Abramos nuestras biblias en 1 Corintios capítulo 15, y veamos el capítulo de Pablo acerca de la resurrección, la resurrección de los creyentes es el tema de este capítulo. La Biblia promete una redención del cuerpo, no solo el espíritu, no solo el alma, no solo la persona interior. Romanos 8:23 dice que estamos esperando la redención de nuestro cuerpo.
De hecho, el apóstol Pablo dijo de manera clara que el espíritu de un hombre, sin un cuerpo está desnudo. En 2 Corintios capítulo 5, él dice: “No queremos ser desvestidos, no queremos estar desnudos, sino tener nuestro cuerpo de arriba.” El tabernáculo es llamado, ‘no hecho por manos, eterno, en los cielos.’ Dios creó al hombre como cuerpo y alma o cuerpo y espíritu, y lo redimirá como cuerpo y espíritu. Todos viviremos con Dios para siempre, en el cielo de los cielos, en cuerpos de resurrección.
En Juan 11, Marta le dijo a Jesús: “Si hubieras estado aquí mi hermano Lázaro no hubiera muerto. Incluso ahora sé que lo que tú le pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Sé que resucitara en la resurrección en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida, el que en mi cree vivirá aun si muere.” Jesús promete ahí la resurrección.
En Juan 6:44 leemos: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajera.” Y después Él dijo esto: “Y yo le resucitaré en el día postrero.” De nuevo, la promesa de la resurrección. El cuerpo no va a ser descartado eternamente, el cuerpo no es meramente una prisión para el alma, el cuerpo pertenece a la esencia misma del hombre, como fue creado por Dios. Incluso en esta vida para los creyentes, el cuerpo es exaltado al ser hecho el templo del Espíritu Santo, 1 Corintios 6:19 presenta eso de manera clara, Dios no va a desertar el cuerpo en la tumba, Él lo va a resucitar de los muertos.
Jesús dijo en Juan 5:28, “La hora viene cuando todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo del hombre y saldrán.” Esta es una doctrina muy importante. La resurrección del cuerpo del creyente que irá con su espíritu glorificado. Es una verdad cristiana esencial. Pero estaba enfrentando algo de oposición en Corinto, y esa es la razón por la que Pablo escribe esta Escritura. Si usted ve 1 Corintios 15, versículo 12, usted encuentra una indicación ahí de lo que estaba pasando. ¿Cómo es que hay algunos entre vosotros que dicen que no hay resurrección de los muertos? Eso es lo que se estaba diciendo/
El apóstol Pablo escribe este capítulo para tratar con eso. Esto básicamente era lo que era enseñado por los filósofos griegos. La noción de la filosofía griega era que el espíritu es bueno, la materia es mala, entre más pronto usted se deshace de la materia, más pronto usted se deshace del cuerpo, está mejor. El cuerpo simplemente se va a la tumba, entra en descomposición y el espíritu entonces regresa a su fuente, enseñaban los filósofos, los filósofos religiosos, y se pierde en la deidad universal, es absorbido y pierde su individualidad; no hay resurrección. Eso es lo que la filosofía griega enseñaba.
Entonces, Pablo tenía que reafirmar el hecho de la resurrección corporal. Había suficiente confusión acerca de eso en el mundo pagano. Pero incluso en el mundo judío, también había confusión. Los rabinos tenían una perspectiva bastante rara de la resurrección. Sabían que había una resurrección, porque Job dijo: “Aunque él me matare aun confiaré en él.” ¿Por qué? “Porque en mi carne yo veré a Dios.” Aunque los gusanos destruyan este cuerpo, en mi carne yo veré a Dios. Daniel habló de la resurrección de los justos al final de la historia humana.
Entonces, los rabinos sabían que iba a haber una resurrección del cuerpo. Algunos de ellos enseñaban que el cuerpo de resurrección sería idéntico al cuerpo que moría, una noción más bien extraña. Por ejemplo, el escritor de lo que se llama el Apocalipsis de Baruc, pregunta si habrá algún cambio cuando los hombres resuciten. Y la respuesta de los rabinos es, y cito: “La tierra ciertamente restaurará entonces a los muertos, no hará un cambio en forma, sino como recibió así también restaurará.” En otras palabras, su cuerpo se va a la tumba, y cuando sale de regreso es exactamente como cuando entró. Estaban negando una diferencia en el cuerpo de resurrección.
Y claro, ese tipo de enfoque torpe de la resurrección alimentaba a las nociones de los griegos escépticos. Era tan torpe, parecía tan ridículo, de que el mismo cuerpo sería traído de la tumba después de la descomposición, que fue combustible para su propia negación de la resurrección. Celso había dicho que la revolución corporal era la esperanza de los gusanos, porque que alma de un hombre querría más el cuerpo que ya se había podrido.
Entonces, se burlaban de la idea. Pablo enfrenta tanto la filosofía como la teología mala de los judíos, con ésta sección de la resurrección. Y cuando llegamos a la porción para esta noche, llegamos al versículo 35. Hemos llegado hasta el versículo 35, y esta es la pregunta que será presentada. Alguien dirá, si hay una resurrección, ¿cómo es que los muertos son resucitados? Y ¿con qué tipo de cuerpo vienen? Ésta entonces es la pregunta acerca del cuerpo de resurrección.
Los escépticos han presentado dos preguntas, ¿cómo son los muertos resucitados? Eso quiere decir, mediante qué medio, porqué poder, y con qué tipo de cuerpo vienen. Los escépticos son vistos como negando a la resurrección porque parece tan ridículo para ellos. Ven la muerte, ven la descomposición y concluyen que no puede haber resurrección. No se necesita mucho tiempo para que el cuerpo se descomponga, estaban muy familiarizados con eso en el mundo antiguo, parecía ridículo.
Entonces las preguntas comenzaron a surgir, ¿cómo puede un cuerpo en estado de putrefacción, de descomposición, resucitar? Y ¿qué hay acerca del cuerpo que ha sido despedazado en algún tipo de desastre? Y, ¿qué hay acerca de cuerpos que han sido quemados y han terminado hechos cenizas en un incendio? Y, ¿qué hay acerca de cuerpos que han caído en el mar y han sido consumidos por tiburones o lo que sea? ¿Cómo pueden ser resucitados? ¿Cómo es eso posible?
Pablo mismo, recordará en Hechos 26, versículo 8, le preguntó al rey Agripa, “¿Por qué debe pensarse como algo increíble para ti, que Dios resucite a los muertos?” Agripa había aceptado la filosofía de que no había resurrección. ¿Cómo pueden las cenizas arrojadas al viento después de que la gente ha sido cremada, cómo es que los huesos que han sido esparcidos en el fondo del océano, cómo puede la carne que se desintegra en el polvo ser traída de regreso y vuelta a ser constituida y resucitar de los muertos? De ésta manera las preguntas, ¿cómo son los muertos resucitados y con qué tipo de cuerpo vienen? Estas tienen la intención de ser preguntas de burla, escépticas.
Pero, quiero que observe la respuesta inmediata del versículo 36, a aquellos que hacen esa pregunta. Necio. Bastante directa. Literalmente, insensato. Insensato. Esta es la respuesta de Pablo al que cuestionó una reprensión severa que asume que el que se oponía, se enorgullecía por su inteligencia, y de hecho es un insensato. Este con frecuencia es el caso, por cierto, con los que se oponen, piensan que saben que hay una falla en la doctrina, y golpean esa falla pensando que son sabios y terminan como necios al final. Se ríe de la resurrección el escéptico, vive como si no hay resurrección, versículo 32, se acuerdan de que, si los muertos no resucitan, comamos y bebamos porque mañana moriremos.
Vive la vida al máximo, sé un hedonista, saca de la vida lo que puedas, satisface toda lujuria y todo deseo, tu cuerpo va a las cenizas y nunca regresa. Esa es una filosofía muy cómoda, por cierto, es un tipo de religión muy conveniente el creer en eso. Y también es muy conveniente que cuando usted muere su espíritu de alguna manera es absorbido de regreso a la deidad universal, y usted deja de existir como una persona. Porque si todo eso es verdad, entonces no habrá que pagar nada por su pecado. No habrá juicio. Ese es el tipo de filosofía que apela a aquellos que quieren vivir una vida hedonista.
Entonces, Pablo necesita tratar con eso, porque como le dije la última vez, si no resucitamos, entonces como recordamos en el pasaje anterior, no tenemos ningún motivo real para la salvación por parte de aquellos que han muerto en Cristo. Sino resucitamos, no tenemos ninguna motivación real para una vida de santificación, no tenemos esperanza alguna de rendición de cuentas eterna o de recompensa eterna, si tan solo en cierta manera flotamos como espíritus desmembrados, sin ser identificados.
Entonces, Pablo en su inteligencia inspirada por el Espíritu Santo y su entendimiento de la Escritura, y los temas de la eternidad, no tiene problema con explicar el cuerpo de resurrección. Esta es una escritura fascinante para mí, y espero que lo será para usted. Ahora, cuando se habla del cuerpo de la resurrección solo le puedo decir lo que está aquí, no le puedo decir nada más de lo que está en la Biblia. No voy a inventar nada, o especular en nada, únicamente vamos a tratar con lo que sabemos que la Escritura ha dicho y eso francamente es suficiente.
Ahora, Pablo tiene cuatro líneas de argumento. En primer lugar, hay una analogía. Él habla de una analogía para ayudarnos a entender la resurrección. Después el habla de la forma de la resurrección, después él habla de los contrastes y después el prototipo de un cuerpo de resurrección. Comencemos con la analogía en el versículo 36. “Necio,” eres necio porque crees que eres inteligente y eres un necio. Escucha lo que tengo que decir acerca de la resurrección.
Primero él comienza con una analogía. Es la analogía de la semilla, el plantar semilla que produce algún tipo de resultado en lo que sale de esa semilla. “Lo que tú siembras no se vivifica si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo.” Quizás un grano de trigo o algo más, ya sea de trigo o de otro grano. “Pero Dios le da el cuerpo como él quiso y a cada semilla su propio cuerpo.” Esta es una analogía o ilustración realmente clara, poderosa, útil, la semilla es colocada en el suelo, cualquier semilla, toda semilla es colocada en el suelo y muere. Muere, se descompone en el suelo.
Y a partir de esa semilla descompuesta viene una vida de resurrección, una planta se levanta, y esa planta es un tipo de cuerpo muy diferente que el de la semilla. De hecho, usted nunca podría identificar al ver a la semilla, como se verá el cuerpo resucitado de la planta. Usted no podría saber, al ver la planta tampoco, como se vería la semilla. Hay disolución, y hay una diferencia, pero al mismo tiempo hay una continuidad. Una muere, y al morir da vida, es muy diferente de lo que produce. La semilla es disuelta, se descompone, después vuelve a salir. Hay una diferencia vasta, una diferencia vasta.
De hecho, entendemos que arboles enormes salen de una pequeña semilla, la diferencia no solo está en la forma, sino en el volumen, en las características. Es la misma semilla de la cual sale la misma vida genética, básicamente impulsada por el mismo código genético en las células de la semilla. Sin embargo, el cuerpo que sale de la semilla es absolutamente diferente de la semilla misma. Así es en nuestro caso, nuestros cuerpos serán sepultados, ésta es la analogía, y conforme se disuelven y se desintegran en el suelo, Dios va a hacer que nosotros resucitemos en una forma diferente.
Pero, el fruto permanece en que será la misma persona, cambiada por la muerte y la resurrección. Pero la misma vida, la misma persona saliendo en una forma diferente. Nuestro Señor, de hecho, usó esta misma analogía al referirse a Sí mismo y Su propia resurrección la cual podría ser en dónde el apóstol lo vio. Él dice de Sí mismo, “La hora ha venido para que el Hijo del Hombre sea glorificado,” Juan 12:23, versículo 24, “De cierto de cierto os digo, a menos de que un grano de trigo caiga a la tierra y muera, permanece solo, pero si muere da mucho fruto.” Jesús entonces ve que Su propia muerte es un tipo de plantación de semilla, un tipo de disolución, desintegración, que resulta en una resurrección grande y gloriosa y fructífera.
Entonces esto, la lógica sigue esta línea de pensamiento. El misterio del cuerpo de resurrección no es mayor que esa analogía. El misterio del cuerpo de resurrección no es más grande que esa analogía. Si usted dice que no cree en la resurrección porque usted no entiende como una cosa puede morir y algo más puede salir de eso, entonces, bien podría decir, no creo en la cosecha, no creo en las plantas. Sucede, sucede incesantemente. Sucede de manera masiva, repetida, de manera innumerable. A partir del grano viejo y la muerte del grano viejo, viene una planta nueva.
Tiene la misma vida. Lleva la misma definición del código genético. Sin embargo, es algo muy nuevo y único. Nuestros cuerpos serán nuestros cuerpos, pero serán diferentes. Decir que usted no cree en la resurrección del cuerpo no es diferente que decir que usted no cree que un roble puede salir de una semilla, pero es el mismo organismo. La realidad espiritual de nuestra identidad será preservada por Dios, y resucitaremos para ser quienes somos, con una nueva forma, un nuevo cuerpo. Y resucitaremos para ser quienes somos con una nueva forma, o un nuevo cuerpo.
Ahora, usted en cierta manera tiene una idea de esto conforme vive. ¿Se ha dado cuenta? Su cuerpo ahora es diferente a lo que solía ser. Es bastante claro. Y continúa volviéndose en algo diferente, muy diferente del infante que salió del vientre de la madre. Muy diferente. Usted es el mismo a una edad avanzada, como lo era en la infancia. Usted es el mismo ser, pero no es el mismo cuerpo. Usted es la misma persona con la misma personalidad, con las mismas características, con los mismos elementos divinamente integrados que hacen que usted sea usted. Y usted desde su nacimiento hasta su muerte, será usted como ha sido diseñado por Dios. Lo que Pablo está mostrándonos es que lejos de la composición de que el cuerpo sea un obstáculo para la resurrección, la descomposición del cuerpo simplemente es la manera en la que la vida nueva sucede a lo largo de la creación del mundo. Es una analogía maravillosa y fácilmente entendida.
Y, por cierto, Dios determina lo que es ese cuerpo. Versículo 38, “Dios le da un cuerpo como él quiso.” Fue Dios el que dijo que esta semilla se vería como un roble y que fuera un roble. Fue Dios quien dijo que la semilla del maíz se volvería una planta de maíz. Fue Dios quien dijo que un grano de trigo se volvería una espiga de trigo, y que se vería así. Es Dios quien dice, esta semilla va a producir esta flor, y otra semilla otra flor, y otra semilla una flor diferente, y una planta diferente. Y hay cuerpos innumerables, virtualmente interminables que Dios diseña para cada semilla. Si usted coloca en un montón todas las semillas, de hecho, se ven bastante parecidas. Hay variaciones, pero tienden a ser pequeñas y más bien ásperas y sin color, pero salen en un arco iris de variedades. Toda semilla produce su propia planta debido a la voluntad de Dios, debido al diseño de Dios.
El punto es este, si Dios le da a todos los productos de la tierra su propia forma, ¿por qué no puede Él determinar la forma para la resurrección de los cuerpos de Su propio pueblo? Esto no es algo exagerado. Usted no puede inferir como se verá el árbol a partir de la semilla. Usted no puede inferir como se verá la flor a partir de la semilla, y es igual de insensato tratar de determinar a partir de su cuerpo actual, como es que su cuerpo de resurrección se va a ver. Pero las buenas noticias son estas, su cuerpo de resurrección estará en una relación con este cuerpo como la de una flor hermosa con una semilla fea, áspera. Entonces, la analogía es ¿por qué es tan difícil para ti creer en la resurrección del cuerpo cuando lo ves ilustrado en el mundo de las plantas?
En segundo lugar, Pablo pasa de la analogía a la forma de la resurrección, ahí en el versículo 39. Permítame leerle hasta la primera parte del 42. “No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne es la de las bestias, otra la de los peces, otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.” Versículo 42, “Así también es la resurrección de los muertos.”
De manera clara, toda semilla produce su propia planta, y esto depende de manera total del diseño de la voluntad de Dios. Esto es lo que el versículo 38 dice. Es lo que Dios quiere que sea, y Dios ha querido que haya muchas, muchas formas que existan, y entonces en el versículo 39, “No toda carne es la misma carne,” el siguiente versículo, “hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales,” está la gloria de uno y la gloria de otro, y así será en la resurrección. En lo que a los cuerpos conciernen, Dios manda las posibilidades más amplias, hay diferencias tan vastas que no pueden ser contadas.
Esto es más científico quizás de lo que parece. Me acuerdo hace algún tiempo atrás estudiando los aminoácidos, hay seiscientos octodecilliones de combinaciones de aminoácidos, y los aminoácidos determinan en esas combinaciones, en que difieren la carne. Es tan vasto, tan incomprensible que Dios pudiera tener una mente para crear tantos diferentes tipos de carne, tantos tipos de cuerpos.
Entonces, ¿por qué pensaríamos que sería algo muy grande para Él crear cuerpos para santos resucitados, incluso incrédulos resucitados? En el versículo 39, él dice, “hay carne de hombres, hay carne de bestias,” y lo que varía de bestia a bestia; otra carne de aves y lo que varía de ave a ave; otra de peces, y eso varía de pez a pez. Hay casi una combinación interminable de aminoácidos que crean distintos tipos de cuerpos.
Entonces, su ilustración pasa de semillas a criaturas creadas. Y después en el versículo 40 él va más allá de esta tierra y dice, “Y hay cuerpos celestiales, además de los cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales y otra la de los terrenales.” En otras palabras, hay terrestres, en una traducción, eso se refiere a organismos terrestres. No hay fin para la realidad de los organismos terrestres, creo que siempre asumimos que la vida es mucho más simple de lo que realmente es hasta que llegamos hasta esta área con el microscopio, y creo que fue hasta apenas al final del siglo IXX cuando la gente comenzó a descubrir la patología de la vida existente a tantos, tantos niveles. Es sorprendente, va más allá de la imaginación que Dios pueda crear tantas formas de vida en el mundo microscópico, que la vida existiendo aquí en la tierra. Los organismos terrestres van más allá de la comprensión en su variedad.
Y después hay, claro, cuerpos celestes. Cuerpos celestes, ¿a qué se refiere eso? Bueno, “los cuerpos terrestres,” lo lleva hasta el organismo más pequeño, más minúsculo, microscópico, hasta la creación del hombre. Los cuerpos celestes, eso significa todo lo que hay en el espacio, todo lo que hay en el espacio, incluso está presentado para usted, el sol, la luna, las estrellas, diferentes estrellas, incluiríamos a los planetas, y hay galaxias que están más allá de nuestra galaxia que ahora se cuentan en algún nivel del infinito.
Hay diferentes tipos de cuerpos en la tierra y hay diferentes tipos de cuerpos en los cielos. De hecho, todo cuerpo celeste es único. No hay uno que sea una copia al carbón, no hay uno que sea un sello, la cantidad innumerable de billones y billones y trillones y trillones de cosas en el espacio exterior creado por Dios, cada uno en sí, como una creación, cuerpos celestes, y son más gloriosos dice él, tienen una gloria que es mayor, la gloria del celestial, la gloria del terrenal es otra, pero la gloria del sol y la gloria de la luna y la gloria de las estrellas y la gloria que difiere de estrella a estrella es un tipo trascendente de gloria.
Entonces, él va desde el microcosmos al macrocosmos, simplemente llevándonos a todo lugar en el universo para imaginarnos todas formas corporales, por así decirlo, que Dios ha hecho. Donald Peattie en el Reader’s Digest de hace algunos años escribió, como las flores, las estrellas tienen sus propios colores. A primera vista, conforme usted ve todas las estrellas brillan como si fueran cristales congelados, pero si usted se concentra en esta, y esa la observa, usted va a descubrir un aspecto sutil en las estrellas. La calidad de su luz es determinada por sus temperaturas. Por ejemplo, en el cielo de diciembre usted ve Aldebarán como un rosa pálido; Rigel como un blanco azulado, otra de un naranja, un amarillo, etcétera, etcétera, etcétera. Ninguna estrella es como otra estrella, incluso en su color.
Entonces así como las semillas varían, como los cuerpos terrenales, los cuerpos de animales, los cuerpos de plantas, los cuerpos de aves, peces, varían, así como los cuerpos celestes varían, ¿por qué tenemos un problema pensando que Dios no podría crear cuerpos de resurrección? Hay una gloria. Me encanta esa palabra, hay una gloria en el versículo 41, en el sol. Hay una gloria en la luna, hay una gloria en las estrellas. El significado fundamental de gloria es manifestación, manifestación.
El punto es que los cuerpos celestes tienen su propia manera en particular de manifestar su propia identidad, conforme al propósito creador de Dios. Podríamos pasar mucho tiempo hablando más de eso, pero es suficiente decir, por ahora, él lo resume en el versículo 42, “Así también es la resurrección de los muertos.” Ilustraciones de la tierra, ilustraciones del espacio, ilustraciones de la naturaleza, ilustraciones de la astronomía, nos muestran que puede haber cuerpos que Dios diseña sin límite, y que todo cuerpo es diferente de cualquier otro. Para ir más allá de lo que acabo de decir, toda flor es una flor que es única.
Todo animal es un animal que es único. Es increíble reconocer el poder masivo, incomprensible, creador de Dios. No hay dos personas que son iguales, no hay dos plantas que son iguales, no hay dos animales que son iguales, no hay dos flores que son iguales, no hay dos pedazos de pasto que son iguales, así también es la resurrección de los muertos. No vamos a ser resucitados como una especie de clones que nos vemos todos iguales. Vamos a ser quienes somos de manera única, como un cuerpo difiere de otro, así el cuerpo de resurrección del creyente va a diferir de este cuerpo. Eso es lo que él dijo.
Y existe la posibilidad de que en la resurrección seamos únicos. Ese es el segundo punto que él está presentando. Eso quiere decir que su personalidad humana, su personalidad no será quitada, será preservada para siempre en perfección, pero con sus distintivos y con sus diferencias. Así como usted se distingue del resto de la gente ahora, usted también en ese entonces, así como usted lo es ahora, será en ese entonces, de tal manera que usted va a conocer a otros en el cielo. Dice usted: Bueno, ¿nos reconoceremos unos a otros? No será cuestión de reconocernos, será cuestión de conocimiento innato, porque no habrá nada que usted no conozca, usted conocerá como usted es conocido.
Entonces, la forma no es un problema para Dios, no es un problema para Dios, Él puede preparar un cuerpo. Erich Sauer escribió y cito: “Entonces las tumbas de los hombres se vuelven los lugares de semillas de la resurrección. Y los cementerios del pueblo de Dios se vuelven los campos de resurrección de su perfección prometida.” Ahora, habiendo dicho eso, hay dos puntos más en los pensamientos de Pablo aquí. Número tres, hemos visto la analogía en la semilla, hemos visto la forma al ver todos los cuerpos por todo el cielo y la tierra, los contrastes están en su mente comenzando en el versículo 42, los contrastes.
Esto es muy interesante, hablando de la resurrección de los cuerpos, cuerpos de resurrección, se siembra en corrupción, en cuerpo perecedero, resucitaran en corrupción, resucitará en un cuerpo sin corrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria. Se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra en cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. La objeción primordial del griego que negaba la resurrección era que el cuerpo era corruptible y el cuerpo estaba sujeto a descomposición.
Entonces, Pablo nos está mostrando como esto deja de ser un problema en la resurrección mediante una serie de contrastes. Tenemos estos contrastes de manera muy clara en los versículos 42 y 43, sí. Lo que murió era perecedero, lo que resucita es imperecedero. Lo que murió fue sembrado en deshonra, pero es resucitado en gloria. Sembrado en debilidad, resucitado en poder. Sembrado natural o animal, resucitado espiritual. Estos son contrastes, permítame tan solo ver un poco más de cerca estos contrastes.
Una versión solía decir, sembrado en corrupción resucitado en incorrupción. La vida entera para el hombre desde la cuna hasta la tumba está en este temor de corrupción. ¿Qué significa eso? Significa que el primer aliento que usted toma es el comienzo de su muerte. Esto es corrupción de polvo a polvo. El momento en que usted nace comienza a morir. La corrupción comienza a funcionar y operar, es una propiedad del cuerpo terrenal del hombre. He estado leyendo por mucho tiempo un libro fascinante llamando El Emperador de Todas las Enfermedades, escrito por un doctor médico brillante de la India, él es un escritor brillante, brillante. Él ha escrito un segundo libro que he comenzado a leer, llamado Genes.
Pero en el libro El Emperador de Todas las Enfermedades, él describe el cáncer. Y él relata esencialmente la historia entera del cáncer, y la historia de la batalla en contra del cáncer. Y después de unas 1500 páginas, él llega al final y dice esto: “Nunca jamás conquistaremos el cáncer. Nunca.” ¿Por qué? Porque él dice: “El cáncer es lo que significa ser humano. Es inconquistable porque es corrupción.” Después de todas las páginas, de hablar de la historia entera del cáncer, después de la historia entera de tratar el cáncer hasta la técnica más moderna en la actualidad, el resumen de su investigación entera dice: No podemos deshacernos de él. Es lo que nos define como humanos. Estamos en el proceso de corrupción.” Él dice eso como un incrédulo. Vivimos en este temor a la corrupción, algo nos va a sacar tarde o temprano.
Pero hay una resurrección, regrese al versículo 42, entonces, “se siembra cuerpo perecedero, corrupto,” literalmente dice, hay una resurrección de un cuerpo imperecedero o incorruptible. Entonces, la vida de resurrección no es solo traer de regreso, como el rabino dijo algún cuerpo corruptible, sino es resucitar un cuerpo incorruptible. Pedro está hablando de eso cuando él dice de la vida futura del creyente, que promete una herencia que es “incontaminada, incorruptible, inmarcesible, reservada o guardada en el cielo para vosotros,” 1 Pedro 1:4. Así como nuestra herencia es incorruptible, imperecedera, así los que heredamos eso somos incorruptibles e imperecederos.
Y, en segundo lugar, el no solo dice este cuerpo de resurrección es sembrado un cuerpo perecedero, sino resucitado uno imperecedero, versículo 43, “es sembrado en deshonra, es resucitado en gloria.” Hay siembra en deshonra, ésta es la deshonra de la muerte, esta es la deshonra de la muerte, no importa cuán inteligente sea usted, no importa cuán apuesto sea usted, no importa cuán brillante sea usted, no importa cuán exitoso sea usted, no importa cuanto haya logrado usted, usted comienza a mostrar señales de deshonra, de corrupción.
El pecado cobra su factura. El pecado muestra sus efectos. Y toda su belleza y juventud, brillo y fortaleza y poder e influencia comienzan a desvanecerse, y usted va de sea cual sea honra que usted recibió a deshonra. Y si usted ha llegado a preguntarse por eso, simplemente vaya a visitar un lugar para gente mayor, y vea algunas de las personas más brillantes y más honorables en un estado de deshonra total. Todos llegaremos ahí, al menos de que nuestra vida sea arrebatada antes. El pecado en últimas va a deshonrarnos, va a convertirnos en algo que necesita ser quitado de la sociedad, y guardado y encerrado.
La vida humana eventualmente se vuelve deshonrosa en ese sentido, en el sentido corporal. Siempre me sorprende asistir a un funeral y ver lo que le hacen al cuerpo para tratar de darle algo de honor, maquillaje, vestir a cadáveres en su mejor ropa de domingo, colocarlos en un ataúd elegante. Sin embargo, todos sabemos que ésta es la indignidad definitiva, la deshonra final. Pero, dice Pablo, “es resucitado en gloria,” es resucitado en gloria. ¿Qué significa eso? En el retrato de eso, Mateo 17, gloria de transfiguración de Cristo. La gloria de transfiguración de Cristo es resucitado en gloria radiante, es resucitado en la manifestación completa de la intención divina en la creación.
Esto no significa que seremos como Adán. No, no seremos como Adán antes de que él cayó. Seremos como Adán habría sido si él nunca hubiera pecado. Seremos glorificados. Romanos 8, él dice eso, a quién Él ha escogido, Él justificó, y glorificó. Cuando salgamos de la tumba no habrá deshonra, seremos todo lo que Dios diseñó que la humanidad fuera cuando la creó. Gloria humana completa, incluso radiando la gloria de Dios brillando a través de nuestra humanidad redimida y resucitada. Seremos como Cristo en Su transfiguración, gloria radiante. Los santos son vistos en retratos en el libro de Apocalipsis, literalmente como radiando luz, vestimentas de luz y gloria radiante. Cuando morimos somos sembrados en el suelo como una semilla que es perecedera, somos resucitados imperecederos, somos sembrados como una semilla que está en deshonra, somos resucitados en gloria.
En tercer lugar, en el versículo 43, “somos sembrados como una semilla en debilidad, resucitados en poder.” Nada es más débil que un cuerpo muerto. Incluso somos débiles cuando estamos vivos. Nos debilitamos conforme pasa la vida, estamos sujetos a la enfermedad, al dolor emocional, al fracaso, a las heridas, no podemos cumplir nuestros sueños, no podemos cumplir nuestros deseos, no podemos conquistar nuestras debilidades, no podemos superar nuestras tentaciones, finalmente la muerte, somos totalmente inútiles. Somos sembrados entonces en debilidad, nada hay más débil que un cuerpo muerto, pero somos resucitados en poder. Resucitados en poder.
Cuando somos resucitados no habrá debilidad, seremos resucitados poseyendo poder eterno, poder divino, el poder que es generado en y a través de nosotros por la vida misma de Dios en nosotros. No más el aguijó de la derrota, no más la amargura de la decepción, no más la vergüenza del fracaso, no más la imposibilidad de ciertos logros y esfuerzos. Viviremos en una esfera de poder y triunfo y victoria. Esa es la razón por la que en el versículo 55, llegaremos ahí más adelante, el versículo 54 dice, “la muerte es absorbida en victoria,” saldremos de la tumba victoriosos. “¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. Pero gracias sean dadas a Dios quien nos da la victoria a través de nuestro Señor Jesucristo.”
Martin Lutero dijo del cuerpo humano, “Por muy débil que sea ahora, sin poder y capacidad cuando yace en la tumba, será tan fuerte eventualmente cuando el tiempo llegue, que no habrá nada imposible para él, tendrá la mente para hacerlo, y será como la luz,” dice Lutero, “tan ágil, que en un instante puede flotar aquí abajo en la tierra o arriba en el cielo.” Describiendo nuestro movernos de un lugar a otro en los cielos nuevos y la tierra nueva. Sí, la tumba declara que el cuerpo es sembrado en corrupción, en deshonra, en debilidad y se descompone.
Ni importa cuán grandioso sea el reconocimiento, no importa que bien vestido esté el cadáver, no importa cuántos adornos hay en el funeral, no importa cuán dulces sean las fragancias, no importa cuán hermosas sean las flores, es muerte, es descomposición, la semilla sembrada. Pero cuando la resurrección venga, de la tumba saldrá para el creyente, un cuerpo nuevo será un cuerpo resucitado, imperecedero, resucitado en gloria y resucitado en poder.
Y resumiéndolo en el versículo 44, se siembre cuerpo animal, o natural, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y hay cuerpo espiritual. Animal o natural, significa que pertenece a la carne. Animal o natural significa que pertenece a esta vida. Tiene que ver con la vida actual, es el hombre natural, 1 Corintios 2:14, para eso es este cuerpo. Cuando vamos a la tumba vamos sembrando, ese cuerpo está siendo sembrado como un cuerpo natural, un cuerpo diseñado para encajar con nuestra vida actual. Es psuchikon, es psuche, carne, vida natural.
Mientras que vivamos en la tierra somos plagados por ser naturales. Por esta razón hay corrupción, deshonra y debilidad, todo eso es parte del pecado, claro. El cuerpo natural entonces, no es apto para la vida venidera, tiene que ser sembrado, tiene que morir para que otro cuerpo pueda salir, no un cuerpo natural, sino que será resucitado un cuerpo espiritual. Esto es un cuerpo que es apto para la esfera espiritual, no un espíritu, sino un cuerpo apto para la esfera espiritual.
Y de nuevo, quizás debo leer 2 Corintios 5, me referí a ese pasaje antes, Pablo dice: “Si este tabernáculo terrenal que es nuestra casa, es derribado, tenemos un edificio de Dios, una casa no hecha con manos, eterna en los cielos.” Es un cuerpo eterno. De hecho, en esta casa gemimos, anhelando ser revestidos con nuestra morada del cielo, así como habiéndonos vestido de ella, no seremos hallados desnudos. De hecho, mientras que estamos en este tabernáculo gemimos, siendo cargados, porque no queremos ser desvestidos, sino ser vestidos de tal manera que lo que es mortal será tragado por la vida.
Y después él procede a decir, este es el propósito de Dios para nosotros, rendimos un psuqué, carne, por un pneumatikon sōma un cuerpo que encaja con la esfera espiritual, la esfera en dónde Dios mora. Es apto para la vida espiritual. El cuerpo que tenemos ahora está adaptado a este lugar más bajo, el cuerpo que recibimos en la resurrección será adaptado a ese lugar más alto. Es pneumatikon sōma, un cuerpo transformado por el poder que da vida del Espíritu Santo, y adaptado para nuestra nueva residencia en el cielo, será un cuerpo de gloria. Gloria significa que será un cuerpo en dónde la manifestación de Dios radiará de nosotros, poseeremos vida divina en todo sentido. Radiaremos la gloria misma de Dios.
Ahora, usted se está diciendo a sí mismo. Ahora, espera un minuto, todavía no sé cómo se va a ver esto. Entonces, permítame darle el punto final que Pablo presenta, el prototipo, versículo 45. “Así también está escrito, el primer hombre Adán, alma viviente, el postrer Adán, espíritu vivificante; más lo espiritual no es primero, sino lo animal, luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal, el segundo hombre que es el Señor, es del cielo. Cuál el terrenal, tales también los terrenales, y cuál el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal traeremos también la imagen del celestial.”
Mmm. A Pablo le encanta hacer comparaciones entre Adán y Cristo, y lo hace mucho, lo hace mucho, lo hace mucho. Y él lo hace aquí otra vez, comparando a Adán con Cristo, las cabezas de dos familias. Adán, claro, es la cabeza de todos los que son terrenales. Cristo es la cabeza de todos aquellos que son celestiales. Él hace un contraste entre estos dos. Está Adán, quien se volvió un alma viviente, citando de Génesis 2, y él nos ha dado vida natural, vida que es de la tierra, terrenal.
Pero después está Cristo, quien es el postrer, o el último Adán, quien se vuelve un espíritu que da vida, quien nos da vida espiritual, esto es vida celestial, el último Adán nos da vida apta para el cielo, así como el primer Adán nos dio vida apta para la tierra. Todos descendemos de Adán, todos estuvimos en los lomos de Adán, todos nosotros hemos venido de Adán y Eva, y la naturaleza de Adán básicamente es nuestra naturaleza, somos como Adán, Adán es el prototipo de la vida natural del hombre en un cuerpo natural con pecado. Jesucristo es el prototipo de la vida espiritual del hombre en un cuerpo espiritual.
Entonces, usted hace la pregunta, ¿cómo será su cuerpo? Será como el cuerpo resucitado de Cristo, eso es lo mejor que podemos decir. Y lo vieron, lo reconocieron, hablaron con Él, Él comió con ellos, Él atravesó paredes, Él se movió de un lugar a otro de manera instantánea sin tener que cruzar por el espacio que estaba en medio de esos dos puntos. Él tuvo una gloria en Él que era trascendente, Él se movió de la tierra al cielo. Adán, como fue creado originalmente nos dio a todos, nuestra vida natural, y con ella la muerte. Cristo resucitado de los muertos nos da nuestra vida espiritual, incorruptible, glorificada, una vida poderosa espiritual.
Pablo de hecho dice en Filipenses 3:21, tendremos el cuerpo de Su gloria. Ahí está otra vez esa palabra ‘gloria’. 1 Juan 3:2, lo veremos tal como Él es, seremos como Él; diferente, radiante, trascendente, poderoso. Sin embargo, se podía tocar y sentir, y Cristo todavía tuvo las cicatrices de las heridas, todavía se le podía reconocer el mismo Jesús, se acuerda usted de Hechos 1:11, Jesús ascendiendo al cielo, el ángel dijo, éste mismo Jesús quien es tomado de vosotros vendrá. Es el mismo Jesús. Ese es el prototipo para la resurrección.
Entonces, todo lo que conocemos acerca de Cristo resucitado es lo que conocemos acerca de nuestros cuerpos de resurrección. De nuevo, vea Filipenses 3:20-21 cuando pueda, vea todos los registros en los evangelios de Cristo, después de su resurrección, y usted verá el prototipo de vuestros cuerpos resucitados. Ahora, llevamos la imagen de Adán, el cuerpo de descomposición, entonces llevaremos la imagen de Cristo, el cuerpo de gloria.
Ahora somos terrenales, entonces seremos celestiales. Ahora llevamos la imagen del terrenal, versículo 49, entonces la imagen del celestial. Seremos copias del Señor Jesucristo después de Su resurrección. Es simplemente algo increíble darnos cuenta de esto. ¡Qué regalo tan sorprendente y asombroso! Eso va a pasar. Esa resurrección va a pasar cuando nuestro Señor venga.
Escuche 1 Tesalonicenses 4. “Creemos,” versículo 14, “que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con Él aquellos que han dormido en Jesús, porque esto os decimos por la palabra del Señor, que los que vivimos y permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a aquellos que han dormido.” En otras palabras, los muertos resucitarán primero. “El Señor mismo descenderá del cielo, con grito, con voz de arcángel, con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero, después nosotros los que vivimos y permanecemos en el rapto, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para encontrarnos con el Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”
¿Qué sucede en el rapto cuando todos nos vamos a ir hacia arriba en el aire, aquellos que están vivos y aquellos que están saliendo de las tumbas? Versículo 51 de 1 Corintios 15 nos dice: “Os digo un misterio, no todos dormiremos, todos seremos cambiados, todos seremos transformados en un momento, en el abrir y cerrar de un ojo, en la última trompeta. Porque la trompeta sonará y los muertos resucitarán imperecederos, y seremos cambiados.” Y ahí es cuando esto perecedero debe vestirse de lo imperecedero, y esto mortal se vestirá de inmortalidad. Eso es cuando la muerte es tragada o absorbida en victoria.
Esa es la resurrección. Eso es lo que el Señor tiene preparado para nosotros, un cuerpo apto para la vida completa del cielo, un cuerpo del cual la gloria de Dios radiará, un cuerpo de poder, un cuerpo sin ninguna restricción humana de tiempo o espacio, un cuerpo que puede comer, pero nunca necesitar comer. Un cuerpo que puede volar y moverse de un lugar a otro de manera libre, un cuerpo sin edad, sin límites de tiempo, un cuerpo que existe en un presente eterno de gozo y paz, que no conoce pasado, y no conoce futuro, sino simplemente un momento eterno de paz y gozo.
Un cuerpo exaltado para ser capaz de hacer todo lo que Dios diseñó que el hombre hiciera, y mucho más allá de lo que podemos imaginar, un cuerpo totalmente feliz, totalmente contento, totalmente en paz, totalmente satisfecho en dónde no hay dolor, no hay lágrimas, ni tristeza, ni lloro, ni muerte, un cuerpo de esplendor, descrito como refulgente, como transparente, como brillando como la luna y las estrellas, como el brillo del cielo, como el sol en su fuerza, y como el Señor Jesucristo en gloria completa de resurrección. Esta es una promesa sorprendente y asombrosa. R E S U C I T A R E M O S.
Ahora, eso nos lleva al párrafo final glorioso, y eso será lo que sigue para nosotros. Entraremos a detalle en eso, para hablar del acontecimiento que leímos que produce esta resurrección gloriosa. Padre, te damos gracias de nuevo por la oportunidad de congregarnos en esta noche y celebrar el amarte a Ti, el servirte, el congregarnos para adorarte en comunión unos con otros, simplemente estamos abrumados por la grandeza de Tu promesa. Esto es simplemente asombroso para nosotros, no solo no vamos simplemente a pudrirnos en una tumba, ni vamos a ser resucitados para condenación eterna, porque te pertenecemos. Todo eso está preparado para nosotros, no porque lo merecemos. No lo merecemos. No porque nos lo ganamos. No los lo ganamos. Si no porque Tú nos has amado con amor soberano y de gracia.
Te agradecemos Señor por una promesa tan asombrosa para pecadores indignos. Haznos agradecidos, y que esa gratitud sea demostrada porque vivimos todo momento para traer gratitud a Ti, por una promesa eterna tan sorprendente. Bendecimos Tu nombre. No somos dignos. Ayúdanos a ser fieles y a vivir con gozo sin importar lo que esta vida traiga, sabiendo lo que está por venir. Estando dispuestos a llevar cualquier sufrimiento aquí, por el peso eterno de gloria, la herencia apartada para nosotros en Tu presencia.
Y te bendecimos y te agradecemos en el nombre de Cristo. Amén.
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