Hemos estado estudiando una pequeña serie acerca del ministerio esencial del ministerio del Espíritu Santo. Nuestra explicación continua de la doctrina bíblica y no tratando de explicar los detalles técnicos en este proceso, sino que más bien regresar a los elementos sustanciales básicos del ministerio del Espíritu Santo. Y he estado muy preocupado por esto, porque creo que necesita de manera desesperada atención en la iglesia en la actualidad. De hecho, estoy preocupado porque la doctrina de la santificación, como se le llama teológicamente, es casi un elemento ausente en el ministerio en esos días. Nos encontramos en una situación no diferente a la de los gálatas. Abra su Biblia en Gálatas, capítulo 3 y vamos a refrescar nuestra mente acerca de la situación en la que estaban. Y después quiero leer una sección de Gálatas, capítulo 5 en donde nos concentraremos.
Gálatas, capítulo 3, versículo 1: "¡Oh, gálatas insensatos!" Un lenguaje fuerte. Son insensatos. "¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros, ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros". Pablo reduce su deseo a uno: "Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por el oír con fe. Tan necios sois habiendo comenzado por el Espíritu, ¿ahora vais a acabar por la carne?" Habían comenzado por el poder del Espíritu, es la obra del Espíritu la que inicia la salvación. Hemos visto eso. Hemos repasado cómo la vida espiritual comienza con el ministerio del Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien nos convence de pecado, de justicia y de juicio. Es el Espíritu Santo quien produce en nosotros arrepentimiento. Es el Espíritu Santo quien nos regenera, nos da vida nueva. Somos nacidos del Espíritu. Es el Espíritu Santo quien produce en nosotros fe y su misión a Cristo. Es el Espíritu, entonces, quien nos da vida eterna. Somos después habitados por el Espíritu, bautizados mediante el Espíritu en el cuerpo de Cristo, dotados por el Espíritu para tener dones espirituales que son usados para ministrar para la edificación del cuerpo. Somos asegurados para vida eterna por el Espíritu. Somos separados del pecado por el Espíritu. Todo eso ocurre en el momento de nuestra salvación. Y explicamos eso hace unas semanas atrás.
Y la pregunta que el apóstol Pablo está haciendo, debido a que todo esto es verdad y el comienzo fue en el Espíritu, ¿ahora asumen que pueden ser perfeccionados por la carne? ¿Ahora que son salvos, es momento de hacer a un lado al Espíritu Santo y esforzarse en base a su propia sabiduría, su propia fortaleza, en su propia capacidad para alcanzar al perfección? Es como si él estuviera diciendo, "Ustedes confiesan y admiten que cualquier entendimiento de la cruz, cualquier entendimiento de Cristo crucificado, cualquier cosa relacionada con su justificación es la obra del Espíritu, pero ahora han abandonado a la obra del Espíritu con respecto a su santificación. Creo que este es un problema enorme en el cristianismo contemporáneo. Se habla muy poco, se explica muy poco, hay muy poco diálogo, hay muy poco énfasis en estos días en el ministerio del Espíritu Santo en la santificación. Y como señalamos hace unas semanas atrás, muchos en el cristianismo evangélico, muchos que están orientados de manera fuerte, en términos bíblicos en su teología, huyen el ministerio del Espíritu Santo, no sea que se vean asociados con aquellos que básicamente han secuestrado al Espíritu Santo y lo han metido a la carismania, haciendo que la identificación misma con el Espíritu Santo sea algo que ellos necesitan evitar. No sea que se vean manchados por los abusos que se llevan a cabo en su nombre. Pero debemos regresar a un entendimiento verdadero y bíblico del Espíritu Santo y de su ministerio.
El ministerio del Espíritu Santo ha sido amenazado de muchas maneras, no solo por la carismania, sino también por la invasión de los enfoques psicológicos a la santificación que se han infiltrado a la iglesia, en donde usamos manipulación personal de personalidad para tratar de cambiar a la gente y alterar a la gente. La santificación psicológica, de hecho, elimina al Espíritu Santo cualquier idea humanista, cualquier idea de terapia, cualquier idea pragmática que intenta cambiar la conducta de la gente mediante algún tipo de presión externa, realmente choca con lo que Dios quiere hacer. Y es otro del mismo tipo de problemas que enfrentó la iglesia en Galicia. Gente que comenzó en el Espíritu y ahora piensa que puede ser perfeccionada por alguna sabiduría humana. Vivimos en un tiempo muy parecido a ese. Tenemos la doctrina de la justificación bastante clara. Inclusive, gente quien en el pasado, en años pasados pusieron poca o ninguna atención a cosas como la doctrina de la justificación, ahora están poniéndole atención a la justificación. De hecho, hay un grupo que se concentra en la expiación sustitutiva. Y la gente está concentrándose en eso porque es popular y quieren asegurarse de que cautivan a la multitud que les interesa en eso. Pero ciertamente no hay ningún grupo que se concentra en la santificación. Hemos dejado afuera al Espíritu Santo, por así decirlo, ahí en el polvo. Es momento de que nos concentremos en el Espíritu Santo. Creo que es parte de lo que sucede en la historia de la iglesia. Peleamos en ciertos frentes y por un tiempo la batalla es tan ardiente en un frente, que dejamos otros abiertos y éste es uno de esos.
La única manera en la que puede ser usted perfeccionado en la vida cristiana es por el ministerio del Espíritu Santo. No es algo que usted puede producir por sí mismo. Vimos una lista de cosas que definen lo que el Espíritu hace. El Espíritu nos lleva a la intimidad con Dios. El Espíritu ilumina las Escrituras. El Espíritu glorifica a Cristo en nosotros y otros. El Espíritu, de manera personal, nos guía a la voluntad de Dios. El Espíritu ministra en nosotros a través de otros creyentes y a través de nosotros a otros creyentes. El Espíritu nos fortalece. El Espíritu intercede con nosotros constantemente e incesantemente delante de Dios. Siempre la voluntad perfecta de Dios. Y esos ministerios son todos nuestros por el Espíritu, siempre y cuando no apaguemos al Espíritu como se indica en 1 Tesalonicences 5:19. O entristezcamos al Espíritu como se indica en Efesios 4, versículo 30. Apagamos al Espíritu al darle la espalda a sus ministerios y volvernos a otras cosas. Entristecemos al Espíritu por la misma acción. Cuan necio fue para los gálatas, cuan necio es para que alguien abandone la única esperanza de crecimiento espiritual y desarrollo y santificación. Y eso es el ministerio del Espíritu y sustituirlo por cualquier otra cosa.
Pase a Jeremías, capítulo 2 por tan solo un momento. Hay un par de secciones en Jeremías que son importantes para que las recordemos con respecto al ministerio del Espíritu Santo. Cuando el Espíritu de Dios está condenando a los hijos de Israel por su pecado a través del profeta Jeremías, capítulo 2, versículo 11. Aquí está la Palabra del Señor. Jeremías 2:11: "¿Ha cambiado una nación dioses cuando no eran dioses? Ustedes comenzaron adorando al Dios vivo y verdadero, ¿ahora han abandonado eso y se han vuelto a otros que no son dioses? Pero mi pueblo ha cambiado su gloria", siendo Dios, "por aquello que no aprovecha, se han alejado del Dios que les dio vida y se han desviado a otras cosas. Sorprendeos, oh cielos, ante esto y sacudíos. Queden desolados", dice Jehová. Estamos hablando de algo que es de gran severidad en la mente de Dios, volverse de Él. Y es descrito en el versículo 13 con este lenguaje inolvidable: "Porque mi pueblo ha cometido dos males. Me han dejado a Mí. la fuente de aguas vivas". Esa es la primer maldad. La fuente de vida. La segunda maldad, "Se han hecho para sí mismos cisternas, cisternas rotas que no pueden contener agua". Lenguaje vivido, "En Dios tenían una fuente interminable, completa de vida espiritual y poder. Lo dejaron a Él y se volcaron a una cisterna, lo cual no es absoluto un manantial, lo cual no es en absoluto una fuente de nada, sino un contenedor. Y de hecho, los contenedores estaban rotos. Aquí hay una descripción de la vida vivida sin Dios. Habían comenzado con Dios y se habían vuelto de Él.
Si usted ve el capítulo 31 de Jeremías y la profecía maravillosa del Nuevo Pacto; Jeremías 31:31, el cual es el pacto que Dios hizo con Israel indicando que un día Él los llevaría a la salvación. Pero es un pacto en el que todos nosotros también recibimos beneficio, porque todos somos creyentes del Nuevo Pacto. Pero notará la naturaleza de este pacto, versículo 31: "He aquí que vienen días", dice Jehová, "en los cuales haré Nuevo Pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá, no como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto". Ese es el pacto sináico. Ese es el pacto de la ley, el pacto mosaico, el pacto sinaítico, el pacto de Sinaí. "¿Por qué ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido contra ellos?" dice Jehová. "Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel, después de aquellos días", dice Jehová. "Daré mi ley en su mente y le escribiré en su corazón y yo seré a ellos por Dios y ellos me serán por pueblo". Es la naturaleza del Nuevo Pacto que Dios escribe su ley en el corazón, que la ley de Dios en lugar de ser una presión externa a la cual el hombre se conforma, se convierte en una motivación interna. Para ver, en mayor profundidad ese mismo Nuevo Pacto.
Pase a Ezequiel, capítulo 36 de nuevo – estos son pasajes de Nuevo Pacto. Ezequiel 36 en el versículo 26 nos habla más de esto – más de este Nuevo Pacto. Versículos 26 y 27: "Os daré corazón nuevo y pondré Espíritu nuevo dentro de vosotros y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne", versículo 27, "y pondré dentro de vosotros mi Espíritu. Y haré que andéis en mis estatutos y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra". Esto es lo que sucede cuando el Espíritu establece su residencia en la vida de una creyente. Es el poder del Espíritu lo que capacita la obediencia. Hace que usted camine en mis estatutos y guarde mis preceptos. En el capítulo 37 dice lo mismo, en el versículo 14: "Y pondré mi Espíritu en vosotros y viviréis y sabréis que yo, Jehová, hablé y lo hice", dice Jehová. La vida del Nuevo Pacto, entonces, es vida en el Espíritu. El Espíritu se convierte para nosotros esa fuente viviente de aguas divinas que siempre está brotando de manera interminable, proveyendo todos los recursos espirituales que jamás podemos necesitar y mucho, mucho más. Cuan insensato es entonces al vivir nuestras vidas cristianas, dejar esta fuente de aguas vivas al Espíritu Santo que mora en nosotros y volvernos a cisternas rotas, vacías. Si usted quiere vivir al nivel espiritual, si usted quiere vivir en el poder de Dios, usted entones necesita vivir en el Espíritu.
Ahora, con eso en mente, regresemos a Gálatas. Nada más que en esta ocasión, vamos al capítulo 5, Gálatas capítulo 5 y aquí está el texto en el que quiero que nos concentremos en esta noche, conforme consideramos lo que es una porción muy práctica de las Escrituras. Gálatas capítulo 5 y versículo 16. Palabras muy directas: "Digo, pues, andad en el Espíritu. Andad en el Espíritu". Esto es por el poder y dirección y guía del Espíritu. "Y no satisfagáis los deseos de la carne". Es así de simple. "Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne". Andad es un mandato de tiempo presente, implica simplemente en la palabra un progreso constante en un ritmo paso a paso, constante. Continúe andando, caminando, podría ser traducido. Conforme su vida como cristiano se desarrolla un momento a la vez, un día a la vez, cada paso es tomado en el poder y bajo el control del Espíritu. Este es un mandato a dejar que si vida sea gobernada por y dominada por el Espíritu Santo. Ahora, todos poseemos el Espíritu Santo. "Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él", Romanos 8:9: Todo cristiano tiene el Espíritu. No necesitamos, como tantas personas que andan por todos lados y oran como si no tuvieran al Espíritu Santo, oran por recibir al Espíritu Santo. Todos tenemos el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien nos dio vida. Es el Espíritu Santo quien viviendo en nosotros sustenta esa vida. "Somos el templo del Espíritu de Dios", 1 Corintios 6:19-20, eso es tan básico. Pero poseer al Espíritu Santo y ser templo del Espíritu Santo no necesariamente es lo mismo que andar en el Espíritu. Andar significa, simplemente, que usted toma todo paso de manera coherente en línea con la voluntad y en la dirección provista por el Espíritu Santo.
Ahora, la vida cristiana es descrita como un andar o un caminar muchas, muchas veces. Porque es una experiencia día tras día, paso a paso. Le voy a dar una pequeña teología del caminar o del andar aquí, por tan solo un momento. Efesios 4:2-3 dice: "Andad en humildad". Romanos 13:13 dice: "Andad en pureza". 1 Corintios 7:17 dice: "Andad en contentamiento". 2 Corintios 5:7 dice: "Andad en fe o confianza". Efesios 2:10 dice: "Andad en buenas obras". Efesios 4:17: "Ande de manera diferente que los no convertidos". 2 Tesalonicenses 3:6: "Ande separado". Efesios 5:2-3: "Andad en amor". Efesios 5:8-9: "Andad en la luz". Efesios 5:15-16: "Ande en sabiduría". 3 Juan 3 y 4: "Ande en la verdad". Y la clave de todo eso es andar en el Espíritu. Es Él quien produce humildad, pureza, contentamiento, fe, buenas obras, separación, amor, luz, sabiduría y verdad. Resumiéndolo todo, entonces, está en este versículo 16. Lo que usted tiene aquí, lo que es realmente una definición medular de cómo vivir la vida cristiana: "Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne". Eso es triunfo, eso es victoria. Eso es conquistar el pecado que permanece, la carne que está en nosotros. Y viene únicamente al andar en el Espíritu. Y lo vuelvo a decir, esto no es lo que usted oye en la actualidad. Se nos habla de trucos psicológicos. Se nos habla de pasos prácticos para esto y pasos prácticos para aquello y cómo cambiar la manera en la que nos conducimos mediante confesión positiva y palabras positivas. Y nómbrelo y reclámelo como si tuviéramos algún poder en nosotros mismos para alterar la realidad. Dicho de manera simple, debemos andar en el Espíritu, o de contrario no conquistaremos los deseos de la carne que están siempre presentes.
Ahora, esta es una batalla y Pablo va del mandato en el versículo 16, el cual es claro al conflicto en los versículos 17 y 18. Veámoslo. Esto es uno de estos textos básicos que definen una verdad clara que todo cristiano realmente necesita entender. Vivimos en una batalla. Vivimos en una guerra que se está llevando a cabo en nuestro interior. Aunque somos nuevas criaturas, somos totalmente nuevos, Gálatas 2:20: "Con Cristo estoy juntamente crucificado más vivo yo, más no, sino Cristo vive en mí". Somos un nuevo yo, pero el pecado todavía está presente. Está todavía ahí. Y eso ciertamente es indicado en el versículo 16. Solo cuando andamos por el Espíritu no cumpliremos los deseos de la carne. Lo cual significa los deseos de la carne todavía están ahí, aunque estamos en Cristo y hemos sido justificados. Todavía están ahí y nos van a conquistar si no andamos por el Espíritu.
Realmente es una realidad triste ver el "panorama", entre comillas, del cristianismo evangélico en la actualidad y ver cuan dominado es por los deseos de la carne. Inclusive, el nivel más elevado de ministerio supuestamente pastoral. El liderazgo cristiano, ahí usted tiene gente que parece estar totalmente sin control alguno de sus deseos carnales. Pastores cayendo en inmoralidad y pecado horrendos y esa es la parte que conocemos. Dios conoce la parte que es pública como algo que todavía no es conocido. Los pecados de algunos hombres vienen después. Algunos son conocidos en el tiempo. Y desciende del liderazgo a lo largo de los rangos hasta aquellos quien dicen ser cristianos, al grado que hay casi una actitud indiferente hacia la carne. Y después tiene usted a la cultura ocupada por tratar de atarse a la cultura para que de alguna manera puedan ganar a la cultura al afirmar la cultura o la sociedad. Entonces usted tiene a predicadores que quieren ser los expertos en películas para adultos y expertos en música vil y bien versados en las inmoralidades de nuestra sociedad para que de alguna manera puedan identificarse con la gente a la que ministran y se han sobreexpuesto a si mismos de una manera toxica al permitir que se infiltren estos vicios mundanos. Así no es cómo usted supera la carne, pero no parece haber mucho interés en superar o vencer los deseos de la carne. Y en donde hay algo de interés en eso, parece descender algún nivel de manipulación, algunos niveles de inteligencia o algún nivel de aptitud aprendida o crear un mundo que usted crea en el cual usted puede tener su propio poder para vencer la carne. Y puede ser únicamente realizado por el poder del Espíritu. En primer lugar, tenemos que preocuparnos porque se hagan y en segundo lugar, entonces tenemos que andar por el Espíritu.
Ahora, ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de la carne? En el versículo 17 dice: "La carne se opone al Espíritu y el Espíritu contra la carne". Eso es lo que está pasando en la vida de todo mundo. Me parece que en este clima, en particular, en la iglesia más gente está perdiendo esta batalla de lo que jamás he visto en mi vida. Y está empeorando todo el tiempo. ¿De que estamos hablando cuando hablamos de la carne? Sarks es la palabra griega. ¿qué es? Es un término muy, muy importante en las Escrituras. Es usado del cuerpo físico. Lucas 24:39: "Un Espíritu no tiene carne ni huesos". Ese es una manera simple de referirse a lo físico. Entonces, la palabra puede significar simplemente el cuerpo físico. También puede significar la condición caída humana como es así presentada en Romanos 7, en donde Pablo dice que la maldad o el mal está en mí. Los anhelos malos están en mi carne. Y por carne, ahí él quiere decir no solo su cuerpo físico, sino su condición caída. También puede referirse al esfuerzo personal como así se presentó en Gálatas 3:3, "van a terminar por la carne" y ahí significa su propio esfuerzo personal. Puede significa su cuerpo físico, su estado caído y también puede significar sus propios esfuerzos. También puede significar su debilidad o su inutilidad, como en Romanos 6:19, en la debilidad de nuestra carne. Simplemente significa ahí que hay una debilidad innata en nosotros para alcanzar las cosas que honran a Dios. También puede referirse a nuestra condición entera antes de la conversión como en Romanos 7:5, "estábamos en la carne".
Entonces, cuando usted encuentra la palabra carne, más vale que tenga cuidado en cómo la interpreta, porque puede significar cuerpo físico, condición caída, nuestros propios esfuerzos, nuestra propia debilidad o inutilidad. Y puede referirse a nuestra condición anterior. Pero también puede referirse al principio caído que está operando de manera plena en nuestra condición actual. Y así es precisamente como Pablo la usa en Romanos 7. Observe Romanos 7 por un momento, porque esta es una porción importante de las Escrituras, para entender esto correctamente. Pablo dice en Romanos 7:14: "Porque yo soy carnal vendido al pecado". Y ahí él define lo que él quiere decir con carne. Él quiere decir, "yo tengo esta esclavitud al pecado. Tengo esto en mí que es ejercido por el pecado. No es lo que quiero". Aunque en versículo 15, él dice: "Porque lo que hago no lo entiendo. No estoy practicando lo que me gustaría hacer, sino haciendo lo que aborrezco y si hago lo que no quiero hacer, concuerdo con que la ley es buena, entonces yo no soy ya el que lo hago, sino el pecado que mora en mí". Entonces, hay este principio de pecado, este pecado que todavía reside y que permanece en todo creyente que nos lleva en el área de los deseos de la carne para hacer lo que nuestra naturaleza redimida no quiere hacer. Y no lo que nuestra naturaleza redimida quiere hacer. Hay un principio, entonces, según el versículo 21: "Que el mal está presente en mí aunque yo soy el que quiere hacer el bien. Y yo, con gozo, estoy de acuerdo con la ley de Dios en el hombre interior. Me deleito en la ley de Dios, y todos vivimos en esto, entendemos en esto, pero veo una ley diferente, un poder diferente en los miembros de mi cuerpo que lucha contra la ley de mi mente, haciéndome un prisionero en la ley del pecado que está en mis miembros miserable de mí". Es como si yo estuviera pegado a un cuerpo muerto. Entonces, lo que aprendemos de eso es que la carne todavía está ahí. Sí. Todavía somos físicos, pero de eso no está hablando. Él está hablando de nuestra condición caída. Las propensidades pecaminosas que están en nuestra naturaleza humana, que van a estar ahí hasta que seamos glorificados. Más que tan solo nuestra debilidad, como se indica por la debilidad de la carne. Más que tan solo nuestros propios esfuerzos personales. Esta es una presencia innata del pecado.
Pablo dice entonces – regrese a nuestro texto en Gálatas: "La carne establece su deseo contra el del Espíritu. La vida cristiana es una batalla. Es una guerra que se está llevando a cabo en nosotros". Deseos significa deseos fuertes. Anhelos que son muy, muy poderosos producen pecado. Santiago, capítulo 1 lo presenta: "Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado por Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni Él tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. No es el diablo, no es Dios. Está en nosotros. Cada uno es tentado cuando es atraído y seducido por su propia concupiscencia. Entonces, la concupiscencia, habiendo concebido, la luz al pecado. Cuando el pecado es consumado, produce la muerte. Y después Él procede a decir, "Solo cosas buenas vienen de Dios. Cosas malas vienen dentro de nosotros. La concupiscencia concibe y produce el pecado". Entonces, en nosotros la carne existe. Nuestra condición caída estableciendo sus deseos en contra del Espíritu Santo, quien está en nosotros. La guerra se está llevando a cabo. Nuestro deseo caído, moviéndonos en una batalla en contra del Espíritu Santo para ver quién va a dominar. Dice usted, "Bueno, ¿a caso el Espíritu no es más poderoso que la carne?" Sí. Y el Espíritu ha sujetado nuestra carne, en términos de salvación. El Espíritu ha sujetado nuestra carne a gran nivel, a un grado transformador, en términos de salvación y regeneración. Pero todavía está la presencia de esa carne, aunque ha sido sometida grandemente, todavía hay una parte de ella que todavía no ha sido sujetada y que está liberando una batalla en contra de la obra del Espíritu. Si queremos ganar esa batalla, necesitamos aliarnos con el Espíritu Santo y no con la carne.
En Romanos, capítulo 6, versículo 12, Pablo presenta para nosotros en algunas directrices simples que usted recordará. Romanos 6:12: "No dejen que el pecado reine en vuestro cuerpo mortal para que obedezcáis sus concupiscencias. No continúen presentando los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia. No continúen haciendo eso. Todos estos mandatos asumen nuestra responsabilidad. Sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos y vuestros miembros como instrumentos de justicia a Dios". Lo que él está diciendo es, alinéense con el Espíritu. Pónganse de lado del Espíritu, no de la carne. Esto no es pasivo. Este es un tipo de acción activa. De nuevo, Pablo en Romanos trata con esto en el octavo capítulo. Creo que es el versículo 13: "Porque si vivís según la carne, moriréis. Más si por el Espíritu hacéis morir, las obras de la carne viviréis". Es matar de manera activa, agresiva las concupiscencias y los deseos. Esto es lo que significa que usted se ha vestido del nuevo hombre y usted ya no vive según la manera en la que usted solía vivir. Pero es un tipo de obediencia activa.
La vida cristiana es una carrera que debe ser corrida, según Hebreos, capítulo 12, es una pelea que debe ser peleada. Según 1 Corintios, capítulo 9: "Golpeando su cuerpo para someterlo. El diablo es un enemigo que ataca a la carne a través del sistema del mundo y él es un enemigo que debe ser resistido". Y para que nosotros resistamos de manera eficaz, Tito 3:8 dice: "Debemos aplicarnos a buenas obras". Pablo llama este tipo de enfoque agresivo, "proseguir hacia la meta de la semejanza a Cristo", el cual es el premio del supremo llamamiento, Filipenses 3. Y en Filipenses 2, él lo llama, "Ocupaos de vuestra salvación que Dios ha llevado a cabo en el interior de usted". En otras palabras, tenemos que alinearnos con el Espíritu Santo y no con la carne. Tenemos que andar en el Espíritu, no en la carne. Tenemos que responder a las directrices y mandatos del Espíritu y no a los deseos de la carne. En Efesios 5:18, este mismo principio es afirmado de otra manera. Dice, "Sed llenos del Espíritu". Literalmente, estén siendo continuamente llenos del Espíritu. En otras palabras, dejen que el Espíritu los domine. Y en Colosenses 3:16, el pasaje paralelo, por cierto, a Efesios 5:18, el pasaje que es exactamente paralelo, todos los pasajes que lo rodean son exactamente los mismos. El paralelo dice esto: "La Palabra de Cristo mora en abundancia en vosotros".
Ser lleno del Espíritu, ser controlado por el Espíritu, ser dominado por el Espíritu es lo mismo que dejar que la Palabra de Cristo lo domine a usted. La Palabra y el Espíritu, siendo lo mismo. La Palabra refleja la voluntad del Espíritu. Si usted quiere andar en el Espíritu, entonces debe andar, según las Escrituras, según lo que la Palabra de Dios enseña. Usted se pregunta, ¿por qué hay tan poco interés en la santificación en la actualidad? Es un paralelo directo a un poco interés en las Escrituras. ¿Por qué hay tantas personas que caen en pecados tan horrendos a todo nivel en la vida de la iglesia? Es porque no conocen lo que necesitan conocer para seguir la mente del Espíritu. No han sido instruidos. No se le hace favor alguno a la gente cuando no se le predica nada más que sermones simples evangelísticos basados en la cultura para tratar de atraer a los incrédulos semana tras semana, año tras año y dejar al resto de la gente que está sentada ahí que viene a Cristo moribunda, muriéndose de hambre de verdad espiritual, sin conocer lo suficiente para ganar la batalla que sé está llevando a cabo en el interior.
Entonces, en el capítulo 5, se nos manda andar en el Espíritu si tenemos esperanza alguna de conquistar nuestra carne con sus deseos. La carne se opone contra el Espíritu y el Espíritu contra la carne, porque estas están en oposición el uno al otro. Escuche esto, "Para que no hagáis lo que quisiereis". Eso nos lleva de regreso a Romanos 7 de nuevo, "para que no hagáis lo que quisiereis". Ahí es exactamente en donde vivimos. Odiamos el pecado en nosotros mismos y entre más santificado esté usted y entre más se involucre usted en esta batalla, más odiará usted el pecado que hay en usted. Y después quiero que observe el versículo 18: "Pero si sois guiados por el Espíritu, lo cual es lo mismo que andar por el Espíritu, lo mismo que ser lleno del Espíritu, no estáis bajo la ley". Esta es una afirmación maravillosa, maravillosa. El versículo 16 dice, "Andar en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne". Entonces, ¿qué va a satisfacer usted? Usted va a satisfacer la voluntad del Espíritu. Ahora sigue esto, usted va a cumplir la voluntad del Espíritu. No el deseo de la carne, si usted anda por el Espíritu. Andar por el Espíritu significa ser lleno, ser dominado ricamente por la Palabra de Dios, la cual es la mente del Espíritu. Si usted anda, camina de esa manera, lleno y dominado por las Escrituras, usted no va a satisfacer el deseo de la carne, decía así el versículo 16. Versículo 18: "No estáis bajo la ley". Ahora eso parecería decir, espera un minuto. ¿No será mejor decir que si usted es guidado por el Espíritu, usted está bajo la ley? Eso quiere decir que usted se está sometiendo a la ley. Usted está obedeciendo la ley. Usted está alineándose con la ley. ¿Por qué dice él que no estáis bajo la ley? ¿Por qué – qué significa eso? Simplemente esto. Usted ya no está en una situación en la que usted está tratando de ser controlado externamente.
La transformación y la obra del Espíritu en el interior está controlándolo a usted desde el interior y esa es la esencia de lo que le mostré en Jeremías y Ezequiel con respecto al Nuevo Pacto. Y eso es lo que significa recibir al Espíritu Santo, ser el templo del Espíritu. Un lugar en donde el Espíritu ha establecido su residencia. Nosotros ya no estamos bajo la presión externa de la ley, ahora estamos bajo el deseo interno del Espíritu Santo. Usted puede tomar a dos personas. Usemos a Pablo como ejemplo, el apóstol Pablo antes de que fuera cristiano. Él estaba bajo la ley, ¿no es cierto? Por su propia confesión, él estaba bajo la ley y él se esforzó por vivir según la ley. La ley era un estímulo exterior. Él tenía un corazón caído. Él tenía un corazón malo, no redimido. Él no tenía nada de Dios dentro de él. El Espíritu no vivía dentro de él, sin embargo, él dijo, "En lo que a la ley concierne, yo soy irreprensible". Hay muchas personas morales que operan bajo la ley. Someten sus vidas a cierto nivel de la ley externamente y tratan de vivir sus vidas según la ley. Están operando por obras. Están operando por esfuerzo humano y pueden mantenerlo así por un tiempo. Pueden hacerlo exitosamente por un tiempo y pueden esconder las cosas que necesitan esconder y revelar únicamente las cosas que necesitan revelar. Pero el pecado todavía es dominante en el interior. Pero cuando usted recibe al Espíritu en su regeneración, y cuando el Espíritu establece su residencia en usted y usted and en el Espíritu o es guiado por el Espíritu, usted ya no está bajo una presión externa. Usted está bajo una motivación divina, interna. Esto es lo que el salmista quiso decir cuando dijo, "Oh, cuánto amo yo to ley". Esto es lo que Pablo quiere decir en Romanos 7 cuando dice, "Me deleito en la ley de Dios. Es santa, justa, buena. Mi persona interior quiero obedecer y quiere guardar la ley". Esta es la diferencia.
Hay gente en el mundo en la actualidad que es gente muy moral. Algunos de ellos son más morales externamente que los cristianos profesantes, pero todo es presión externa. Sea cual sea la razón por la que quieren conformarse una ley externa, hasta donde alguien puede ver. Pero cuando usted anda en el Espíritu, la ley externa se quita y el Espíritu de Dios lleva a cabo su obra en el interior. Y eso es exactamente lo que el profeta Ezequiel y Jeremías tenían en mente cuando registraron la Palabra del Señor y dijeron, "Escribiré mi ley en vuestro corazón". No necesito un letrero en mi casa que me diga que ame a Dios. No necesito un letrero en mi casa que diga que honre a Cristo. No necesito un letrero. No necesito colocar algo frente a mí que me diga que debo hacer lo que es lo correcto, honrar a Dios, adorar a Dios, andar según la Palabra de Dios. No necesito eso. No necesito nada externo para motivarme, porque hay una motivación en el interior llevada a cabo en mí por el Espíritu Santo, a quien anhelo con todo mi corazón y toda mi pasión responder de manera plena y coherente. Entonces simplemente regresando al versículo 18: "Pero si sois guiados por el Espíritu", ahí está la clave ahí. "Siga la guia del Espíritu Santo. Ande o camine en el camino que el Espíritu Santo lo dirige a usted". ¿Cómo sabe usted – en qué camino lo está dirigiendo el Espíritu a usted? Porque está revelado en la Palabra de Dios. Así es como los creyentes deben vivir, Romanos 8:14: "Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son los hijos de Dios". Si usted es hijo de Dios, usted está siendo guiado por el Espíritu de Dios. Entonces, si usted es guiado por el Espíritu de Dios, siga. Todo es maravilloso y es correcto y es noble y puedo decirle esto. Si usted es cristiano, esto resuena y esto es lo que usted quiere hacer. Esto es lo que usted anhela. Esto es por lo que usted tiene hambre. Si a usted no le gusta lo que estoy diciendo, no se engañe que usted es un creyente. Si usted es un creyente verdadero, usted quiere andar en el Espíritu. Usted está siendo guiado por el Espíritu y usted desea seguir, pero usted entiende que la carne se resiste y pelea por estorbar eso.
Y para comenzar, usted no puede ni por un momento, inclusive, entretener la idea de que usted de alguna manera puede vivir una vida santificada si usted abandona la única manera en la que puede ser vivida y eso es por el poder del Espíritu Santo. La batalla es demasiado intensa. La carne es demasiada fuerte. En nuestra propia fuerza, somos demasiado débiles. No podemos ser perfeccionados por nuestra fortaleza humana. No podemos dejar que nos suceda lo que le sucedió a los gálatas. Comenzaron bien en el poder del Espíritu. Después vino el esfuerzo personal. El Espíritu Santo fue ignorado y cayeron en pecado. Siga al Espíritu, siga al Espíritu al seguir la mente del Espíritu. Siga la mente del Espíritu al seguir la revelación de las Escrituras.
Ahora, hay varias razones por las que usted debe andar en el Espíritu. Permítame darle tres que usted puede analizar; número uno, debido al estándar imposible de Dios, debido al estándar imposible de Dios. 1 Pedro 1:16: "Es Santo porque yo soy Santo". Yo podría alcanzar, no lo sé, algún nivel de satisfacción en la comunidad religiosa si viviera de cierta manera. Podría ser aceptado por la gente moral y la gente religiosa, inclusive la gente cristiana, si guardara mi vida de cierto tipo de pecados abiertos. Pero el estándar que es establecido en las Escrituras para nosotros es, "ser santos como yo soy santo". Esa gran demanda levítica de Dios que es repetida por Pedro, en 1 Pedro 1:16. Este estándar imposible está mucho más allá de mi poder. Mucho más allá de mi poder. Entonces, necesitamos andar en el Espíritu porque el estándar de otra manera es imposible de cumplir. En segundo lugar, nuestro enemigo es poderoso. Nuestro enemigo es poderoso. ¿Y qué quiero decir con eso? La carne. Entonces, digamos que la carne es poderosa. La carne es poderosa. "En mi carne", dice Pablo, "no hay nada bueno". Es poderosa porque es fuerte. Poderosa porque siempre está ahí presente. Poderosa porque es fácilmente activada y eso me lleva a la tercera razón por la que debemos andar en el Espíritu. Primero, debido al estándar imposible de Dios, debido a la naturaleza poderosa de nuestra carne. Y en tercer lugar, debido a la operación constante de satanás. Satanás tuerce y dirige el sistema para atacar la carne, el cual es la base de operaciones sobre la cual él aterriza sus tentaciones.
Entonces, tenemos una batalla seria que enfrentamos y si vamos a ganar esa batalla, necesitamos andar en el poder del Espíritu. 2 Corintios 6:16: "Vosotros sois el templo del Dios viviente". Como Dios ha dicho, "Viviré en ellos y andaré en ellos". Es un caso de Dios caminando en nosotros y nosotros caminando en Él. Y caminando o andando significa siempre conducta diaria progresiva. El Espíritu del Dios todopoderoso del universo vive en usted. Usted es el templo del Espíritu Santo. Él está vivo en usted. Él está andando. Él está moviéndose hacia delante. Debemos seguir y andar en el Espíritu. Y esos significa que debemos abrazar la mente del Espíritu y la cual es la verdad del Espíritu, lo cual significa que debemos estar saturados con la Palabra de Dios. Y cuando la oímos, debemos abrazarla. Eso es lo que Colosenses 3:16 está diciendo: "La Palabra de Cristo mora en abundancia en vosotros". No solo oírla y después acudírnosla, sino dejar que encuentre un lugar profundo y rico en su alma. Hay tanta superficialidad, inclusive en casos en donde versículos bíblicos son usados y supuesta enseñanza bíblica se está presentando. Carece de profundidad y amplitud y altura y extensión. Carece de riqueza. Carece de profundidad. Carece de verdad contundente que penetra nuestras almas y nos cautiva.
Esa es la razón por la que es tan importante que usted se exponga a ese tipo de entendimiento de la Palabra de Dios en todo momento que usted pueda. Llenando de manera interminable su alma de ella para que usted siempre esté dominado por la mente del Espíritu. Es esa verdad que está usted recibiendo y recibiendo y recibiendo que domina. Y yo sé que usted entiende eso. Y yo sé que para mí, yo estudio constantemente y leo constantemente, no solo para predicar. De hecho, nunca estudio para preparar un sermón. Siempre puedo pensar en algo que decir. Siempre estudio para conocer la verdad de la Palabra de Dios, y a partir de eso, sale un mensaje en un sentido común resultado consecuencia. Pero ni siquiera estoy leyendo todo el tiempo, simplemente en conexión con el tema que voy a predicar. Simplemente leyendo para ser nutrido. Simplemente leyendo para entender de manera más rica y más profunda las cosas del Espíritu y anhelando en mi propio corazón aplicar eso, aplicarlo para que se incruste en mi propio entendimiento. No hay otra manera de vivir la vida cristiana fuera de andar por el Espíritu. No hay otra manera de andar en el Espíritu fuera de conocer lo que el Espíritu quiere. No hay otra manera de conocer lo que el Espíritu quiere a menos de que usted entienda las grandes verdades ricas de las Escrituras. Y claro, en la actualidad existe esta masa de gente que va a la iglesia y no oye nada que sea profundo o penetrante o útil.
Y entonces quedan en esta batalla horrenda que se describe aun más en los versículos 19 al 23. Veámoslo. El mandato vino primero y después el conflicto y aquí está el contraste entre la carne y el Espíritu. Aquí está lo que describe o delinea los componentes de estas dos realidades. Las obras de la carne, simplemente en caso de que pueda olvidarlo, esto es lo que usted no debe permitir que domine su vida. Inmoralidad. Estos son típicos. A Pablo le encanta este tipo de listas. Ahí está la palabra porneia, fornicación, de la cual obtenemos la palabra pornografía, conducta sexual ilícita. Eso es lo primero en la lista, seguido de inmundicia, acatarcia. Una catarsis es una limpieza. Una acatarsis es algo que no está limpio. Usado, por cierto en tiempos antiguos de la pus que salía de una herida sucia. Suciedad de pensamiento y mente que lleva a pensamientos y conducta pornográfica. Y después él habla de lascivia ___, básicamente una palabra que significa sin refreno. Es abandono sexual que no conoce refreno. El que ha llegado tan lejos en la lujuria y deseo que a él le podría importar menos lo que alguien pensara. De hecho, esta es la persona que desfila su maldad en frente de todo mundo, aparentemente sin refreno alguno.
Esos son los elementos de la carne que se presentan en la categoría de la moralidad. También hay elementos de la carne que se presentan en la categoría, crealo o no, de la religión, versículo 20, idolatría. Esta tanto una obra de la carne como la inmoralidad, y no quiero decir con eso simplemente adorar un ídolo, una imagen. Es adorar cualquier cosa que no sea el Dios verdadero y el verdadero, Señor Jesucristo. Cualquier religión falsa. Seguida de hechicerías, farmaqueia, de la cual obtenemos, obviamente, farmacia. Farmacéutico. Siempre significó una droga. Las drogas eran usadas en el mundo antiguo como un medio común en la práctica de la magia y la hechicería. Usaban drogas para inducir estados de euforia de consciencia que ellos asumían que los elevaba al mundo de los dioses. Alteraban sus mentes mediante el uso de las drogas, la hechicería. Cualquier tipo de pensamiento alterado. En ese caso, haber usado en su adoración religiosa conectada con la magia, la hechicería y otras formas de hechicería.
También hay pecados de la carne que operan en el área de relaciones sociales. No solo inmoralidad y pecado sexual. No es solo religión falsa, pero inclusive en nuestras relaciones con otros. Por ejemplo, observe de nuevo, enemistades, versículo 20. Extra, odio es lo que significa, plural aquí. Odios, hostilidad. Después viene pleitos, eiris, lo cual significa peleas, luchas, toma la actitud del odio y la coloca en la acción. Después viene celos, es zelos, de lo cual viene celo. El enojo producido por lo que alguien más tiene que usted quiere tener. Después vienen iras – hay un tipo de progresión aquí, ___ la expresión de hostilidad de temperamento no controlado. Eso lleva, obviamente, a disputas muy serias, disensiones y contienda. Eso lleva, obviamente, a contiendas muy serias. Disensiones y envidias, como comienza el versículo 21. Entonces, usted tiene estos tipos de pecados que se manifiestan en la categoría de nuestras vidas personales, nuestras vidas religiosas y nuestras vidas sociales. Y después incluye borracheras, orgias. Esto serian orgias públicas, que eran parte de la religión antigua. Y lo demás que usted quiera incluir y cosas semejantes a estas acerca de las cuales sois amonesto como ya os lo he dicho antes. Que los que practican tales cosas no heredaran el reino de Dios. Se oye aquí como Juan, ¿verdad? Juan en blanco y negro. Que el que es nacido de Dios no practica el pecado como dice Juan en 1 Juan, capítulo 3. Los que practican ___, en el tiempo presente. Con eso él quiere decir aquellos cuyas vidas se caracterizan por cosas como estas. Es un durativo de acción en el idioma griego y entonces habla de práctica habitual, de cosas como estas. Y los que habitualmente hacen este tipo de cosas, no heredaran el reino de Dios. Estas son las obras de la carne que expresan la carne sin refreno, si son constantes. Ahora, este tipo de cosas pueden aparecerse en la vida de un creyente. Si un creyente puede ser inmoral, impuro, sensual, idolatro, inclusive, estar involucrado en drogas y todas las cosas que son enlistadas en los elementos sociales ahí. Enemistad, contienda, celos, enojos, contiendas, disensiones. Sí pueden envidiar, sí pueden emborracharse, sí pueden involucrarse en la inmoralidad, pero para ellos no es un patrón de vida. Es una aberración, no obstante, el punto que él está presentando aquí es que así es como la carne opera. Esto es lo que la carne produce. Esta es la naturaleza de la carne. Y esto es lo que está en usted y en mí todo el tiempo. Está ahí en guerra contra el Espíritu Santo.
Y por otro lado, el versículo 22 nos dice que si vemos al Espíritu, esto es lo que encontramos: "El fruto espontaneo del Espíritu", por así decirlo, usando la analogía agrícola. El producto espontaneo del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Entonces eso es lo que está pasando en usted. En usted, se está llevando a cabo una operación del Espíritu Santo que está produciendo nueve actitudes básicas: amor, ágape, la forma más elevada de amor. Gozo. A ese gozo añadimos paz. Eirene, tranquilidad en mente, en base a una relación establecida con Dios. Paciente, ____, lo cual significa un sufrimiento. Alguien que es paciente, tolerante, usado comúnmente, por cierto, en la Biblia de la actitud de Dios hacia los pecadores. Benignidad, crestotes. Bondad, agathosune. Excelencia moral, espiritual. Y finalmente las tres gracias. Fe o mejor fidelidad, gentileza y templanza o dominio propio. La capacidad de mantenerse en línea. Todo esto es la obra del Espíritu que produce amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Entonces, todo esto está sucediendo. Dos extremos presentes en usted, en su carne todo lo que es malo en el Espíritu, todo lo que es justo. Todos estos, por cierto, fueron características de Jesucristo y si tuviéramos tiempo, podríamos regresar a lo largo de la vida y ministerio de Jesús y ver cómo Él demostró todas estas nueve virtudes, producidas por el Espíritu Santo, quien, claro, estaba operando a través de Él en su ministerio encarnado.
Observe el final del 23, que Él hace una afirmación muy interesante. "Contra tales cosas no hay ley". La ley fue dada para refrenar la maldad. Usted no necesita una ley para refrenar esto. Usted no necesita una ley, inclusive, para producir esto. ¿Qué contraste? La conducta normal del hombre natural en la carne está descrita en los versículos 19 al 21. Y una ley fue necesitada para refrenarla. Pero en el creyente, la conducta normal es descrita en los versículos 22 y 23. Y ninguna ley se necesita para refrenar eso o producir eso, porque es la obra del Espíritu en el interior. La vida controlada por el Espíritu, produce todo eso. La vida cristiana, entonces, en toda su plenitud es una vida vivida en el poder del Espíritu Santo. Y si no la vivimos de esa manera, no es posible que podamos ser victoriosos. Entonces, hay un punto final en los versículos 24 y 25. Y si usted quiere puede llamar o la conquista, el conflicto está ahí. El contraste entre los elementos que caracterizan a la carne y al espíritu. ¿Qué hay acerca de la conquista? Versículo 24. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Eso es historia. Eso es historia pasada. Se refiere al momento de sus salvación cuando usted fue crucificado con Cristo. Usted ya ha crucificado a la carne, ya se ha matado el poder pleno de la carne. El viejo hombre ya ha sido matado. Usted ha sido crucificado con Cristo y en esa crucifixión su carne – y esto es tan importante – ha crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Qué gran afirmación. Aquellos que pertenecen a Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. El señorío de la pasión, el señorío del deseo malo sobre su vida ha sido roto en su salvación, ya no reina. Usted ahora es dominado por el Espíritu, versículo 25: "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu". Ahora ya no vivimos por la carne. Ahora vivimos por el Espíritu. No dominados por la carne, sino dominados por el Espíritu. Romanos 8:5: "Porque los que son según la carne, colocan su mente en las cosas de la carne". Los que son, según el Espíritu, colocan sus mentes en las cosas del Espíritu. Claro. Versículo 9: Más vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu. Si el Espíritu de Dios mora en vosotros y si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo está muerto debido al pecado, el Espíritu está vivo, debido a la justicia. Pero si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de los muertos mora en vosotros, el que levantó a Jesús de los muertos, también vivificará vuestros cuerpos mortales mediante su Espíritu que mora en vosotros". Lo que él quiere decir es vida y poder espirituales sobre la carne. Entonces, ya no estamos bajo obligación, versículo 12, de vivir según la carne. "Porque si vivís según la carne, moriréis. Más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis". Estamos viviendo, si somos cristianos, por el Espíritu. Por lo tanto estamos experimentando el poder dominante del Espíritu y debemos andar plenamente en el Espíritu. Esto es elemental para la vida cristiana. No hay manera de llegar ahí, fuera de conocer la mente del Espíritu. Esto no es misticismo. No ha manera de llegar aquí, fuera de conocer la mente del Espíritu. No hay manera de conocer la mente del Espíritu, fuera de que la Palabra de Cristo more en abundancia y profundamente en usted. Eso es tan importante. No solo oírla, no solo siendo oidores de la Palabra, sino hacedores como Santiago lo dijo. Me preocupa la gente que se acostumbra a no aplicar la verdad. Me preocupa eso mucho. Y sé que hay gente en esta iglesia que han estado aquí por años y años y años y se han metido en algún pecado terrible, como si no hubieran oído nada. Hay gente que se han sentado oyendo enseñanza sana y se han acostumbrado, se han preparado a ignorarla. Y el mismo sol que derrite la cera, endurece la arcilla. Y lo que está cambiando y transformando algunas personas, está endureciendo otras personas. Es crítico que usted realice un pequeño inventario acerca de cómo responde usted a la verdad que el Señor le da a usted. Entonces, el versículo 25 lo resume: "Si vivimos por el Espíritu y vivimos por el Espíritu, mejor traducido debido a que vivimos por el Espíritu, "andemos también por el Espíritu.
Me entristece, como dije al principio, que el Espíritu Santo es tan deshonrado en este tiempo. Hay tan poco interés en la santificación real. En la santidad, piedad, la separación del mundo. La gente cree que es una estrategia necesaria para el evangelismo conectarse con la cultura y estar bajo su influencia corrompedora y dañina. La gente cree que predicar la palabra de Dios, predicar doctrina sana, saturar a la gente con la verdad divina, de alguna manera es algo inaceptable, aburrido, no interesante, no importante. Y entonces, la gente que de hecho se ha convertido, queda expuesta al poder de la carne. Y está flotando este especie de fantasía acerca del Espíritu Santo que ha salido del movimiento carismático que domina nuestra manera de pensar. Necesitamos regresar al ministerio real del Espíritu Santo, el cual consiste en activar su poder en nosotros a través de su Palabra. Para que podamos conquistar verdaderamente la carne para la gloria de Cristo y la bendición de su iglesia y el beneficio de los perdidos.
Padre, de nuevo, en esta noche estas verdades son traídas con fuerza a nuestros corazones porque vienen de Tu Palabra de autoridad, inspirada y narrante. Esta es Tu Palabra para nosotros. Este no es mi mensaje. Este es Tu mensaje. Hemos contristado al Espíritu Santo. Ciertamente, hemos apagado el Espíritu Santo. Hemos representado de manera equivocada al Espíritu Santo. Hemos ignorado al Espíritu Santo. Y mientras que parece haber un intento que se hace por no deshonrar al Padre, inclusive un intento por no deshonrar al Hijo, parece haber poco interés en no deshonrarte a Ti, oh, Espíritu Santo. Por algún momento en el que te hemos entestecido, por algún momento en el que te hemos contristado o apagado, pedimos Tu perdón. Te damos gracias por tu fidelidad hacia nosotros, por continuar intercediendo por nosotros con gemidos indecibles y por lo tanto debido a que Tú intercedes por nosotros aquí, debido a que el Hijo intercede por nosotros allá en el cielo, todas las cosas son para nuestro bien. Te damos gracias por Tu intercesión constante por nosotros. Te damos gracias por tu presencia en nosotros. Te damos gracias por tu guía y pedimos, oh, Espíritu de Dios, que Tú nos coloques en el anhelo y deseo y motivación por caminar por el camino que Tú estás guiándonos. Y seguirte a Ti de esta manera, darte gloria y de esta manera disfrutar Tu fruto y no el producto de la carne. Y de esta manera vivir vidas que traen honra a Ti y que hacen que el evangelio sea creíble. Te damos gracias por el privilegio que tenemos, que va más allá de la comprensión de tenerte a Ti, oh, Espíritu Santo, viviendo en nosotros, sorprendente. Sorprendente. Es casi inconcebible que Tú, el que se movió sobre la faz del abismo en la creación e hizo que las cosas existieran. Tú, el que reveló las Escrituras, la plenitud de la revelación. Tú, el que capacitó el cuerpo de María para que diera a luz al Salvador. Tú, el que operó a través del Hijo de Dios encarnado, el que descendió y formó a la iglesia. Aquel por quien somos colocados en el cuerpo de Cristo. Tú vives en nosotros todo el tiempo. Esta es una realidad impresionante. Y que sepamos que a dondequiera que vamos, todo lo que decimos, lo que hacemos, lo que pensamos, hacemos, todo eso con Tu conocimiento pleno. Porque el que se une al Señor, uno es con él y somos uno Contigo y Tú uno con nosotros. Te damos gracias porque Tú continúas dirigiéndonos, guiándonos en tu gracia continuamente, pacientemente, amorosamente, que sigamos con corazones dispuestos anhelando sobre cualquier otra cosa hacer lo que Tú deseas que amamos. Ejerciendo obediencia a Tu Palabra para que podamos someter en Tu poder las obras de la carne y disfrutar el fruto pleno del Espíritu manifestándose. Viviendo en amor y gozo y paz y todas esas otras cosas es la única manera en la que queremos vivir y está ahí para que lo entendamos si caminamos por el camino que nos guías. Haz que hagamos eso de manera dispuesta con la confianza que en eso seremos bendecidos. Tú serás honrado. Otros serán afectados en la iglesia y afuera de la iglesia. Por esto oramos para tu gloria, Amen.
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