Siento un profundo amor por la iglesia de nuestro Señor Jesucristo y por los pastores, además de un gran interés en que las iglesias se formen conforme a la voluntad de Dios. Cuando recuerdo las palabras del apóstol Pablo sobre el cuidado que debemos de tener con la iglesia que Cristo “ganó por su propia sangre” (Hch. 20:28), me hace reflexionar en la inmensa responsabilidad que esto implica.
Hay razones que explican la prosperidad espiritual de una iglesia y su crecimiento numérico. En esta nueva serie que hemos titulado: “Las señales de una iglesia eficaz”, estudiaremos algunos principios bíblicos que hacen parte de los ingredientes clave para una iglesia exitosa empezando con su liderazgo.
Líderes piadosos
Es imposible esperar recibir la bendición de Dios para una iglesia cuando no se ha buscado tener un liderazgo piadoso. Tienen que haber hombres y mujeres santos en posiciones de liderazgo en una iglesia; no hay nada que pueda sustituirlo. Pablo repitió a menudo que Cristo es la cabeza de la iglesia (1 Co. 11:3; Ef. 1:22; 4:15; 5:23; Col. 1:18). Como cabeza, Cristo quiere gobernar Su iglesia por medio de seguidores santos. Desafortunadamente, en ocasiones personas que no viven en santidad llegan a ocupar posiciones de liderazgo en la iglesia, donde no deberían estar.
Es sorprendente la manera en que muchas iglesias eligen a sus lideres. Escogen personas que son las más exitosas en los negocios, que tienen mucho que decir, y que cuentan con mucho dinero. Un pastor me confesó que uno de los problemas que él enfrentaba al trabajar con el concilio de su iglesia era que la mitad de ellos eran cristianos y la otra mitad no. ¡Ese es un problema serio porque Satanás y Cristo no cooperan!
Un hombre no debería ser líder en la iglesia solo por ser un empresario exitoso, por tener cualidades innatas de liderazgo o por ser un excelente vendedor. Lo que lo califica como líder es ser un hombre de Dios. Esa es la base de la eficacia en la iglesia.
Dios siempre ha transmitido Sus preceptos al mundo por medio de hombres piadosos. En el principio, lo hizo a través de Adán. Después de la caída, lo hizo por medio de la conciencia humana. Después del diluvio, fue a través del gobierno. Al final, Dios empezó a transmitir Sus normas por medio de los patriarcas, los jueces, y luego los reyes, los profetas y los sacerdotes. En el tiempo de los Evangelios, lo llevó a cabo por medio de Cristo. Y ahora, lo hace a través de la iglesia, cuyos líderes son representantes de Cristo Jesús en el mundo.
La santidad es la característica fundamental del liderazgo de la iglesia. Sin embargo, toma tiempo el desarrollar un liderazgo santo. A Dios le llevó cuarenta años lograr que Moisés fuera el líder que Él quería. Josué estuvo aprendiendo al lado de Moisés antes de que estuviera listo para dirigir a los israelitas y llevarlos a la Tierra Prometida. Fueron necesarios muchos años para preparar a Abraham y David. Ocupó tiempo el tener a Pedro, Felipe y Pablo listos para sus ministerios de gran alcance. Se necesita tiempo para formar a un hombre de Dios.
Cuando Timoteo ministró en Éfeso, él tenía allí la responsabilidad de llevar a la iglesia a la madurez espiritual. Él sabía que no podría hacerlo solo y que necesitaba contar con líderes piadosos. Una iglesia no debiera aceptar cualquier voluntario, sino que debe buscar hombres piadosos. Tito enfrentó el mismo reto en Creta, y Pablo le dio consejos similares. En sus epístolas pastorales, Pablo nos da un perfil de la clase de personas que deben dirigir la iglesia. Estos debían de cumplir con los siguientes requisitos:
- Ser irreprensible (1 Ti. 3:2). Los líderes tienen que ser intachables, que no tengan nada en sus vidas por lo que puedan ser reprendidos.
- Marido de una sola mujer (1 Ti. 3:2). Tienen que ser hombres de una sola mujer.
- Sobrio (1 Ti. 3:2). Tienen que ser espiritualmente estables, teniendo una perspectiva de la vida clara y bíblica.
- Prudente (1 Ti. 3:2). A veces esta palabra aparece traducida como “juicioso” o “sensato”. Se refiere a que conoce bien sus prioridades.
- Decoroso (1 Ti. 3:2). Los líderes tienen que ser personas respetables, tener una vida bien ordenada por la que son reconocidos y honrados.
- Hospedador (1 Ti. 3:2). Tienen que amar a los desconocidos, abrir sus puertas a los necesitados.
- Apto para enseñar (1 Ti. 3:2). Esta frase es la traducción de una sola palabra griega, didaktikos. Nunca se usaba para hablar del don de la enseñanza o de la posición de maestro. No está diciendo que el líder deba ser un gran maestro de la Biblia. Se refiere a que debe ser una persona dispuesta a aprender y capaz de comunicar la verdad bíblica a otros. La palabra no transmite tanto la dinámica de la enseñanza como su sensibilidad a otras personas. Enseña con un espíritu amable y manso.
- Dueño de sí mismo (Tit. 1:8). Los líderes no deben ser adictos al alcohol ni a drogas de ninguna clase. Deben tener dominio propio.
- No soberbio (Tit. 1:7). No deben ser egocéntricos. La iglesia no puede tener personas en el liderazgo que están solo interesadas en sí mismas. Lo más importante acerca de los líderes de iglesia es que ellos estén preocupados por el bienestar de las personas que pastorean.
- No iracundo (Tit. 1:7). Los que ocupan posiciones de liderazgo no pueden tener un temperamento imprevisible; deben ser pacientes.
- No pendenciero (Tit. 1:7). Esto significa literalmente que no es un “peleón”. Una iglesia no quiere a alguien en el liderazgo que resuelve los problemas con sus puños.
- Apacible (1 Ti. 3:3). Esta actitud corresponde con la reacción física anterior. Otras versiones lo traducen como “no contencioso”, lo que se refiere a que a esa persona le gusta competir y debatir.
- Amable (1 Ti. 3:3).
- No avaro (1 Ti. 3:3). Los líderes de iglesia deben estar libres del amor al dinero (pero eso no quiere decir que deben estar libres del dinero en sí).
- Que gobierne bien su casa (1 Ti. 3:4). Se requiere de los líderes de iglesia que sepan mantener a sus hijos bajo control, pero hacerlo con dignidad.
- Que tenga buen testimonio de los de afuera (1 Ti. 3:7). ¿Qué piensa el mundo de los líderes de iglesia? Al relacionarse con las personas no cristianas, su integridad debe irreprochable.
- Amante de lo bueno (Tit. 1:8).
- Justo (Tit. 1:8). Los líderes de iglesia tienen que ser imparciales, equitativos, ecuánimes.
- Santo (Tit. 1:8). Tienen que ser santos en su vida diaria.
- No un neófito (1 Ti. 3:6). Tienen que ser espiritualmente maduros.
Estos son los requisitos de los líderes de iglesia que encontramos en las Escrituras. Indican la clase de hombres que Dios busca y quiere para que dirijan Su iglesia. Si una iglesia no tiene personas que estén a la altura de los principios de Dios, habrá problemas desde el principio. De hecho, tener líderes cristianos es tan importante que cuando un anciano peca, tiene que ser reprendido delante de toda la congregación (1 Ti. 5:20). Por designio de Dios, las iglesias dependen de un fiel liderazgo para ser fuertes, saludables, productivas y fructíferas.
(Adaptado de El plan del Señor para la iglesia)