Gracias a todos por acompañarnos por un día para hablar del estado de la iglesia. Y en cierta manera vamos a cerrarlo. Gracias a Steve por una gran palabra de Filipenses 4. Tan alentador tener la confianza de que podemos hacer las cosas que Dios nos ha llamado a hacer y saber que Su fortaleza nos sostendrá y nos apoyará. Agradezco profundamente eso. En esta sesión final, solo les voy a hablar un poquito, se me ha pedido hacer eso. Con frecuencia se me pregunta de asuntos de liderazgo, liderazgo espiritual, liderazgo en la vida, y ocasionalmente lo pienso en maneras frescas. Y eso en cierta manera lo que ha estado pasando aquí en las últimas semanas, entonces se me pidió si podía compartir algunas de estas cosas con ustedes que pudieran serles útiles. Entonces esto solo sería en cierta manera una pequeña perspectiva personal y plática personal de liderazgo.
Obviamente todos estamos en la posición de ser líderes si estamos en algún tipo de ministerio. Y el liderazgo es básicamente definido como influencia, y debe ser definido como influencia buena. Los líderes influyen a la gente para bien. Las influencian por lo que enseñan por la verdad, y las influencias, por ejemplo. Y por eso Pablo le dijo a Timoteo que cuidara de sí mismo y de su doctrina. La influencia de su vida debe coincidir la enseñanza, ¿verdad? Eso es integridad. Eso es totalidad. Eso es ser una persona, no un hipócrita, sin duplicidad.
Entonces una vida de liderazgo es importante. Pero hay algunos elementos de liderazgo que me han impactado recientemente que quizás solo espero que sean un poco útiles para ustedes hoy. Y lo que motivó todo esto fue ver al expresidente, Donald Trump, salir de la Casa Blanca; y me impactó que hubieron algunas lecciones profundas, en cierta manera en alta definición, de liderazgo que estaban presentándose al final de su presidencia. Esto no tienen nada que ver con su política o sus puntos de vista económico o su éxito en hacer las cosas. Pero hubieron algunas realidades fuertes conforme veía el final de la presidencia de Trump y lo vi salir, esencialmente solo.
Hubo poco apoyo a su favor. Incluso su vicepresidente, quien no podía irse porque era una persona elegida, en el discurso de despedida dio su discurso y nunca mencionó el nombre del presidente una vez. Fue una separación interesante, una separación intencional de esa relación que había existido por cuatro años. Y usted se hace la pregunta, ¿cómo es que alguien con ese tipo de influencia, ese tipo de poder, ese tipo de potencial, ese tipo de recursos, esa cantidad de personas, termina solo? Y hay algunas lecciones profundas de liderazgo que aprender de eso, y más allá de eso, son, en un sentido, universales.
Y pensé que quizás simplemente las podría compartir con ustedes porque creo que podrían ayudarles. Le pregunté a nuestros alumnos del seminario hace un par de semanas atrás si podían decirme cuál es el camino más rápido para el fracaso en el liderazgo, el camino más rápido para llegar al fracaso en el liderazgo. Y usted podría debatir si esto es primero o segundo o tercero; pero en mi mente, este es el camino rápido para fracasar como un líder—fuera de algún problema moral épico. Pero en el mundo, eso quizás no sea un problema en absoluto, como bien sabemos en el mundo secular.
Pero el camino más rápido al fracaso en el liderazgo es un tipo de conducta en particular, y se los voy a dar y después ver si lo puedo explicar, es atribuirse el mérito por cosas que usted no hizo, atribuirse el mérito por cosas que usted no hizo. Esta es una expresión de soberbia que es destructiva para lo que más necesita usted. Y lo que más necesita usted es ayuda, ¿verdad? Cuando usted ve al presidente, y se da cuenta de que por cuatro años hubo una puerta giratoria de personas pasando por su gabinete, pasando por la Casa Blanca, cada vez que usted se voltea, y veía las noticias alguien estaba renunciando, alguien estaba yéndose, y alguien estaba viniendo. Y la gente simplemente pasó a un paso más rápido de lo que yo había visto en cualquier otra experiencia presidencial.
¿Y cuál fue la razón de eso? En primer lugar, creo que está relacionado al hecho de que hubieron miles de personas trabajando entre bambalinas para lograr cosas que se estaban logrando; pero cada vez que el presidente tomaba un micrófono, hablaba de él, y hablaba de lo que él había alcanzado. Y cualquier persona que sabe algo sabe que probablemente las mejores ideas fueron probadas y practicadas en todo tipo de personas, y el trabajo en sí de reuniones y escribir e interactuar y discutir y debatir y hacer todo lo que puede hacer para alcanzar algo fue realizado por una fuerza enorme de personas. Pero cuando el micrófono estaba en su mano, siempre hablaba de él. Eso es muy destructivo para la formación de un equipo. En primer lugar, la gente descubre de inmediato que usted no dice la verdad, y esto es devastador para alguna esperanza de formar un equipo. Y simplemente moviendo, pasando al ministerio, usted no puede hacer eso en el ministerio porque está demostrando una falta de integridad.
De nuevo, permítame tan solo reiterar. Esta es la manera más rápida de perder su credibilidad: atribuirse el mérito por cosas que usted no hizo. Y es siempre una tentación porque los líderes quieren ser exitosos, y quieren ser admirados, y entonces esta es una tentación muy fuerte. Vimos al presidente hacerlo. Y, por cierto, sea cual sea el término que pueda usar, los narcisistas siempre hacen esto. Y es incurable, es incurable. Es algo que está arraigado tan profundamente en su necesidad de ser la persona más importante que rara vez, si llega a pasar, puede ser contrarrestado. Entonces usted ve a un narcisista literalmente haciéndose salir por la puerta solo, antes de que él cambie esta tendencia tan fuerte.
Lo que sucede cuando usted se atribuye el mérito por cosas que otras personas hicieron es, en primer lugar, que saben que usted no está diciendo la verdad. En segundo lugar, se desaniman porque están haciendo el trabajo—no es que la gente necesita ser levantada, simplemente necesita honestidad, y necesita gratitud. Usted se ayudaría mucho si enfoca todo su estilo de liderazgo en atribuirle todo el mérito a otras personas. No necesita atribuirse el mérito por nada, porque como ya está en liderazgo, ya tiene un perfil que es visible, y eso es suficiente para que su soberbia lo enfrente sin que usted lo mejore al atribuirse el mérito por cosas que no hizo, y como consecuencia aplastar a la gente debajo de usted que está trabajando duro y pensando que usted no está diciendo la verdad. Y al principio están decepcionados, después están desanimados, después están enojados, después se van.
Usted ve eso incluso en un ministerio en donde hay un movimiento de personal enorme, gente que llega porque tiene alguna compatibilidad ideológica o teológica, y antes de mucho tiempo desaparecen en la oscuridad con el último grupo de personas que estuvo ahí por un corto período de tiempo. Esto crea un tremendo resentimiento interno, y aísla al líder en un mundo de fantasía. La honestidad obviamente es una virtud, y decir mentiras es un pecado. Pero protegerlo para que se vea cómo usted se atribuye el mérito cuando realmente no merece el mérito es un camino rápido al fracaso. Yo iría todavía más lejos y diría que incluso si merece el mérito, no se lo atribuya. Desvíe todo eso para que la gente piense que usted está ahí para elevarlos, y levantarlos, y mostrarles honor.
He visto a mucha gente así a lo largo de mis años, gente que desesperadamente necesita ser importante, sea que se sienta inferior o se sienta superior, lo que sea, una es una especie de soberbia por el frente y la otra es una especie de soberbia por atrás. Ellos quieren asegurarse de que todo mundo les atribuya el mérito por todo lo que se logra. Resista esa tentación fea, y usted formará un equipo que durará mucho, mucho tiempo. Es básicamente Filipenses, ¿no es cierto? “No mirando por lo suyo propio sino por las cosas de otros. Considere a otros mejores que usted”. Desvíe constantemente todos los reconocimientos a la gente que lo rodea por el bien de usted y el bien de ellos. No se atribuya el mérito por cosas que usted no hizo.
Esto fue tan palpable en los cuatro años de ver al presidente que fue inequívoco y explica por qué la gente no podía sobrevivir en ese ambiente—porque pedir tanto de ellos a ese nivel, trabajando así de duro, y después usurpar el mérito que ellos merecen era más de lo que la gente podía enfrentar. Si usted quiere relaciones a largo plazo, entonces esto es importante. Si usted quiere amistades a largo plazo, un equipo a largo plazo apoyando el ministerio que usted hace, tienen que pensar que usted los necesita, que usted no puede sobrevivir sin ellos—y esa es la verdad. Entonces eso es lo primero que realmente fue, evidente, obvio, en la degradación del presidente a lo largo de un período de cuatro años: esa puerta giratoria de personas, que básicamente fueron reconocidas cuando entraban y perseguidas cuando salían.
Lo segundo que observé en el presidente—y esta es otra cosa, y en cierta manera quiero darle un giro a este punto y hablar de esto en un sentido espiritual—pero la segunda manera más rápida de fracasar en el liderazgo es la incapacidad de aceptar lo inevitable, la incapacidad de aceptar lo inevitable. Hay ciertas cosas que usted enfrenta en el liderazgo que son inevitables. Una de ellas es que usted pierde una elección. Pero la gente narcisista ni siquiera puede aceptar lo inevitable. Y lo que quedó de los vestigios de la gente que rodeaba al presidente fue que lo que fuera de energía y talento que quedó, todos se unieron en un esfuerzo sin esperanza en absoluto por anular una elección nacional. Entonces la gente fue usada para levantar al hombre, y después volvió a ser usada para tratar de anular lo inevitable. Y eventualmente esas personas se cansaron muy rápido y comenzaron a desaparecer, y al final no quedó nadie.
Hay características de la vida que usted no puede controlar. Los ególatras no pueden enfrentar lo inevitable; quieren cambiar lo inevitable. No están dispuestos a aceptar lo inevitable. Quieren anular lo inevitable. Quieren usar y abusar a toda persona que puedan, para ayudarles a hacer lo que no puede ser hecho. Son un obstáculo para lo que obviamente está pasando. Esto es mortal para el liderazgo. Usted no puede pelear lo inevitable.
Ahora permítame, como dije, darle un giro hacia el reino. Como creyente, obviamente, y como cristiano, como uno que representa a Cristo, usted debe reconocer al resto de la gente, y usted debe ser verdaderamente y genuinamente humilde. Y, en segundo lugar, usted debe aprender a aceptar la providencia. Entonces simplemente cambiemos LO INEVITABLE por providencia. Usted debe ser capaz de aceptar la providencia. Lo que quiero decir con eso es que usted necesita estar en el flujo de lo que Dios está haciendo evidentemente: el desarrollo de la providencia divina.
Hay gente que tienen egos tan grandes en el ministerio que no pueden hacer eso. No pueden aceptar, por ejemplo, su lugar. No pueden aceptar a la gente con la que el Señor los ha rodeado. Piensan que, si tuvieran un lugar diferente, si tuvieran personas diferentes, podrían lograr lo que su ambición desea. Y entonces frustran a toda la gente que los rodea. Se vuelven insistentes y egoístas, sin poder reconocer lo que Dios está haciendo en el momento. Comienzan a ir contra la voluntad de Dios, y la gente fiel se confunde.
Permítame hablar un poco más de la providencia sin entrar en todo tipo de definiciones. La providencia es Dios operando, ¿verdad? Simplemente es Dios operando. Y estoy convencido de que la Biblia enseña que Dios está operando en todo, y nada pasa fuera de Su voluntad. Todo lo que ocurre está dentro del marco del propósito de Dios para cumplir Sus propios fines. Un milagro es cuando Dios suspende la ley natural e inyecta algo sobrenatural. La providencia es cuando Dios toma todo tipo de cosas naturales, millones de ellas, y eventos desconectados, y los une para crear exactamente lo que quiere sin violar la ley natural o la acción humana.
Este es un milagro más grande que un milagro. Que Dios detenga el flujo natural e inyecte algo sobrenatural es un acto unidimensional por parte de Dios. Que Dios haga que Su propia voluntad sea cumplida como resultado de millones de detalles independientes es un milagro más allá de la comprensión. Pero así es exactamente como Él opera el universo entero.
Ahora he oído a personas decir, Bueno, no quiero creer eso. No me gusta el calvinismo; no me gusta la soberanía divina que quita nuestra voluntad. De hecho, la verdad es que la doctrina más consoladora de todas es la soberanía divina, ¿verdad? Digo, no quiero vivir en un mundo en el que Dios no está a cargo; ese es un mundo aterrador, horripilante.
Cuando hablo con la gente acerca de la soberanía de Dios, no necesariamente hablo de la doctrina de la elección, hablo de la providencia. Una cosa es llegar a creer que Dios escoge quién será salvo, eso es absolutamente verdad. Es mucho más vasto llegar a la conclusión de que todo lo que pasa en el universo encaja perfectamente en Su voluntad. Ese es un concepto masivo, masivo. Pero es la realidad que le da a usted consuelo en cualquier punto en la vida.
De nuevo, no quiero vivir en un mundo en el que Dios no está a cargo, en el que Él está ajustándose conforme avanza y tratar de que lo absurdo tenga sentido. Entonces sea lo que sea que esté pasando en su ministerio, entienda que usted está en donde está, fuera de su pecado y su insensatez, usted está donde está porque ahí es donde Dios lo puso a usted, y hay un trabajo qué hacer. Hay un flujo si usted acepta la providencia en la que usted existe.
¿Qué está haciendo el Señor a su alrededor? ¿Quién le ha dado a usted para que le ayude? ¿Qué tipo de apoyo le ha dado a usted? ¿Qué tipo de instalaciones le ha dado a usted? ¿Qué tipo de recursos financieros le ha dado a usted? Y vea lo que el Señor está haciendo mediante esos regalos y provisiones que Él en Su gracia da.
Y yo me atrevería a decir, simplemente como una nota personal, que, no sé, noventa y nueve por ciento de mi vida es un resultado de la providencia de Dios, y el otro uno por ciento es algo que yo planeé. Es así de extremo. Básicamente tengo un plan en mente, y es prepararme para el domingo próximo y servir a la gente que Dios me da. Nunca he estado preocupado por la gente que no está aquí; estoy preocupado por la administración de la gente que está aquí, sea la congregación o sean aquellos que sirven juntos como líderes en la iglesia.
Entonces me siento como que he vivido, me siento como que he estado en una ola de providencia durante 52 años aquí. E incluso antes, y es una realidad diaria. Cada día de mi vida, hay algo que pasa en mi vida que no es milagroso—pero es inexplicable fuera de la soberanía divina. Las cosas se unen, las cosas se combinan en maneras que son sorprendentes. No necesito ninguna libertad que pueda imaginar que tuviera un resultado mejor que la providencia divina, porque eso no es posible. No quiero planear mi vida, solo quiero descubrir lo que Dios está haciendo y meterme en el flujo de eso. Yo estoy más que feliz por ser controlado por Dios, y rendir cualquier libertad que tengo, porque eso solo tendría un resultado terrible. Yo digo esto ocasionalmente: incluso tan simple como la salvación; si pudiera perder mi salvación, la perdería. Si yo estuviera a cargo de mi vida, sería un desastre absoluto.
Entonces creo que tiene usted que llegar al punto en su vida, como líder, en el que acepta de manera completa donde está usted. No significa que usted no pueda tener un cambio que viene en el futuro; el Señor puede escoger hacer eso en Su providencia. Pero el descontento no es una opción, ¿verdad? En el estado en el que esté, debe estar, ¿qué? contento, satisfecho. Como usted sabe vimos a un presidente que trató de desenroscar lo inescrutable, de revertir lo inevitable porque no podía enfrentarse a eso.
Usted no puede cambiar la providencia; Dios tiene un flujo de historia redentora. A usted le debe encantar la providencia. Y los tiempos más instructivos de la providencia son los dolorosos. Pablo ora, “Realmente nunca soy más fuera que cuando soy, ¿qué? cuando soy débil, Segunda de Corintios 12. Él descubrió que su utilidad era más eficaz cuando no tuvo confianza en su propia fortaleza.
Si se me hace una pregunta más que cualquier otra pregunta, es esta: “Si pudieras regresar en tu vida, ¿qué cambiarías?” Y mi respuesta a eso es que pecaría menos, y amaría más. Pero fuera de eso no cambiaría nada, no estoy a cargo. “Bueno, ¿qué hay acerca de los tiempos difíciles?” No cambiaría esos tiempos porque Dios los ordenó. “¿Qué hay acerca de los buenos tiempos?” No los cambiaría. Cambiar la providencia, ¿estás bromeando? ¿Regresar y escribir mi propia historia para mí, cuando estoy viviendo la historia que Dios ha escrito para mí? Me encanta la providencia. Y como dije, los tiempos más instructivos en donde la mano de Dios es descubierta con mayor poder y eficacia es en el dolor de las pruebas que algunas veces se ven como si usted no puede encontrar una salida.
Es fácil estar insatisfecho, descontento, pero permítame darle un principio para que lo piense. Si usted duda de la dirección de Dios en el pasado, si usted duda de la providencia de Dios en el pasado, usted teme el futuro. A menos de que usted pueda aceptar el hecho de que la providencia de Dios en el pasado fue exactamente lo que era correcto y necesario, usted tiene razón de temer el futuro. Si a usted no le gusta el pasado, si usted no cree que Dios fue justo con usted o le dio lo que usted deseaba, si Dios falló en el pasado, entonces va a tener problemas confiando en Él en el futuro. Pero si usted confía en la mano de Dios en el pasado, entonces usted no tiene temor para el futuro.
Esto es presentado una y otra y otra vez en los salmos, en donde el salmista está en alguna circunstancia terrible y clama a Dios acerca de esa circunstancia, y sin que la circunstancia jamás cambie termina alabando a Dios. Y él demuestra el dilema del dolor y el sufrimiento, pero termina en alabanza porque confía en el Dios que lo ha guiado en el pasado y lo guiará en el futuro. Esa es la razón por la que los salmos están tan llenos de historia de lo que Dios hizo en el pasado. Simplemente es una y otra vez recitando lo que Dios hizo en el pasado, y lo que hizo en el pasado, como libró a Su pueblo en el pasado.
Hay un versículo que me viene a la mente. Al final de Josué, cerca del final de Josué, 23:14, “Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas”. Esa es la manera de terminar su vida, y decir, “Ninguna palabra que habló Dios ha faltado en mi vida”. Ese es Josué al final de su vida, mirando atrás y diciendo, “Nada que cambiar. Dios fue fiel”.
Entender la providencia es el corazón de la adoración. Entonces permítame hablar de eso solo un poco. Entender la providencia es el corazón de la adoración. La adoración no tiene que ver con la música, la adoración es—escuche con cuidado—meditar en la providencia. La adoración es meditar en la providencia. En otras palabras, la adoración es repetir en su mente quién es Dios y lo que Él ha hecho; eso es adoración. Eso está por toda la Palabra de Dios. Le voy a dar una ilustración.
Todos los salmos son una ilustración, pero la canción de Moisés en Éxodo 15: “Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente”—esto es adoración. “Medita en la naturaleza de Dios y Su obra. Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente, ha echado en el mar al caballo y al jinete”. Entonces ¿de qué trata la Canción de Moisés? De recordar que se ahogó el ejército de Faraón. Es meditar en la providencia y alabar a Dios por el pasado.
“Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo. Los abismos los cubrieron”—y entra en todo este detalle. Esto es la adoración: es repetir la providencia divina, la naturaleza de Dios y la obra de Dios.
Esa canción que es cantada por Moisés y los hijos de Israel llega a un crescendo, versículo 13: “Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; lo llevaste con tu poder a tu santa morada”. Tú estás guiando a Tu pueblo. Esto es lo que celebramos. Y una y otra vez en los salmos, eso es presentado. Simplemente piense en el Salmo 23, me vino a la mente: “Jehová es mi pastor, nada me faltará.” Hay un sentido interesante de confianza ahí. Jehová es mi pastor, ¿cuál es la siguiente frase? Nada me faltará. ¿Por qué? ¿Por qué dices eso? ¿Qué provisión tienes para el futuro que es así de segura? Bueno la respuesta a eso es la provisión del cuidado de Dios para usted en el pasado.
Jehová es mi pastor, nada me faltará. “En lugares de” ¿qué? “delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma”. Esa es mi experiencia actual. Después él dice, “Ciertamente el bien y la misericordia,” ¿qué? “Me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”. Entonces su confianza en el futuro está basada en la providencia actual de Dios en su vida. La providencia pasada, presente es lo que hace que usted confíe en que tendrá bondad y misericordia siguiéndolo todos los días de su vida.
La comunión más dulce con Dios es la repetición de todo lo que Dios ha hecho. Y usted puede comenzar con el principio del Antiguo Testamento, y puede pasar por todo el Antiguo Testamento, y puede pasar por los salmos y los profetas y la historia de Israel y todo lo que Dios ha hecho; y usted no ha terminado aún con la providencia. Después puede ir al Nuevo Testamento y pasar por todas las revelaciones de Dios en el Nuevo Testamento, y la providencia de Dios trayendo al Hijo de Dios al mundo, el evangelio siendo predicado, iglesias siendo establecidas, y hasta el triunfo y el libro de Apocalipsis, y lo que todavía está por venir. Y la confianza que usted tiene en lo que está por venir depende del hecho de que Dios ha ordenado cada paso en toda la historia.
Entonces la providencia es esa comunión dulce que básicamente dice, “He visto la mano de Dios operando en la Escritura”. Pero no se detiene ahí. Después de eso puede ver la mano de Dios en la historia de la iglesia. Una de las razones para estudiar la historia de la iglesia, una de las razones para estar cautivado por grandes predicadores y grandes líderes espirituales a lo largo de la historia de la iglesia es ver la providencia de Dios desarrollándose en sus vidas. Lea las biografías. Lea las biografías de Steve de estos hombres sobresalientes, que realmente fueron regalos de la providencia divina; todo tipo de cosas uniéndose para traerlos al punto en el que Dios los usó de una manera tan poderosa. Y hubieron muchas luces menores, lo mismo.
Incluso conforme usted pasa por la historia de la iglesia, usted está viendo la providencia redentora de Dios desarrollándose. Y después usted llega a su propia vida, y usted mira atrás y usted ve como Dios lo ha guiado en cada paso del camino. Y así es como usted asegura su esperanza para el futuro, al saber que Dios ha ordenado todo en el pasado. Entonces la adoración es esa comunión dulce en la que medito en la naturaleza de Dios y en la obra de Dios desarrollándose en la providencia y le agradezco a Él por ambas.
Una de las razones por las que aquí nos gusta cantar himnos es porque los himnos tienen versículos. No necesariamente queremos cantar el mismo coro pequeño una y otra y otra y otra vez, queremos algo de historia en nuestros himnos, ¿verdad? Queremos algo de historia redentora en nuestros himnos. Queremos algunos atributos de Dios y de Cristo y el Espíritu Santo y la Palabra de Dios en nuestros himnos, porque esto es meditar en atributos divinos e historia divina y providencia divina. Hay una palabra hebrea en el Antiguo Testamento, ZAKAR, y es “recuerda”, “recuerda”.
A la cultura de la cancelación le gustaría que usted olvidara el pasado. Nuestra cultura está metida en eso porque temen que la verdad salga arrastrándose de la tumba y moleste su pecado. Pero para los creyentes, amamos el pasado porque eso es providencia redentora. Entonces recordamos, recordamos. Cantamos los himnos que los creyentes estaban cantando hace 500 años, y todos estamos recordando la misma historia redentora.
Usted no ha adorado a Dios al tener algún tipo de emoción. Usted ha adorado a Dios cuando usted, con conocimiento y con entendimiento, pasa por Sus atributos como son revelados en la Escritura y pasa por los actos de Su providencia en la historia redentora y hasta llegar a su propia vida y lo que Él ha hecho por usted. Y busque diariamente el desarrollo de la providencia. Mantenga sus ojos abiertos, conecte los puntos con lo que está pasando en su vida. Vea la guía sorprendente del Espíritu de Dios que se desarrolla frente sus ojos mismos.
Entonces en el liderazgo, simplemente, usted puede pensar en estas cosas mucho más allá de lo que he dicho, pero usted comienza al asegurarse, como líder, que le da todo el reconocimiento y todo el aliento a la gente que sirve fielmente a su alrededor. No tome nada para usted, ciertamente no se atribuya el mérito por cosas que alguien más hizo. Y, en segundo lugar, aprenda a aceptar lo inevitable; o en el caso de los creyentes, a aceptar la providencia: ¿Qué está haciendo Dios? ¿A quién ha colocado a su alrededor? ¿A quién le ha dado a usted? ¿Y cómo puede usted aprovechar al máximo los instrumentos que tiene, las herramientas, los recursos que tiene? Porque son los que Dios le ha dado a usted. Algunos de ellos van a ser una bendición para usted, y algunos de ellos van a ser un dolor para usted. Pero todo eso es parte de la providencia de Dios desarrollándose. Y a lo largo de los años, he aprendido en estos muchos años que Dios me ha enseñado las lecciones más vívidas en los tiempos más difíciles. Usted acepta la providencia, pero tiene que pelear por lo que es correcto al mismo tiempo, pero lo tiene que hacer con sabiduría.
Solo dos cosas más que mencionarle. La tercera cosa y muy obvia, y no necesito decir mucho de ella, pero el tercer camino rápido al fracaso en el liderazgo es el pecado. Y no necesitamos decir mucho de eso. Vemos eso frente a nuestros ojos mismos todo el tiempo, conforme los ministros son exhibidos por sus transgresiones. Vivimos en un mundo difícil, si usted va a vivir una vida doble, porque hay tantas personas que están buscando sus fallas y están dispuestas a explotarlas. Usted tiene que comenzar con una consciencia limpia, 2 de Corintios 1:12, y tiene que mostrar virtud en su vida para que la gente glorifique a Dios en el día de la visitación, como Pedro dijo. Con frecuencia he pensado que, si no fuera por Jesús, no creo que podría venderle el cristianismo a nadie en esta cultura, porque hay tantos agentes que decepcionan que representan, o dicen que representan, a Jesús.
Entonces sabemos del asunto del pecado, “Guarda tu corazón”. Pero quiero concluir solo con otro pensamiento en el que puede pensar, y eso es compromiso, compromiso. Puedo estarlo viendo desde un punto de vista un poco diferente. El recurso que es de mayor valor para usted en el liderazgo es la confianza, respeto y confianza. Pero lo que eso significa para la gente es que usted continúa siendo lo que ellos piensan que es usted, ¿muy bien? Usted los gana por sus convicciones. Usted les enseña, usted vive esas convicciones frente a ellos, y usted gana a esas personas porque confían en usted y lo respetan.
No puedo, no puedo enfatizar eso demasiado—particularmente la confianza, y el respeto es parte de la confianza. Y lo que eso significa es que usted—y toma tiempo desarrollar eso. Conforme usted enseña, predica, vive, platica con la gente, tiene una plática casual, ellos comienzan a desarrollar una actitud hacia usted; ellos comienzan a conocerlo a usted. Y si la piedad y la virtud y la verdad salen, y usted tiene estas convicciones, esta convicción, esta convicción, esta convicción, no se va a ganar a todo mundo. Pero la gente que es atraída por esas mismas convicciones se va a identificar con usted, y van a confiar en usted, van a confiar en usted. Y toma mucho tiempo desarrollar esa confianza. Y una vez que usted la tiene, es el elemento más preciado que usted va a tener, y es una razón por la que ayuda quedarse en un lugar por mucho tiempo para que usted desarrolle esa confianza.
Cuando, por alguna razón inexplicable para esas personas que ahora confían en usted, usted dice algo o hace algo que es inconsistente con lo que pensaban de usted, esta es una falla épica. Esta es una falla épica porque ahora no saben si pueden confiar en usted. Por ejemplo, usted da un sermón contra la homosexualidad en algún punto en su vida, como un líder recientemente lo hizo, un pastor; y después varios años después, usted va a la Catedral Nacional y usted es un orador invitado ahí, y la comunidad LGBT está indignada porque se enteran de que usted dio ese sermón 15 años antes contra la homosexualidad.
Y cuando usted es confrontado con eso, usted se disculpa. Usted se disculpa por dar el sermón de la homosexualidad porque la comunidad LGBT está ofendida. Lo que acaba usted de hacer es hacer que toda la gente que confiaba en usted deje de confiar en usted. Esto trae una pregunta seria en la mente de ellos, acerca de la valentía, acerca de la convicción. Y usted nunca va a poder superar eso; usted no va a vivir suficiente tiempo como para comenzar otra vez y ganarse la confianza a ese nivel.
He tenido esta plática con algunos pastores muy prominentes, en donde de hecho he dicho, “No puedes hacer eso. No puedes decir eso. No puedes estar con esas personas porque mandas mensajes totalmente confusos a personas que pensaban que tenías ciertas convicciones; y ahora traicionas esas convicciones”.
Proteja su integridad. Proteja su integridad. Se necesita valentía porque hay presión que viene. Pero el valor más grande que usted tiene en el ministerio es su integridad—que usted es lo que la gente piensa que es, y se enganchan a eso. Y si eso se queda igual durante toda la vida de su ministerio, usted acumula a un grupo de personas de valor, que no tiene precio que lo respaldan a usted, lo apoyan, lo sustentan, lo aman y creen en usted.
Usted no puede hacer algún tipo de cambio grande, usted realmente no puede sin perder a sus seguidores de confianza. Si usted avanza y se identifica como un evangélico, y de pronto decide que va a cambiar, acaba de perder a la gente que pensaba que usted creía como usted decía que creía, y ahora no están seguros. Y la parte mala de eso es que los perdió; y después se fue a este lado, y ellos no están satisfechos con el hecho de que no ha ido más lejos con el asunto. Y es muy difícil ganar la aceptación completa de esa multitud porque usted no está siendo cuidadoso en cada detalle. Usted literalmente puede ir de que confíen en usted, a que desconfíen de usted a un nivel amplio.
Proteja su integridad. Podría ser difícil decir que usted cree algo, pero si eso es lo que usted cree, tiene que decirlo. ¿Qué dice Pablo en 2 de Corintios 4? Creí, por lo cual hablé. Eso es integridad. Creí, por lo cual hablé—y eso es lo que creo. Y si la gente puede estar segura por un largo período de tiempo de que usted no se desvía de eso, esa confianza no tiene precio en absoluto. No tiene precio en absoluto. Le da a usted longevidad, y la longevidad está relacionada a la influencia. Después su vida no es algún tipo de explosión corta que afectó a unas cuantas personas, sino que es una influencia de largo alcance. Proteja su integridad.
Proteja sus convicciones. Si usted enseña y cree las cosas que están en la Palabra de Dios, y usted ha tenido la suficiente valentía como para decirlas, siga diciéndolas. Me acuerdo que tuve una plática con Larry King acerca del Señor y el evangelio, y él sabía lo que yo creía porque hablamos de eso mucho. Y él dijo, “Bueno voy a estar bien.” Yo dije, “¿En serio? ¿Qué quieres decir con que estás bien?” Él dijo, “Voy a estar bien. Voy a llegar al cielo.” Yo dije, “Bueno, ¿qué te hace decir eso, Larry?” Él dijo, “Bueno un evangelista famoso me dijo que voy a estar bien por soy judío.”
Usted puede predicar el evangelio hasta que se queda sin aliento, desde un estrado o desde un púlpito en un estadio; pero no es posible que le pueda decir a un judío no convertido, agnóstico que debido a que es judío va irse al cielo, y tener algo de integridad. Ahí es donde está la prueba de sus convicciones: cuando la presión pueda estar presente y usted no quiere ofender a alguien, y usted suaviza el mensaje, o dice algo que no es verdad. Nunca olvidé esa plática. De todas las pláticas que tuve con él, Larry King, esa es la que más recuerdo, “Voy a estar bien porque tal y tal me dijo que estoy bien porque soy judío”.
Si usted quiere un impacto duradero en la gente, usted no puede traicionar sus expectativas, las expectativas de ellos, sin importar la presión que usted enfrente. Pero al mismo tiempo, usted jamás debe estar en una posición, realmente, en donde usted se ve tentado a cambiar algo. Entonces esa es la razón por la que necesita venir al Master´s Seminary, para que lo entienda bien desde el principio. Digo, usted debe establecer el cimiento correctamente— estoy bromeando. Pero debe establecer bien el cimiento, para que no tenga que reescribir su teología a la mitad de su vida. ¿Por qué enseñamos teología en el seminario? Porque usted necesita conocer el panorama completo, general como también los detalles. Y usted no puede desarrollar su teología porque ya está predicando. Y si no tiene una teología y está predicando, puede irse por el camino equivocado con mucha facilidad. La teología da el marco, construye cercas dentro de las cuales se queda.
La confianza no tiene precio. Le puedo decir, como alguien en este fin de la línea, lo que veo en este punto en mi vida es a gente que cree en el ministerio de esta iglesia, y han estado aquí por suficiente tiempo como para confiar en su amor por la iglesia, en su amor por sus líderes y su ofrenda generosa. Dan aquí como si no hubiera mañana. Dan con tal generosidad que es impresionante—porque el nivel de confianza es tan alto.
Cuando usted está tratando con donadores a un seminario o una universidad que están haciendo compromisos con sus patrimonios y testamentos y todo eso, todos quieren saber lo mismo: ¿Qué vas a hacer en el futuro? ¿Qué va a pasar en el futuro? Y si ven un patrón de confianza—teología digna de confianza, vida digna de confianza, fidelidad que honra a Cristo, fidelidad que honra a Dios—eso asegura el futuro. No piense que puede hacer una corrección a la mitad del proceso y desviarse en alguna zona no bíblica y no sacrificar la confianza.
Entonces esas solo son las cosas que estaban en mi mente que compartí con el seminario, y simplemente se las di a ustedes. Entonces simplemente recordándoles lo que he dicho: Humíllese, y no se atribuya el mérito por cosas que otras personas hacen; reconozca a esas personas, anímelas. Usted viene cada día de su vida para servir a las personas que lo rodean. El trabajo de ellos no es levantarlo a usted; el trabajo de usted es levantarlos a ellos. Lea la providencia de Dios conforme se desarrolla, y se desarrolla donde usted está, y con quien está usted, y los recursos que usted tiene.
Y esté agradecido porque usted está donde Dios quiere que esté y usted está en el flujo de Su providencia. Mantenga su corazón puro, y no traicione las cosas mismas que han hecho que la gente confíe en usted. No se desvíe en alguna dirección teológicamente que hará que la gente se pregunte si realmente cree lo que usted cree. Cuando la gente se confunde acerca de un líder cristiano, ellos pierden su lealtad. Y no es que usted necesita lealtad a usted, sino que necesita lealtad a la verdad, y entonces tiene que ser fiel a ella.
Bueno eso es, simplemente son reflexiones de MacArthur, un poquito. Gracias a todos por sintonizar esta transmisión en vivo de la conferencia que no es conferencia de pastores. ¿Los que están aquí recibieron una Biblia estándar de legado? Eso fue bastante sorprendente porque solo llegaron hoy. Sí, van a disfrutar eso. Gracias al Dr. Lawson por alentarnos, y a todas las personas que están aquí que les ayudaron a ustedes. Y vamos a orar por ustedes; ustedes sigan orando por nosotros.
Y de nuevo, abra su iglesia. Sea valiente, abra su iglesia. El mundo necesita desesperadamente oír de usted, no necesita oír de muchas iglesias, pero necesita oír de usted. Entonces abra su iglesia, y llame a su congregación de regreso, y sea paciente y amoroso con ellos conforme se ajustan a estar juntos si no lo han hecho. No van a poder cerrarnos a todos. Y si empieza una oleada, va a ser imposible que nos enfrenten a todos. Entonces únase al grupo de santos y predicadores valientes que está diciendo, “Vamos a congregarnos como iglesia.” ¿Se oye razonable eso? Entonces abra su iglesia, y predique fielmente la Palabra de Dios, ¿muy bien? Vamos a tener una palabra de oración juntos; hagamos eso.
Padre, te agradecemos por este tiempo que hemos disfrutado en Tu Palabra y en comunión. Y Señor, nos quedamos tan cortos de lo que quieres que seamos. Tan, tan lejos está la perfección de Cristo. Sin embargo, nos esforzamos por ser como Él: la meta, el premio, el supremo llamamiento de Cristo. Algún día seremos como Él, cuando lo veamos como Él es. Hasta entonces, deseamos ser como Él, pero nos quedamos tan cortos.
Señor, fortalécenos. Guarda a estos hombres. Purifica sus mentes y corazones. Dales entendimiento en Tu Palabra. Que la proclamen con gozo. Que estén satisfechos. Que acepten todos los recursos que los rodean en el lugar mismo en el que están, y encuentren el flujo de Tu providencia y se metan en él y se regocijen en un privilegio tan grande.
Gracias porque estás guiando a cada uno de nosotros en la dirección de Tu propósito. E incluso el dolor que sufrimos tiene una obra que perfecciona. Entonces Señor, úsanos para Tu gloria, más allá de lo que jamás podamos pedir o pensar, oramos en el nombre de Cristo. Amén.
Amén. Gracias.
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