cualquier cosa con las Escrituras; y él describe lo que quiere decir: “adulterando la palabra de Dios”, adulterarla, usarla de manera ilegítima. El adulterio es pecado. Es una violación de un pacto. Es tener relaciones sexuales fuera de su pacto matrimonial. Eso está violando ese pacto. Y tiene un pacto con la palabra de Dios para enseñarla fielmente; y si no lo hace, usted ha violado ese pacto. Adulterando, dolountes, solo aquí en el Nuevo Testamento. Es un engaño. Es una trampa. Es un anzuelo. Es algo engañoso para enganchar a la gente usando la palabra de Dios como una forma de engañarlos.
Vea el capítulo 2, versículo 17. Es muy parecido a medran falsificando la palabra de Dios, medran falsificando la palabra de Dios, Kapēlos. Eso es un farsante, eso es un estafador. Los falsos maestros siempre tuercen, siempre pervierten la palabra de Dios de una manera engañosa, corrompiéndola, diluyéndola, torciéndola, para hacer que sus mentiras parezcan escriturales, para hacer que las personas que los siguen crean que hablan por Dios.
En 1 Tesalonicenses 2, Pablo se defiende nuevamente y dice: “Nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos, no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia, Dios es testigo. No usamos la Escritura, la enseñamos fielmente y exactamente.
Esto lleva a un punto realmente asombroso aquí. El apóstol fue verdaderamente fiel a la Escritura, y observe lo que este versículo dice que logró: “sino por la manifestación de la verdad” - esto fue porque fue fiel al interpretar la Escritura, él estaba manifestando la verdad - “recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios”. "Por la manifestación de la verdad", eso no puede ser sobre enfatizado. El deber de todo predicador, el deber de todo testigo es proclamar la verdad, manifestar la verdad. La exactitud de la interpretación exige una exposición clara, cuidadosa de las Escrituras.
Le estaba diciendo a algunos de nuestros jóvenes el otro día, oigo a predicadores diciéndome lo que significa la Biblia, diciéndome lo que dice la Biblia: "La Biblia dice, la Biblia dice, la Biblia dice". Eso no ayuda. Muéstreme cómo lo dice, no me diga lo que dice la Biblia. Usted oye a predicadores todo el tiempo en la televisión, "La Biblia dice, la Biblia dice". Bueno, entonces déjela hablar. Usted no es un intermediario para ella; métame en ella y muéstreme que está hablando, y muéstrame lo que está diciendo. Es por eso que el único tipo legítimo de predicación es la predicación expositiva, porque solo ese tipo de predicación deja que la voz de Dios se oiga y no mi interpretación de la voz de Dios. No me diga lo que dice la Biblia, deje que la Biblia hable por sí misma.
Entonces, Pablo dice, "no con astucia, no adulterando la palabra, sino por la manifestación de la verdad de la revelación de Dios", ¿qué sucede? - "recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios". Esta es una promesa totalmente inesperada. Una exposición fiel, precisa y clara de la palabra de Dios hará exactamente lo que quisiéramos que hiciera. Nos recomendará a nosotros mismos, lo que significa el mensaje que hemos llevado a la conciencia de todo hombre a la vista de Dios.
Esta es una de las promesas más grandes de la Biblia. Esta es la mejor verdad posible que todos los cristianos pueden oír. Si usted proclama la verdad, se va a recomendar a sí misma al corazón del oyente. No se necesita astucia. Sin engaño, sin alteración, sin adulteración; simplemente declare la verdad - la verdad del pecado y la condenación y el perdón y la justificación mediante Cristo - y usted tiene esta promesa de que nos recomendará a la conciencia de todo hombre a los ojos de Dios.
Ahora usted solo tiene un aliado en el corazón de una persona inconversa, y ese es la ley de Dios escrita en el corazón y la conciencia. Romanos 2 dice: "La ley de Dios está escrita en el corazón", y hay una conciencia, un mecanismo que Dios ha puesto en cada ser humano, muy parecido al dolor en el lado físico, que se activa cuando se viola esa ley. Todo pecador se siente culpable, todo pecador siente miedo y ansiedad cuando su pecado es confrontado.
Sorprendentemente, esta es una estrategia evangelistica que promete lograr la meta. Si usted dijera: "Bien, ¿cuál sería el mayor efecto posible de mi testimonio?" la respuesta sería, literalmente, al proclamar el evangelio, recomendándose usted mismo al oyente y a la vista de Dios. Bien, sabemos cómo nos recomendaríamos a nosotros mismos a la vista de Dios: al ser fieles a la verdad. Pero así también es como se recomienda al pecador.
Si usted pudiera obtener algún efecto de su testimonio, ¿cuál sería? Que el pecador entendiera la verdad de lo que usted está diciendo, que usted estableciera credibilidad con el pecador y con Dios. Todas las estrategias inteligentes, todas las tonterías, tácticas, para tratar de hacer que los pecadores respondan sin ofenderlos, no sirven de nada. La única forma en que puede recomendarle la verdad a un pecador inicialmente es golpearlo en el único aliado que tiene en su corazón, y esa es la ley de Dios y una conciencia culpable. Si usted evita eso, no se ha recomendado a sí mismo al pecador. El pecador solo está afirmando la verdad de lo que usted dijo cuándo siente la realidad del pecado y la culpa. Así que todas las estrategias inteligentes para evitar eso son distorsiones y engaños y astucia y adulteración.
Dice usted: "Bueno, eso enoja al pecador". ¡Por supuesto! Ese es el punto. Pero también, bajo el poder del Espíritu Santo, hace que el pecador se arrepienta. Todas estas personas inventando todas estas estrategias interminables sobre cómo eludir la hostilidad del pecador hacia la acusación del pecado, la muerte y el juicio, todos dando vueltas en círculos para tratar de hacer que el pecador abrace a Cristo a partir de alguna respuesta caprichosa, casi romántica emocional pasa por alto lo único que hay en un pecador que puede decir que esta persona me está diciendo la verdad.
Todo pecador conoce la miseria de su propio corazón, todos. La única forma en que usted se recomendará a un pecador es al darle exactamente entre la ley y la conciencia. Dice usted: "La gente odiará la verdad". Por supuesto. Pero ahí es donde tiene que empezar.
Romanos 1:32. Después de todas las listas de inmoralidad, homosexualidad, mente reprobada, todos los pecados, Pablo dice: "Ellos entienden el juicio de Dios”. Wow. Esa es una afirmación de que los pecadores conocen la ordenanza de Dios. Él le está hablando a romanos; estos son paganos gentiles, no judíos que tenían un Antiguo Testamento. Ellos conocen la ordenanza de Dios, y también saben que los que practican tales cosas son dignos de muerte. Wow, ¿de dónde viene eso? ¿Por qué? ¿Por qué se enojan los pecadores cuando son confrontados con su pecado? Porque usted ha despertado el miedo. La ley de Dios los condena, ellos saben que son dignos de muerte.
“Pero no solo hacen esas cosas, sino que también se complacen con los que las practican”. Y como hemos visto en Estados Unidos, hacen leyes para convertir eso en algún tipo de comportamiento aceptable. Los pecadores saben que son pecadores, saben que son dignos de muerte. Y si va usted a proclamarles el evangelio, ese es el único aliado que tiene en el corazón humano. Proclamar la verdad del pecado, la justicia y el juicio, y luego de la gracia, el perdón y la salvación. Proclame usted el evangelio con verdad con precisión, llame a los pecadores a escapar del pecado, a escapar del infierno al confiar en Cristo.
Mire, Jesús dijo esto, Juan 7: 7, “El mundo me odia”, - “¿Por qué? ¿Porque hago milagros? No. ¿Porque Yo los alimenté un día y no los alimenté al día siguiente? No." - “El mundo me aborrece porque yo testifico de él que sus obras son malas”. ¿Oyó eso? “El mundo me aborrece porque yo testifico de él que sus obras son malas”.
Supere esto, ¿sí? Eso es necesario y genera odio. Pero tiene que activar la hostilidad porque esa es una reacción al reconocimiento del pecado. Usted solo se recomienda a un pecador cuando el pecador sabe que está diciendo la verdad porque su corazón le está diciendo lo mismo; y su corazón no le va a decir nada acerca de la gracia o la verdad, pero sí le va a decir acerca de su pecado. Así que espere hostilidad, espere tener experiencias como Pablo. Mire, si el pecador está en el grupo de las concupiscencias y la impiedad y le gusta el mensaje de usted, usted no le dio el mensaje correcto. Si el pecador no siente dolor ni rechazo, usted falló, usted perdió el objetivo.
El rechazo, la hostilidad, la resistencia e incluso la persecución es el resultado natural de una conciencia acusadora. Pero también es el camino hacia el arrepentimiento bajo el poder del Espíritu. Un teólogo lo dijo de esta manera: “Pablo sabía que la verdad tenía un poder tan evidente en sí misma que incluso donde era rechazada y odiada, se recomendó a la conciencia como verdadera; y aquellos que son sinceros y declaran simplemente la verdad tal como Dios la ha revelado, se recomiendan a sí mismos como los que dicen la verdad cuando hablan a la conciencia de los hombres”.
En un giro irónico, siendo un poco personal por un momento, alguien estaba escribiendo cosas sobre mí y dijo esto: "MacArthur no puede llegar a la gente. No puede llegar a las personas a las que está llegando el movimiento misional. Entonces, si él y sus seguidores tienen éxito en desacreditarlo, los individuos que nunca se unirían a la fe, se esperaría que fueran solo decenas de millones. ¿Cuántas almas podrían perderse por tal falta de voluntad para ser misional? " La crítica es que no soy misional porque predico sobre el pecado, por lo que decenas de millones de personas podrían perderse. Mire, la gente no se va a salvar a menos que hable del pecado; y es por eso que Pablo dice: "No me avergüenzo del evangelio", porque si no está dispuesto a aceptar los ataques, usted va a fracasar, usted se va a desanimar.
Mire, usted no puede vencer la resistencia del consumidor, yo tampoco. Esto no es un ejercicio de mercadotecnia. Oh, sí, este es un ejercicio de mercadotecnia; apenas ayer estaba leyendo algo sobre eso. Usted tiene el producto, el evangelio, tiene los consumidores y tiene que descubrir cómo vender el producto a los consumidores, superar la resistencia de los consumidores. Usted no puede hacer eso. La resistencia de los consumidores es demasiado profunda, demasiado profunda. Ellos están cegados por Satanás, como veremos en un minuto. Usted no salva a nadie. Usted no puede salvar a nadie.
Un escritor lo expresó de esta manera: "La predicación es un sacramento de salvación, pero solo Dios salva". Así que las certezas impulsaron a Pablo, lo mantuvieron fiel: el estar seguro de la superioridad del nuevo pacto, el ministerio es una misericordia de corazón puro y el estar convencido de ser exacto con la palabra de Dios y esperar hostilidad. Y luego esta quinta. Tranquilo, no he terminado. Sé que está viendo su reloj.
Muy bien, versículo 3: "Él está seguro de que la salvación es la obra soberana de Dios". ¿Está listo para eso? Él está seguro de que la salvación es la obra soberana de Dios. “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto, en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.
Él está seguro de esto, que, si el evangelio está encubierto, si está cubierto, si no es recibido, está encubierto para aquellos que están en una categoría: "los que se pierden". Y también, "los cegados por Satanás": "El dios de este siglo cegó su entendimiento". No tenemos el poder para vencer la resistencia del pecador. No hay cantidad de inteligencia, no hay cantidad de manipulación, no hay cantidad de oratoria que pueda causar arrepentimiento y salvación. No podemos librar esta batalla con armas humanas.
¿Por qué es esto cierto? Volvamos al versículo 3 por un momento. Número uno: "Ellos son los que se pierden". Estas personas son las que se pierden - un verbo fuerte. Esos son los dedicados a la destrucción. Esa es una categoría de personas. Pablo se refiere a eso en 1 Corintios 1, 2 Corintios 2. Ellos son los que se pierden. En otras palabras, son una categoría de personas que no puede responder. No tienen mecanismo. "No entienden las cosas de Dios, son una locura para ellos”.
En segundo lugar: "Están cegados por Satanás". Entonces usted tiene esta categoría de personas que son "los que se pierden", en contraste con 1 Corintios 1, los que están siendo salvos. Y luego, además, “El dios de este siglo cegó su entendimiento para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.
El dios de este mundo, el dios de este siglo podría ser una mejor manera de decirlo, es Satanás. Satanás los ha cegado. Satanás los ha engañado. En el capítulo 10, Pablo dice que están fortalecidos en ideologías de perdición y muerte; necesitan ser sacados cautivos de ellas. Juan 8, ya hablamos de eso en las últimas semanas, “Son de su padre el diablo, que es un mentiroso, y creen sus mentiras. Aman la oscuridad más que la luz. Están bajo la ira de Dios. Sus mentes están corrompidas por su estado de perdición y el ser cegados dos veces por Satanás, de modo que no pueden ver la luz del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios ". No pueden, no pueden verlo.
Entonces ese es el nivel de resistencia de los consumidores que debemos atacar. Dice usted: "Bueno, ¿qué hacemos en una situación como esa?" Usted reconoce esto: "No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús". Predicamos a Cristo porque esto sabemos: “Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. Solo voy hacer un comentario de eso.
Usted sabe esto, que el mismo Dios que habló en Génesis 1: 3 y habló para que existiera la luz es el mismo Dios que tiene que hablar la luz espiritual en el corazón de un pecador que se está perdiendo, cegado satánicamente. Así que esta es la certeza de Pablo de que la salvación es una obra soberana de Dios. Es una obra soberana de Dios.
Entonces, ¿qué dice Pablo en el versículo 5? “Nosotros entonces no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús”. Simplemente predicamos a Cristo. No estamos buscando técnicas para superar la resistencia del consumidor.
Como dije, la única forma en que puede recomendarse usted a un pecador es golpear su conciencia y activar la ley de Dios que golpea su conciencia y lo hace sentir culpable; y esa culpa valida la verdad de lo que usted está diciendo sobre su pecaminosidad. Y luego llega a las buenas nuevas salvadoras del evangelio; pero, aun así, usted no tiene absolutamente ninguna habilidad para salvar al pecador. El pecador está encerrado demasiado profundamente por estar en la categoría de una persona que se pierde, una persona que ya está dedicada a la destrucción y cegada por Satanás. La salvación es un milagro creativo, así como la luz en Génesis.
Ahora hay mucho más que decir de eso, y la semana que viene diré más sobre los versículos 4 y 6. Pero quiero que vea el versículo 5 por un momento: "No nos predicamos a nosotros mismos". No predique sus ideas, no predique sus percepciones, predique a Cristo como se revela en las Escrituras. “Predicamos a Jesucristo como” - ¿qué? "Señor." Predicamos a Cristo Jesús como Señor. Simplemente somos esclavos, doulos. Los resultados espirituales no provienen de nosotros, no; predicamos a Cristo. Eso es suficiente. Ese es nuestro llamado. Predicamos a Cristo como la única esperanza para que el pecador escape del juicio y del infierno.
En Juan 7:18, Jesús dijo: "El que habla por su propia cuenta su propia gloria busca", solo tenga en cuenta que: "el que habla por su propia cuenta". Cuando escucha a un predicador que es el héroe de todas sus historias, está buscando su propia gloria. "El que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia". Escuche al predicador que da toda la gloria a Cristo. Predicamos a Cristo como Señor.
Creo que una buena forma de terminar: ¿tiene usted esa pequeña tarjeta, “Predicamos a Cristo”? Sáquelo de lo que sea que lo tenga. Quiero que se ponga de pie y lea esto conmigo. Y realmente apenas comenzamos, habrá mucho más de esta sección la próxima vez. Pero pensé que sería una experiencia maravillosa para nosotros escucharnos a nosotros mismos diciendo estas cosas. Si tiene uno, simplemente sígame y lea en voz alta, ¿de acuerdo?
Predicamos a Cristo, que es el Hijo Eterno, uno en naturaleza con el Padre Eterno y el Hijo Eterno, el Dios trino.
Quién es el Creador y dador de vida, así como el sustentador del universo y de todos los que viven en él.
Quien es el Hijo de Dios nacido de una virgen y el Hijo del Hombre, plenamente divino y plenamente humano.
Quien es Aquel cuya vida en la tierra agradó perfectamente a Dios y cuya justicia es dada a todos los que por gracia mediante la fe se vuelven uno con Él
Quien es el único sacrificio aceptable por el pecado que agrada a Dios y cuya muerte bajo el juicio divino pagó en su totalidad la pena por los pecados de Su pueblo, de los suyos, proporcionándoles perdón y vida eterna.
Quien está vivo, habiendo sido resucitado de los muertos por el Padre, validando Su obra de expiación y proporcionando resurrección para la santificación y glorificación de los elegidos para llevarlos a salvo a Su presencia celestial.
Quien está en el trono del Padre intercediendo por todos los creyentes.
Quien es el Profeta, Sacerdote y Rey escogido por Dios, proclamando la verdad, actuando como mediador para Su iglesia y reinando sobre Su reino para siempre.
Quien regresará repentinamente del cielo para arrebatar a Su iglesia, desatar juicio sobre los malvados, traer la salvación prometida a los judíos y las naciones y establecer Su reino milenial en la tierra.
Quién, después de ese reinado terrenal, destruirá el universo, finalmente juzgará a todos los pecadores y los enviará al infierno, luego creará los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva donde Él morará para siempre con Sus santos en gloria, amor y gozo.
Este es el Cristo que predicamos.
Necesita regresar al primer párrafo y reconocer que debe ser el Espíritu, el Padre y el Espíritu Eterno. Solo haga esa corrección. Eso es lo que predicamos. Eso es lo que creemos, ¿verdad? Dijeron un amén de corazón. No tenemos que ser inteligentes, solo tenemos que ser fieles y no desanimarnos.
Padre, gracias por nuestro tiempo esta mañana. La mejor de todas las experiencias posibles es estar en Tu presencia y la presencia de los tuyos, adorándote, escuchándote hablar a través de Tu palabra. Que los pecadores se arrepientan en este mismo servicio y más allá en donde se escuche este mensaje. Que se aparten de su pecado. Que sientan el miedo, el peso, el terror, la culpa de su pecado y huyan sólo a Cristo, que les ofrece el perdón completo.
Señor nuestro, te amamos, deseamos ser fieles para servirte como lo hizo Pablo, hasta el final de nuestros días. Que nunca nos desanimemos, que nunca desertemos, que seamos siempre valientes y sin vergüenza, y que Tú seas glorificado en nuestra vida, fieles hasta el final mismo.
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